Algunas reflexiones más sobre la CELAC

Son días de fluctuaciones diplomáticas en casi todas las áreas del globo. La “crisis de confianza” que aflige a las democracias de mercado pletórico es el eje fundamental para comprender los fenómenos de la actualidad política. Es la consumación de un hecho que empezó a vislumbrarse al final de la Segunda Guerra Mundial: las naciones canónicas europeas son entidades ridículas ante las nuevas plataformas que se están organizando.

Ante estas expectativas muchos se frotan las manos, porque saben que en el juego de la economía internacional los retrocesos de unos son los avances de otros. Y así se ha abierto, para contento de todos los iberoamericanos de ambos lados del Atlántico, la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños, con el propósito de impulsar la integración regional y el desarrollo económico.

Nos proponemos abordar cuál pueda ser la importancia efectiva que dicha Cumbre tenga para la Historia Universal en un presente, como decíamos, fluctuante, o de otro modo, qué errores puedan achacársele a esta iniciativa en un momento en el que todos los grandes están preparando sus fronteras: China busca su preponderancia en su región por medio del acuerdo de Bangkok (Bangladesh China India República de Corea Laos Sri Lanka) y recientemente en ASEAN (Brunei Darussalam Camboya Indonesia Laos Malasia Myanmar FiSingapur Tailandia Vietnam), donde EEUU protege sus intereses receloso del nuevo gigante; Rusia se propone revivir, si bien bajo otro prisma mucho más “moderado”, su pasado cercano, mediante la CEL . Mientras Merkel lleva de la oreja a Sarkozy a las puertas del IV Reich para que se lleve él los tomatazos (marroquíes).

Una objeción importante que se le puede hacer a la defensa de la importancia histórica de la CELAC, es simplemente la existencia de otras muchas organizaciones creadas años atrás, con las mismas intenciones, pero de dudosos resultados –lo dudosos que son es fácilmente comprensible en la constatación de las sucesivas empresas integradoras. Sí alguna de ellas llevara a una integración efectiva ¿Por qué seguir multiplicando instituciones y no hacer que las anteriores sean trazos de una mayor? –

Con esto no queremos quitar toda la importancia a la organización, a la que no podemos más que desear la mejor suerte posible, lo que buscamos es dar paso a un argumento que apela a la fuerza en contra de la visión voluntarista (idealista) del consenso entre todos los países iberoamericanos, que han estado presentes y conformes, en las líneas marcadas (todavía confusas) para la construcción de la Patria Grande.

La novedad de esta cumbre respecto de otras, es, por un lado, la exclusión de EEUU y Canadá y por otro la participación de todos los miembros de de la América del Sur. En lo que atañe a la crítica tecnológica, no creemos que la CELAC, de momento, sea más que una ceremonia política orientada a celebrar los recientes acuerdos bilaterales que se han visto crecidos en las repúblicas hermanas a consecuencia de la crisis económica que aflige a las democracias liberales, muy particularmente el endeudamiento masivo de los europeos, que ya no son tan productivos como antaño.

El optimismo puede obviar la razón por la cual lo que se pretende unir, está desunido. La unidad no depende del consenso de los países iberoamericanos, pues EEUU y China son Estados que tienen planes a medio y largo plazo definidos y mediante ellos se está realizando la progresión económica desde la que auguramos una integración regional. Es decir, es imprescindible para una verdadera unión una línea única con respecto al Imperio, pero eso ahora es imposible, en el marco de la totalidad de la región. No sólo porque muchos de los firmantes sean vasallos directos, además, el consenso, carece de poder efectivo por no haber instituciones comunes realmente existentes, como decimos, que estén programadas específicamente hacia el orden del conjunto. Por lo tanto, poco nos dice el hecho de que «todos» hayan estado presentes, porque la finalidad de su presencia es su interés particular, que en muchos de esos todos es contrario (según sus líneas estratégicas, es decir, sus relaciones exteriores) al interés general de la región, si se define por la unidad iberoamericana.

Nosotros pensamos que una verdadera integración ha de estar dada desde un Estado puntero, de las proporciones de México y Brasil, quizá una unidad bolivariana, si es que algo así puede existir, que marque el ritmo y se imponga sobre los otros miembros, si es necesario, frente a las aspiraciones de EEUU o China. El cambio de rumbo de México (respecto de EEUU), de darse, sería un punto de inflexión que realmente conseguiría plantear una situación distinta entre el bloque anglosajón y el hispánico y cuya dimensión histórica dejaría a la CELAC como mera anécdota.

Por el lado de la crítica ideológica, pensamos que olvidar que los Estados actuales son fruto del Estado del Antiguo Régimen es desactivar el programa de toda perspectiva histórica, desplazándolo a una perspectiva antropológica: las etnias oprimidas por los occidentales intolerantes. Pero la historia va por otro camino. Tendríamos que gastar muchas páginas para criticar como es debido la ideología “indoamericanista”, aunque ya hemos dicho algunas cosas en otros artículos. Aquí simplemente recordar las razones por las que podemos hablar de unidad en Nuestra América:

1 Lengua española (y portuguesa): antes de la llegada de los españoles la lengua separaba y no unía al continente.

2 Derecho: compartimos las mismas bases jurídicas, privada: códigos mercantil, civil, penal, procesal, laboral, tributario; y pública: mismas estructura política, derecho administrativo…etc.

3 Religión católica: aunque con el paso de las generaciones cada vez sean más los que se consideran ateos, la religión es un fenómeno trascendental que sigue determinando nuestras conductas y en este sentido el catolicismo permite en gran medida la expansión del socialismo. Si definimos al socialismo por el racionalismo universalista habrá que concluir que el catolicismo (es decir,lo definimos por la potencia institucional para absorber a los grupos conquistados) es un socialismo frente al protestantismo individualista.

4 Pluralidad racial: otro hecho incontrovertible de la realidad cultural hispana es la mezcla racial característica del continente, mezcla que sólo podía llevarla a cabo un individuo específico que la articulara tomándose como referencia. El Imperio católico ejerció el antirracismo más contundente de la Historia Universal, trayendo al mismo redil razas que si por los protestantes fuera (WASP: White Anglo-Saxon Protestant), seguirían incomunicadas. Demostraron entonces aquellos hombres, independientemente de si eran conscientes o no (al menos sabemos que no tenían ciertos reparos), que la pureza racial no es valiosa, quizá porque ya lo sabían, aunque no quisieran reconocerlo, razones tenían (la morisma acechaba).

En definitiva, la CELAC está enfrentada a la OEA, por lo tanto, la importancia histórica de la CELAC depende de su capacidad para destruir a su contraria, absorbiendo a los estados vinculados al enemigo. Pero, aquí es donde queríamos llegar ¿Si la unidad que existía antes de la CELAC está dada gracias a España, como es evidente, porqué ninguna mención, si quiera honorífica, a la Madre Patria? Todos sabemos las razones, así que como hemos dicho, no nos extenderemos aquí. Simplemente decir que en la agenda agitprop de cualquier revolucionario socialista iberoamericanista que se precie debería haber un proyecto para absorber a España, si no por afecto a las tradiciones y idiosincrasias comunes, por lo menos por sabiduría política. El asediado por tus enemigos puede ser tu amigo, y en política, suele serlo.

Es infantil y si se nos permite la expresión, «antipolítico», despreciar la posibilidad de extender la base territorial de la comunidad, abriendo así nuevos (respecto al presente) límites corticales, y con ellos la sabiduría técnica y moral que albergan, por su recorrido secular, los españoles de este lado. España posee un tejido productivo más que aprovechable para volcar, por ejemplo, el petróleo venezolano, del que se ha prescindido en gran parte en el último año en los mercados internacionales (concepto de capa basal). España ofrece la posibilidad de expandir el movimiento más allá de América (concepto de capa cortical). Y de España tendrán que emigrar en 2012 miles de iberoamericanos formados y valiosos, autóctonos e inmigrantes, a otras tierras que sospechamos, no serán parte de la Patria Grande (concepto de capa conjuntiva).

En cuanto a lo que decíamos de la fuerza de un Estado frente a organizaciones supraestatales ¿Quién se atreve hoy a negarlo, con todos los eurosocios firmando su arakiri lacayunamente frente a la mirada impasible de la europeísima, Merkel?

El recién elegido Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, prometió estrechar los maltrechos lazos con la comunidad hispánica a la vez de acercarse más a las nuevas potencias emergentes (cosas ligadas una a la otra). Creemos que la Cumbre iberoamericana que se celebra en 2012 en Cádiz para conmemorar el Bicentenario de la Constitución de las Cortes de Cádiz es una grata ocasión para cumplir con su programa. Desde Izquierda Hispánica, ofrecemos un texto de sabias palabras que pudieran servir a Rajoy para abrir dicha Cumbre:

«Tras un siglo de soberbia y mutua igorancia -un siglo de independencia en que se ha ido cumpliendo, laboriosamente, la independencia del espíritu, sin la cual no hay amistad posible-, los españoles pueden ya mirar sin resquemor la cosas de América, y los americanos considerar con serenidad las cosas de España. El día en que España se interese por la suerte de las repúblicas americanas -cuando ya interesarse por ellas no significa ambición imperialista-, España vendrá a ser el centro de un poder moral sólo comparable a loo que fue el del Papado. Esto, al paso que moralice a España, devolviéndole su puesto en la consideración política del mundo, será un bien para todas las repúblicas americanas, que, a través de España, pueden entenderse y reconocerse fraternales. Si el orbe hispano de ambos mundos no llega a pesar sobre la tierra en proporción con las dimensiones territoriales que cubre, si el hablar en lengua española no ha de representar nunca una ventaja en las letras como en el comercio, nuestro ejemplo será el ejemplo más vergonzoso de ineptitud que pueda ofrecer la raza humana«. Alfonso Reyes «Dos viejas discusiones»

Artículos relacionados:

4 Respuestas a “Algunas reflexiones más sobre la CELAC”


  • Estimado Figueroa, en el texto se afirma que no se menciona a España «ni siquiera» de modo honorífico, es decir, que tal y como está redactado pues no es que se pida que España tenga que ser mencionada de modo honorífico sino que este modo se considera el inferior y que ni siquiera ese hubo.

    Por lo demás, si España no fue citada es porque no se merezca ser citada según el papel que actualmente está desempeñando en Iberoamérica.

    Comparto esa idea de que la «Madre Patria» es quizá la unidad hispana perdida previa a la conformación de los Estados. Ahora bien, el término no es imperialista. La terminología de tiempos del Imperio español no era esa para referirse a la metrópolis, al menos en lo que a mi se me alcanza. Más bien es un término que surge cuando ya hay dos patrias, la paterna -los nuevos Estados nacionales- y la materna -‘la Monarquía Hispánica’.

    Si se acuñó en el siglo XIX quizá siga teniendo el vestigio sexista tradicional que suponía al padre como principio activo -«la forma»- y a la madre como principio pasivo -«materia»-. Así, tendría casi un significado subordinado y nada imperialista.

    De todos modos es una expresión poética y como tal hay que tomarla.

    Salud y gracias por tu comentario.

  • Me resulta un poco sorprendente (mas bien, ridículo) que alguien se pregunte porque no hubo una mención ‘honorífica’ a España en la ceremonia de la CELAC. Ciertamente lo que nos une a los latinoamericanos es la imigración hispánica, pero eso no hace a la actual España ‘la Madre Patria’; ese título poético pertenece al imperio pasado; la actual España es un hijo mas de aquel estado/sociedad que ya no existe. Como dice el refrán: Los descendientes de los conquistadores somos nosotros, los españoles son los sobrinos.

  • Daniel Cerezo

    Vaya, gracias hombre.

  • Dicen que a Einstein le obsesionaba la «belleza» en los planteamientos matemáticos. Es una lástima que no pueda leer este artículo; desprende «belleza». Debería ser portada de todos los medios de comunicación, por un lado, desde el Río Bravo y Grande hacia abajo; y por otro, desde los Pirineos a Cádiz… o más allá si se quiere, esto es, a ambos lados del Atlántico.

Actualmente los comentarios están cerrados.