Entrevista a Pablo Huerga Melcón

En esta entrada presentamos la primera parte de la amplia entrevista que Pablo Huerga Melcón concedió a la Asociación Izquierda Hispánica. Queremos agradecer públicamente su disposición y colaboración.

PABLO HUERGA MELCÓN, nacido en Benavides de Órbigo (León) en 1966. Doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo, es autor de los libros La ciencia en la encrucijada (1999), ¡Que piensen ellos! (2003),  El fin de la educación (2009). Con este último libro obtuvo el Premio de Asturias de la Crítica en la categoría de narrativa de no ficción. Su último libro La otra cara del Guernica(2011) es una selección de artículos escritos en los últimos quince años desde la perspectiva del Materialismo Filosófico. Durante los últimos años ha publicado en diversas revistas. Es investigador del Grupo de Investigación Theoría, dirigido por Román Reyes, y profesor de Filosofía en el IES Rosario de Acuña de Gijón.

Has escrito artículos y pronunciado charlas sobre la idea de Globalización ¿Cómo hay que interpretar el fenómeno de la Globalización? ¿Qué destacarías cómo lo más relevante o esencial de la Globalización?

Hay interpretaciones de la Globalización, que yo más bien diría que son mecanicistas,  que dan por hecho que es un resultado automático del desarrollo de la civilización como si fuera algo inevitable y no algo debido a tendencias políticas, a planes y programas de una sociedad política. Se valora la cuestión como si fuera un proceso inevitable en donde no hay agentes activos. Esto creo que es una interpretación errónea.

Se intenta dar a entender la Globalización como un periodo histórico, una nueva etapa que cristaliza con la caída de los URSS en el año 1991 aunque ya venía de antes. Se trata de una nueva forma de organización del mundo regida por el Imperio Americano. Tiene como punto de origen la bomba atómica de 1945 y pasa por un periodo de Guerra Fría entre dos Imperios que están luchando por la hegemonía mundial, en el sentido de representar dos proyectos históricos universalistas, el americano y el soviético. De hecho cuando cae la URSS se publica el artículo y posterior libro de Fukuyama, El fin de la Historia, que proclama la victoria del modelo americano presentado como final de la historia ya que encarna un proyecto propuesto como histórico-universal. Pero ya hemos visto que el ortograma, el conjunto de planes y programas articulados en torno al proyecto imperial americano no ha sido el final de la historia.

A diferencia de estas interpretaciones mecanicistas, a mi juicio hay que tener claro, y más desde la izquierda, que si lo consideramos como un periodo histórico necesariamente tenemos que ejercitar una filosofía de la historia. En este sentido la interpretación del fin de la historia de Fukuyama era la contrapartida o la réplica a la misma visión marxista o soviética que planteaba lo mismo: hay un final en la historia, en el caso soviético, la sociedad sin clases. Sin embargo, si interpretamos la historia introduciendo el factor de los planes y programas de una sociedad política determinada, de los grupos de presión, de las empresas y multinacionales, etc., entonces hay que interpretar la Globalización como una resultante del choque y conflicto de estos grupos enfrentados y sus intereses en donde no puede haber un final  pues ningún grupo tiene el poder o la capacidad para imponer definitivamente su orden de forma irrevocable y necesaria sino que es una lucha, un enfrentamiento entre esos grupos para establecer su orden pero en conflicto permanente con otros grupos. El libro El choque de Civilizaciones lo que viene a expresar es la imposibilidad de domesticar la historia, de dirigirla.

Hay que señalar que los libros clave que definen esta situación actual de la Globalización en sentido mecanicista, son por una parte el citado libro de Fukuyama y el libro de Huntington El Choque de Civilizaciones. En el libro de Huntington se plantea la situación del mundo que se presenta cuando ya no hay dos bloques enfrentados sino un Imperio que está intentando organizar el mundo según sus planes y que tiene una serie de frentes batalla abiertos.

Y ¿qué sucede a partir de ese momento? ¿Cuál podríamos decir que es la situación actual?

En el libro de Huntington se reinterpreta la situación actual como un choque de civilizaciones, una situación derivada de la existencia de civilizaciones con identidad diferenciada que están en conflicto. Pero hay que señalar que la situación es la misma: la ejecución de un proyecto imperial que tiene sus limitaciones pero también su proyecto imperial irrenunciable. De hecho el otro acontecimiento que ocurre cuando cae la URSS es el inicio de la Primera Guerra de Irak que supone precisamente la estrategia del imperio de ir afianzando zonas de influencia geoestratégica.

El 11S quizás marca el límite al proyecto americano, la toma de conciencia de las dificultades de exportar a todo el mundo la democracia liberal y el libre mercado.

Sí, pero en alguna medida el 11S ha servido como un acicate que si por una parte señala que es imposible ese control absoluto también lo que ha hecho es catalizar o reforzar esa línea de estrategia imperialista. Y así hemos visto la guerra de Afganistán, la Segunda Guerra de Irak o lo que ahora mismo estamos presenciando en el norte de África, donde habría que pensar qué tipo de revoluciones han sido estas, en qué medida han jugado un papel los servicios secretos de las potencias dominantes y también lo que esta pasando con Irán.

A tu juicio este proceso globalizador ¿qué ideología o que filosofía promueve o acaba necesitando como justificación de su propio proceso en marcha?

Bueno, por una parte lo que está claro es que la intención es ver la globalización como un fenómeno inevitable. Quiero decir, interesa que se vea como una circunstancia histórica necesaria e irreversible y no determinada por intereses y proyectos políticos. Y hay que atajar esta interpretación que nos muestra la Globalización como un acontecimiento no determinado por intereses determinados. Esto hay que analizarlo y ver hasta qué punto están interviniendo los países, multinacionales, intereses económicos, grupos de presión…etc. Aquí los economicistas añaden la idea del éxito del capitalismo corporativo y el egoísmo natural del hombre, la irreversibilidad del modelo, etc.

Por otra parte, también es cierto que la Globalización es una era donde el factor del consumo, del individuo consumidor, adquiere una importancia prioritaria e incomparable con otras épocas históricas. En este sentido hay una domesticación de la tecnología, una integración de toda una serie de procesos productivos en el ámbito del mercado y el consumo que cambian la vida de las personas y ha generado una especie de desorientación del individuo. Y ¿en qué medida esta desorientación está alimentada precisamente por la misma estrategia imperialista que busca legitimarse como una necesidad histórica? Pues seguramente esto está pasando también. Hay una crisis de la personalidad y lo que está surgiendo entonces es una nueva visión del individuo más vinculado a las apetencias, al consumo inmediato a la satisfacción de necesidades inmediatas determinadas por el consumo, por la propaganda, la publicidad, reorientando las acciones del individuo a las satisfacciones concretas. Se está rompiendo la idea de la persona como una trayectoria vital construida en el tiempo en la que la persona se hace causa de sus propios actos. El sujeto de la nueva era de la Globalización es lo que denomina Gustavo Bueno un individuo flotante, una figura que surge en las crisis de personalidad dadas históricamente donde hay sobreabundancia de planes y programas que hacen que el individuo no se vincule con ninguno en concreto y se mantenga en una situación flotante, incapaz de orientar su acción hacia una opción concreta y estructurada. Pero esto es muy pronto también para decirlo porque son cambios históricos que no se pueden calibrar suficientemente en un periodo de tiempo tan corto. Si estamos en esta nueva era seguramente estamos empezándola, de hecho se está construyendo y conformando el nuevo orden que todavía está sin definir.

Como diría Spengler, el hombre parece puro microcosmos, y a esta noción de sujeto egoísta y psicológico se le está dando una dimensión ideológica verdaderamente abrumadora y asfixiante. Desde las nuevas teorías de la neurociencia, hasta la psicología, se procura cargar en la configuración natural del individuo, casi en su propio cerebro, el secreto de lo que somos, en una suerte de determinismo que no contempla la posibilidad de construir una sociedad basada en valores diferentes de los que el capitalismo promociona en la era de la globalización. Fukuyama lo decía así: “la lógica de la ciencia natural moderna parece dictar una evolución universal en dirección al capitalismo”. Es como si consideramos que el comportamiento de los individuos en la sociedad actual no viene determinado por el contexto histórico cultural en el que viven, sino por su naturaleza, de manera que juzgamos natural, y por tanto, necesario, nuestro modo de vida, o la globalización, o el capitalismo democrático. El materialismo de la conciencia parte del reconocimiento de la responsabilidad personal de nuestros actos, por supuesto, pero también del papel que tiene la historia en la conformación del presente y por tanto, también de la conciencia personal. La libertad humana solo es posible si partimos de una filosofía de la historia en la que los hombres juegan un papel activo, de tal modo que seguimos considerando la posibilidad de actuar para cambiar las cosas, pero también para reconocer que nuestro presente histórico es fruto de planes y programas llevados a cabo por los hombres, y no por una suerte de destino inevitable. La principal tarea de la filosofía materialista actualmente es, nuevamente, una reforma del entendimiento.

Se habla del fenómeno de la globalización como era de la comunicación, como un fenómeno posibilitado por las nuevas tecnologías de la información, por la posibilidad de un mercado global, etc, ¿qué opinión te merecen estas ideas?

Lo más ingenuo e inocente y erróneo por otra parte es pensar que la globalización es simplemente un fenómeno derivado del desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, de la posibilidad de interconectar e intercambiar productos, bienes y servicios entre los distintos países…,etc. Esta es una idea que efectivamente es real, esto está sucediendo y es posible realizarlo, pero es una idea que oculta y distorsiona el hecho de que estamos ante la estrategia de un Imperio que lucha por sobrevivir e imponer un orden político. Además los mismos procesos tecnológicos están contribuyendo más que nunca al afianzamiento de ese orden imperial. No se puede olvidar que estas nuevas tecnologías son una fuente, una herramienta impresionante del control de la información y de los individuos a una escala nunca antes vista. Es decir, es posible hoy en día hacer un seguimiento personalizado a través de estadísticas concisas y precisas de las tendencias sociales y personales como nunca se ha visto antes.

Esta situación actual no es que sea ni mejor ni peor sino que simplemente esta época está construyéndose sobre esos entramados tecnológicos y esto hay que decir que no se hace ingenuamente, sino en un contexto de tendencias y de intereses políticos y de planes y programas de países que están intentando establecer un orden social concreto.

¿Qué relación hay entre la actual crisis y lo que hemos comentado sobre la Globalización?

Bien, con esto de la crisis se está jugando a la magia del misterio de la ciencia económica que se supone que funciona de una manera completamente abstracta y opaca respecto a los individuos y que los somete a sus leyes porque así lo dice la santa ciencia económica. Esto es un error completo y una estrategia más de dominio de los intereses que están detrás de los proyectos políticos. En el libro de Stiglitz, El malestar en la globalización se explica, por ejemplo, cómo las mismas recetas que hoy se aplican en España fueron dictadas por el FMI y el BM a otros países como Rusia, Argentina, los países del sureste asiático, llevándoles, en todos los casos a un callejón sin salida y a un deterioro histórico de sus sociedades. España y Grecia viven las consecuencias de un planteamiento ultraliberal establecido en el tratado de Lisboa. El artículo 123 de este tratado hace a los bancos privados mediadores de todos los procesos de financiación de la deuda pública, lo que antes hacía, con la peseta, por ejemplo, el Banco de España. Alemania está estableciendo su nueva hegemonía apoyada por Francia, contra España, Grecia, Portugal, etc. Pero esta situación no es un proceso natural, sino una resultante de políticas y geo-estrategias concretas. Eso es la Globalización.

Por otra parte, tampoco se puede olvidar que las campañas militares de EEUU cuestan mucho dinero y tenemos que pagarlo entre todos. Sería políticamente incorrecto decir en público que gran parte de lo que pagamos en deudas está en el debe derivado del mantenimiento del orden internacional norteamericano; es más suave decir que unas hipotecas basura generaron una especie de desorden financiero internacional y que hay unos hombres muy malos y muy listos en los grandes centros económicos dispuestos a enriquecerse como locos a costa de países enteros. Este cuento de villanos no hay quien se lo trague. Se promocionó a muchos charlatanes que iban explicando cómo hipotecas basura dieron lugar a esta crisis. Miremos lo que significa en España esto. El orden internacional regulado por el imperio americano tiene sus gastos, y si no vamos a la guerra, lo pagamos bajo la apariencia de una ingeniería financiera malvada y atávica.

A la vez que ha surgido la Globalización ha surgido el movimiento antiglobalización. ¿cómo ves estas alternativas?

Desde el punto de vista de la filosofía de la historia que estamos aquí considerando, estos movimientos forman parte de esas luchas y enfrentamientos que podrán tener mayor o menor beligerancia, mayor o menor fuerza o ser más o menos ingenuos en sus propuestas, puede que incluso esos grupos antiglobalización estén por otra parte domesticados dentro del proceso de globalización, pero por otra parte no dejan de ser agentes de conflicto, agentes que están contribuyendo a que esas tendencias globalizadoras no sigan una línea uniforme y puedan tener crisis y generar situaciones de cambio. Este papel significa que los individuos organizados pueden actuar y afectar al orden establecido y esto siempre ha sido así, pero ahora desde el punto de vista del control de la información y de la capacidad de manipulación de la opinión es verdad que es más difícil la organización de la lucha. Pero son factores que están actuando y tienen su importancia. La fuerza que puedan tener para modificar la línea o tendencia general pues dependerá de la capacidad de esos movimientos para articular una lucha con unos planes concretos y coherentes y en qué medida tengan claros unos objetivos que pretendan alcanzar. Lo que es necesario más que nunca es determinar los programas con los que queremos organizar la lucha contra el sistema u orden establecido, es decir, es necesario que se definan bien esos programas. Porque lo que sucede con este tipo de grupos o movimientos como pueda ser el 15M u otros es la dificultad para establecer programas capaces de articular los fines personales en una línea de acción que pueda afectar y modificar el camino que lleva ahora el Mundo.

En una conferencia en la que participaste sobre Globalización, Nacionalismo e Izquierda señalabas que una de las principales carencias que tenía la izquierda en general y estos grupos en particular era su renuncia al Estado como institución desde la cual hacer política.

Sí claro. Este es uno de los graves problemas que desde la perspectiva de la tradición marxista más está distorsionando la actuación política y su capacidad de lucha. Porque lo fundamental de esta cuestión es que una de las cosas que más ha cambiado radicalmente es el papel del Estado en relación con los individuos que lo componen y en relación con los otros estados. Cuando Marx analizaba el papel del Estado éste era un elemento claro de opresión, era la institución que regulaba el ejercicio del poder de la burguesía sobre los trabajadores. Esa visión del Estado como un Leviatán que de alguna manera había que derribar mediante el movimiento revolucionario, tal y como se planteaba a través de las discusiones entre Bakunin y Marx por ejemplo, ha cambiado sobre todo porque ahora el Estado no es como era en el siglo XIX. Ahora los estados modernos son -y esto hay que entenderlo bien porque es fundamental- son instituciones configuradas a la sombra de lo que fue la Unión Soviética. El movimiento obrero internacional, lo que Ortega quiso llamar la rebelión de las masas, reorientó la conformación de los estados modernos. La acumulación de servicios públicos, la reorganización de la producción, el control y la planificación estatal a gran escala de la economía inspirados por los modelos de planificación económica de la URSS, Alemania, etc., generaron los estados de derecho actuales. Eran estados burocráticos, centralistas, garantes de la justicia social, reguladores de servicios, etc. En el contexto del desarrollo de esas sociedades se conforman las democracias modernas, en gran medida, fruto del esfuerzo de masas obreras organizadas que iban facilitando la promoción social, etc. Aquello de “el hijo del obrero, a la universidad”, fue una realidad histórica sin precedentes. Los estados modernos son estructuras económicamente poderosas, y socialmente, muy reguladas, fundamentos de la libertad individual. Son las estructuras que de alguna manera nos pertenecen y en las cuales el hombre se hace libre. No sólo es que la ley te hace libre, es que los nuevos estados sociales amparaban el desarrollo personal a través de servicios públicos regulados por instituciones públicas. Los mal llamados estados del bienestar estaban claramente en la antesala del socialismo. Estos estados fueron los que propiciaron, precisamente por su capacidad económica sin precedentes, y su configuración sobre el principio del interés general, la revolución científico-técnica que caracteriza nuestra época, pues requería inversiones imposibles de afrontar por las empresas privadas. Pero, como ya advertía Rousseau, todos los estados están sometidos a la degeneración. El arte de la política es, como dice Gustavo Bueno, el buen orden, la eutaxía. El contrato social es mejor cuanto más tiempo se sostiene, etc. La democracia española ha degenerado prematuramente debido a que arrastra desde el principio rémoras intolerables desde la izquierda: la institución de la monarquía, por ejemplo, la partitocracia, y la contemplación de los nacionalismos secesionistas. La izquierda política debe asumir la defensa del estado, en la medida en que es la única plataforma objetiva de la libertad del individuo, no porque encarne esencias del pasado (como pretende el nacionalismo), sino en cuanto que se trata del mejor invento moderno para garantizar una vida digna en justicia y libertad. La degeneración se hace patente cuando observamos por ejemplo cómo los partidos políticos hacen para cada legislatura una ley nueva de educación sólo regida por sus particulares intereses, cómo juegan con las instituciones públicas del estado a su interés, cómo aprovechan su estructura para medrar y enriquecerse a su costa, etc. En definitiva es como si el estado estuviera siendo carcomido por una bandas organizadas de parásitos dados a otra escala histórica. Los movimientos políticos de izquierda, ciudadanos, los partidos políticos de izquierda serán aquellos que se orienten a la recuperación de un espacio público y común, y  a la restitución del patrimonio común del estado a la población, a la eliminación de privilegios regionales, o de cualquier otro tipo, a la recuperación del respeto a las instituciones, y a las personas, y a la regeneración moral de la sociedad.

Actualmente, la rapacidad de los políticos sin escrúpulos se ha cruzado con la presión de multinacionales nacidas en el seno mismo de esos estados modernos a través de privatizaciones parciales y de los cambios producidos por los acuerdos arancelarios que abrieron el camino a la deslocalización productiva. Y ese cruce ha sido fatal. La caída de la URSS y la injerencia de las multinacionales, combinada con la irresponsabilidad de los políticos demagogos, ha permitido que nos alejemos sensiblemente del horizonte socialista al que inevitablemente nos lleva el desarrollo de la revolución científico-técnica.

¿Cuál debería entonces ser la principal reivindicación de la izquierda, aquello sobre lo que habría que poner el énfasis?

La tendencia actual de la izquierda debería ser la defensa del sector público frente a la privatización de los servicios que conforman el Estado del Bienestar. La izquierda está luchando a favor de evitar esa tendencia privatizadora, que entre otras cosas están en el ámbito de las estrategias del Imperio a través de instituciones como el FMI y el Banco Mundial, amparadas en el marco de acción del Imperio Americano que están precisamente atacando a los Estados en la línea precisamente de disolver las estructuras objetivas, institucionales que les dan margen de autonomía o autogestión.  La estrategia de la Globalización entendida como el proyecto político imperial americano tiene como objetivo, y así ha sido defendido por los críticos de la Globalización como Susan Somtag, Chomsky, la destrucción de lo público en los Estados, las instituciones que garantizan, y aquí está la clave del asunto, la libertad del individuo, es decir, los individuos somos libres en el contexto de los estados. No existe la libertad en abstracto. La libertad se da en el poder de decisión sobre nuestro destino en el ámbito de los estados, único ámbito donde el individuo tiene esa capacidad de decisión. Y en este sentido creo que una de las cosas que la izquierda está haciendo bien es precisamente esa defensa de lo público. Hay una tendencia a desprestigiar el sentido y valor de lo público y esto forma parte de esas estrategias imperiales. Lo mismo que está pasando ahora en Europa respecto a países como España, Portugal, Grecia; lo que se está haciendo es disolver su poder, disolver la capacidad que estos países tienen de autogestión y de imponer su orden dentro de la UE. Me parece que es muy importante que recabemos la importancia que tiene el Estado como espacio de articulación de la libertad de los individuos.

Habría entonces que evitar que los políticos elegidos pudieran hacer lo que quisieran con el patrimonio público. En este sentido hay que regular las instituciones democráticas para que ningún político pueda enajenar patrimonios públicos de los Estados. ¿En virtud de qué un gobierno tiene capacidad para privatizar un bien público? No puede; eso habría que hacerlo mediante un referéndum. Hemos visto como se ha privatizado empresas públicas que eran eficientes y eso no puede ser.

En cierta medida, la época de la democracia constitucional española que se abre con la muerte de Franco ha ido adquiriendo cada vez con mayor claridad el aspecto de un enfrentamiento entre la clase política y las instituciones del estado. En los últimos tiempos, el ataque al estado ha adquirido diferentes aspectos, pero está claro que los partidos mayoritarios, ya constituidos por un nuevo perfil de político ambicioso y sin escrúpulos, tratan de debilitar las estructuras institucionales del estado, incluidos los funcionarios. El desprestigio de las empresas públicas, de los servicios públicos y de los propios funcionarios ha ido permitiendo a los políticos una serie de reformas que debilitan el estado de derecho, y la capacidad del estado para garantizar la justicia social. El cuerpo de funcionarios es un escollo difícil de salvar para estos nuevos políticos insensatos e insaciables. Su ambición ha encontrado este obstáculo, pero seguramente ya es muy tarde para volver atrás. Los partidos tienen una capacidad sorprendente para generar puestos de confianza en los lugares clave del estado. En el fondo, ha pasado algo parecido a lo que ocurrió en la Unión Soviética con el PC. Cada institución pública estaba sometida al dominio de una serie de dirigentes políticos, no por méritos profesionales adquiridos por oposición, sino por su capacidad personal y política para colocarse en el lugar conveniente en el momento oportuno. Esto generaba toda una serie de dificultades y situaciones absurdas que contribuyeron a su modo en el proceso de derrumbamiento del estado. La democracia española ha degenerado, como ya lo pronosticaba Platón, en una demagogia peligrosísima para el sostenimiento del estado y de nuestra libertad.

Pero en cambio la fortaleza de un estado por sí mismo para ejercer su soberanía es complicada dado el actual sistema de relaciones internacionales. Necesitaría buscar alianzas, uniones transnacionales…

Efectivamente para un Estado la situación es claramente difícil, pero no todos los Estados tienen la misma capacidad de autonomía o soberanía. Depende de su poder económico, de su capacidad para imponer su criterio en el ámbito internacional. Por ejemplo a nosotros, a España la pertenencia a la UE nos esta afectando de manera sistemática porque está disolviendo poco a poco las estructuras objetivas de nuestra soberanía e independencia y es lo que está pasando en Grecia y los países donde hay más debilidad institucional. Y en España esta situación de debilidad se ve favorecida con una actitud un tanto infantil por parte de la izquierda respecto al Estado y con una tendencia también durante muchos años de los partidos a recuperar valores nacionalistas que no han hecho más que contribuir a debilitar la capacidad de negociación del Estado español ante Europa. Y claro, también hay que decir que esto ocurre porque otros países se aprovechan de esta situación. A nadie se le oculta lo que está haciendo Francia y Alemania: una reestructuración de Europa a base de debilitar a otros países en su favor.

En todo caso, también es cierto que nuestra visión del estado pueda responder a una especie de horror vacui, un terror a lo desconocido, un miedo a dar un salto adelante y renunciar definitivamente al modelo de estado. Algo así están proponiendo los partidos nacionalistas más audaces, como CIU, con su defensa de la disolución del estado en la Europa de las regiones, aunque sea, reconvertidas en Länder de una nueva Gran Alemania, pero en fin, español soy y nada de lo español me es ajeno, que decía Américo Castro.

En una conferencia impartida por José María Laso, histórico militante del PCE, precisamente por invitación tuya, conferencia publicada con el titulo La Idea de España en el contexto de la Guerra Civil Española en la Revista El Basilisco nº26. Segunda Época, Laso señalaba la necesidad de rescatar para la izquierda la idea de patriotismo del siglo XIX, es decir, en el contexto abierto por las cortes de Cádiz y denunciar la apropiación por la derecha de la idea de patriotismo….

Sí, en el año 1998 se celebraron en mi instituto (el IES Rosario de Acuña) unas conferencias con motivo del centenario de la pérdida de Cuba, Filipinas y Puerto Rico y se habló entre otras cuestiones del nacionalismo y la izquierda. Laso dio una charla sobre la idea de España en el contexto de lo que era el PCE y salieron una serie de planteamientos y reflexiones acerca de cómo el PCE acabó asumiendo tesis nacionalistas. Es cierto, a partir del franquismo la izquierda se orientó en una línea antiestatal. Pero yo creo que eso debemos de superarlo y replantearlo. Y en la línea de lo que comentábamos, en la defensa de lo público, en defensa de instituciones que vertebran el país, el estado, al margen de ideologías nacionalistas que son estrategias equivocadas porque están contribuyendo al debilitamiento del estado, y por tanto, a nuestra pérdida de libertad. Los estado modernos que hemos conocido nosotros son instituciones que juegan precisamente el papel de redistribución de la riqueza y de igualación de los individuos en el marco de libertades que ahora tenemos. Entonces si renunciamos a esa institución, renunciamos a esas capacidades de distribución de la riqueza. De hecho, ya se puede ver en España cómo el ataque despiadado de los políticos contra el estado (Esperanza Aguirre, por ejemplo) está permitiendo que se observe cada vez un mayor movimiento en el mercado del superlujo, grandes dividendos en los bancos recién privatizados, etc.

Y en este sentido que venimos comentando acerca de la necesidad del Estado como institución irrenunciable en política, las asimetrías de poder entre los Estados y la necesidad de búsqueda de alianzas estratégicas y aprovechando que estamos en el año del Bicentenario de las Independencias de los países iberoamericanos ¿Cómo ves tu una posible alianza o acercamiento o si quiera una mayor integración de España con los países de Iberoamérica?

Sí, efectivamente hay una asignatura pendiente en este asunto. La izquierda española tendría que comenzar a replantearse otro tipo de alianzas con los países de América, donde tenemos un espacio común. Pero no es tanto una cuestión de identidades culturales, sino una cuestión de estrategias de carácter político donde los individuos tienen que pensar en que la manera de regular su existencia en el ámbito de la libertad debe pasar por la recuperación de la fuerza de los Estados regulados democráticamente por instituciones públicas. Es decir,  habría que plantear esta cuestión no en términos de nacionalismo sino de eficacia institucional, de que los individuos son personas en el ámbito del Estado y la disolución del Estado implica la disolución de la persona.

En una ocasión se le preguntó a Julio Anguita, ex secretario general del PCE y ex coordinador de IU cómo vería él que España tomara distancias respecto a la UE y pidiera por ejemplo el ingreso en MERCOSUR, ALBA  es decir en las instituciones que se están poniendo en marcha de integración iberoamericana. Se mostró sorprendido y dijo que nunca lo había pensado. ¿Cómo verías tú esta posibilidad a tenor de lo que venimos comentando?

Bueno, en términos de intereses nacionales si la UE nos conviene pues bien y adelante y si no nos conviene pues hay que reconsiderarlo, pues tampoco podemos estar ahí a lo que nos digan, tragando con todo lo que nos impongan. Y ahora mismo la situación que se nos está planteando es bastante dura pues se nos está obligando a hace una serie de sacrificios en nombre de una reestructuración cuyos objetivos son desconocidos absolutamente. En la mentalidad europea arraiga una imagen poco digna de los países del sur.

Pero si una mayor integración con los países Iberoamericanos nos permitiera una mejora de las instituciones públicas, del Estado, pues sería enormemente interesante. Pero claro también es un hecho que los países iberoamericanos tienen con España una relación de amor/odio porque se ha generado en Latinoamérica un discurso muy antiespañol de todo lo que significó España como imperio. Y eso también es importante tenerlo en cuenta. No hay que olvidar que el patrón sobre el que se configuraron los nuevos estados americanos con el fin del Imperio Español tiene un perfil institucional inspirado más en el modelo francés que en el español.

Claro y esto también precisamente desde la izquierda, las teorías de la dependencia  y la ideología indigenista…

Sí, es un tema difícil de abordar. El indigenismo ha jugado, creo, un papel más estratégico, desde el punto de vista político, que verdaderamente ideológico. Pero también esto necesita más perspectiva histórica.

Hablamos de todo un continente con países muy diversos con su propia historia y tradiciones, disputas entre ellos…

Si pero también hay una cercanía cultural innegable y enorme. Quizás una cercanía estructural muy grande pero no existencialmente, no vivida así por los ciudadanos de los respectivos países.

 

 

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17 Respuestas a “Entrevista a Pablo Huerga Melcón”


  • Efectivamente celtaspuros parece un troll y no debería ser cebado pero tan sólo quisiera aclarar a celtaspuros o a cualquier lector que Izquierda Hispánica es una asociación independiente de cualquier vinculación orgánica con la Fundación Gustavo Bueno o lo que se conoce como Escuela de Oviedo. Una cosa es tomar como referencia el sistema del materialismo filosófico elaborado por Gustavo Bueno y otros autores y desarrollado, ampliado y utilizado por otras muchas personas, por ejemplo y sin ir más por Pablo Huerga y otra son las relaciones entre instituciones y los vínculos entre ellas. Izquierda Hispánica como asociación registrada no mantiene ningún vínculo ni relación institucional con la Fundación Gustavo Bueno.

  • Hola!
    Pablo Huerga ahonda en las ideas que nos ha expuesto en el artículo que, a propósito del desguace de la educación pública estatal, le han publicado en el periódico La Nueva España.
    http://www.lne.es/opinion/2012/05/11/heredaras-viento/1240128.html

  • Celta Puro es un troll asturianista.

  • Ni somos etnicista hispanos ni mucho menos naz-bol. «Celta Puro» parece que se ha dado al troleo, consistente en decir sandeces y mentiras. Como siga por esa línea sera baneado. Admitimos las críticas pero siempre que estén basadas en lo que decimos y en lo que somos, no en lo que no decimos ni somos. No se tolerará el troleo. Si quiere masturbarse que busque otras web, que el ciberespacio está lleno, pero que no venga aquí a la búsqueda de su placer particular. Salud.

  • La Escuela de Bueno nos parece muy interesante a los celtas puros, pues deféndéis un ideal étnico (el Hispanismo como «Raza»)bajo los postulados del marxismo leninismo. De todas formas estáis un poco separados del movimiento «naz-bol», mucho más progermanista. Raza y Socialismo sería un buen lema ¿me equivoco? Desde el regionalismo transversal asturcelta os seguimos con atención. Nuestro lider, dice: «dengún saber ye refugable, too ye un lladriyu pal Templu del Conocimientu». Adelante, camaradas.

  • Buena entrevista, me imagino que por falta de espacio se queda mucho fuera, creo que habría que explicar qué quiere decir la Idea de Libertad en relación con el Estado, su relación con el materialismo histórico, y su enfoque Institucional dentro del Materialismo Filosófico. Porque sino parecería el Estado como ámbito de la libertad indivdual como espíritu absoluto en el sentido hegeliano. Aunque sea reiterpretable la figura que traza Hegel, hay que contar con las modificaciones introducidas por Marx y las establecidas por Bueno para establecer la llibertad política y el Estado.

    También, se ha queado en el tintero que le ha parecido la Vuelta a la Caverna de G. Bueno dónde creo que se da una intepretación parecida a la expuesta por Pablo Huerga.

    Yo a la globalización birtánico-americana le llamaría «anglobalización», para no disolver la especie en el género.

    Hay que empezar a disntinguir las especies de globalización.

    Salud!

  • Hola!
    Se admiten todos los comentarios siempre que no sean insultantes para la persona. En cualquier caso no estaría de más ceñirse al contenido de la entrada y no venir cada uno «a hablar de su libro» venga o no al caso.

  • El nacionalsocialismo no es izquierda política, es una ideología que, debido a su racismo, epata más con el campo de la derecha, aunque no proponga volver al Antiguo Régimen. Obvia decir que el materialismo filosófico es incompatible con toda idea racista, racialista o etnicista. Izquierda Hispánica es antirracista, antifascista y antinacionalsocialista, porque somos coherentes con el materialismo filosófico, con la Hispanidad y con el Socialismo.

  • Yo creo que la mejor izquierda es la de tipo jerárquico: Primero las naciones primordiales (Asturies, Bretaña, Germania) y después los territorios conquistados. Creo que el enfoque nacional(social)ista es el mejor «desde las coordenadas» del celtoasturianismo materialista. Un saludo.

  • Hola!
    Efectivamante la insistencia machacona de Pablo Huerga sobre la ligazón entre libertad individual y Estado, me parece algo fundamental. Por que lo que desde una filosofía materialista en política puede parecer claro y obvio en cambio a nivel práctico, popular, incluso en formaciones que se dicen de izquierdas es algo que no parece evidente. La libertad siempre se entiende dada a escala individual o subjetiva. Y aquí no creo que se pueda hablar sólo de la hegemonía del liberalismo, del capitalismo consumista. Tiene que haber algo más: componentes anarquistas dados a través del cristianismo, influencia de la literatura o poética, etc, etc,…

  • Creo que Pablo Huerga da en el clavo en la mayoría de sus afirmaciones, aunque me sumo a las matizaciones sobre las izquierdas de Esquinas.

    Me ha parecido muy relevante la ligazón que establece entre libertad individual y Estado. Efectivamente, los liberales y neo-liberales de toda clase quieren convencernos de que la libertad del individuo y el Estado son contrapuestas. Su problema es que observan a los individuos desde una perspectiva individualista atomizante, mientras que los individuos realmente existentes obtienen sus atributos individuales únicamente por mediación de los grupos sociales a los que pertenecen. Si uno hace desaparecer al Estado por arte de magia, el resultado no son millones de individuos libres, son millones de individuos organizados, todos, en grupos primarios como la familia, las redes de amigos o el club de billar de mi bario, y algunos, los menos, organizados en grupos de presión, con planes y proyectos, que buscan conformar la realidad en un sentido u otro. Y esos grupos pueden ser del tipo grandes asociaciones de voluntariado, corporaciones empresariales gigantescas, sindicatos, la mafia, los narcotraficantes de México etc. Y el individuo, “libremente” tendrá que optar por sumarse a uno de estos grupos, tratar de constituir él mismo un grupo, o ser barrido literalmente del mapa. Algunos no entienden porque el Sr. Putin es, hasta ahora y a pesar de los últimos descontentos, tan popular en Rusia. Pues precisamente por acabar con la “libertad realmente existente” en Rusia tras la caída de la Unión Soviética, la libertad de un puñado de oligarcas y bandas mafiosas para saquear el país sin ningún tipo de límite. También vemos que en Somalia, país donde el Estado no existe, los individuos tienen mucha libertad y no están a merced de los piratas.

    También me parece importante señalar que la paulatina perdida de importancia del Estado, no es una consecuencia natural sino un programa político de aquellos que nos están gobernando desde hace ya algunas décadas. Recuerdo que Ulrich Beck publicó a finales de la década de los noventa un ensayo titulado ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas ante la globalización. Era la época en la que las políticas de ajuste, desregulación, privatización etc. impuestas por el FMI y el BM estaban en apogeo en Iberoamérica. El autor planteaba que si Europa no daba respuesta a la globalización podríamos acabar con la “brasileñización de Europa”
    “Los neoliberales han ganado. Incluso contra sí mismos. El Estado ha sido desahuciado. El Estado social está en ruinas. Y sin embargo, no impera el desorden. En lugar de las construcciones del poder y del derecho de los agentes estatales, han entrado en escena diversas ligas de poder desgajadas que se enfrentan y combaten. Y en las zonas intermedias existen territorios de nadie en los aspectos jurídicos y normativo” Pág. 219.

    Beck acierta en que ese podría ser el futuro de algunos países europeos, aunque se equivocaría(a posteriori) con el calificativo, porque Brasil, juntos a otros países de Iberoamérica, abandonó las políticas neoliberales y se alejó de la “brasileñización”, que de facto se estaba produciendo en la década de los 90.

    Por último, la única forma que tiene España de desligarse del dominio europeo (franco-alemán), sin ser destruida en la vorágine globalizadora es el acercamiento a Iberoamérica. No hay otra.

  • Estimado Granados,

    Gracias como siempre por comentar. Si te parece dejamos la discusión de Stalin para otro momento pues no nos gustaría que el hilo acabara saliendo por otras cuestiones ajenas a la entrevista de P. Huerga. Para que no parezca que queremos dejar de discutir, aprovechando que acabo de leer -con lápiz y papel- el libro de Doménico Losurdo sobre Stalin, me comprometo a hacer una reseña para la web y discutir a partir de ahí.

    Un cordial saludo,

  • Sobre Pablo Huerga Melcón, aparte de coincidir con las matizaciones de Esquinas sobre lo que sea la «izquierda», he leido su libro sobre filosofia de la ciencia publicado en el Viejo topo y sus colaboraciones en Catoblepas.
    Debo decir que uno de sus artículos sobre Stalin,»Stalin y la historia de la ciencia en la Urss», catoblepas,num.81,noviembre 2008, es substancialmente falso porque parte de una evidencia factual falsa, obsoleta ó mal interpretada.Eso le pasa a Huerga por «fiarse» como fuente secundaria de los Hermanos Medvedev,dos historiadores rusos conocidos ya desde hace tiempo por su Chapucería y manipulación de las evidencias, al menos desde que Arch getty publicó en 1979, su tesis pionera sobre los años 30 en la Urss(capitulo sobre crítica metodológica).Para una actualización a la luz de nuevas evidencias de archivo, de las tergivesaciones de los Medvedev y cia, vid.Grover Furr;»Kruschev lied»,New jersey,Erytheos, 2010.

  • Hola!
    Hemos editado la entrada original pues el autor nos ha hecho saber que habíamos publicado una versión de la entrevista que no era la definitiva. En la nueva versión se precisan y amplían algunas respuestas mejorando la versión precedente.

  • Interesante entrevista a Pablo Huerga. Por mi aparte añadiría algunas notas o aclaraciones a algunos puntos. Y digo aclaraciones y no críticas porque supongo que el propio Pablo estará de acuerdo con alguna de mis matizaciones.

    Ya comentaré en otros post otros asuntos, pero por lo pronto quisiera comentar el posicionarse uno «desde la izquierda». Entiendo que cuando se habla «desde la izquierda» está hablando desde las izquierdas españolas. Con esto quiere decir que si no se entiende en sus términos más precisos se corre el peligro de sustancializar lo que sea «la izquierda». Así, hoy día, a nivel fenomenológico popular, se entiende por «izquierda» aquellas corrientes políticas que abogan por la intervención estatal en pos del beneficio social y por «derecha» aquellas corrientes que abogan por la privatización en lo que ellos creen que generará beneficio social. No discuto que esto sea, a nivel popular, así y creo que es este el sentido que tienen las palabras de Pablo. Pero si somos precisos, lo que sean las izquierdas no tienen que ver directamente con la intervención estatal o no ya que hay derechas como el falangismo, el fascismo o el nacionalbolchevismo que abogan también por la intervención estatal activa y por la nacionalización de parte de la economía -vía corporaciones en el fascismo o vía nacionalsindicalista en el falangismo- para solucionar los problemas nacionales. Además, la izquierda anarquista ha renegado y reniega, de cualquier papel activo del Estado en economía. Por ello se hace necesario redefinir lo que sean las izquierdas, sobre todo para aclararnos. La división «izquierda» y «derecha» no es tradicional en el marxismo-leninismo (salvo para definir desviaciones desde dentro de la propia doctrina). El marxismo clásico no ha llamado nunca «a la unidad de la izquierda» sino a la «unidad de la clase obrera», cuyo carácter distributivo hacía necesaria la creación de algún tipo de institución que dotara de corporeidad atributiva (el Partido) a dicha clase. A raíz de la lucha contra el nazifascismo y los Frentes Populares la cosa cambió y se comenzó a hablar con profusión de izquierda y derecha. Tácticamente nada había que objetar pues era un modo en el que los comunistas podían vender la alianza táctica con la burguesía sin llamarlo de ese modo, con el fin de defender a la URSS. No obstante, alianza con la burguesía era.

    Conociendo la militancia de Pablo, yo apelaría a análisis realizados en el KKE (Partido Comunista griego) sobre el hecho de que se utilice «la izquierda» precisamente para esconder posiciones reaccionarias. Algunos análisis de Izquierda Nacional (Argentina) van también por estos derroteros. Existen muchas izquierdas y no todas ellas son beneficiosas ni para la Nación política ni para su clase asalariada. Yo presupongo que cuando Pablo habla «desde la izquierda» lo hace desde el PCE en un intento de establecer la hegemonía aglutinando a lo que se pueda salvar del PSOE u otras izquierdas afines. Si es así cobra sentido, pero a nivel pragmático-estratégico no teórico o doctrinal, donde habría que ser más fino.

  • Hola!
    El problema que veo es hasta qué punto la idea de Globalización sigue siendo útil a día de hoy, al menos desde un punto de vista teórico o analítico. No se trata que desde el punto de vista etic, de lo que realmente ocurre y muy bien dice Pablo, los proyectos políticos imperiales y sus dificultades, etc…las cosas no sean así como se dice. Si no que más bien la legitimidad de estos proyecto ya no se hacen, creo, que en nombre de la Globalización, que ésta ya no es una idea fuerza o aureolar, legitimadora o no, o de referencia; vamos que ha perdido vigencia. De hecho no tengo datos, pero creo que ya no se escribe y se utiliza tanto como referencia teórica tanto a favor como en contra o como descripción del «estado del mundo actual «, las referencias que cita Pablo son Fukuyama y Huntington que son libros de referencia pero creo que ya no actuales a nivel geoestratégico o descriptivo. Incluso el mov alterglobalizador también está diluído o/y sustituido por otros referentes como «Indignación» u otros..no sé. Creo que el concepto como tal ha perdido vigencia sin perjuicio digo que los procesos que están detrás sigan en alguna medida su curso. Y creo que esto ha sucedido a partir del 11S y sobre todo del auge de China.

  • javier cimadevilla

    ¡Enhorabuena! Muy interesante.

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