Alemania no da puntada sin hilo. En los últimos años, ante un posible colapso de la UE, y por tanto de su imperio comercial y financiero, Alemania está estudiando diferentes estrategias de salida y buscando nuevas regiones más allá de Europa para poder seguir ejerciendo su poder. Una de estas estrategias es su entrada en Iberoamérica.
Ya en 2006, se creó Eurolat (Asamblea Parlamentaria Euro-latinoamericana), con un claro objetivo: mejorar las “relaciones comerciales y políticas” entre ambos continentes. Sin duda, a través de la UE, Alemania se estaba preparando el terreno para lo que iba a venir después.
Sin ir más lejos, en 2010, el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, «lanza una nueva estrategia para América Latina que abarca “desde el comercio hasta la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, pasando por el cambio climático, la energía, la innovación tecnológica o valores como la democracia y los derechos humanos”.
En este contexto, se pretende alcanzar acuerdos estratégicos de libre comercio de la Unión Europea con Iberoamérica (Méjico, Perú, Centroamérica, Colombia, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Principalmente acuerdos bilaterales de Alemania con Brasil, organizador del próximo Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, en el ámbito de la inversión en infraestructuras.
A continuación, dejamos a los lectores el texto de la estrategia alemana:
Esperamos que el lector extraiga sus propias conclusiones, precisamente en el momento en que se acaba de celebrar la XXII Cumbre Iberoamericana en Cádiz.
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