De la igualdad de oportunidades en la educación: LOGSE y LOMCE

La semana pasada multitud de protestas y manifestaciones inundaban la geografía española. El Sindicato de Estudiantes convocaba tres jornadas de huelga en todo el sistema educativo, desde las enseñanzas iniciales hasta la universitaria. El último paro trascurrió el 24 de octubre; alumnos, padres y profesores unían sus fuerzas ese día contra la política educativa del Partido Popular. Los convocantes le echan en cara al gobierno los recortes, el despido de profesores, la subida de las tasas universitarias, el endurecimiento en el acceso a la becas etc. Sin embargo, el principal motivo de agravio es la nueva ley educativa que se encuentra en su última fase de tramitación parlamentaria. Izquierda Hispánica ya se posicionó ante el proyecto de ley en sendos artículos de Beatriz Vallina: La LOMCE y las disputas en torno al Sistema Educativo Español y Tres grandes mentiras de la Educación en España. Por su profundidad y sagacidad analítica, poco más podemos añadir respecto al diagnóstico de la situación. Aunque la autora examinaba múltiples aspectos relacionados con la ley, nosotros queremos centrarnos en dos ideas: el carácter comprehensivo de la educación y la igualdad de oportunidades.

La LOGSE, Ley Orgánica de Ordenación General de Sistema Educativo, ideada por el gobierno socialdemócrata de Felipe González, vio la luz en 1990, aunque su implantación no se completó hasta algunos años más tarde. El presupuesto ideológico del proyecto era el siguiente. Para garantizar una auténtica igualdad de oportunidades había que extender la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 16 años, con un plan de estudios unificado y general, que permitiera a los alumnos alcanzar unas metas polivalentes y comunes. La igualdad de oportunidades en la educación se concibe en dos momentos: inicialmente el Estado debía ofrecer una plaza escolar en un centro público o privado- concertado (según la elección y valores morales y religiosos de los padres). La obligación de las autoridades en este primer momento era impedir que el derecho constitucional que asiste a los padres para elegir centro, se tradujera en una división entre establecimientos de primera y de segunda, y se menoscabase la igualdad de los niños a disponer de una plaza de idéntica calidad. En un segundo momento, un currículo unificado hasta los 16 años facilitaría la obtención de unos resultados homogéneos mínimos, lo que evitaría la segmentación temprana entre vías profesionales (más prácticas) y vías académicas (más cognitivas). De este modo se minimizaría el impacto que la clase social, el género o el origen étnico tienen sobre la trayectoria escolar. Todo ello envuelto en una pedagogía novísima constructivista, que resultaba ajena e incluso contraria al sentido común docente de muchos maestros y profesores. Por otro lado, la LOGSE tampoco suponía una novedad total en el panorama educativo español. En realidad venía a profundizar en los aspectos comprehensivos y de unificación curricular presentes en el tardofranquismo, concretamente en la Ley General de Educación de 1970, conocida popularmente como Ley Villar Palasí. La LGE eliminó las revalidas, favoreciendo el tránsito entre etapas educativas, e instituyó la enseñanza primaria gratuita y obligatoria hasta los 14 años.

La igualdad de resultados como prerrequisito par la igualdad de oportunidades nos parece un objetivo loable y digno de defensa. La educación debe tener, al menos en sus etapas obligatorias, un carácter universal y generador, esto es, que eleve a los individuos más allá de sus condiciones desiguales de partida. Y aquí está la madre del cordero, donde se demuestra la ingenuidad de la LOGSE. El logro de una igualdad de resultados y por extensión de oportunidades, necesita de algo más que de una plaza escolar y un itinerario unificado, y el elevado fracaso escolar y abandono temprano así lo certifican:

Bien a pesar de la apariencia progresista y acorde al sentido común que tiene reclamar la igualdad de oportunidades podemos percatarnos de que no se trata de algo más que de una artificio completamente acorde con las ideologías propias de la plétora mercantil y las representaciones nematológicas del profesorado y, a menudo, de aquellos que se hacen llamar expertos: si suponemos una igualdad de oportunidades, ignoramos y ocultamos las condiciones iniciales del alumno y, por ello, el resultado final (la credencial, el título, que yo obtenga y el punto hasta el que llegue, es consecuencia de mis talentos innatos, es responsabilidad y mérito /demérito mío y solo mío)

Vallina, B. Tres grandes mentiras de la Educación en España.

Ni el sistema de enseñanza por sí solo ni ninguna ley educativa, garantizan que los niños, al comenzar su etapa de escolarización obligatoria, dispongan del mismo caudal de capital cultural –habilidades que facilitan el éxito educativo- porque éste tiene un origen familiar. Por profesión, ingresos y actitudes hacia la educación padres y madres colocan a sus hijos en diferentes posiciones escolares de partida. Por lo tanto el problema de las legislaciones comprehensivas está en su imperialismo educativo, en su incapacidad para reconocer que buena parte de las claves del éxito educativo son extra-escolares, y que el sistema de enseñanza es una agencia de reproducción social más que de transformación. ¿Qué quiere hacer el Partido Popular con la nueva norma? El PP aspira a acabar con el fracaso escolar, laminando la idea misma de igualdad de resultados que patrocinaba la anterior legislación. Nadie fracasa, porque los itinerarios y el currículo flexible, pondrán a cada cual en el lugar que por origen social están “predestinados” a ocupar.

Sí, en 3º ESO ya no habrá fracaso escolar, habrá mano de obra barata, no cualificada y de bajo coste, pero con Competencias Básicas (lo básico para votar, consumir y producir integrado en los escalafones más bajos del sistema ocupacional). Los futuros trabajadores de 3º de ESO serán formados técnica y psicológicamente para desempeñar funciones productivas subordinadas: para ello han sido instruidos en lo práctico, en las competencias y en valores no cognitivos (sino todo lo contrario) enfocados hacia la sumisión.

Vallina, B. La LOMCE y las disputas en torno al Sistema Educativo Español.

Frente a la candidez de la LOGSE, la filosofía de la LOMCE es sumamente pragmática: si cada personal tendrá su lugar en la sociedad (estructura de ocupaciones, clase social) lo mejor es que el sistema educativo lo reconozca como un hecho normal, y le ofrezca a cada cual las herramientas más adecuadas para desempeñar su futura posición. La argumentación recuerda a aquellos años del franquismo donde niños y niñas recibían en la escuela una educación cívico-moral diferenciada, porque diferente sería el rol a jugar por hombres y mujeres en la sociedad.

¿Estamos entonces predestinados a movernos entre el mito socialdemócrata de la igualdad de oportunidades o a renunciar al logro de unos resultados mínimos como pretende el PP? Hay alternativa, una posible salida a esta dicotomía fatal, que consiste en: a) mantener el horizonte de la igualdad de resultados mínima; b) defender un itinerario unificado; c) modificar el lema de “cambiando la educación se cambia la sociedad” por el de “cambiando la sociedad se cambia la educación”. Hay que plantear una actuación en dos frentes: el primero de ellos micro-social, compuesto por la familia y los grupos de iguales; el segundo de tipo macro, debe mirar al sistema productivo.

La familia es el primer ámbito de socialización que el niño conoce. La familia lega los capitales de que dispone (cultural, económico, social) a sus hijos, lo que explica en gran medida el tipo de trayectoria académica posterior. La única forma, teóricamente, de homogeneizar las condiciones iniciales de partida, sería eliminando a la familia como agencia de socialización, de transmisión desigual de capitales. La idea es del todo un disparate, porque es materialmente imposible que el Estado u otra agencia socializadora pudiera cumplir todas las funciones de la familia para toda la población. Y la experiencia en los antiguos países socialistas lo demuestra. En la Unión Soviética, se pasó de una crítica inicial hacia la familia como institución burguesa, a su más completa defensa.

El segundo ámbito de actuación son los grupos de iguales, es decir, los amigos y compañeros que los alumnos hacen en la escuela. Es importante garantizar una heterogeneidad dentro de los centros e impedir la formación de grupos de iguales con cultura anti-escolar. Se trata del mayor peligro para la consecución de una igualdad de resultados. Hay que decir que la existencia de una doble red de centros y la especialización por itinerarios, acrecienta las posibilidades de que surjan centros-guetos, con mayoría de grupos anti-escuela.

Pero el ámbito de actuación más importante es, sin lugar a dudas, el sistema productivo. La única forma de garantizar el logro real en la igualdad de resultados consiste en sincronizar los mínimos de conocimientos y habilidades exigibles por el sistema educativo, con aquellos mínimos para insertarse en el sistema productivo. Defendemos que una parte del fracaso escolar reciente se explica porque de facto, muchos de nuestros jóvenes podían trabajar y hacer su vida sin necesidad de acabar la secundaria obligatoria, de alcanzar las metas comunes que el sistema educativo exige. El lema “si no vale para estudiar (entiéndase sacarse el graduado en ESO) que vaya a trabajar”, debería sustituirse por el otro de “como no terminas la secundaria no podrás trabajar de nada”. La armonización entre sistema productivo y educativo, serviría de fuente de motivación extra, incluso para los grupos con una cultura anti-escolar.

Lectura recomendada:

WILLIS, Paul. Aprendiendo a trabajar: como los niños de la clase obrera consiguen trabajos de clase obrera. Akal, 1988.

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6 Respuestas a “De la igualdad de oportunidades en la educación: LOGSE y LOMCE”


  • ¡gracias juan por tu respuesta!, conocía ese problema de la Urss en los 80 a través de la obra de Kara murza , pero la cuestión también respondía a los deficientes metodos de planificación «paleotécnicos» en esa época -logicamente ni en occidente existía la versatilidad que existe hoy en día con las nuevas tecnologías de la información.

    la cuestión cardinal a mi juicio es que esa armonización en un sistema de libre empresa se produce inevitablemente mediante el desempleo masivo, algo que es una rareza en una economia socialista incluso «nominalmente» planificada como eran muchas del «socialismo real».

  • Entiendo sus objeciones. Pero incluso la eliminación del sistema de libre empresa y su sustitución por un sistema de planificación central no eliminaría directamente los problemas de ajuste o “armonización” entre sistema productivo y sistema educativo, porque el asunto dependería del grado de desarrollo del tejido productivo socialista en cuestión y de los requisitos técnico-culturales para participar en él.

    Esto tampoco es nuevo. Ya lo sufrieron los soviéticos. En los años ochenta dos sociólogos de este país, L.A Gordon y A. K Nazimova, publicaron varios artículos analizando la estructura y cambio del sistema socio-profesional. Se dieron cuenta que la reducción de los puestos de trabajo que requerían menos cualificación en la industria y en la agricultura se estaba frenando, mientras que el sistema educativo (ojo que estaba planificado) estaba produciendo una mano de obra “sobre cualificada”.

  • Hola juan:suscribo perfectamente tu crítica,lo que pasa es que sigo pensando que pecas de utópico, dices «cambiando el sistema productivo», de acuerdo, pero cómo se hace eso en un sistema de libre empresa.

    Dices es que el «estado lo permite», naturalemente ó piensas que va a actuar naturaliter en sentido contrario, lo que los liberales llaman «estado mínimo»y que ellos en su idealismo fanático siguen llamando «estado máximo»- se basa en esos presupuestos, el modo del estado liberal intervencionista es precisamente no intervenir ó abstenerse con la idea de que es la «mano invisible» la que lleva a esa armonización de la que tu hablas y que efectivamente se produce;la prueba palmaria son los más de 5 millones de parados españoles y el 50 % de paro juvenil, una solución totalmente armónica para el capitalismo eurogermánico en el que estamos imbricados.
    salud.

  • Quizás no me haya explicado lo suficientemente bien, o usted haya malinterpretados mis palabras. La armonización entre sistema productivo y educativo no es pura utopía, es una realidad. Lo que yo sostengo es que el sistema educativo actual está armonizado con el sistema productivo capitalista que tenemos. Es decir, que sus pobres resultados en algunas esferas, se explican o dependen de las necesidades reales del sistema productivo. La relación entre sistema productivo y sistema educativo no es por supuesto directa, sino que está mediada por la familia y los grupos de iguales, que son las agencias reales de reproducción social.

    Por tanto, únicamente cambiando el sistema productivo, elevando los requisitos culturales y educativos mínimos para participar en él, se podrá conseguir que el sistema educativo los exija con mayores garantías de éxito. Tampoco estoy descubriendo la pólvora. En el siglo XIX y XX, leer y escribir, no era necesario para la mayoría de la población que trabajaba en el campo. Cuando el sistema productivo cambia, comienzan las grandes migraciones a la ciudad, la industrialización y terciarización de la economía, leer y escribir aunque sea a nivel muy básico se convierte en imprescindible para casi todo el mundo. Las probabilidades de que en las escuelas los profesores logren de sus alumnos esta habilidad aumenta.

    En segundo lugar, si un ciudadano trabaja en la economía sumergida o en una empresa familiar, es porque el Estado lo permite (porque le conviene para reducir presión social) o porque no tiene mecanismos suficientes para perseguirlo. Si el Estado, controlara y multara de forma efectiva a la gente que ofrece trabajo a cualquier joven que no tenga los estudios mínimos, entones otro gallo cantaría. Por cierto, negar la posibilidad de obtener el carné de conducir a quien no tenga la secundaria obligatoria, ya actuaría como revulsivo para muchos.

    En tercer lugar, si eliminamos la barrera de los 16 años, ¿por qué no eliminamos de paso cualquier barrera? Si los niños quieren trabajar a los cinco y los padres están a favor. ¿Por qué no hacerlo?

  • adenda:naturalmente que muchos jovenes podrían trabajar sin terminar la secundaria,si señor en la economia sumergida ó en la autoempresa familiar, asi pues actuése eliminese esa barrera estúpida de los 16 años,liberese de presión a los centros educativos públicos y todos tan felices, la realidad del mercado laboral tan precarizado no va a cambiar porque haya un aflujo mayor de jovenes entre 14 a 16 años.

    ¡no seamos hipócritas y hagase lo que tenga que hacerse!.

  • artículo muy bonito en tanto en cuanto que teórico, el problema es la conclusión a la que se llega:»la armonización entre sistema productivo y educativo» es pura utopía tal y cómo está montado el sistema capitalista actualmente, pero la realidad, la cruda realidad «antiescolar» la sufren dia a dia los profesores en sus centros.

    Está claro que el papel lo aguanta todo.

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