Publicamos Un documento auténtico de la Burguesía. Publicado en la Neue Rheinische Zeitung, nº. 187 del 5 de enero de 1849.
Colonia, 4 de enero. Es bien sabido que en ninguna parte reviste la caridad pública formas más nobles y más generosas que en Inglaterra, donde más desarrollada se halla la dominación de la burguesía. Las workhouses inglesas -que son, literalmente, establecimientos públicos en que la población obrera sobrante va vegetando a expensas de la sociedad burguesa- hermanan de una manera verdaderamente refinada la caridad a la venganza que la burguesía siente contra los menesterosos que se ven obligados a apelar a la caridad pública. No solo se alimenta a estos pobres diablos con la comida más mísera y más escasa, que apenas basta para su sustento y su reproducción física, sino que, además, se limita su actividad a un repugnante trabajo ficticio, improductivo, que embota su espíritu y su cuerpo, por ejemplo a mover los molinos para moler peidra. Y, para que estos desventurados se percaten bien de cuán grande es su crimen, conssitente en haberse convertido en materia gravosa para los llamados por el nacimiento a explotarlos, en vez de ser, como en el curso ordinario de la vida, materia explotable y lucrativa para la burguesía, a la manera como los barriles de aguardiente almacenados son materia gravosa para el tratante de alcohol; para que paren mientes en los imperdonable que es este delito, se les priva de todo lo que el más vil delincuente puede disfrutar, del trato con sus mujeros y sus hijos, de la conversación, del lenguaje, de todo. Y, sin embargo, incluso esta «cruel caridad» de la burguesía inglesa se basa, no precisamente en motivos emocionales, sino en razones muy prácticas, perfectamente calculadas. De una parte, el orden burgués y la actividad comercial saldrían alarmantemente quebrantados si de pronto los menesterosos de la Gran Bretaña se vieran lanzados a la calle. y, de otra parte, la industria inglesa atraviesa tan pronto por periodos de febril superproducción, en que apenas peude satisfacer la demanda de brazos y en que, sin embargo, hay que ocnseguirlos lo más barato posible, como por periodos de languidez comercial en que la producción va muy por delante del consumo y en que solo a duras penas es posible mantener ocupada con medio sueldo a la mitad de la población obrera. Pues bien, ¿cabe imaginarse medio más ingenioso que las workhouse para mantener siempre dispuesto un ejército de reserva con vistas a los periodos favorables y mientras tanto, durante los periodos comerciales, disciplinarlos en estos establecimientos gratos a Dios hasta convertirlos en máquinas carentes de voluntad, sumisas, sin pertensiones y sin necesidades?
La burguesía prusiana le lleva a la inglesa ventaja, puesto que a la politica soberbia británica, que recuerda a los romanos de los tiempos paganos, opone ella su reverente y servil humillación y sumisión cristiana ante el trono, el altar, el ejército, la burocracia y el feudalismo; en vez de la energía comercial capaz de someter a su férula continentes enteros, la burguesía prusiana sabe reptar con la paciencia china del pequeño tendero, y lo que en los ingleses es el gigantesco e inquieto espíritu inventivo de la industria, es en los prusianos el apego honesto y austero a las viejas ordenanzas semigremiales. Pero hay un punto en que la burguesía prusiana se acerca a su ideal británico: los malos tratos descarados que una y otra vez dan a la clase obrera. Y si, como corporación, tomada en bloque y en general, marcha también en esto a la zaga de los británicos, ello se debe sencillamente a que, en bloque, como clase nacional, por falta de valor, de inteligencia y de energía, no ha llegado ni llegará jamás a nada importante. No existe sobre un plano nacional; solo tiene una existencia provincial, local, recatada, urbana, y bajo estas formas se enfrenta a la clase obrera con una dureza aún más despiadada que la burguesía inglesa. ¿Por qué los pueblos desde el periodo de la Restauración,seguían supirando por Napoleón, a quien habían encadenado a una roca solitaria en el Mediterráneo? Porque el despotismo de un genio es siempre más tolerable que el despotismo de un idiota. Esto explica por qué, a pesar de todo, el obrero inglés puede mostrar todavía cierto honor nacional ante el obrero alemán, porque el amo que a él le maniata, agarrota al mundo entero, mientras que el amo del obrero alemán, el burgués alemán, es el siervo de todo el mundo, y nada hay tan fatal y tan humillante como ser siervo de un siervo.
Como documento histórico que acredita el cinismo de nuestra burguesía frente a la clase obrera, reproduciremos textualmente la Carta de Trabajo, que se obliga a firmar a los proletarios que trabajan en las obras urbanas de la humanitaria ciudad de Colonia.
Carta de trabajo
1. Todo obrero deberá acatar fiel y puntualmente las órdenes e instrucciones de todos los vigilantes de la ciudad, que han prestado al mismo tiempo juramento como empleados de la policia. La desobediencia a estas órdenes o la resistencia a cumplirlas será castigada con el despido inmediato.
2. Ningún obrero podrá pasar de su sector a otro ni abandonar el lugar en que trabaje sin autorización especial del vigilante de la obra.
3. Será despedido el obrero que sustraiga de otro sector carretillas o herramientas para emplearlas en su trabajo.
4. La embriaguez, la perturbación del orden o las disputas o reyertas se castigarán con el despido inmediato. Cuando haya lugar a ello, los culpables serán denunciados, además, ante los tribunales competentes.
5. Quien se presente al trabajo diez minutos después de la hora quedará excluido del trabajo durante medio día; a la tercera vez que lo haga, podrá ser definitivamente despedido.
6. Cuando un obrero abandone el trabajo o sea castigado a perderlo, se le liquidará al siguiente día regular de pago con arreglo a los servicios prestados por él.
7. Cuando un obrero sea despedido, se hará constar así en su carta de trabajo. Caso de que haya sido despedido como castigo, el obrero, si las circunstancias así lo aconsejan, no podrá volver a trabajar en la misma obra ni en ninguna de las obras de la ciudad.
8. Del despido de los obreros en concepto de castigo y de sus causas se dará cuenta en todos los casos a las autoridades de la policía.
9. Las quejas que los obreros crean tener contra los vigilantes de las obras deberán hacerse llegar a al jefe de de las obras de la ciudad por medio de una delegación formada por tres obreros elegidos entre los demás. El jefe de las obras después de investigar el fundamento de la queja, decidirá acerca de ella.
10. La jornada de trabajo durará desde las 6 y media de la mañana hasta las 12 y desde la 1 de la tarde hasta que anochezca. (¡Hermoso estilo!)
11. Quien desee trbajar en las obras deberá someterse a estas condiciones.
12. Los pagos se efectuarán los sábados por la tarde en el lugar de trabajo.
El inspector jurado de las obras cuyas órdenes deberán ser acatadas […]
Colonia ….
Firma o signo } del obrero { Adscrito al sector P. P. y ha, etc.Firma del inspector de la obra
¿Podrían ser más asiáticos, en su modo de ordenar, los decretos del autócrata de todas las Rusías a sus súbditos?
«Acatar fiel y puntualmente las órdenes de todos los vigilantes de la ciudad, que han prestado al mismo tiempo juramento como empleados de la policía.» «La desobediencia o la resistencia a estas órdenes será castigada con el despido inmediato.» Es decir, por encima de todo ¡obediencia pasiva! Claro que, según el punto 9, los obreros tienen derecho a «quejarse ante el jefe de las obras de la ciudad!». Y este rajá decidirá irrevocablemente, como es natural, en contra de los obreros, aunque solo sea para que el principio de autoridad quede a salvo. Y cuando haya recaído su decisión y el obrero se halle bajo el interdicto de la ciudad, ¡ay de él, pues desde ahora caerá bajo vigilancia policiaca! hasta la última apariencia de su libertad civil desaparecerá, ya que, según el punto 8, «del despido de los obreros en concepto de castigo se dará cuenta en todos los casos a las autoridades de la policía».
Pero vamos a ver, señores: si despiden ustedes al obrero, si rescinden el contrato por virtud del cual se comprometía a entregarles a ustedes su trabajo a cambio de recibir su salario, ¿qué diablos tiene que ver la policía con esta rescisión de un contrato civil? ¿Acaso el obrero que trabaja para la ciudad es un reo de trabajos forzados? ¿Se le denuncia a la policía porque ha faltado al respeto sumiso que os debe, a sus deberes innatos hacia una autoridad sabia e infalible? ¿No os reiríais del ciudadano que os denunciara a la policía por haber incumplido un contrato de suministro o no haber pagado a su debido tiempo una letra de cambio vencida, o sencillamente por haber bebido más de la cuenta en la noche última del año? Claro que sí. Pero, tratándose de obreros, os consideráis fuera de toda relación contractual de derecho civil y os encaramáis en el trono sobre ellos, con toda la arrogancia de señores por la Gracia de Dios.
Según el punto 5, quien llegue diez minutas más tarde será castigado con pérdida de medio día de trabajo. ¡Vaya una proporción entre la transgresión y la pena! ¡Vosotros lleváis siglos de retraso, y al obrero que llegue a trabajar 10 minutos después de las 6 y media de la mañana, lo castigáis con la pérdida de medio día!
Por último, para que esta patriarcal arbitrariedad no sufra el menor detrimento y el obrero se halle totalmente a merced de vuestro capricho, confiáis el modo de castigarle, en todo lo posible, al mejor parecer de vuestros criados de librea. «Cuando haya lugar a ello», es decir, cuando vosotros lo creáis oportuno, los culpables, según el punto 4, además de ser despedidos y denunciados a la policía, serán entregados «a los tribunales competentes». Y, a tenor del punto 5, el obrero «podrá» ser «definitivamente despedido» a la tercera vez que llegue al trabajo diez minutos después de las seis y media de la mañana. Según el punto 7, «si las circunstancias así lo aconsejan», el obrero despedido «no podrá volver a trabajar en la misma obra ni en ninguna de las obras de la ciudad», etc, etc.
¿Qué enorme margen se deja a la rabia del burgués malhumorado en este código criminal de nuestros Catones urbanos, de estos grandes hombres acostumbrados a morder el polvo ante los altos dignatarios de Berlín!
Por el botón de muestra de esta ley es fácil darse cuenta de cuál sería la Constitución que nuestra burguesía, si llegara al poder, otorgaría al pueblo.
Claro Peliyot que los británicos tienen mucho que decir y tienen sus intereses en Portugal. Una cosa es que nos guste y trabajemos por la unión con Portugal y otra que se consiga. Está demás decir que todo esto es política ficción en la medida en que, como decía Lenin, hemos de ejercitar el análisis concreto de la situación concreta. O dicho de otro modo: que no vale cualquier tipo de unión -con Portugal o con cualquier otro país- ni de cualquier forma ni momento. La idea de unión y unidad funciona como el proyecto e ideal político que buscamos y hacia el que creemos tenemos que tender.
Muy interesante todo. Sobre la contestación 5) de Esquinas, sobre el asunto España/Portugal, tengo una duda. No se niegan los prejuicios entre ambas partes, pero una de las cosas que un antiguo profesor de historia nos repetía con recurrencia era que cuando pensáramos en Portugal se hiciera desde coordenadas británicas. Y en eso focalizaba muchos de los problemas tradicionales entre ambas Naciones. Hay que decir que, en ese sentido, era muy anti-british; para situar mejor el contexto. Si han habido mejores aliados y más duraderos, decía, los que más, desde siempre, han sido ellos. ¿No tendrían nada que decir los británicos frente a giros inesperados en el seno de ambas naciones, Portugal y España…? ¿Iban a estarse quietos…?
Estimado Iber.
1) Compartimos totalmente tu análisis sobre la influencia de Alemania y el papel del bloque capitalista a la hora de acabar con la URSS. El problema estriba en que no podemos deshacernos de esa dialéctica de Estados. Por eso, no se trata de que el sistema soviético funcionara bien hasta que llegó la influencia extranjera porque parte de que un sistema funcione bien es que sea fuerte frente a esa influencia extranjera. Es dialéctica pura. Lo que tenemos que preguntarnos en porqué precisamente el imperialismo capitalista pudo fragmentar la URSS y Yugoslavia pero no pudo fragmentar Bulgaria, Rumanía o Polonia. Y aquí entra el modelo particula federal de los Estados. No significa que ese modelo no funcionara bien, lo que queremos decir es que no basta que funcione bien, tiene que funcionar bien y además poder defenderte del enemigo. Respecto a los modelos federales, no estamos en contra de ellos en todos los caso. El peligro real para un sistema político federal surge cuando se une las tendencias centrífugas con una crisis de la Nación política que unifica la federación -entendemos Nación política en el sentido en que la URSS entendía la categotía «Pueblo soviético», para distinguirla de naciones étnicas o culturales-. Alemania o EE.UU son Estados federales, igual que México, por ejemplo, y los tres son países de con cohesión y unidad. El Reino Unido también otorga autonomia a sus reinos, pero sin que se cuestione mayoritariamente la unidad del Reino Unido. El problema concreto de España es que el federalismo de hecho sirve para fomentar las tendencias disgregadoras, porque el nacionalismo periférico lo que no quiere es la unidad. He tenido ocasión de hablar con abertzales y odian el iberismo casí como cualquier posible «República socialista soviética ibérica» porque le parece que sigue siendo un intento de permanecer unidos y lo que no quieren es eso.
2)Es normal que sientas resquemor por el término «neofeudalismo» porque le damos un uso que quizás no hemos sabido explicar. Nosotros entendemos que la esencia política del Antiguo Régimen, del feudalismo, es el mantenimiento de grupos con derechos sustanciales y diferenciados del resto de ciudadanos. Así, un noble tenía unos derechos y privilegios por el mero hecho de haber nacido noble. La Revolución francesa acabó con ellos, en el sentido político, bajo la bandera de una Nación de ciudadanos libres e iguales. Sin embargo, la burguesía llevó este proceso sólo a nivel político y no económico, pues en economía el capitalista seguía con privilegios. Este es el paso que dieron los socialistas frente a la burguesia. Nosotros llamamos neofeudalistas a los nacionalismos que buscan la secesión por una razón: porque niegan al resto de ciudadanos y de trabajadores la capacidad de decidir sobre en conjunto de nuestro Estado. ¿Por qué un andaluz no va a poder votar sobre el derecho de autodeterminación vasco, por ejemplo? Pues los nacionalismo periféricos contestas que porque no son de la nación etnico-cultural vasca. Y esto es ya pensar que los que son de esa nación étnico-cultural tienen o deberían tener unos privilegios por encima del resto. Si el derecho de autodeterminación tiene sentido para las comunidades autónomas lo es si votan todos los ciudadanos del Estado y no unos pocos elegidos por criterios censitarios de cualquier tipo.
3) No somos contrarios al plurilingüísmo si por tal se entiende la tolerancia única de un sólo idioma y la persecución del resto. Estamos a favor de defender un idioma que de hecho actúa como aglutinador y unificador. El resto de idiomas tienen su derecho a existir, pero no a sobrepasar al idioma que de hecho nos unifica. No creo que esto lleve inevitablemente al fin del resto de idiomas. En Paraguay, por ejemplo, fue así hasta hace poco y el guaraní ha permanecido hasta hoy. De hecho, las encuestan han mostrado que pese a introducirlo en la educación, los propios hablantes guaraníes prefieren no estudiarlo en la escuela, pero seguir hablándolo en su contexto familiar y social. Reconozco que este es nuestro principio rector, pero como decía Lenin, firmeza en los principios y flexibilidad en la táctica. ¿Pudiera llevar un contexto político determinado a modificar nuestra postura? Siempre que no supusiera un menoscabo del español o portugués -las lenguas de la hispanidad o iberidad- podríamos ceder. Compartimos por tanto tus apreciaciones sobre Gadafi y los soviéticos en este sentido.
4) IH es una Asociación y por tanto, no un partido. Contamos con gente que viene de contextos diversos, aunque casi todos hemos tenido contactos con el PCE aunque no militemos ya en él por las derivas que tiene. No hay un partido concreto al que podamos apoyar. Desde luego estamos contra los liberales (PP) y los socialdemócratas del PSOE, además de los nacionalistas fragmentarios. De partidos como UPyD, pues tienen propuestas concretas interesantes pero sus propuestas económicas y políticas se mantienen en el marco del actual Régimen. Del PCPE admiramos la reivindicación que hacen de Stalin pero nos parece que ha claudicado a la ideología izquierdista secesionista y que de hecho es disolvente. De la UCE desconfiamos por su carácter sectario y sospechamos que detrás está el CNI o algo peor.
5) Nosotros estaríamos a favor de una unión federal entre España y Portugal. Federal porque aquí sí tendría sentido ya que son dos países independientes que se federan para formar un Estado unitario superior que englobara ambas soberanías. En ese sentido defendemos a España pero el límite entre un sano patriotismo y el chovinismo está en que nosotros estaríamos dispuestos a perder soberanía en aras de una unión ibérica con nuestros hermanos portugueses. La derecha española mira a los portugueses con superioridad y poco menos que cuando habla de iberismo casi piensa en la anexión. La derecha portuguesa es chovinista y no quiere ni oir hablar de iberismo. Contra ellas estamos.
6) Para optimizar el proceso electivo. Aunque no lo hemos discutido a fondo, personalmente -aquí hablo por mí- estoy a favor de un sistema unicameral con circunscripciones electorales tal como estaban en la URSS. Allí, el sistema electoral que introdujo Stalin -cosa que se olvida de él- era un sistema de circunscripciones iguales en número de electores de tal suerte que ninguna circunscripción tenía primacía numérica sobre el resto. Esto haría que la representación fuera unitaria en la cámara y proporcionalmente adecuada entre sí todas las circunscripciones. No haría falta un Senado que representara las regiones, ya que lo importante en un sistema socialista, pienso, es la representación de los ciudadanos y de las instituciones en las que los ciudadanos están -como hacía el sistema electoral soviético- y no la región. El sistema soviético reproducía su modelo en cada república federal, mientras que mi modelo sería unitario para España.
Un placer hablar contigo y gracias por participar,
Salud,
Tiene cierto sentido pero hay cosas en las que no coincido.
1) Aunque bien es cierto que la Unión Soviética y Yugoslavia cayeron en un torbellino interno de nacionalismos contrapuestos, bien cierto es también que muchos de estos movimientos explotaron gracias al dinero que venía de servicios de inteligencia extranjeros. Alemania, por ejemplo, fue uno de los países que más fomentaron la destrucción de Yugoslavia, un proyecto que, además, llevaba funcionando bien bastante tiempo. Con respecto a la Unión Soviética existen también documentos que hablan de un interés por parte de la CIA de que aquel país se fraccionara por todas partes. Ojo, no niego que una estructura descentralizada sea más frágil ante golpes secesionistas, lo que sí niego es que haya realmente un proceso natural hacia la desintegración solo por permitir y promover las diferentes identidades dentro de un mismo Estado. Para esto os pongo ejemplos: Reino Unido, por ejemplo, es un Estado que cada vez otorga más autogobierno a sus respectivos territorios. En otro país, Canadá, la descentralización ha llegado hasta su consabido bilingüismo anglo-francés y más allá de esto podemos encontrarnos territorios como Nunavut, donde su gobierno local usa el inuktitut, idioma de los inuit. Aparte luego está la población amerindia que tiene, incluso, una universidad.
No es que esté proponiendo este tipo de modelos para España, tan solo pongo de manifiesto que no me parece que un sistema así esté condenado a la fragmentación.
2) Aquello que proponéis de que el Estado no promueva de modo alguno la utilización de las demás lenguas es, a mi juicio, una sentencia de muerte a largo plazo para las mismas. De no haber una defensa oficial de estos idiomas pronto no tendrían cómo competir y poco a poco desaparecerían. Corregidme si me equivoco pero creo que estáis tomando demasiado en referencia el modelo centralista francés.
El nacionalismo e independentismo de las regiones españolas me parece, en el caso de la derecha nacionalista, un mero interés mercantil y, en el caso de la izquierda independentista, una chiquillada sin sentido. Sin embargo me parece muy desacertado el tildarlo de «neofeudalista». El feudalismo tiene una estructura social bastante concreta la cual se superó desde hace mucho en Cataluña y Euskadi. De hecho, creo que los sectores sociopolíticos que aún guardan parentesco con el feudalismo están hoy más cerca del nacionalismo español que de los independentismos. Yo soy del parecer de que uno de los problemas de España es que el desarrollo de esta como Estado burgués siempre fue muy dificil y desigual necesitando en muchas ocasiones el servirse de forceps para terminar de nacer. Así pues en Andalucía y Extremadura se han mantenido y se mantienen estructuras sociales casi feudales mientras en Cataluña y Euskadi hay un capitalismo avanzado que es, precisamente, el motor económico del nacionalismo.
3) En uno de los vídeos de Zafarrancho, el presentador, con el Libro Verde de Gadafi en mano, dijo que quizás el meter rasgos y menciones al islam dentro del socialismo árabe podría ser parte de una estrategia para que dicho movimiento fuera aceptado por las masas. En otras ocasiones históricas hemos podido ver cómo los comunistas soviéticos y de Europa del Este, antes y después de su derrumbe, se aliaron con sectores de la Iglesia ortodoxa, precisamente por la misma razón (entre otras). A lo que quiero llegar es a que ¿no creeis que esta visión contraria al plurilingüismo puede aislaros demasiado?
4) Vuestras propuestas son muy peculiares. ¿Existe algún partido o movimiento en la actualidad al cual veais con buenos ojos?
5) ¿Qué pensáis del iberismo?
6) ¿Porqué la unicameralidad?
Por cierto, estoy siguiendo el debate sobre la URSS y la Guerra de las Malvinas en Civilización Socialista y está muy interesante. Veo que estás participando en él. Interesante su aporte, en el que coincido en muchos puntos. No es este el lugar para ese debate, pero animo a los que aquí entren a que lo sigan en Civilización Socialista.
Gracias por tus preguntas, te contestamos:
1) Nosotros estamos en contra de las soluciones federales y confederales de Estados naciones ya formados históricamente aun cuando tengan problemas de unidad por diversas coyunturas. Este no era el caso de la URSS y por eso el federalismo podía estar justificado. Para analizar el problema del federalismo en la URSS partimos de los siquientes puntos. El primero, que el Imperio zarista sobre el que se formó la URSS no es equiparable punto por punto con Estados nacionales ya formados como España. De hecho, Lenin, en su escrito sobre el derecho de autodeterminación ya daba por finalizado los procesos de formación nacional en Europa Occidental y junto con Marx, incluía a España en esos Estados. Pero el Imperio zarista era un Estado del Antiguo Régimen que no consiguió integrar las distintas naciones étnicas que había en el Imperio. La discriminación real de un uzbeko, un georgiano, un calmuco o un germano-ruso en el Imperio zarista no es equiparable a la situación de los catalanes en España o los cruceños en Bolivia. Queremos decir que la discriminación era real y los problemas de integración eran muy reales. La solución que se intentó dar por parte del marxismo-leninismo fue la integración mediante la federación y para evaluarla hay que ver sus resultados. El primero que tuvo que rectificar fue Stalin, que tuvo que promever la rusificación de la URSS. Generalmente se ve como una medida “reaccionaria” de Stalin pero a nuestros ojos no lo es. Si se quiere buscar la unidad real y no fantástica, hay que hacerlo sobre estructuras e instituciones reales como el idioma. Y como idiomas comunes no pueden ser una veintena, hay que elegir uno, el que de hecho ya estaba más extendido. Y así con otras instituciones rusas. Sin embargo, la doble articulación de unas repúblicas formalmente federadas y un partido formalmente unificado, propia del marxismo-leninismo tradicional se nos presenta como una especie de “Iglesia” pues se piensa que da igual cuantos estados hayan o se fragmentes siempre y cuando exista un partido comunista unificado que los aglutine. Esto se demostró pernicioso porque lo que de hecho ocurrió fue la conformación de élites regionales y en la medida en que la URSS tuvo que ir descentralizando la planificación lo hizo bajo el marco de las repúblicas federadas que al final acabaron por disolver la propia URSS. En otras palabras, el federalismo de la URSS se explica históricamente y, puede decirse, que quizás Lenin y Stalin no tenían otra solución a mano para el problema. Pero los resultados fueron que en vez de avanzar hacia una unidad real y efectiva y disolverse los lazos culturales entre naciones, lo que se hizo fue fomentar el folklore y las culturas locales favoreciendo la fragmentación que propició la entrada del capitalismo. Por eso la URSS no es un Estado neofeudalista. El caso yugoslavo es análogo, aunque con particularidades propias: en vez de unificar y homogeneizar una población que históricamente había estado peleada entre sí -el “caos” de los Balcanes- lo que se hizo fue darles unas repúblicas federadas, lo cual congeló los problemas históricos hasta que estallaron cuando el socialismo cayó. La URSS y Yugoslavia no son neofeudales porque al conformarse lo hicieron sobre realidades que ya de por sí eran Estados o cuasiEstados.
2) Nuestro política sería la siguiente: los españoles tienen el derecho y el deber de utilizar el español como lengua real y efectiva de unión. Por eso es el único que debe fomentarse por parte de las instituciones del Estado. ¿Significa esto que hay que perseguir el vasco o el catalán? Claro que no. Pero tampoco debe fomentarlo. Debe dejar su uso para los particulares entre otras cosas porque es inviable gastar los recursos del Estado a ver quién habla o no estos idiomas en la calle o en su casa. El Estado lo que debe garantizar es que en los asuntos públicos el español siempre esté presente, como en los carteles. Si está otro idioma, pues que esté, pero esto ya no sería obligatorio.
Salud y gracias por entrar en nuestra web y ver los Zafarranchos.
Gracias por tus preguntas, te contestamos:
1) Nosotros estamos en contra de las soluciones federales y confederales de Estados naciones ya formados históricamente aun cuando tengan problemas de unidad por diversas coyunturas. Este no era el caso de la URSS y por eso el federalismo podía estar justificado. Para analizar el problema del federalismo en la URSS partimos de los siquientes puntos. El primero, que el Imperio zarista sobre el que se formó la URSS no es equiparable punto por punto con Estados nacionales ya formados como España. De hecho, Lenin, en su escrito sobre el derecho de autodeterminación ya daba por finalizado los procesos de formación nacional en Europa Occidental y junto con Marx, incluía a España en esos Estados. Pero el Imperio zarista era un Estado del Antiguo Régimen que no consiguió integrar las distintas naciones étnicas que había en el Imperio. La discriminación real de un uzbeko, un georgiano, un calmuco o un germano-ruso en el Imperio zarista no es equiparable a la situación de los catalanes en España o los cruceños en Bolivia. Queremos decir que la discriminación era real y los problemas de integración eran muy reales. La solución que se intentó dar por parte del marxismo-leninismo fue la integración mediante la federación y para evaluarla hay que ver sus resultados. El primero que tuvo que rectificar fue Stalin, que tuvo que promever la rusificación de la URSS. Generalmente se ve como una medida «reaccionaria» de Stalin pero a nuestros ojos no lo es. Si se quiere buscar la unidad real y no fantástica, hay que hacerlo sobre estructuras e instituciones reales como el idioma. Y como idiomas comunes no pueden ser una veintena, hay que elegir uno, el que de hecho ya estaba más extendido. Y así con otras instituciones rusas. Sin embargo, la doble articulación de unas repúblicas formalmente federadas y un partido formalmente unificado, propia del marxismo-leninismo tradicional se nos presenta como una especie de «Iglesia» pues se piensa que da igual cuantos estados hayan o se fragmentes siempre y cuando exista un partido comunista unificado que los aglutine. Esto se demostró pernicioso porque lo que de hecho ocurrió fue la conformación de élites regionales y en la medida en que la URSS tuvo que ir descentralizando la planificación lo hizo bajo el marco de las repúblicas federadas que al final acabaron por disolver la propia URSS. En otras palabras, el federalismo de la URSS se explica históricamente y, puede decirse, que quizás Lenin y Stalin no tenían otra solución a mano para el problema. Pero los resultados fueron que en vez de avanzar hacia una unidad real y efectiva y disolverse los lazos culturales entre naciones, lo que se hizo fue fomentar el folklore y las culturas locales favoreciendo la fragmentación que propició la entrada del capitalismo. Por eso la URSS no es un Estado neofeudalista. El caso yugoslavo es análogo, aunque con particularidades propias: en vez de unificar y homogeneizar una población que históricamente había estado peleada entre sí -el «caos» de los Balcanes- lo que se hizo fue darles unas repúblicas federadas, lo cual congeló los problemas históricos hasta que estallaron cuando el socialismo cayó. La URSS y Yugoslavia no son neofeudales porque al conformarse lo hicieron sobre realidades que ya de por sí eran Estados o cuasiEstados.
2) Nuestro política sería la siguiente: los españoles tienen el derecho y el deber de utilizar el español como lengua real y efectiva de unión. Por eso es el único que debe fomentarse por parte de las instituciones del Estado. ¿Significa esto que hay que perseguir el vasco o el catalán? Claro que no. Pero tampoco debe fomentarlo. Debe dejar su uso para los particulares entre otras cosas porque es inviable gastar los recursos del Estado a ver quién habla o no estos idiomas en la calle o en su casa. El Estado lo que debe garantizar es que en los asuntos públicos el español siempre esté presente, como en los carteles. Si está otro idioma, pues que esté, pero esto ya no sería obligatorio.
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Hola, llevo un tiempo leyendo vuestros escritos y escuchando Zafarrancho y me surgieron las dudas:
1)¿Qué opinión tenéis sobre que hubieran estados socialistas con estructuras federales y confederales? ¿Eran la URSS y Yugoslavia estados socialistas «neofeudales»?
2) A Gustavo Bueno le ofrecieron una vez luchar a favor del euskera argumentando que era «la lengua más antigua de Europa». A esto, Bueno contestó, pues más cerca entonces del australopitecus. ¿Qué política llevaría vuestro modelo de Estado con respecto al resto de idiomas de España?