Izquierda Hispánica frente a la reforma constitucional (continuación)

En este artículo complementamos y continuamos el anterior sobre este tema, centrándonos en los dos peligros que ahí se señalan para la soberanía nacional de España (y con ello para la propia eutaxia o mantenimiento de la nación), por un lado el imperialismo del eje franco-alemán y por otro el independentismo impulsado por la derecha nacionalista fraccionaria (BNG, ERC, ETA, PNV, CIU, etcétera…).

El imperialismo depredador del IV Reich (UE) se viene cebando con España desde la entrada de nuestra Nación en la llamada en aquel momento CEE. (Comunidad Económica Europea) por obra y gracia del PSOE de Felipe González (pero el apoyo de todas las demás fuerzas políticas principales). Las consecuencias de aquello fueron la asignación a España (por parte del eje franco-alemán) de una serie de condiciones para entrar en el club, estas fueron: La destrucción de sectores productivos y tejido industrial (astilleros, altos hornos, etc.. . Que llevó consigo el principio del fin de la clase obrera “creada” en el franquismo junto a estas industrias); la imposición de cuotas para la producción de leche o la pesca; la compra por parte de transnacionales francesas y alemanas entre otras de sectores productivos básicos (la automoción es un ejemplo sangrante); la dependencia de nuestras exportaciones de ciertos mercados de muy concretas naciones europeas (Francia, Italia, Alemania).

A cambio se consiguieron mantener ciertos sectores protegidos como la banca (que comenzó un proceso de fusiones que la ha llevado a ser dominada básicamente por dos grandes bancos –BSCH y BBVA-), energía (con las grandes eléctricas –Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa-, petróleo y gas –Repsol, Campsa, Gas Natural-), telecomunicaciones (Telefónica), y construcción ( engordada con los fondos europeos para la construcción de grandes infraestructuras y que da lugar a la creación de grandes empresas como Ferrovial, ACS, etc…). También gracias a los fondos europeos y el endeudamiento (y por lo tanto, con pies de barro), los gobiernos de Felipe González ampliaron el Estado del Bienestar heredado de Franco, en buena medida empujados por los conflictos y huelgas que se suceden en esos años y por la necesidad del voto en las elecciones.

Tras la llegada de Aznar (en 1996 y después de haberse firmado el Tratado de Maastrich que creaba la Eurozona) por imposiciones de la nueva UE (que por otra parte cuadraban y cuadran con la ideología liberal del PP y con los intereses de grupos y clases que representa) para cumplir con el Tratado y entrar en el Euro se hacen las siguientes medidas: Privatización de empresas públicas rentables y estratégicas con la excusa de cubrir el déficit y bajar la deuda (más la demagogia liberal de que lo privado funciona mejor que lo público), entre ellas están Telefónica, Endesa, Iberia, Tabacalera, Argentaria…; mantenimiento e incluso reducción del gasto social público (que ya había sido reducido en los últimos gobiernos de Felipe González para cumplir el Tratado de Maastrich); profundización mediante la ley del suelo que abría la veda para que todo fuera urbanizable, con la construcción y el turismo (con su mano de obra barata y sin necesidad de gran cualificación, entre ellos muchos inmigrantes) como motores económicos; bajos tipos de interés y explosión de créditos hipotecarios (que engarzan con el ladrillo como motor económico) además de aumento del número de ciudadanos españoles con propiedad de acciones tras las privatizaciones (“capitalismo popular” que juega en la Bolsa).

El resultado fueron bastante años seguidos de crecimiento económico, bajo paro (pero con muchísimo empleo precario y bajos sueldos, además de baja productividad), especulación inmobiliaria, creación de grandes transnacionales españolas (entre las empresas públicas privatizadas y los sectores protegidos antes reseñados) que se lanzan a depredar el mercado iberoamericano, inmigración masiva y en buena medida ilegal.

Esto continuó así en los primeros años de ZP, pero al estallar la crisis en 2008, España demuestra claramente los pies de barro del “milagro español” y todos somos testigos de como el agua entraba por todos los lados. Una vez más, el imperialismo depredador del IV Reich (UE) impone como soluciones el despiece del Estado del Bienestar, la propiedad para sus empresas (o incluso de otras naciones fuera de la UE) de los “campeones nacionales” españoles (Endesa pasa a manos italianas, Campsa a Catar, etc…), la privatización de la mitad del sistema financiero español como son las cajas de ahorro, y finalmente el tope constitucional de los gastos y la inversión estatal en España (con la sumisión del PP y PSOE) porque lo principal es pagar la deuda a los bancos alemanes, franceses, etc…

Por todo ello ya no vale pedir un referéndum (sin descartar los debates sobre temas “tabús” y alianzas que se podrían formar con la excusa de este) y negarse a estos recortes y reformas sin especificar al mismo tiempo que alternativas se proponen. Y ahí está la clave de la cuestión, pues el nacionalismo fraccionario (por su mayor fuerza que IU o UPD por ejemplo, ya que controla regiones claves de España y gracias a la ley electoral que les hace ser bisagras de las dos grandes y ecualizadas fuerzas políticas nacionales) en esas circunstancias puede llevarse más el gato al agua (y ahí vimos los intentos de PNV y ERC por colar el “derecho de autodeterminación” en la reforma, además de los intentos del PP y PSOE para “camelar” a CIU permitiendo que los límites del 0-0,4% del PIB de déficit que permite la reforma, los eligieran las autonomías).

Por todo ello desde IH hacemos un llamado y actuaremos en la medida de nuestras posibilidades para que esos “noes” y próximas protestas y conflictos con visión nacional (la Nación política de ciudadanos española nacida en la Constitución de Cádiz de 1812) y defensa de los trabajadores que vengan de sectores o grupos de IU y los grandes sindicatos de clase (CCOO y UGT) no se queden en el mero fundamentalismo democrático del referéndum y en la negación genérica a las políticas que se están imponiendo, sino para que a través de una teoría de la historia, del Estado, de la economía, (que en nuestro caso bebe del Filomat) se puedan sentar las bases para la construcción de una nueva izquierda definida española, iberoamericanista, y socialista que enfrente a la oligarquía nacional y las poliarquías autonómicas así como la UE (el eje franco-alemán) con el fin de organizar a los trabajadores españoles con vistas a unirnos con nuestros hermanos en América en una gran plataforma hispánica y socialista.

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