Las partitocracias iberoamericanas amparan el fundamentalismo democrático. Los grupos ideológicos políticamente implantados priman el tacticismo por encima de todo, siempre en busca de nuevos votos que llenen sus bolsillos y justifiquen el modo de vida de sus miembros.
Con estas premisas, la estrategia política es imposible con ciclos legislativos de 4 ó 6 años. Sin duda, al calor de nuestra metafísica e ideológica Constitución, los partidos políticos tienen abiertas las puertas para buscar alianzas cortoplacistas con tal de lograr sus objetivos. Ya se encargará el Parlamento del resto, siempre a espaldas de los ciudadanos que han posibilitado el contubernio democrático.
En España, por ejemplo, la nueva Ley del Aborto es un claro ejemplo de lo que hablamos: más allá de los fundamentos y de cualquier debate mínimamente racional, lo más importante para estos partitocráticos tacticistas es el ramplón pragmatismo de aprobar la ley cuanto antes para ganar algunos votos feministas y de jóvenes imprudentes que compensen los probables votos perdidos por la crisis económica.
Las oligarquías empresariales son también los grandes colaboradores de esta situación, bien sean los grandes bancos nacionales o los medios de comunicación, entre otros. La cuestión está clara: perpetuar la ignorancia del votante a la par que le arranca el voto.
¡Despierta ciudadano iberoamericano! No amparéis un régimen constitucional del que se están nutriendo las partitocracias rapaces. Este no es el fin de la Historia. La verdad no se hace durmiendo.
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