Las arbitrariedades culturales no pueden ser tomadas independientemente unas de otras: el sistema de arbitrariedades culturales perpetúa y reproduce la formación social definida por/como cultura legítima. La cultura legítima es el conjunto de saberes, concepciones ideológicas y, en general, hábitos sociales de una clase dominante, que afirma su legitimidad hegemónica y actúa en consecuencia, utilizando instituciones creadas previamente.
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