ETA y su «actividad desarmada»

«Mientras los franceses centralizaban y, consiguientemente, abreviaron el dominio del terrorismo, los españoles, fieles a sus tradiciones, descentralizaron y, consiguientemente, lo prolongaron.» (Karl Marx, España revolucionaria, 1854).

Comunicado de IH sobre el anuncio del «cese definitivo de la actividad armada» de ETA.

A falta de un mes para las elecciones generales, la banda terrorista y secesionista ETA anunció su «cese definitivo de la actividad armada». Pese a las reacciones de la casta política y al entusiasmo generado en sus lacayunos medios de comunicación la perspectiva que se abre para el futuro de España es bastante incierta, por no decir, oscura. Desde Izquierda Hispánica queremos apuntar:

1º. Que en nada cambia la naturaleza de ETA el hecho de su presunto abandono de la lucha armada. Estamos contra ETA no porque sean violentos. Estamos lejos de cualquier pacifismo pánfilo de corte pequeñoburgués. Estamos contra ETA y su frente político por su etnicismo racista antiespañol encaminado a crear un Estado secesionado de España bajo criterios étnicos y construido sobre décadas de adoctrinamiento falsario de la Historia de España.

2º. Que la lucha desarmada de ETA y su frente político puede ser todavía más peligrosa y dañina para la Nación española y la causa de la Hispanidad. Puede decirse tanto que la guerra es la continuación de la política por otros medios como que la política es la continuación de la guerra por otros medios. ETA sigue siendo la misma, sólo ha cambiado de medios porque ya su forma de terrorismo se ha demostrado un fracaso a nivel estratégico. Bajo el amparo de la ideología del Régimen del 78, el fundamentalismo democrático, ETA y su frente político medrarán bajo el paraguas del pacifismo, la democracia, los derechos humanos y el individualismo liberal.

3º. Que las dos grandes ideologías mayoritarias de nuestro país, la socialdemocracia y el liberalismo, han ayudado a desmantelar ideológicamente a la clase obrera española, la Nación política y al propio Estado español. El liberalismo, con una libertofilía abstracta y delirante, ha hecho suya la causa de la «democracia» y el individualismo «frente al totalitarismo» ecualizando la intervención estatal con la tiranía. Así, ha desarmado poco a poco la capacidad del Estado para tomar medidas expeditivas y contundentes no ya contra ETA sino contra su entorno y aquellos que han ayudado a su mantenimiento. Por su parte, la socialdemocracia ha sido cómplice objetiva del crecimiento del entorno político de ETA fomentando la idea incorrecta de que cualquier idea es defendible «desde la paz y la democracia». Así ha primado la paz abstracta menospreciando la unidad de la Nación política como elemento necesario para la constitución de cualquier socialismo mínimamente viable. En otras palabras: el contubernio entre la socialdemocracia y el entorno separatista ha desarmado la unidad de los trabajadores españoles al fomentar ideologías disolventes.

En conclusión: la ideología construida contra ETA basada en contraponer a los demócratas y pacíficos contra los totalitarios y violentos puede acabar por volverse contra el propio régimen en la medida en que ahora ETA y su frente político comenzarán a presentarse como demócratas y pacíficos. Y la partitocracia no podrá hacer nada, sino pactar con ellos.

ETA y su frente político odian a España y con ella a toda la Hispanidad. Odían tanto a los españoles de izquierda como a los de derechas. Odian tanto a los españoles católicos como a los ateos. Su lucha es contra toda España, no es una lucha de clases. Nos odían por el simple hecho de ser españoles. Que su lucha se manifieste de modo armado o desarmado en nada cambia la naturaleza del conflicto ni su calidad de agentes reaccionarios para la causa de la Hispanidad y el socialismo iberoamericano.

La lucha desarmada puede ser incluso más violenta que el ejercicio puntual del terrorismo. Se manifieste su lucha del modo que se manifieste, allí encontrará a Izquierda Hispánica en frente.

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12 Respuestas a “ETA y su «actividad desarmada»”


  • Gracias a ti, Esquinas, por hacerme comprender que hay muchos vericuetos a considerar; no todo debe ser circular por avenidas anchas, no pocas veces construidas por una simplicidad que casi siempre conduce a precipicios. Cosa distinta es evitar caer en ellos. En eso estamos (intentar evitarlos).

    No pretendo dar la impresión de atribuir a lo político ningún prestigio; no tiene nada de armónico ni de pacífico, lo armónico y pacífico simplemente no existe. Y mucho menos reducir a los etarras a delincuentes comunes; el terrorismo no es delincuencia común. Lo que se pretende destacar, precisamente, es el componente terrorista y distinguirlo. Si lo confundimos, terminaremos por aceptar que puede haber un terrorismo de Estado y eso no es así (ecualización de víctimas, todas son lo mismo). Puede haber asesinatos de Estado, pero no terrorismo. En este caso no hay mensaje que dar, no hay agresión abierta, no hay recurrencia infinita ni aleatoriedad; como en el caso terrorista. Por eso, los actos puntuales, no son terroristas. La violencia tampoco es la medida, como bien dices. Puede haber mucha violencia sin terrorismo, como sucede a veces con sectas de esas que esperan que el platillo volante aparque en el jardín… y como no aparca, terminan todos muertos, o como en el caso de México que citas; pero no es terrorismo, son otras patologías. Ni siquiera el asesino en serie es terrorista, pues la serie la establece la policía; él no quiere que se sepa (como en el terrorismo), ni que las víctimas lo sepan (como en el terrorismo). Cosa que, en efecto, no impide que llegue a tener implicaciones políticas.

    En el caso de ETA, si de alguna manera podemos aceptar que es un «conflicto político», y en esto podría darte cierta razón, es precisamente por el otro componente que pretendía destacar: la complicidad. Si termina “institucionalizado” el impuesto revolucionario, es porque cuando un empresario paga a ETA, sin decirlo a nadie, al cabo de un tiempo, por su propia autojustificación, se acaba creyendo las razones de la “banda” y se hace a sus prácticas; es decir, se crean condiciones para que la sociedad establezca relaciones de complicidad con el terrorismo. Qué decir, cuando son las mismas fuerzas de seguridad de un Estado, las que avisan a los propios terroristas sobre eventuales redadas. Cuando en los telediarios de turno le ponen azúcar a la píldora de «ETA militar», pasa mejor y terminan siendo «militar» (o «político-militar» en su momento). Y cuando en un “Tribunal Inconstitucional” se pasan por la flor al Supremo, a la policía o a la Guardia Civil, pues es normal que sean recibidos con alfombra roja en las instituciones. Y ya tienes montadas tus tres capas; sus tres capas. De este modo, no queda ahora más remedio, Zapatero mediante, que hablar de igual a igual; reconociéndose implícitamente, de alguna manera, que tal secesión es un hecho y que sólo queda pendiente formalizarla.

    “«La única posibilidad de entendimiento con ETA es por vía penal, o metiendo los tanques como en Chechenia». Para Gustavo Bueno cualquier otro canal de diálogo con el nacionalismo radical vasco, y más tras el último asesinato de ETA, está cerrado porque «todos los conceptos están confundidos», incluso en el bando constitucional.”
    (25-01-2000, La Nueva España).

    A estas alturas, a ver quién es el guapo que mete los tanques en Bilbao.

  • Creo Peliyot que tu postura peca de considerar lo político como una esfera de prestigio y de la que hubiera que exonerar a los etarras para reducirlos a delincuentes comunes. El conflicto con ETA es un conflicto enminentemente político ya que su ortograma, sus planes y proyectos se dan a una escala política: el Estado español y la Nación política, la cual intenta fragmentar secesionándose. Y lo hacen formando un bloque político -es decir, basal (impuestos revolucionarios), cortical (ETA militar) y conjuntivo (presencia en la administración autonómica vasca)-. Es cierto, como bien dices, que no todo es política pero ETA y su entorno sí lo son. Ahora bien, que sea político no implica que sea algo mejor que la delincuencia común, todo lo contrario, es muchísimo peor porque la delincuencia común, siempre que no se dé a una escala incontrolable -y entonces ya pasa a ser política, como en México- no afecta a la Eutaxia del Estado.

    A mi modo de ver, se ha visto la «escala política» como una esfera armónica y pacífica y por ello «los violentos» tienen que ser descartados. Que algo sea político no tiene por qué ser ni bueno ni mejor que algo que no se da a esa escala. Un ejemplo es el de los nacionalsocialistas, movimiento genuinamente político pero no por ello menos deleznable.

    Por ello no hay que tener miedo en reconocer que ETA, en tanto está indisolublemente unida a su entorno y bloque hegemónico separatista, es un problema genuinamente político que requiere una solución política. Pero una solución política no tiene por qué ser un pacto armonioso o un contubernio judicial ya que la lucha de las fuerzas de seguridad del Estado también puede darse a escala política.

    De hecho, que el problema de ETA sea político es por lo que nos oponemos sean o no sean pacíficos, porque la escala del problema secesionista está más allá de una táctica pacífica o violenta coyuntural.

    Salud y gracias por todos tus comentarios!

  • Por error esto se puso en otra entrada; pero viene aquí.

    Muy bien aclarada la aclaración, Esquinas. Pero no podemos caer en la trampa de tomar en sentido amplio la guerra (la política), sin al menos distinguirla un poquitín (todo es política casi del mismo modo que todo es química); porque entonces cualquiera que pudiera leer esto y no supiera del palo que aguanta esta vela, se vería tentado por la pendiente de atribuir un “conflicto político” al asunto etarra; que es lo que han querido desde siempre (ellos sí llaman a esto «guerra»; porque ya presuponen un Estado vasco). Y no es tal cosa, sino que es terrorismo en su sentido estricto. Con ellos no hay ningún conflicto político; lo que hay es que deberían ser ilegalizados, detenidos y encarcelados… por terrorismo. Y a tales presos no se les podría llamar nunca «presos políticos», porque entonces pondríamos otra vez a la burra delante del trigo. Uno de los clímax de la complicidad llegó con el amigo “Ánsar”: «Movimiento Vasco de Liberación». Sólo por eso debería acompañarlos en el trullo y que lo pusieran mirando a Donostia.

  • Mario Rodríguez,

    Por nuestra parte des-sacralizamos totalmente a España. Ahora lo que quisiéramos destacar como el mero hecho de defender la unidad de España ya es «sacralizarla», «españolismo rancio», «derecha tradicional», etc., cosa que no pasa en cualquier país de Iberoamérica. A nadie que defienda la unidad de la Nación política se le cataloga inmediatamente de sacralizador ni de «mexicalista» o «chilenista» rancio.

    España no es una unidad de destino en lo universal guiada por un presunto espíritu. España es una Nación política y con ello queremos indicar el conjunto de instituciones tanto basales (económicas), corticales (defensa) como conjuntiva (administración) que son necesarias para cualquier tipo de socialismo. Claro que también son necesarias para el capitalismo, pero es que el socialismo brota del capitalismo de modo interno. Esto es lo que caracteriza genuinamente a una posición marxista y no hablar de «otros mundos posibles» sin tener en cuenta el mundo realmente existente.

    Salud y gracias por tus comentarios.

  • Peliyot, gracias por tus indicaciones. El término «guerra» estaba utilizado en un sentido lato, como deja entre ver que se utilizara dándole la vuelta, la famosa frase de Clausewitz. El estilo que utilizamos son las «inversiones» que Marx hacía en forma de quiasmo y que analizó Gustavo Bueno en sus artículos en la revista Sistema en los años setenta. La política, en un sentido lato y no totalmente preciso, es la «continuación» de los conflictos sociales o dicho con mayor propiedad, la política no enmascara el enfrentamiento, sólo hace que se dé de otra forma. Como bien dices la guerra es política y la política es conflictiva o es «guerra». Esto es lo que queríamos indicar: que aunque se adopte una forma política pacífica el enfrentamiento no deja de estar ahí ni tiene por qué bajar de intensidad.

  • Al tener esas actitudes, el entorno proetarra ataca contra la soberanía nacional de varias naciones iberoamericanas, incluida España. Luego son enemigos no ya de España sino, de pronto, de Chile y México.

  • Y sí hay odio a Hispanoamérica. Un ejemplo es el ridículo que muchos aberchales hacen respecto al Subcomandante Marcos, apoyando la «independencia de Chiapas», cuando en numerosas ocasiones Marcos siempre ha dicho que su proyecto se encuentra integrado en la nación mexicana. O el ejemplo del apoyo del entorno proetarra al secesionismo mapuche, atacando así a la soberanía nacional de los chilenos.

  • Las alianzas son estratégicas, siguiendo la idea de «oprimido a oprimido» pues en su odio a España tratan de debilitar toda relación de España con Hispanoamérica.

    Lo que hay que desacralizar (que está suficientemente sacralizada) es la idea de que España es algo franquista o fascista. Ni Franco inventó España ni la idea la inventó él. Sin España no hay revolución española, y sin la fuerza y la existencia de España no hay alianza posible con las revoluciones iberoamericanas, ni siquiera a nivel geoestratégico. Una España unida, como pivote del ALBA en Europa, para el Mediterráneo y África, es mucho más peligrosa para el capitalismo yanki-europeo que una península ibérica balcanizada en estaditos cutres. No hay socialismo sin Estado.

    Por otra parte, las clases no se reducen solo a burguesía y clase obrera. En la lucha de clases intervienen numerosas clases sociales aparte de esas dos, y además la lucha de clases está imbricada con la lucha entre Estados, el verdadero motor de la Historia. No hay secesionismo sin apoyo de Estados externos (Reino Unido, Francia, &c.).

  • Mario Rodríguez

    Esquematizando un poco, creo que el nacionalismo vasco en todas sus vertientes, sí tiene por fundamento la existencia de las clases y de la lucha de clases. El odio a lo español es la forma abstracta que los conflictos de una burguesía regional con la burguesía central se expresan en la conciencia. Por otra parte, ni el PNV ni ETA ni ningún otro abertzale «odian» a Hispanoamérica, antes bien fomentan alianzas y relaciones de todo tipo en México, Colombia, Venezuela, la Cuba de los hermanos Castro, etc. Por último, quizá convenga desacralizar aunque sea un poco a España. El socialismo no dependerá de que exista o deje de existir el Estado español o cualquier otro ente político de la América hispanohablante.

  • Sin duda, la reacción de algunos políticos ha sido la prevista y la de otros toda una sorpresa. Luego, si llega el caso, donde hayan dicho «digo», dirán «Diego»; e intentarán des-dramatizar. Los medios más «lacayunos» sí, pero los menos, sobre todo al principio, no comulgaron. Luego, han ido des-dramatizando.

    No veo del todo correcto que pueda decirse sobre la guerra que es la continuación de la política por otros medios o viceversa. Primero, porque en relación a ETA, no puede utilizarse el término «guerra», sino «terrorismo» (¿guerra entre quiénes…?). En la guerra no hay complicidad entre las partes, salvo para darse de hostias; mientras que en el terrorismo es necesario que se establezcan relaciones de complicidad entre la parte terrorista y la aterrorizada. A veces llega a ser tal, como es el caso, que el terrorismo ya no es necesario (cese definitivo…). Y segundo, porque la guerra no es ‘continuación de’, sino que es la misma política. Pertenece a la misma categoría política y, por tanto, la guerra es política y la política es guerra. Cuando se preparó el desembarco en África, en la Guerra II, dejando al margen a los franceses, que se supone eran aliados, no sólo se estaba haciendo la guerra, se estaba haciendo política; pues es lo mismo.

  • Claro que no. Ha sido un evidente lapsus que ya ha sido corregido.

    Gracias

  • Luchy in the Sky

    ¿Existe la palabra «adoctrinariamiento»?

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