Todo Imperio es una sociedad política, y a ésta la definimos por entrar dentro del curso ontológico del Estado, es decir, por albergar un núcleo de poder político que otorga la posibilidad de mantener la recurrencia de las relaciones de producción y esto significa, a efectos económico-políticos, de expandirse. El núcleo se nos da en distintas escalas, según sus fases: proto-estatal, estatal y postestatal. No sólo en el capitalismo son necesarios los intercambios comerciales inter-grupos, puesto que los límites al producto que se puede generar vienen impuestos por los posibles consumidores del mismo. Esto nos impone la necesidad de añadir una entidad más al complejo de gobernantes y gobernados. Nos sirven las tres clases consabidas que Platón establece en La República: los trabajadores, cuya virtud es la templanza, los gobernadores, a los que les corresponde la sabiduría y los guardianes, que necesitan la osadía para defender la Ciudad y expandirla. Según el esquema platónico el equilibrio entre las tres virtudes daría lugar a la Justicia, fin de la República.
Desde una perspectiva materialista es mejor hablar de una capa basal de la que se nutren los hombres, de una capa conjuntiva que los une y desune con relación a aquélla, es decir, que distribuyen la riqueza. Pero para que tal cosa pueda suceder es necesario que antes haya habido una apropiación de un territorio sobre el que se produce. Un territorio que es pretendido por diversos grupos, por lo que hay que recubrirlo con una membrana protectora que denominamos capa cortical. Dicha apropiación conlleva la reorganización no sólo de la sociedad de referencia, sino de muchas otras sociedades que lo habitaban anteriormente, si es que, como decíamos antes, la sociedad es verdaderamente capaz de envolver, explotando el territorio, a los autóctonos. Es después de esta apropiación, que da lugar al Estado, cuando se distribuye desigualmente ese territorio apropiado frente a terceros, y surgen las clases Si tras la apropiación los prisioneros de guerra son ejecutados y no se asumen como esclavos o tributarios, el juego político se acaba y no se le estará sacando todo el provecho al nuevo territorio, lo que significa menguar la posibilidad de constituirse como Estado. El proceso de reestructuración de las sociedades humanas naturales o primitivas constituye el núcleo de la sociedad política. Cuyo cuerpo se organiza en las tres capas.
Pues bien, los Imperios depredadores en la conquista de nuevos territorios dejan a los autóctonos flotando por encima de ella, es decir, no los asimilan a la capa conjuntiva, no les insertan en el sistema de las relaciones sociales de producción. Los Imperios generadores sin embargo sí involucran en sus planes y programas a los conquistados, dándoles la oportunidad de participar en la Historia, que sólo el vencedor tiene la posibilidad de escribir. Podemos analizar este proceso positivamente en la evolución política de los dos Imperios generadores que realmente han existido en la Historia Universal: el Imperio católico y el Imperio soviético. Vemos claramente que ambos están engarzados en una estructura de rango universal disociada de ellos pero catalizadores de su energía. Son anteriores a su constitución e intervienen en ella, pero terminan siendo dependientes. Cumplen estas funciones la Iglesia católica y la Internacional (tras la disolución será el mismo partido comunista homologado en cada estado por la Unión Soviética el que ejerza estas funciones).
Desde ambas instituciones se proyectaron y realizaron (nunca, necesariamente, con exacta correspondencia) planes que iban dirigidos a toda la Humanidad. Pero no podemos juzgar a los sujetos históricos por sus intenciones, sino por sus hechos. De la Monarquía Hispánica nos han quedado 500 millones de hombres con la misma lengua y costumbres y un gran mestizaje racial. Los resultados del Imperio soviético son más difusos pero su siglo de existencia no pasa inadvertido, las nuevas potencias asiáticas le deben mucho a la Patria del proletariado, China y Rusia puede tomar el relevo a EEUU en la hegemonía mundo. No podemos hablar de Historia Universal (es decir, del Hombre) sino es a través de los Imperios que globalizan sus ideologías y estructuras. Es entonces la lucha de los Estados con capacidad para apropiarse de la totalidad del territorio, y sólo en esta tesitura podemos hablar de Historia Universal o de la Humanidad.
Las naciones canónicas europeas atomizadas por el mercado son ya parásitos envejecidos sin ánimo ni fuerza para perpetuar su hegemonía. El siglo XXI se ha abierto con plataformas inasumibles para el burgués europeo del XIX. España es la única que tiene la posibilidad de salvarse en la escatología histórica, reproducirse es regenerarse. Una séptima generación de izquierda definida sólo es posible en la plataforma hispánica.
Un buen artículo; como casi todos los de Daniel. No obstante, habría cosas, que se han quedado en el tintero y que quizás puedan completar algo lo dicho. Nunca del todo, naturalmente. Para empezar, que los ejemplos citados como Imperios Generadores (católico y soviético), sin duda han existido realmente; pero al leer:
«Podemos analizar este proceso […] en la evolución política de los dos Imperios generadores que realmente han existido…», me ha sonado a que «sólo esos dos» han sido; aunque está claro que tal cosa no se dice en ninguna parte. Se dice «… de los dos…», pero como vengo a ampliar un poco más el espectro, lo entenderé como «… dos de los…» y así no violentamos las palabras que se han dicho. Dos, en todo caso, posibles cuando fueron posibles, pero que terminaron, uno más que otro, como el Rosario de la aurora; esto es, enfrentamientos que de algún modo continúan hasta el más rabioso día de hoy. Con todo, fueron Generadores; sin perjuicio de eventuales comportamientos depredadores, que haberlos hubo, y que se extienden a los comportamientos de todos los que han sido, son y serán.
Una definición y distinción algo más amplia, por si el visitante de este sitio quiere consultarlo, puede encontrarse en la Enciclopedia Filosófica “symploké”:
http://symploke.trujaman.org/index.php?title=Sociedad_pol%EDtica
Allí se menciona, como también Generador, al que se supone sigue siéndolo en la actualidad: EEUU; un Imperio realmente existente a día de hoy. Para muchos es como nombrar a la bicha; pero la realidad siempre es muy terca y podría no quedar mucho tiempo para que también pase a la historia… cosa que, como es lógico, traería otro Rosario de la aurora al mundo. Antes de que eso suceda, traigamos otras cosas más interesantes. En 2009 hubo una discusión en los foros de Nódulo, que creo podría ser pertinente en lo que ahora estamos. Sus protagonistas puede que lo encuentren aburrido; pero quizás otros no. Allí, José Manuel Rodríguez Pardo, vino a decir:
«La Economía Política en su recurrencia funciona a nivel institucional: las mercancías, las máquinas industriales, las infraestructuras, &c., son instituciones, universales concretos con los que los distintos sujetos operatorios trabajan para componer mercancías, y sin esa racionalidad institucional no habría valores de cambio (que no son eternos e inmutables, pese a quien pese). Ahora bien, este trabajo no es meramente artesanal ni regional, circunscrito a una sociedad específica. La recurrencia capitalista necesita aumentar las fuentes de materias primas y el número de consumidores. Por eso mismo, el trabajo institucional propio de las sociedades capitalistas necesita darse a la escala de un Imperio universal de carácter generador, que genere más democracias de mercado con más consumidores y más demanda para garantizar la recurrencia del sistema. Y ahí está el papel que ejerce Estados Unidos.»
Santiago Armesilla replicó:
«Yo no me referí a Estados Unidos como «guardián del capitalismo», pero sí es cierto, y a mi juicio poco o nada cuestionable, que mientras ha habido un Estado capaz de actuar como Imperio Universal al mismo tiempo que su sistema económico y de producción era capitalista, el capitalismo se ha extendido en el mundo, con los avatares propios de la época de su extensión, gracias a ese Imperio Universal. Primero fue el Imperio Británico, un imperio depredador, cuyo modelo capitalista dominó el mundo entre la primera mitad del siglo XIX y el fin de la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, Estados Unidos le ha sucedido. Sería interesante estudiar las diferencias entre un modelo capitalista y otro, y su relación con los imperios universales que impulsaron uno y otro. Quizás no se pueda hablar de capitalismo en singular, sino de capitalismo(s) especifico(s), en plural, ya que hay tantos capitalismos como Estados capitalistas, como, en principio, democracias de mercado pletórico -y esto valdría también para los socialismo(s), en plural-. En definitiva y sin más rodeos: Estados Unidos es «guardián» de su modelo capitalista, y por extensión, de su modelo de imperialismo como lo fue Gran Bretaña del suyo. Y ambos, en mayor o menor grado, consiguieron imponer su modelo a escala universal.
Cita [de J.M. Rodríguez Pardo]:
“La Razón Económica no es algo metafísico y sustancialista respecto a la realidad mundana. Es una razón trascendental, en el sentido que desborda la racionalidad y los deseos particulares para situarse en una perspectiva más amplia. Es la diferencia entre la economía de subsistencia de un artesano y la Economía Política con extensión planetaria, ligada a determinadas estructuras políticas imperiales. Y la recurrencia se refiere al propio sistema, a su supervivencia.”
Éste párrafo de Pardo […] me parece muy importante. Y lo digo en relación con lo escrito anteriormente. Sin negar la capacidad de recurrencia del sistema capitalista, no se puede tampoco negar que la razón económica trascendental, si ha desbordado no sólo los deseos particulares, sino el ámbito nacional del Estado de referencia X, es porque ese Estado X ha conseguido establecer estructuras políticas imperiales, instituciones supranacionales ligadas al modelo capitalista que desea imponer a escala universal (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, &c.). Yo no diría, por tanto, que, en el caso de los Estados Unidos (por hablar del Imperio Realmente Existente, y no de su directo antecesor el Imperio Británico, que en cierto sentido se podría decir que es el que analizó Marx en El Capital y otras obras de su madurez), esta nación política sea el «guardián» del capitalismo sin más, pero sí es el «guardián» del capitalismo realmente existente hoy día, cuyo modelo de referencia, y sin negar su capacidad de recurrencia continua, se ha impuesto, en expresión también de Marx “a golpe de bayoneta”.»
J.M. Rodríguez Pardo contra-replicó:
«Pero existe una diferencia importante: Gran Bretaña impulsó un imperio que sobre el papel era pura ficción, pues los territorios que dominó eran exiguos: factorías costeras y poco más. No era un Imperio diamérico universal porque carecía de tal ortograma universalizable a todos los hombres (sólo le interesaban los recursos económicos que fluían a la metrópolis). Allá donde se impulsó algo más fue en lugares donde la población era irrisoria y buscaba fundar colonias penales, como en el caso de Australia,…
En cambio, de Estados Unidos no puede decirse que siga un ortograma esencialmente depredador, pues aunque la recurrencia del sistema implica depredar recursos, aumentar la demanda de consumidores es una labor propia de un imperio generador. Otra cosa es que luego en la representación, Estados Unidos sea tan ingenuo como para pensar que con llevar las urnas a Iraq se convierta aquel polvorín en una democracia. Pero el ejercicio de fundar (la Europa del mercado común es un invento de Estados Unidos) es una actividad esencialmente generadora. Eso sí, la ingenuidad de Estados Unidos no llega a tanto como [la de] sus aliados europeos, y sabe bien que, al igual que el Imperio Romano en el que constantemente está justificando su ortograma, necesitan, primero de todo, imponerse «a golpe de bayoneta», pues ninguna doctrina, por generosa que sea, puede convencer con el argumento del más fuerte habermasiano.»
Y Santiago Armesilla, hizo lo propio:
«Lo que acabas de escribir es lo que pedía: comparar un imperio con otro y el capitalismo del Imperio Británico con el estadounidense. Pero creo que esto da para una tesis doctoral o varias, ya que es un tema muy complejo que habría que mirar, más teniendo en cuenta que Marx no pudo analizar el capitalismo imperial estaodunidense -al cual yo en ningún momento he dicho que fuese depredador-, ya que este, apenas, era una posibilidad, que sin embargo apuntó.
Lo que no estoy de acuerdo es con la simplificación de lo que fue el Imperio Británico. No es suficiente analizar la praxis de un Estado imperialista sólo a nivel filosófico, sino que también se trata de una cuestión (y más en un imperio depredador) económico-política y geopolítica. Es falso que el Imperio Británico tuviese territorios exiguos. Y para muestra un mapa: [e insertó un mapa muy bonito, similar al del artículo de más arriba, pero con las zonas “british”, en 1905, coloreadas]
¿Unas pocas factorías y poco más? Quizás fuera de las Islas Británicas, pero desde luego el mercado mundial que el Imperio Británico disfrutó en la época de la Segunda Revolución Industrial no es moco de pavo, por no hablar de la cantidad enorme de población que habitaba en él (el dominio de la India es tan importante que dejarlo como algo anecdótico sería un error, contradiciendo totalmente lo que dice Pardo de la población «irrisoria»). La cuestión es que en gran parte del siglo XIX y a principios del XX el imperio realmente existente era depredador, y a la vez era universal (cosa que es compatible, como se puede comprobar al leer «España frente a Europa»). Y esta característica condicionó el modo de producción capitalista allá donde se desarrolló en aquella época histórica, que Marx analizó en El Capital.»
Haciendo también lo propio, J.M. Rodríguez Pardo:
«Los mapas planteados por Santiago Armesilla tampoco me parecen convincentes. Es ridículo pensar que Inglaterra dominaba los glaciares de Canadá, cuando ni siquiera hoy son habitables y tampoco se preocupaba de quienes pudieran habitarlos. Una cosa es la India, donde ya había una compleja sociedad de castas funcionando, que por cierto los ingleses en ningún momento intentaron alterar, y otra muy distinta lugares como Australia, Sudáfrica o el citado Canadá, virtualmente vacíos. ¿En qué sentido hablamos de que el Imperio Británico controlaba la India o China? [lo de China imagino es retórico; en el mapa no estaba coloreada China…] ¿Es controlar poner a un agente que garantice el flujo de materias primas hacia la metrópoli? Eso es controlar el flujo de materias primas, pero no controlar un territorio. Por eso digo lo de «irrisorio».
Por otro lado, Inglaterra no era sin más «el Imperio realmente existente». También Francia, Alemania, Bélgica y otros (el Imperio austrohúngaro) tenían en esa época su Imperio depredador. Es lo que Hosbawn denominó como «la época del imperio», esto es, la situación geopolítica mundial desde las revoluciones liberales del siglo XIX hasta la I Guerra Mundial. No creo que en base a eso se pueda decir que Inglaterra fuese el único imperio realmente existente.»
Santiago asiente:
«Ciertamente, las objeciones de Pardo son rotundas y no pueden rebatirse. Ahora bien, a pesar de que había otros imperios, el británico era, en su época, el mayor y más poderoso, y ni siquiera el Imperio Colonial Francés podía hacerle sombra.»
Fin de aquel hilo. Como bien dice Armesilla, esto podría dar para varias tesis doctorales. Una conclusión, con mucha prisa, podría ser la siguiente:
Si bien podemos estar de acuerdo en que una séptima generación de izquierda definida sólo es posible en la plataforma hispánica, no estoy tan seguro respecto a que España sea la única, dentro de una órbita europea, que tenga la posibilidad de salvarse en la escatología histórica. Constelaciones hay muchas: la china de la sexta generación, que a poco que se “culturicen” un poco más de manera general… ya veremos lo que hacen; la rusa que supongo lo que querrá es llegar hasta los Pirineos y más allá, del mismo modo que los nazis o los yanquis querían llegar hasta los Urales y hasta Vladibostok; la constelación islámica es harina de otro costal, pese a que también quieran llegar desde Vladibostok a Vladibostok; la africana, de momento, sólo sirve para ser parasitada; la Hispánica, también de momento, no parece que esté muy por la labor de recibir a España con los brazos abiertos; los ingleses son ingleses; los norteamericanos, norteamericanos; los indios son hindúes… y los yanomamos, yanomamos. Todos quieren salvarse. La plataforma hispánica nos viene como anillo al dedo, pero si a todos los hombres españoles y sobresalientes que pudieran criarse aquí les da por botar con los pies e irse a Silicon Valley, Buenos Aires o Pekín, a España no la salva ni Dios… (hoy es jueves; toca ser optimista).