Sobre los sindicatos. Respuesta a uno de nuestros lectores.

Uno de nuestros lectores (FIRE) nos hace una serie e interesantes críticas a las que intentaremos dar respuesta. Publicamos esta contestación en forma de entrada para resaltar la importancia de la cuestión central abordada. Para no alargar demasiado la respuesta hemos decidido centrarnos en la cuestión sindical y el patriotismo. Quisiéramos agradecerle también su interés por participar y ayudar a definir mejor nuestras posiciones.

Las objeciones que nos hacen Fire son pertinentes y de hecho, representa el núcleo de discusiones que tanto interna como externamente ha mantenido Izquierda Hispánica: ¿hasta qué punto participar en sindicatos cuyo programa político general es contrario a los intereses de la Patria? Intentaré dar una respuesta lo más clara posible para que no haya posibilidad de tergiversar nuestra posición.

Partimos de un patriotismo socialista ‘basal’ es decir, que tiene en cuenta la base económica -«Economía política»- sin la cual el patriotismo se convierte en engañifa más o menos espiritual. No sólo es necesario postular un «todo por la patria» sino «la patria para todos», es decir, que no se caer en una disolución del individuo en la Patria. Se puede decir, con total sentido materialista, que alguien al que su Nación es inacapaz de procurarle trabajo, que lo desahucia y expulsa de la vivienda, etc,., tiene ‘menos patria’ que otro sujeto al que sí se le dote de esos bienes o instituciones. No significa que la patria se reduzca a estos bienes materiales ni que no suponga una serie de componentes culturales, una historia, etc.

En este sentido, la clase de los poseedores de los medios de producción y de los bienes que ellos producen -la clase capitalista- luchan por controlar y hacer de ellos su propiedad -entendida como ortograma- al margen del interés nacional. O dicho de otro modo: del producto nacional, ellos luchan por monopolizarlo y sustraerlo del control del Estado. Lo que se produce por tanto no es una ‘lucha de clases’ al margen del Estado, sino una lucha por el control y propiedad del producto nacional. Una política económica como la que nosotros proponemos propone que dicho producto tiene que estar destinado a elevar a los ciudadanos y hacer a la Nación más potente y próspera, y no quedar subordinado mediante a los intereses de los capitalistas que pueden disponer de este patrimonio especulando incluso contra la Nación por medio de créditos, exportación de capitales, inversiones en países enemigos, etc.

A nivel concreto laboral, esta dialéctica se expresa en el conflicto entre empleador y empleado, y las instituciones mediante se lleva a cabo esta lucha son las tradicionales: la patronal y los sindicatos. Pues bien, la objeción que se nos hace es que, con gran parte de razón, estos sindicatos mantiene posturas contrarias a los intereses nacionales y con ello, de modo indirecto, contrarias a los intereses de los trabajadores que dicen defender.

Pues bien, incluso aceptado esta premisa, defendemos que es necesario participar en los sindicatos. Y esto por varios motivos. El primero, porque el fin de los sindicatos no es la conformación política de la sociedad. Es decir, no es lo mismo un Partido político, cuyo fin es conformar el Estado y la Nación según su programa, a un sindicato, cuyo fin es la defensa de los trabajadores afiliados en primer lugar y, secundariamente, de los no afiliados con el fin de hacer más fuerte sus posiciones. Esto significa, que aunque los sindicatos hagan declaraciones políticas e ideológica, estás son secundarias en la vida sindical diaría «técnica». En la lucha del día a día, en los comités de empresa y en las luchas sectoriales no se discute sobre grandes temas de política nacional e internacional sino de la situación laboral concreta de esa empresa o sector. Es decir, que cuando se critica a los sindicatos por sus posiciones políticas se olvida que estas son secundarias en su quehacer diario y que por tanto, es precisamente esas luchas a nivel de base, la que hace que el trabajo en los sindicatos no sea un trabajo esteril.

Segundo, si se quiere subvertir y acabar con este nefasto régimen del 78 no se puede sino actuar en las instituciones realmente existente. Y por desgracia, antipatriotas son la mayoría. ¿Debemos salir de la Universidad porque ella está cuajada hasta la médula por el más vil y nefasto antiespañolismo y europeísmo por no hablar de las posiciones metafísicas que desde las ciencias hasta las «humanidades» circula por toda ella? Se nos dirá que es una afirmación cierta pero parcial porque en la Universidad hay rescoldos y cierto espacio para la crítica a ese antipatriotismo o a ese europeísmo o a esa metafísica. Lo mismo con otro tipo de instituciones. ¿Se debe despreciar al Ejército porque mantiene posiciones atlánticas (OTAN) nefastas para España y para la Hispanidad además de tener una estratregia de Defensa Nacional deficiente y limitada por el panfilismo pacifista que todo o impregna?

Hay que trabajar desde las instituciones realmente existentes. Y si se ha de trabajar por mejorar las condiciones laborales de nuestros compatriotas habrá que hacerlo en las instituciones que existen por más que no nos gusten. Pero trabajar para subvertir esas instituciones ligadas al régimen y para construir un sindicalismo patriótico. Si llega el caso se podrá producir una ruptura y crear sindicatos nuevos, pero no desde la nada. Porque si no se tienen pequeños sindicatos-sectas como la UNT falangista o muchos micro-sindicatos ultraizquierdistas que pretenden ser puros y luchadores pero que sólo aglutinan a unos cuantos iluminados. Ni que decir que aquí sobreentendemos que hablamos de sindicatos implantados a nivel nacional. Nuestra posición frente ante sindicatos regionalistas o directamente separatistas -tipos de los sindicatos aberchales y el SAT de Gordillo (que no es santo de nuestra devoción como hemos dejado claro en la web)- no puede ser sino estar radicalmente en contra de ellos porque además, fragmentan la unidad de los trabajadores españoles. Por algo los sindicatos aberchales no han secundado esta huelga, porque todo lo que suponga unidad nacional les produce verdadera urticaria.

Como repetía Lenin, no se puede ser revolucionario sin mancharse y llegar a acuerdos y trabajar con gente indeseable. Es duro, ciertamente, pero no es imposible. En Málaga, junto con una compañera de trabajo, conseguimos quitar de la sede de CC.OO de nuestro sector, carteles contrarios a España. Y no pusieron ninguna pega. ¿Qué había ocurrido? Pues una lucha clásica por la hegemonía. Alguien, de los partidos izquierdistas había colocado su propaganda en nombre de CC.OO . Y nosotros, también como afiliados, revertimos ese intento torticero. Pues bien, esto muestra que no se puede regalar estas grandes e importantes instituciones a nuestros enemigos. Hay que trabajar en ella, lo cual no voy a negar que es jodidamente duro y no siempre gratificante. Pero en esa estamos. Si no nos colocamos fuera de la realidad realizando críticas que, ciertamente son justas, pero que no van a cambiar nada. Para llegar a cambiar algo hay que tener una organización política y trabajar en las instituciones realmente existentes para explicar una y mil veces cual es el fondo de tantos problemas que nos afectan como españoles y como hispanos.

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19 Respuestas a “Sobre los sindicatos. Respuesta a uno de nuestros lectores.”


  • Fdez da en el clavo y dice algunas cosas que yo quería decir. El problema, que creo que deforma la posición de IH -y este es un error nuestro de no sabernos explicar- es que la defensa o el ataque a los sindicatos siempre es frente a alguien. Es decir, tenemos unos sindicatos, que bien o mal, vertebran España. No nos hacemos una idea de lo que supone tener sindicatos que engloben a los trabajadores a nivel nacional. Los británicos no los tuvieron, divididos como andaban por sectores, y la Thatcher los barrió. Como puede verse frente a los sindicatos separatistas, todavía sigue habiendo un sindicalismo que actúa a nivel nacional. La esperanza liberal, del PP acaso no sea acabar con los sindicatos (al menos sus dirigintes, no la prensa liberal) como dividirlos por sectores en un intento de ir atomizando cada vez más la unidad laboral. Porque los trabajadores son una clase distributiva cuya atribución sólo se consigue mediante instituciones reales y concretas.

    Dicho esto, el problema es que habiendo tantísima mierda en los sindicatos, su defensa y ataque siempre tiene que venir precedido de la cuestión, ¿para qué fin? Como dice Gustavo Bueno, dos vectores con sentido contrario se cruzan también en un punto. Unos critican a los sindicatos porque quisieran acabar con ellos o atomizarlos, y otros quisiéramos acabar con la pobredumbre que los corroe desde dentro. Entre otra, la claudicación ante los poderes fácticos, la capacidad inmensa para dejar solas a los militantes de bases que se las ven y se las desean para luchar en sus puestos de trabajo, etc. Por no hablar de la papilla ideológica democratista y metafísica que los guía en muchos casos. Todo esto no es propio solo de los sindicatos. Si fuera sólo de ellos a lo mejor sería problema de los sindicatos. El problema es que está en la Iglesia Católia -sorprendería cuanto perroflauta hay en ella- el Ejército -la doctrina militar española es de tal superfialidad, democratismo, y europeísmo que asusta- por no hablar de la Universidad -cúmulo de iluminados por la teoría-, la Educación -¿qué decir de la tiranía psicopedagógica metafísica?-, o los movimientos sociales. Querer acabar con todo esto (y ojo, que hay un movimiento para acabar con la escuela por opresora y fomentar la educación familiar) sería nihilista, sería pensar que se puede estar por las instituciones realmente existentes. Es un problema, por desgracia, nacional. Y voy más allá. Es un problema internacional en la medida en que afecta a nuestra comunidad hispana. Lo que no quisiéramos es caer en el nihilismo de despreciar el trabajo en las instituciones en las que de hecho uno ya se encuentra. La tentación de encerrarse y penar diciendo que todo está muy mal es grande. Por eso nos organizamos para tratar de erradicar, en la medida de nuestras posibilidades, la mierda de nuestro entorno que está hundiendo en la miseria a los españoles en particular y a España, como Nación política, en su conjunto.

  • Algunas respuestas a otros comentarios. El problema que me suscita mucho de lo que aquí se dice es que habría que discutir de estrategia a nivel técnico y por motivos de prudencia no creo que los comentarios sean un buen lugar. Aún así intentaré ser lo meridianamente claro.

    No comparto el radicalismo a la hora de enjuiciar ciertas posiciones de Fire realizado por el compañero Muniente. Creo que el propio Fire. Si ha habido malentendidos creo que Fire ha dejado su posición meridianamente clara.

    En cuanto a la pregunta, ¿por qué no infiltrarse en el PP? Bien, la cuestión del trabajo en instituciones tiene que ver con la capacidad para atraer a gente a nuestro proyecto. Pero desde las coordenadas políticas del PP es muy dificil realizar el progressus hacía nuestros pilares. El PP no sólo no es materialista sino que desprecia en sus pilares el materialismo cultivando un espiritualismo indivualista, no sólo no es socialista sino que es abiertamente anti-socialista, y en cuanto a la Hispanidad, su defensa de España es folclórica en la mayor parte de los casos. De todos modos, este podría parecer que es el único eslabón posible. Pues bien, en cuanto nos ponemos de acuerdo en que España existe, en que es necesario mantener el español como lengua y que es necesario defender su unidad, a partir de aquí, la experiencia nos dice -repetida una y otra vez- que el conflicto se hace insalvable entre nuestras posiciones. Sin embargo, con gente que defienda el socialismo y gente que defienda el materialismo, se nos permite, primero, criticar y reconstruir las ideas de socialismo que se tienen -metafísicas en muchos casos- y segundo criticar y reconstruir las ideas materialistas que tienen -también a menudo metafísicas. Y así, desde lo que implica el socialismo y con un análisis materialista se puede progresar hacia la Hispanidad porque la unidad de España y su vínculo con la Hispanidad, aunque no se reduzca a una cuestión de pragmatismo obrerista, es cierto que es mejor para los trabajadores españoles que la fragmentación en taifas. El origen político de los miembros de IH así lo muestra. Nos llamamos «Izquierda Hispánica» porque pretendemos construir una nueva generación de izquierda definida, surgidas de las anteriores. El trabajo en los grandes sindicatos -no sólo CC.OO sino otros muchos, pero con la condición de que sean masivos y no micro-sindicatos ad hoc- permite esta crítica. Por lo demás, la hegemonía y la fortaleza precisamente impide discusiones. Es como cuando en la transición se infiltraban los trotskistas en el PSOE y no en el PCE ‘estalinista’. ¿Por qué? Porque entre la ideología socialdemócrata los trotskistas podían hacer proselitismo pero en la ideología comunista, que entonces era muy fuerte, clara y distinta, la labor era imposible. Cuanto más fuerte, cohesionado y hegemónico sea un partido es peor infiltrarse. Si se le añade la distancia ideológica hace que acercarse al PP sea poco menos que una locura.

    Por otro lado, los presuntos parecidos entre IH y el PP sólo lo parecen aquí en España por lo podrida que está la situación. Aquí es que nada más que decir «España» ya te colocan en el bando pepero o franquista. En cualquier otro país iberoamericano o de la hispanidad, el patriotismo socialista no supone ningún problema y es comprendido de inmediato. De hecho, sólo nos han llamado «fachas» gente española. En Iberoamérica, los compañeros y simpatizantes captan rápidamente lo que queremos decir con nuestro patriotismo. Pero aquí todo se deforma por la pobredumbre ideológica.

    Un cordial saludo y gracias por vuestros comentarios tan sugerentes.

  • Con el debido respeto, Larrea, sobredimensionas el poder de las cúpulas dirigentes de las grandes instituciones. Kamenev publicó una semana antes de la toma del poder en Octubre los planes bolcheviques y con esto y aún teniendo un infiltrado de la policia secreta en la cúpula comunista tomaron el poder. En las elecciones en el Sindicato Vertical franquista, todo el mundo sabían quienes eran los comunistas y ganaban elecciones y tomaba CC.OO posiciones en su interior sin que las élites pudieran hacer mucho. En la propia CC.OO hay desde grupos estalinistas que obligan a sus miembros a meterse en dicho sindicato, a falangista con doble carnet -del sindicato falangista y de CC.OO- y hay pro-psoe, pro-izquierda unida, escorados al PP, de todo pelaje. Quien no sea tonto los conoce, las cúpulas dirigentes lo saben y pactan con unos, con otros, según convenga en las luchas internas. La política es ensuciarse las manos, como decía Lenin.

    Esto claro, en las organizaciones de masa donde la dirección, por estructura, es incapaz de controlar todas las bases. En un micro-sindicato, en un micro-partido o una micro-organización es imposible este tipo de estrategias. Estrategias, por cierto, que no son del todo nueva. Mira las discusiones de otros grupos y andan por aquí.

    Así pues, sobredimensionas la capacidad de desactivación. Por cierto, si nos desactivaran sería señal de que nuestra fortaleza es poca y lo mismo mereceríamos perecer. Hay algo de darvinista en conseguir estar en una organización y resistir por encima de las contrariedades. Si apenas resistes tres críticas o no te desactivan a las primeras de cambio, lo mismo es que no merecías ni existir políticamente.

    gracias por tu comentario,

  • Lo que me pregunto es si son viables vuestras intenciones de infiltración en asociaciones o partidos, anunciándolo públicamente en una web. Con los medios actuales, probablemente esas organizaciones que queréis subvertir tengan medios técnicos de sobra para detectaros, haceros el seguimiento y desactivaros en cuanto lleguéis a una masa crítica apreciable. ¿Qué solución frente a eso? No estoy desanimando, es una opinión externa.

    Saludos

  • Raúl Munientes, me has etiquetado en uno de los bandos y no se trata de eso. Además, corremos el riesgo de acabar en el maniqueísmo típico de los foros de discusión: izquierda-derecha, progresista-conservador, rojo-facha, etc, etc. Yo puedo ser tan crítico como tú con el PP porque conozco también, como tú, su connivencia con los nacionalismos para ganarse el apoyo en el Parlamento español. El mismo Felipe González -con un sentido patriota más elevado en ese momento que el de Aznar- criticó varias veces las cesiones y concesiones de Aznar en el período 1996-2000 a la burguesía catalana nacionalista. El PP tiene también mucha culpa, casi tanta como el PSOE y todo el entramado institucional que se entreteje (sindicatos incluidos) en torno a esos partidos. Pero no iban los tiros por ahí cuando he nombrado al PP. Cuando Esquinas afirma que «si se quiere subvertir y acabar con este nefasto régimen del 78 no se puede sino actuar en las instituciones realmente existentes», yo le propongo -para llevar su argumento al límite- que para acabar con el nefasto régimen del 78 sería tal vez más efectivo -siguiendo su razonamiento- infiltrarnos en el PP, que al fin y al cabo es el partido con más poder ahora (o sea, el que tiene más fuerza efectiva para cambiar las cosas) y desde el que se puede hacer mejor una desconstrucción ideológica a favor de la eutaxia del Estado español. ¿Por qué? Porque en ese partido al menos quedan corrientes -herederas si se quiere del patriotismo franquista- que se muestran muy críticas con la deriva política actual del partido y defienden sin complejos a España. Es verdad que hay otro sector del PSOE que también se muestra patriota, pero es aún más pequeño y con menos posibilidad de cambiar las cosas. Básicamente, mi apelación al PP es para forzar la respuesta de Esquinas y ver si su argumento de colarse en las instituciones realmente existentes para cambiar las cosas, para actuar desde dentro, tiene sentido o no.

    Bueno, espero con mucho interés ese artículo que nos anunció Esquinas para este fin de semana, si no lo evitan sus obligaciones.

    Salud.

  • Porque no perdamos de vista que la gente lo primero que se pregunta es: un día más sin sueldo ¿para qué?

  • Entonces, si no he entendio mal, la cuestión que se debate no es el motivo de la huelga en sí, o sus previsibles resultados inmediatas o a medio plazo, sino la necesidad, o no, de asegurar, asistiendo a la huelga convocadaa, la recurrencia de unos sindicatos, en concreto CCOO y UGT. Es decir, asistir a la huelga ¿es como «votar» Sí CCOO y UGT? ó ¿es como votar Sí a la lucha sindical? ó ¿es como decir apoyamos a los sindicatos en sus reivindicaciones de esta huelga? ó ¿es como ir a la huelga con la nariz tapada como compromiso inevitable para seguir avanzando en otros frentes?

  • Estimados amigos,

    Muy interesante toda esta discusión. No tengo tiempo para responder detenidamente, espero contestar a Fire este fin de semana en cuanto mis obligaciones me dejen algún espacio y tiempo disponible.

    Me quedo con una reflexión general, para que se vea lo raro de la situación política en España. En cualquier otro país donde el patriotismo no sea un tabú -cualquier país iberoamericano- las discusiones se llevan a cabo a estos niveles. El problema es que la cuestión nacional aquí resta muchas energías para discutir otros muchos asuntos como es la cuestión sindical, por ejemplo. Hay mucho que matizar, mucho que decir y mucho que analizar más allá de los tópicos que cualquiera de «izquierda» o de «derecha» repiten en España. Eso es lo que hemos intentado buscar en IH desde comenzamos, discutir no sólo sobre si España existe o no, que manda güevos que haya que seguir discutiendo estas cosas entre cierta gente.

    Pero es precisamente porque con un liberal del PP no discuto que España existe por lo que puedo comenzar a discutir de otras cosas, entre ellas su liberalismo. Y es aquí donde las diferencias ideológicas comienza a aflorar a un nivel casi más profundo.

    Felicitarnos por poder discutir estos temas de modo racional sin caer en tópicos manidos que unos como otros repiten.

    Salud y espero responder en breve.

  • En vez de un fantasma recorre Europa, habría que decir, un fantasma divide Europa. Y para bien. Pero claro, el fantasma no es comunista. Ya nunca será comunista. Pero deberá ser hispánico, socialista y materialista.

  • Estoy muy de acuerdo con el artículo y por ahí es por donde tiene que ir la cosa. Yo comparto con Fire muchas de sus objeciones, pero no su desánimo. Para mí la huelga de ayer -que tuvo poco seguimiento, la verdad- fue convirtiéndose en un éxito poco a poco, a medida que iba leyendo las noticias. Primero sale Olli Rehn a echar un balde de agua fría a los mercados: el rescate tiene que esperar, las portadas irónicas y guasonas de la prensa que se autoproclama de «derechas» van cambiando sus titulares y de la ironía sobre el fracaso de la convocatoria se pasa a incidir en la violencia y la carga política «aberrante» de las manifestaciones, y, para remate, don Emilione sale en el diario El País con este artículo: No hay plan B http://elpais.com/elpais/2012/11/14/opinion/1352915390_877426.html

    Impresionante lo de don Emilione, que dice: «Europa es el eje sobre el que se ha desarrollado la sociedad occidental tal como la conocemos. Muchas ideas, sistemas políticos, avances tecnológicos, sociales y económicos que rigen hoy, surgieron en Europa. Este legado por sí solo explica el papel que Europa tiene que desempeñar en el escenario internacional. Un escenario en el que hay que ser grande para competir. Hace 61 años, Europa supo ver la importancia de la unidad. Cuando Europa ha estado unida ha sido más fuerte y más próspera. El mejor ejemplo es el euro. Nunca los europeos han conocido una etapa de bienestar tan larga como la que nace en el Tratado de París y desemboca en el euro. » Está claro que el Euro es su plan, y que nos cuenta su plan como si el futuro estuviese escrito en un libro que es de su propiedad. Sabemos por GBsr que la realidad es infinita y que, aunque se tenga mucho dinero y poder, como lo tiene don Emilione, no hay escrito ningún libro con un plan maestro que diga lo que ocurrirá en el futuro; así que, puede haber Plan B,C,D,E,F,G,H……n planes. Yo creo que lo que está haciendo en ese artículo don Emilione es desafiarnos, ¿qué plan tenéis que puede descabalgar el mío? Y la verdad, haber, hay planes, pero son una puñetera broma.

    Pero seamos optimistas, el hecho de que una de las piezas fundamentales del régimen haya tenido que salir a explicar de nuevo un plan tan evidente que es irreversible: es un éxito de la manifestación. Cuando tienes que explicar lo obvio, tal vez no es tan obvio; cuando tienes que reafirmar lo inamovible, tal vez no es tan inamovible. Que unos viejos sindicalistas, todos cercanos a la jubilación, agitando unas manifestaciones en el sur de Europa hayan preocupado a los poderes financieros, quiere decir que hay partido.

    Me parece evidente que Toxo y Méndez no van a traer la revolución. Es más, tampoco la van a traer sus recambios generacionales .Vivimos en una sociedad que ha sido moldeada a lo largo de treinta años por un movimiento revolucionario capitalista como fue el que encabezaron Reagan y Thatcher. Hoy cualquier autónomo, cualquier propietario de bar, cualquier empresario de medio pelo con un almacén, tiene grabado a fuego en el disco duro que puede ser un Gordon Gekko: http://www.youtube.com/watch?v=w6sw_Uy69EY El triunfo de la revolución thatcheriana ha sido total: el capitalismo popular lo ha envenenado todo. ¡Mi pisito un capital! ¡Mi terruño una nación! suele escribir el activista internetero ppcc ( http://bichitos.blog.com.es/ ) , con el que discrepo en su plan final europiesta -- el de don Emilione, viven en un idealismo interesado- , pero con el que estoy muchas veces en lo coyuntural. Esta sociedad debe sufrir los rigores del ajuste, y los revolucionarios deben acompañarla estoicamente infiltrados en sus instituciones. Dice muy poco de la moral de una sociedad que alguien llegue al extremo de lanzarse por una ventana por una cuestión material menor como perder una vivienda. Que perder la propiedad de un conjunto de ladrillos esté por encima de la conservación del propio cuerpo muestra el asqueroso hedonismo de esta sociedad. Es una labor dura e ingrata la de los grupos revolucionarios, se trata de acompañar a un jonco que está pasando el mono, que sufre como un perro porque le falta su dosis hiperconsumo . Hay que estar ahí ,sin poder hacer nada salvo esperar a que el adicto pase el síndrome de abstinencia, escuchando sus delirios, elaborando un plan real y factible, porque el camello ya le tiene preparada una dosis de un nuevo material para ofrecerle en cuanto salga a la calle. Tienen un carácter débil los adictos y enseguida caen en otra adicción. Hay que estar con él en las instituciones corruptas.

    Bueno, lo que sabemos es que la fantasmagoría de la unidad de los trabajadores mediterráneos, que tímidamente han elaborado los viejos sindicalistas, ha molestado un poco a los jerarcas financieros de Europa. Como Europa es un proyecto fantasma puede que meterles una cuña de la misma madera sea lo que más daño haga. La próxima convocatoria de manifestaciones en capitales mediterráneas todos los asitentes deben ir con su careta de PIGS. Dividamos Europa.

  • Y para aclarar otra cuestión. Puede que no me guste el capitalismo anglosajón norteamericano; pero menos aún las críticas que desde el islamismo radical se vierten sobre las “sociedades occidentales”. Pues bien, puede que no me gusten las cúpulas sindicales, pero menos aún los críticos liberales de los sindicatos. A esos señores, les importa un carajo, que los dirigentes de los sindicatos sean unos corruptos o que los sindicatos hayan perdido el norte ideológico. Precisamente, critican a los sindicatos, por los elementos holizadores, racionales y de representatividad que todavía conservan respecto a los trabajadores.

  • Estimado Fire:

    Los sindicatos de clase (CC.OO. y UGT) si tienen una idea política de Estado, socialdemócrata y gradualista, equivocada si se quiere. Eso no te lo voy a discutir, porque creo que estaríamos bastante de acuerdo en la crítica.

    También reconoces, que la huelga general continúa la protesta contra la reforma laboral del PP, sumando nuevos motivos. Pues la reforma laboral debilita el poder de los sindicatos en la negociación colectiva, porque permite a los empresarios que se desenganchen de los convenios sectoriales y negocien «libremente» con sus empleados. El PP también le ha recortado subvenciones. Si limitas el poder de negociación de los sindicatos en su principal ámbito de actuación y quieres disminuir sus recursos financieros, ¿acaso no quiere el PP destruir los sindicatos tal y como lo conocemos?

  • Me hace gracia el ameno debate porque precisamente me dejé en el tintero un cuarto punto relacionado con ella. Un cuarto punto dedicado a la aparición de ese cuerpo extraño de Huelga General Española en Barcelona, con un 80 por ciento de seguimiento en la industria, y los ataques brutales a la Huelga por parte de los mass media de la Generalitat en medio de la campaña electoral mesiánica de CIU. Empezando porque en la portada de La Vanguardia no ponía nada ese día -llegué a pensar ingenuamente que era la del día anterior- y acabando por los foros políticos catalanistas neofeudalistas y sus comentarios viscerales contra la Huelga.

    Lo que está clarísimo es que Fire no vive en Cataluña. Aquí, toda la prensa repite las consignas de Ciu, toda la universidad repite las consignas de Ciu, ¡todos los partidos políticos! repiten las consignas de Ciu. Tan sólo puedes participar de un acto público sin apenas banderas catalanas -que hasta en los actos de Ciutadans aparecen- en las Huelgas Generales que montan CCOO y UGT. Ya no sólo eso,la gente habla en español, los carteles son todos en español, etcétera.

    Parece que Fire se mueva en el juego de España sólo la salva el PP y toda huelga que presuntamente le reste votos y le sume al PSOE va en contra de España.

    Esta lógica creo que la ha desmontado muy sutilmente Mr Esquinas.

    Yo añadiría algo que suele pasarse de puntillas.

    Aquí hay un asunto muy curioso y es que el momento clave de la radicalización del proyecto étnico pujolista fue tras el pacto del Majestic entre Jose María Aznar y Pujol en 1996 para gobernar España.¿No habría sido más patriótico repartir los ministerios con el PSOE?. Aquí hay un punto bastante escalofriante, y es que, según comenta Jordi Pujol en sus Memorias -que quede entre nosotros esta lectura-, el mismísimo Felipe González le dijo a Pujol que pactaran con el PP y le pretaran las tuercas lo máximo posible.

    El caso es que el españolísimo Aznar, en una sóla reunión con Pujol se cargó el Servicio Militar Obligatorio -que se dice pronto-, mejoró la financiación catalana, eliminó la figura de los gobernadores civiles y mandó a galeras -digo la Unión Europea- a Aleix Vidal-Quadras, que con su discurso antiétnico estaba haciendo estragos en las elecciones autonómicas, a diestro y siniestro.

    Incluso en el 2002. con mayoría absoluta del PP, es cuando empieza la escalada de ingresos presupuestarios de la Generalitat vinculados al modelo de financiación. Fue el canto del cisne del filogaullista Jordi Pujol. Desde entonces, no han ido sino aumentado de forma progresiva.

    El PP, digno heredero del segundo franquismo, siempre ha seguido las vías que ha marcado la burguesía catalana.

    Sólo hay que tener amigos de Unió -no es tan difícil, son unos malditos jesuitas-, para percatarse de su absoluta devoción por Jose María Aznar.

    Si aquel PP hizo eso, que se puede esperar de este PP, en su deriva anarcoliberal, poco más que Esperanza Aguirre y Artur Mas pacten la independencia de la Comunidad catalana y la madrileña del resto de España.

  • Por cierto, para no originar malos entendidos en mi comentario último, cuando digo que la huelga no se ha hecho para destruir al PP, estoy refiriéndome a que no es ésa la razón que públicamente han esgrimido los sindicatos. Yo estoy analizando las razones políticas que ellos públicamente dan y por las que la gente se ha manifestado (desahucios, recortes, etc). Pero si nos queremos meter en el otro terreno, el de atacar al PP porque es el que les podría quitar las mamandurrias (si es que se atreviera, que yo lo dudo, porque el PP no quiere tocar las instituciones del sistema sobre el que se asienta el mismo partido conservador: monarquía, sindicatos subvencionados, etc), entonces también estarían actuando de una manera poco honrada con los trabajadores que representan.

    Salud.

  • Gracias Esquinas. Sólo dos cuestiones 1.- Los comités de empresa la mayoría de las veces, cuando se trata de cuestiones serias, te mandan al juzgado y el sindicato lo que te da es cobertura jurídica si estas afiliado, y en casos extremos actuan de cortafuegos entre el empresario y algun grupo de trabajadores harto (por aquello de la institucionalización de la protesta)2.- Muchas de las cosas que consiguen, son cosas ya gestadas en la sociedad por otros cauces, por ejemplo,si finalmente sale alguna ley contra los desahucios, ahora se la hecharan también a su mochila.

    Lo digo por si sirve para perfilar posturas sólidas, por lo demás encantado de participar.

    Saludos.

  • Juan, los sindicatos quieren que los gobiernos legislen en uno u otro sentido, pero para eso han de tener una idea política del Estado donde están y entender la dialéctica interEstados e intraEstado. Y aquí vienen los problemas que estoy planteando. Ni más ni menos. Más a mi favor todavía.

    La huelga no se ha hecho para destruir al PP antes de que el PP los destruya a ellos. De hecho, Montoro el mismo día de la huelga se mostró benévolo con los liberados, teniendo en cuenta el dinero que nos cuestan en estos tiempos de crisis:

    http://www.libremercado.com/2012-11-15/montoro-suaviza-la-poda-de-liberados-sindicales-anunciada-en-julio-1276474292/

    Además, hay muchos afiliados sindicales que votan al PP, principalmente en USO y CC.OO.

    Conviene no perder las razones que han dado los sindicatos para convocar la huelga: los recortes, la reforma laboral, etc. Pero esas razones no se pueden entender si no se tiene una visión política de conjunto que desborda por completo el marco técnico. Y ahí es donde los sindicatos muestran la corrupción ideológica ante la que no podemos permanecer cómplices. Este es el núcleo de mi crítica, como perfectamente ha recogido Esquinas.

    Salud.

  • Esquinas ha dicho que la labor primaria o técnica de los sindicatos no es política, aunque secundariamente, si tratan de influir en los partidos políticos para que estos legislen en uno u otro sentido. Yo no veo el problema por ninguna parte. ¿Acaso la Iglesia Católica no trata de influir sobre el gobierno? ¿Y las asociaciones profesionales? ¿Y las organizaciones no gubernamentales? Los sindicatos de clase, lo hacen explícitamente y no lo ocultan (cualquiera puede verlo en sus estatutos), mientras que los sectoriales también lo hacen, pero de tapadillo.

    Por otro lado, si el PP quiere destruir a los sindicatos de clase, minando su capacidad primaria o técnica para la negociación colectiva, ¿por qué no van a movilizarse políticamente los sindicatos contra aquellos grupos políticos que quieren destruirles?

  • Por cierto, si hay que introducirse en las instituciones realmente existentes para cambiar las cosas, ¿por qué no introducirse entonces en el PP (la institución política con más fuerza ahora) y tratarlo de cambiar desde dentro?

    Salud.

  • En primer lugar, muchas gracias, Esquinas, por tomarte la molestia de hacer un artículo para contestar a mis objeciones.

    Yo no digo que desaparezcan los sindicatos para las cuestiones puramente técnicas que se dan todos los días en cientos de empresas (aunque sobre esto también se podía hablar muchísimo como el tema de los cursos, los liberados, etc… pero en cualquier caso no va mi crítica por ahí como bien sabéis). Sindicalismo gremial le podíamos llamar. Lo que afirmo es que cuando plantean un huelga general contra un gobierno -aunque esta vez la hayan «disimulado» con una huelga internacional («proletarios de Europa (del Sur), uníos»)- los sindicatos están claramente haciendo política, o sea, desbordando ese ámbito técnico diario. Una política que -no podía ser de otra manera- está conectada con ciertos ortogramas. La misión de un sindicato cuando plantea una huelga general contra un gobierno SÍ ES POLÍTICA: o cuando callaba DIARIAMENTE ante el aumento del paro con el gobierno socialfascista porque no quería avivar la entrada de la «derechona». Los sindicatos hacen política continuamente. Pocas veces dicen «tal empresa hace esto». No, las críticas son políticas. No había más que ver ayer en la cabecera de la manifestación de la tarde a los mismos que propiciaron la crisis con su Pensamiento Alicia (la cúpula socialfascista). Todos al lado de Toxo y Méndez. Aquello era de vergüenza. No se trata de ser muy puro sino de saber que con esos mimbres no se puede hacer un cesto. Puro racionalismo, eso sí.

    Entonces lo que nos propone Esquinas (si no le he entendido mal) es «infiltrarse» en las instituciones realmente existentes y tratarlas de cambiar desde dentro. Algo parecido a lo que hizo el comunismo con el sindicato vertical franquista. Mal vamos: Franco murió en la cama y aquí todo el mundo dejó de ser franquista de la noche a la mañana (sin purgatorio de pecados siquiera). En ésas estamos ahora. Además, de aquellos polvos estos lodazales.

    Unas instituciones que están podridas hasta la médula se pueden intentar cambiar (o destruir, que más bien esto sería más realista). Pero lo que no se puede es hacerles el juego para acabar con España. Intentar cambiar esas instituciones supone, por ejemplo, no colaborar en acciones como las de ayer que son políticamente inútiles y enfocan esto por el lado equivocado («por ahí no, señores»), porque se niega «el estado de malestar» actual pero no se atajan ni se tienen en cuenta los problemas políticos reales que lo provocan que son: europeísmo, debilidad (o inexistencia) de la idea de España, autonomismo, etc. Si se tuviera una idea política de España, a lo mejor los sindicatos (ya que en una huelga general se sitúan al nivel de los partidos politicos) tendrían que apostar por los recortes (gastar menos de lo que se ingresa) para no depender de los créditos de Alemania. Pero lejos de esto, nos ponemos a hacer la carta de los reyes magos sin tener en cuenta el tablero de juego político donde nos movemos. O sea, que ni siquiera está claro que las reivindicaciones de ayer sean acertadas en el terreno de la economía política.

    Salud.

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