En el contexto de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, Rafael Correa realiza unas declaraciones al diario El País donde manifiesta lo siguiente:
«Siempre he dicho que lo más peligroso es el izquierdismo del todo o nada y hasta el indigenismo infantil, que la pobreza es parte del folclore, que la gente viva en la miseria pero qué bonito paisaje. Ya en 2009 dijimos ‘vamos a explotar el potencial minero’
Desde Izquierda Hispánica siempre hemos defendido que la ideología indigenista constituye un grave error teórico y práctico para un proyecto socialista de unidad iberoamericana por eso no podemos sino de celebrar que el presidente ecuatoriano se manifieste de forma tan clara ante este indigenismo folclórico de corte relativista tan del gusto del progresismo europeo y americano. Efectivamente se trata de un racismo sutil y objetivo que consiente en mantener la «diferencia cultural de los pueblos indígenas» mientras alaba a dichos pueblos, manteniendo y amparando así todo tipo de injusticias y situaciones de atraso y pobreza ante otras culturas, civilización o naciones políticas. A lo que nosotros añadimos que además imposibilitan la constitución efectiva de un proyecto socialista a partir de la unión y convergencia progresiva de las naciones políticas iberoamericanas nacidas de los procesos de independencia.
Nos felicitamos así de que el presidente de Ecuador no caiga en la trampa del indigenismo infantil, amable y seductor pero no menos ponzoñoso y manifieste claramente su intención de desarrollar las fuerzas y recursos productivos de la nación como forma de beneficiar al mayor número de ciudadanos ecuatorianos, sean o no indígenas(término de por sí confuso, pues todos somos indígenas) o criollos, blancos o negros.
Desde Izquierda Hispánica prestaremos una atención especial a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz.
Gracias Armando por tu artículo, la verdad es que muchos no quieren ver el peligro de las ideologías etnicistas y en España tenemos varios ejemplos. Lo curioso es que se autodenominen de izquierdas cuando es lo más reaccionario y lo más rancio que hay.
Hay que ser claros en todo. El Presidente Corrèa, cuando habla de el indigenìsmo infantil, se refiere, sin decirlo (y eso es malo), a Evo Morales. Ahora, creo yo, que en relaciòn a la visiòn del «indigenismo» de Evo Morales, el tèrmino «infantil»,se queda muy corto. Morales tiene, en realidad, una visiòn fascistòide del indigenìsmo. Nada que ver con su supuesta adhesiòn a los principios de la izquierda y, menos, al marxismo y la racionalidad.
Porquè, considerar a los indìgenas como una masa amorfa y tan limìtada intelèctualmente, què su ùnica salvaciòn consistirìa en revertir la història y obligarlos (por medio del mito y la mentira) a volver a los años de la, supuesta, grandeza del Incario, no es otra cosa que delìrio fascista. Las similitudes de este proceder con los delìrios de Hitler y Mussolini, son evidentes.
Pero, Morales no se queda ahì. Para ser coherente con su visiòn idìlica, bucòlica y falsa de la historia de la etnia aymara y para materializar su teorìa de que un regreso al pasado es la ùnica vìa de salvaciòn de su pueblo,ha implementado un sistema legal y una constituciòn, basados en la raza. Verdaderas aberracìones desde cualquier punto de vista. De este modo, en la Bolivia de hoy, resulta altamente peligròso, ser europèo, asìatico o africano. Esto se debe a que, segùn la nueva Constituciòn, el llamado «Derecho Comunitario», prevalece sobre cualquier otra norma. Por tanto, en un contencioso entre indìgenas bolivianos y europèos, asiaticos o africanos, los indìgenas siempre (por definiciòn, ya què son todos buenos, y por su Constituciòn)), siempre saldràn ganando.
Ese Derecho Comunitario, no es otra cosa que el «Derecho Consuetudinario» . O sea, la Ley del Taliòn, resucitada y para uso exclusivo de indìgenas bolivianos y como la practicaban los Incas antes de la llegada de españoles. Morales està seguro, no solo de què fueròn los incas quienes inventaròn esta forma bestial de Derecho, sino què, es la ùnica manera de hacer justìcia. Què el Derecho Consetudianario fue inventado por los sumerios, unos cuantos miles de años antes, no le calienta. Menos aùn le precupa que, a la luz de la evoluciòn de la Humanidad, la Ley del Taliòn sea groseramente violatoria de los Derechos Humanos. Decìa què Morales, que anda por el mundo predicando el indigenismo y la hermandad de los pueblos indìgenas, en realidad, montò su Derecho Comunitario para uso exlusivo de los indìgenas de Bolivia. En su Derecho Comunitario, los indìgenas de otros paìses, no tienen cabida. En efecto, si uno leè las pàginas de avisos clasificados de los diarios bolivianos, en todo aviso sobre cualquier puesto de trabajo, se hace la salvedad expresa de què el aviso y el emplèo correspondiente, estan dirigidos, exclusivamente, a «bolivianos de orìgen».
Pero Morales, en su «preocupaciòn» por sus sufridos hermanos indìgenas (siempre que sean bolivianos), ha decidido ayudarlos a cumplir su sueño del auto propio. Para eso, sacò una ley, segùn la cuàl, los autos que los bolivianos les roban a los extranjeros, ni bièn atraviesan la frontera, son legalizados como autos bolivianos y dotados de patente. Morales, justificò esa medida con el argumento de què, los bolivianos pobres, tienen derecho a tener auto. Ver para creer. Pero esto es absolutamente cierto.
Otra manera que hallò Morales para ayudar a sus hermanos indìgenas, es expulsarlos en masa a los paìses vecinos. En la Argentina solamente, ya hay 3 millones y medio de indìgenas bolivianos. Despuès, nada raro que Morales, si lèe a Hitler (o sigue las indicaciones de su vice presidente, què leè por èl), empieze a decir què la parte de la Argentina y de los otros paìses vecìnos, donde se concentran los bolivianos, es territorio boliviano «irredento» y quiera reconquistarlo por la fuerza.
La ùltima de Evo morales, el adalìd de los indìgenas(bolivianos). En una ocasiòn, dijo què èl no es indìgena. Tambièn dijo què èl està felìz de no haber estudiado nunca nada. En sìntesis, Evo Morales està demostrando lo obvio, què, el «indigenìsmo infantil», en realidad, no es otra cosa què indigenìsmo estùpido.