Los delegados en el XXXVIII Congreso del PSOE han elegido como Secretario General a Alfredo Pérez Rubalcaba. Viejo conocido de la sociedad española, se trata de uno de los políticos más siniestros de la actual partitocracia coronada del Régimen de 78. Responsable directo del desastre actual de la educación pública nacional, implicado en el gobierno que deslegitimó al Estado en la lucha contra el terrorismo separatista de la banda terrorista etarra mediante la chapuza de los GAL. Implicado en los gobiernos corruptos de Felipe González, en su segunda etapa en el gobierno de España fue máximo responsable al frente del Ministerio del Interior de pactos y tratos ignominiosos con la banda secesionista etarra y presunto responsable político del chivatazo a miembros de la banda para evitar su detención. En manos de semejante personaje han depositado los militantes socialistas el mando del centenario PSOE, lo cual da buena idea del estado en que se encuentra ese partido y lo que cabe esperar de él.
Y la cuestión de fondo es que la socialdemocracia como generación de izquierdas definida está finiquitada en la historia. Es un cadáver político en cuanto movimiento político llamado a proponer planes y programas contra la derecha surgida de la descomposición del Antiguo Régimen. La socialdemocracia como movimiento político siempre ha tenido como fin, y finalmente lo consiguió, integrar al proletariado en el estado burgués capitalista y de esta manera mantenerlo como clase explotada y explotable a disposición de los propietarios. En palabras de Marx
El carácter peculiar de la socialdemocracia consiste en exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para atenuar su antítesis y convertirla en armonía. Por mucho que difieran las medidas propuestas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo.
La socialdemocracia ha cumplido su objetivo en las sociedades surgidas tras la II Guerra Mundial bajo la forma de Estado social y de derecho capitalista. Los estados de bienestar capitalistas, conformados entre otras cosas para frenar y contener a la URSS han sido el éxito y culminación de la socialdemocracia. Así la socialdemocracia y el estado de bienestar realmente existente no es ninguna alternativa al capitalismo, en otras cosas porque capitalismos hay muchos y el modo de reproducción de éste tras la II Guerra Mundial es bajo la forma de Estado social y de derecho. Pactando con demócrata-cristianos, con liberales y conservadores e integrando a desclasados de las izquierdas anarquistas, comunistas e indefinidas ha logrado la armonía entre asalariados y capital. La evolución de este proceso en cada estado tiene sus particularidades históricas pero la tendencia general es la misma. Alcanzado este objetivo, llega el fin de la socialdemocracia, su entelequia, la perfección histórica real de su propia actividad. A partir de aquí ya no hay, salvo a nivel cultural, casi diríamos estético, diferencias entre izquierdas y derechas. La socialdemocracia se limita (al igual que demócrata-cristianos, conservadores y liberales) a conservar lo adquirido: la posición hegemónica e institucional alcanzada por el partido junto a su conglomerado de intereses económicos, políticos, sociales, educativos… Bajo las siglas de la socialdemocracia y del PSOE en particular como gran partido del Régimen del 78 sólo quedan corrientes que luchan por sus intereses particulares con una ornamentación ideológica que salvo por razón cínica, a muy pocos es ya capaz de convencer. En este sentido no queremos dejar de apuntar que la victoria de Rubalcaba supone el triunfo del conglomerado mediático empresarial aglutinado en torno al otrora todopoderoso Grupo PRISA, hoy en franca decadencia, frente al grupo empresarial Mediapro, conglomerado mediático representante de la izquierda basura del zapaterismo con faldas(Ibarra dixit)derrotado.
La socialdemocracia española representada por el PSOE no se desvía de esta tendencia general con el agravante de sus connivencias con el nacionalismo y con su actuación de vendepatrias, poniendo a disposición de Europa (léase Francia y Alemania) los cimientos del Estado, su infraestructura económica. Han asumido como nadie el nefasto diagnóstico orteguiano España es el problema y Europa la solución. Nacionalismo para (mal)encarar el problema y europeismo como solución; ruinosa para España y a favor de terceros.
Nada esperamos de semejante partido y su nuevo secretario general. Lo que se puede llamar izquierda definida hoy en España solo puede ser una política definida iberoamericanista, antieuropeista, antiautonomista, socialista, universalista y atea.
Me sumo a los comentarios, muy buen artículo. Tras el congreso y la elección de Rubalcaba como Secretario General el PSOE deja de ser noticia, en la línea de su nuevo capo. Ahora el trabajo del principal partido de la opsición será limpiar bien sus cañerías de residuos zapateriles y agonizar hasta el final. Queda PP para rato. Veremos si son capaces de renacer de sus cenizas… Cosa que dudo. Y no es duda metódica.
AMéN, Agustín; AMéN…
Hola!
Gracias Santiago, gracias Peliyot. Nadie va a leer y nada y aunque lo hagan, por cínicos, les dará igual.
Dejemos en Andalucía que las facas hagan su trabajo; esas noches de cuchillos largos nos vienen bien a todos…los que no somos del PSOE. A ver si por fin se matan entre ellos(nos ahorrarían un desagradable trabajo) y descansamos en paz.
Sí… no está mal.
Los que apostaron a «la chica» (Bono dixit) se han encontrado con un órdago de la Rubia Calva. Muy bueno eso de «… salvo por razón cínica, a muy pocos es ya capaz de convencer.» Ahora sólo falta que esto lo lean los 7 millones de individuos que todavía no se han enterado; pero no lo harán, por cínicos.
En el régimen de Andalucía, las «facas» (cuchillos grandes) no se han guardado… se están desempolvando. Pronto asistiremos a una noche, o varias, de cuchillos largos. Hay muchas cuentas que ajustar… y ansia por ajustarlas.
El artículo es magnífico.