De la Europa sublime a la Europa imposible.

Durante un día sí y otro también, de los últimos treinta años, nos vienen dando la “papilla” ideológica de la “Europa sublime”. Esta ideología nos pinta una Europa cuya unidad se da por supuesta y que es la salvadora de la “humanidad”, de la “razón”, de la “ciencia” y la “cultura”, de la “libertad”. La Europa de la Novena sinfonía.

Pero, bajo ese armazón ideológico, está una Europa que se une por una solidaridad frente a terceros (USA, China, Rusia…) y en donde unos quieren dominar a otros. Esto lo podemos comparar a una biocenosis, es decir, cuando varias especies conviven de un modo sostenible y esa convivencia o unidad se basa en que unos se comen a otros (la ley de la jungla).

Y esta biocenosis en que consiste la Europa realmente existente es la que, a través de unos fondos europeos que son vendidos como solidarios, traen a cambio de esa “solidaridad”, el desmantelamiento del tejido industrial de las naciones receptoras de estos (como en el caso de España) con la intención clara de eliminar competidores y tener consumidores de los productos fabricados por las naciones que sí conservan su industria y son las donantes de estos fondos (como es el caso de Alemania).

Todo esto por no hablar de inventos como los “mini-jobs” que posiblemente se implementarán en España. Estos trabajos-basura consisten en pagar sueldos de 400€ y con una seguridad social que se ha de pagar el trabajador, a imitación del modelo alemán, menos en un punto clave que es el apoyo estatal en Alemania en dinero extra, subvenciones y otros servicios que no se darán en España. Pura dialéctica de clases y Estados, auténtico motor de la historia, y no la dialéctica de clases y su inexistente “proletariado universal” o “burguesía universal” (y aquí está la “vuelta del revés a Marx” que hace el Materialismo Filosófico al Materialismo Histórico/Dialéctico; y que podríamos ya vislumbrar en la leninista “aristocracia obrera” que precisamente se podía formar por el imperialismo depredador que realizaban en el  exterior los Estados, de los cuales eran nacionales los obreros alemanes, franceses, ingleses…), en donde vislumbramos que las ayudas que el Estado alemán da a los obreros son posibles porque en España (y en el resto de los llamados PIGS) no se las dan a los suyos, puro ejemplo de imperialismo depredador del IV Reich.

Y así llegamos al último acto de esta depredación franco-alemana con la última cumbre europea, en donde se firmó un nuevo pacto intergubernamental en donde se aceptan todas las condiciones de una Alemania en clara voluntad de construcción del mencionado IV Reich (imperialista depredador como todos los demás Reich -I, II, III- alemanes).

Y en esa misma cumbre también pudimos asistir a como Inglaterra (que conserva su moneda, la libra) se separa del resto y no firma, para proteger sus intereses (por ejemplo, el capital financiero de la city) y además, teniendo en cuenta que ellos tienen muy claro que miran al otro lado del Atlántico (USA) y a la Commonwealth (los restos de su fenecido y depredador Imperio).

Mientras, España no consigue ni derecho de veto (¿la última puñalada de ZP?) y se ve abocada de una manera sumisa a cumplir con las draconianas medidas de austeridad impuestas por Alemania. Y el nuevo presidente español, Mariano Rajoy, repite (como si fuera una especie de mantra) que tendremos que hacer todo lo necesario para estar en primera línea de Europa. Esto es que, para conservar el euro (no se puede permitir que una economía como la española salga del euro, porque sino se cae todo el edificio, es decir, se le esfuma el Imperio a Alemania) hay que aceptar todo tipo de condiciones que básicamente son unos recortes brutales que caen directamente en los servicios básicos y en los derechos laborales y los salarios de los trabajadores españoles. A cambio de esto, España estará medio siglo sujeta a los designios franco-alemanes y deberá conformarse (como máximo) a ser la cuarta Nación de la jerarquía de la UE (eso sí, recuerdo, sin derecho a veto).

Esta situación sólo se puede cambiar con una revolución socialista (de un nuevo socialismo específico) que vaya más allá del régimen de la democracia coronada del 78. Una revolución que cambie el núcleo (aquella parte de la sociedad política o Estado que hace girar a las demás partes de esa sociedad política alrededor suyo y mantiene esto en el tiempo –eutaxia o buen orden-, es decir, la clase dominante) por otro. Y que este nuevo núcleo revolucione las diversas capas y ramas de poder del Estado (es decir, el cuerpo de la sociedad política) además de cambiar su curso.

Esta revolución debería acercarnos a nuestros hermanos hispanos de las repúblicas iberoamericanas para llegar a formar un bloque hispánico y socialista, una plataforma desde donde influir de manera generadora y ejemplarista al resto del mundo. En fin, un proyecto revolucionario de una séptima generación de izquierda definida, una izquierda hispánica.

Desde luego, son posibles acuerdos temporales entre los capitalistas y entre las potencias. En este sentido son también posibles los Estados Unidos de Europa, como un acuerdo de los capitalistas europeos… ¿sobre qué? Sólo sobre el modo de aplastar en común el socialismo en Europa, de defender juntos las colonias robadas contra el Japón y Norteamérica, cuyos intereses están muy lesionados por el actual reparto de las colonias, y que durante los últimos cincuenta años se han fortalecido de un modo inconmensurablemente más rápido que la Europa atrasada, monárquica, que ha empezado a pudrirse de vieja. En comparación con los Estados Unidos de América, Europa, en conjunto, representa un estancamiento económico. Sobre la actual base económica, es decir, con el capitalismo, los Estados Unidos de Europa significarían la organización de la reacción para detener el desarrollo más rápido de Norteamérica. Los tiempos en que la causa de la democracia y del socialismo estaba ligada sólo a Europa, han pasado para no volver.”

La Consigna De Los Estados Unidos De Europa en Sotsial-Demokrat , número 44, 23 de agosto de 1915, Lenin.

Y los mineros saben, y también tenemos que saberlo todos los demás, que todos nuestros planes y proyectos han de hacerse contando con nuestra inserción en la Comunidad Europea, que es ya un hecho consumado y, al parecer, irreversible. Pero también debemos saber que esta inserción no es, ni puede serlo, un proceso armónico, suave, sino intrínsecamente conflictivo. Y este conflicto es precisamente el que se nos manifiesta con el nombre «neutro» de competitividad. Pero la competitividad no es una relación abstracta, impersonal, que pueda establecerse desde una «quinta dimensión»; la competitividad define un escenario darwiniano, de lucha por la vida, y de selección natural, en el que sólo los más fuertes, o los mejor situados, podrán sobrevivir. Ahora bien, lo que tenemos que saber es que esta lucha ha comenzado ya, y en situación favorable para alguno de los contendientes, en el momento de haberse fijado los criterios mismos de selección, de competición. Y el gran peligro es que estos criterios de competitividad nos hayan sido impuestos por Alemania o por Francia, por ejemplo, en nombre de la Comunidad Europea.”

Discurso a los mineros asturianos del 30 de junio de 1991, Gustavo Bueno.

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1 Respuesta a “De la Europa sublime a la Europa imposible.”


  • Enhorabuena por el artículo, la verdad es que con la cantidad de voces que tenemos que soportar a menudo ‘vendiéndonos’ la UE, parece una especie de utopía sublime ante la que debemos postrarnos. Pero cuesta creer que nuestro lugar esté junto a países tan amistosos tradicionalmente con nuestra Nación como Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda…como me dijo un profesor de Historia una vez: «En un corral sólo puede haber un gallo». Y ese gallo es Alemania, que ha descubierto que con la dominación económica no es necesario liar una guerra terrible, sólo hace falta untar bien a algunos lacayos con los que repartirse el pastel del PIB total de Europa. Muchos fondos de cohesión, muchas ayudas…pero como bien decís todo a cambio de desmantelar la capacidad industrial nativa. Nuestra situación respecto a esa Europa sublime me recuerda mucho a la de México y EEUU

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