Kaos en la Red y Foro de España

Rescatamos este artículo del 2010 en el que el compañero Esquinas comparaba dos ataques a Izquierda Hispánica por parte de dos páginas derechistas: la neofeudalista camuflada de antisistema izquierdista «Kaos en la red» y la neofranquista Foro de España.

I. KAOS EN LA RED O CAOS EN LA CABEZA.

Las técnicas de confusión propagandística de Kaos en la Red consisten en lo siguiente:

1º) Mentir y omitir sobre nuestros principios políticos.

Exponen, escandalizados al parecer, que asumimos los principios del materialismo filosófico y de la hispanidad, pero no dicen nada del socialismo. Como eso de defender una postura de izquierda socialista no casa muy bien con la acusación que nos hace de fascistas, tienen que mentir a su público y ocultarle —se pensará que sus lectores son ignorantes— cuáles son nuestros principios.

Además mienten sobre nuestro nombre. No existe nada que se llame «Izquierda Hispana (Grupo de Combate)». Nosotros somos IZQUIERDA HISPÁNICA. Mentir sobre nuestro nombre es tratar de ocultar nuestra existencia. Y eso lo hace Kaos por su debilidad intelectual y por su odio irracional a nuestro proyecto político, el cual se resume en tres principios indisolubles: Materialismo Filosófico, Hispanidad y Socialismo.

2º) Vincularnos con gente que nada tiene que ver con nosotros.

Ni Felipe Giménez, ni Rodríguez Pardo ni Pío Moa pertenecen a Izquierda Hispánica. Sólo alguien incapaz de entender lo que escribe Pío Moa puede ser capaz de vincular un proyecto de izquierda socialista con él. Pío Moa es un historiador renegado del marxismo, del materialismo, del socialismo, un idealista que evita entrar en cuestiones de dialéctica económica y social sobre el origen de la Revolución española. Y ha sido precisamente la socialdemocracia española, junto a sus lacayos eurocomunistas quienes le han dado alas, pues ha sido la socialdemocracia española la que al renegar de su tradición revolucionaria —contrarias a las leyes del Estado burgués republicano— ha dado cancha para que gente como Pío Moa ponga en evidencia lo que todo el que no fuera marciano ya sabía: ¡que los socialistas y comunistas querían implantar la dictadura del proletariado en España!. ¡Ha tenido que venir Pío Moa para que los socialdemócratas lo descubran! Resulta que ahora los izquierdistas, en sentido leninista, de Kaos en la Red, con el fin de desarmar a los trabajadores y ciudadanos españoles e iberoamericanos, se han vuelto «anti-autoritarios» —desconociendo lo que Engels escribió sobre la autoridad— se han vuelto «anti-pena de muerte» —desconociendo que en Cuba hay pena de muerte, que los revolucionarios de la Comuna de París aplicaron la pena de muerte, que Lenin la aplicó, que la aplicó el Ché Guevara, que la aplicó el bando republicano, etc.— y se han vuelto «anti-golpes de Estado», demostrando así que, por más que se vistan de revolucionarios, sólo son revolucionarios de pandereta.

La Revolución Española de 1934 fue un golpe anticonstitucional pues subvertía el orden jurídico vigente. Como los órdenes constitucionales están vigentes hasta que alguien imponga otro, nada tenemos que objetar. Pero hay quien se empecina en modificar la naturaleza de la Revolución de 1934, pues lo primero, no fue una revolución «asturiana» como algunos de Kaos la llaman, sino que levantó a muchos obreros socialistas, comunistas y anarquistas de toda y en toda España. Y segundo, se quería hacer la Revolución acabando con la legalidad burguesa, cosa que no están dispuestos a hacer los de Kaos en la Red, que van por la vida de «progresistas» y «revolucionarios» pero que luego se escandalizan si alguien está en contra de la legalidad vigente.

Como mayoritariamente las izquierdas españolas han renegado de sus tradiciones revolucionarias no permiten que la derecha se lo eche en cara. Izquierda Hispánica, a diferencia de los izquierdistas de Kaos en la Red, no reniega del pasado de las izquierdas españolas. Lo asume críticamente sin identificarse plenamente con esas tradiciones, pero no las esconde o tergiversa. Pío Moa no tiene nada que ver con nosotros ni nosotros tenemos nada que ver con él. Lo que sí ocurre es que lo hemos leído, como leemos a todos nuestros adversarios y/o enemigos, para saber que es un idealista que vira continuamente entre la añoranza del franquismo y el liberalismo depredador pero que sobre la Revolución española dice cosas que son dignas de atención. Nuestro gran pecado es no pertenecer a la secta izquierdista de Kaos en la Red que nos dice qué tendríamos que leer. Debieran hacer un Índice de libros prohibidos para que sepamos a qué atenernos.

Igualmente nada tenemos que ver con la secta maoísta fracasada Unificación Comunista de España. Ni somos una escisión de ellos, ya que nadie de nuestra cúpula dirigente ha pertenecido a la UCE, ni ningún militante de base nuestro lo ha hecho. Kaos en la Red simplemente nos vincula de manera formal: criticamos a los separatistas y somos izquierdas definidas; por lo que —según su lógica metafísica— tenemos que estar conectados de alguna manera. No lo estamos. Los proyectos de la UCE y el de Izquierda Hispánica son distintos. Como nosotros no pensamos que nuestros lectores sean ignorantes o faltos de entendimiento, le recomendamos que lean y comparen nuestros textos con los de la UCE.

3º) Poner en nuestra boca opiniones de otras personas.

Izquierda Hispánica es un grupo organizado e independiente, que tiene una columna en El Revolucionario con su firma propia, y no acepta que se le enjuicie por opiniones vertidas por otras firmas como el Grupo Promacos, al cual respetamos, leemos y admitimos su gran capacidad de análisis crítico de la realidad. Los de Kaos en la Red piensan que todos los medios de Internet funcionan del mismo modo sectario que ellos, controlando con algún censor ideológico lo que se publica y no pueden pensar siquiera en que seamos mínimamente independientes. Según se desprende de lo que publican, todo es una gran conspiración fascista orquestada por Gustavo Bueno desde Asturias. Pura falsedad. El núcleo de El Revolucionario está en México y en él participan gente de toda Iberoamérica. Izquierda Hispánica por su parte cuenta con miembros americanos y en su funcionamiento es plenamente autónoma y democrática.

No obstante, no deberíamos extrañarnos de ésta estrategia de ver conspiraciones fascistas por doquier. Ellos mismos nos endorsan opiniones de otras firmas para dar la impresión de que decimos cosas que no hemos dicho. ¿Pero por qué nos endilgan una cita del Grupo Promacos y no de Diego Guerrero, Rolando Astarita o William Izarra? Pues porque nuestros enemigos están muy interesados en hacernos aparecer como fascistas, cosa que ni ellos saben lo que significa. Nosotros vamos a explicárselo.


II. IZQUIERDA HISPÁNICA CONTRA, Y SOBRE, EL NACIONALSOCIALISMO, EL FASCISMO Y EL FALANGISMO.

Izquierda Hispánica, como grupo organizado y estructurado, tiene un juicio independiente producto de la discusión de sus miembros y la redacción coordinada de sus artículos. Por eso conoce no sólo a Marx, Engels, Lenin o Stalin, sino que conoce también a Hayek, Pío Moa, Von Mises, José Antonio Primo de Rivera o a Mussolini. Es deber de todo revolucionario conocer a sus oponentes. Pero Kaos en la Red no los conoce, por eso llama a cualquier cosa fascismo a la espera de que el horror que causa la palabra aleje de nuestras filas, o de las filas de cualquier grupo que no piense como ellos, a cualquier persona. Para estos sujetos, la simple defensa de la unidad de la Nación española es ser fascista. Por lo que parece, defender la Hispanidad y el Materialismo filosófico también. Pero veamos tan sólo unas cuantas cosas de las muchas que nos separa de estos grupos:

a) Nacionalsocialismo alemán.

Izquierda Hispánica aboga por una Nación política de ciudadanos libres e iguales como condición para cualquier proceso socialista. Entronca con la tradición de los Revolucionarios liberales españoles e iberoamericanos que a sí mismo se llamaban nacionales —defensores de la Nación política española, argentina, mexicana, etc.— frente a los facciosos, que en vez de defender los intereses de todo el pueblo defendían los intereses de una facción: la nobleza criolla, los terratenientes mexicanos o los fueros regionales al estilo de los facciosos carlistas en España. Siendo así, los nacionalsocialistas encarnan las más puras doctrinas facciosas contrarias a la tradición de izquierdas:

* Izquierda Hispánica defiende la ciudadanía para todos los nacionales. Por contra, los nazis distinguían dos tipos de ciudadanos con distintos derechos intrínsecos. En Mein Kampf, Hitler distinguía entre los «súbditos del Estado» (Staatsangehöriger) y «ciudadanos del Estado» (Staatsbürger)

* Para Izquierda Hispánica, la nación política está por encima delas naciónes étnicas. Para los nazis, la nación étnica y racial precedía a la Nación política y al Estado («No es el Estado en sí el que crea un determinado nivel cultural; el Estado tan solo puede cuidar de la conservación de la raza, de la que esa cultura depende… No es el Estado, sino la raza lo que constituye la condición previa para la existencia de una sociedad humana superior» Mein Kampf, Munich, 1933 págs. 432-433)

* Izquierda Hispánica no está presa de ninguna forma de sustancialización de ninguna esfera cultural, ni defiende ninguna forma de superioridad racial o étnica. El nacionalsocialismo estaba preso del mito de la cultura, la cual sustancializaba y encima vinculaba una metafísica cultura superior con la raza aria: «Si dividimos a la Humanidad en tres categorías: creadoras, conservadoras, y destructoras de la cultura, tendríamos seguramente como representantes del primer grupo tan solo al ario. En él se encuentran los fundamentos y las columnas de todas las creaciones humanas» (Mein Kampf, Munich, 1933, pág. 318)

* Izquierda Hispánica niega la existencia de razas, por lo que niega que ningún ser humano sea incapaz de alcanzar un nivel de desarrollo igual o superior a cualquier otro por motivos étnicos. El nacionalsocialismo, por contra, busca explotar a los que cree inferiores en provecho de la «raza superior» dando por sentado que los razas inferiores jamás alcanzarán ningún desarrollo: «Una de las condiciones más esenciales para la formación de las más altas culturas es la existencia de hombres inferiores, porque solamente estos elementos pueden sustituir la falta de medios técnicos, sin los cuales el desarrollo superior sería inconcebible. Con seguridad la primera cultura de la Humanidad se basó menos en el empleo del animal doméstico que en el empleo de hombres de razas inferiores» (Mein Kampf, Munich, 1933 pág. 323)

* Para Izquierda Hispánica, el motor de la historia es la dialéctica de Estados, a través de la cual es donde se da la dialéctica de clases. El nacionalsocialismo, reducía la dialéctica de Estados a dialéctica de Razas y además, negaba la dialéctica de clases internas al Estado. Su concepto de trabajador era tan ámplio y metafísico que como afirma el filósofo soviético Deborín «resulta que Thyssen, Krupp y Adolf Hitler resultan ser también obreros» (A. Deborin, Filosofía y política, Montevideo, 1964, pág. 643). Se basaba para hacer su afirmación citas como ésta del nazi Berger: «Entre los conceptos de capital y trabajo no hay ninguna contradicción. Todos nosotros somos obreros alemanes del pueblo alemán, desde el presidente hasta el último trabajador» (Op. Cit, pág. 643-644). Izquierda Hispánica por su parte, mantiene la existencia efectiva de la dialéctica de Estados y la dialéctica de clases. Se niega tanto a la pánfila —por metafísica— «Alianza de Civilizaciones» de los socialdemócratas y a la no menos pánfila «Alianza de clases» como quieren muchos nacionalsocialistas, fascistas, falangistas o algunos liberales.

Como puede verse en los documentos de Izquierda Hispánica nos oponemos y combatimos a toda esta clase de basura ideológica nazi, deleznable y abyecta. Como no creemos que los indígenas sean inferiores por raza, luchamos porque consigan todos los avances técnicos, culturales y políticos que se les han negado. Por el contrario, los partidarios del indigenismo pretenden segregarlos en reservas —como ocurre en Brasil— tratándolos, en la práctica y en el derecho, como ciudadanos de segunda categoría. Izquierda Hispánica se niega a vincular la nación con las etnias, las razas o cualquier otro privilegio que se oponga a la Nación política de ciudadanos. Por eso estamos en contra del separatismo. Los independentistas no buscan que toda la Nación política decida sobre la territorialidad de su país, sino que creen que ciertos grupos tienen que tener el privilegio especial de «autodeterminarse» al margen del resto, como ocurre en Santa Cruz (Bolivia), País Vasco (España) o Zulía (Venezuela). Por tanto, los neofeudalistas de la derecha extravagante del secesionismo dividen —al modo de los nacionalsocialistas— a los ciudadanos en dos categorías: los que pueden decidir sobre el futuro de su nación y los que no.

b) Fascismo italiano.

Izquierda Hispánica, como izquierda materialista, hispánica y socialista que es, se opone al fascismo, porque:

* El fascismo defiende la primacía de la iniciativa privada frente a la pública. El artículo 7 de la Carta del Trabajo, aprobada por el Gran Consejo del Fascismo en Italia en abril de 1927 lo decía claro: «El Estado corporativo considera la iniciativa privada en el campo de la producción como el instrumento más eficaz y más útil para los intereses de la nación». Izquierda Hispánica, como demostrará en futuros textos, niegua el maniqueísmo entre iniciativa pública y privada y la relación que ambas pueden tener en un sistema socialista específico.

* Izquierda Hispánica es materialista y atea. El fascismo es espiritualista y religioso. No tiene una concepción materialista y racional de la Nación política: «El mito es una fe, es una pasión, no es necesario que sea una realidad. Es una realidad por el hecho de que es un aguijón, de que es una fe, de que es una esperanza, de que es un valor. Nuestro mito es la nación. Y a este mito subordinamos todo lo demás» (Mussolini, Escritos y discursos II, Barcelona, 1935, pág. 370).

* Izquierda Hispánica es socialista y heredera del liberalismo revolucionario de las Cortes de Cádiz. El fascismo se declara auténticamente capitalista, liberal y antisocialista. Con él empezaría la «verdadera historia del capitalismo» como si hubiera empezado el Reino de la libertad: «Comienza ahora la verdadera historia del capitalismo, porque este no es únicamente un sistema de opresión sino también una selección de valores, una coordinación de jerarquías, un sentido más ampliamente desarrollado de la responsabilidad individual. En economía somos declaradamente antisocialistas. En materia económica somos liberales, porque entendemos que la economía nacional no puede ser confiada a entidades colectivas o burocráticas. Somos contrarios al Estado económico. Las doctrinas socialistas están hundidas, los mitos internacionales están caducados, la lucha de clases es una fábula» (Mussolini, Escritos y discursos II, Barcelona, 1935, pág. 220). No todo liberal es un fascista pero sí existe un vínculo bastante estrecho entre el fascismo y el liberalismo según admite el propio Mussolini. De hecho, el fascismo fue bastante más condescendiente con el liberalismo que el falangismo de Primo de Rivera o el nacionalsindicalismo de Ledesma.

* Izquierda Hispánica no identifica sus ideas con la nación política, pero sí la defiende, ya que la nación política es anterior a Izquierda Hispánica, por lo que apropiarse de ella en sentido metafísico sería absurdo. El fascismo, por contra, identificaba la ideología con la nación y el estado: «El Fascismo es Italia» (Mussolini, Escritos y discursos II, Barcelona, 1935, pág. 30). Semejante identificación, además de ser un disparate político, es materialmente imposible.

* Izquierda Hispánica es antirracista. El fascismo se ecualizó con el nacionalsocialismo al introducir, en 1938, leyes raciales que prohibían el matrimonio de italianos con personas no arias.

c) Falangismo español.

— Izquierda Hispánica es antieuropeísta y no busca la hegemonía político-espiritual de España en Iberoamérica, porque está es imposible además de que defenderlo es una tontería. El falangismo es europeísta y además busca que España domine a Hispanoamérica: «Reclamamos para España un puesto preeminente en Europa (…) Respecto de los países de Hispanoamérica, tendemos a la unificación de cultura, de intereses económicos y de Poder. España alega su condición de eje espiritual del mundo hispánico como título de preeminencia en las empresas universales» (artículo 3 de la Norma programática de la Falange, redactada en 1934 por José Antonio). Izquierda Hispánica, por supuesto, no quiere el dominio mundial de España ni mucho menos considera que tenga determinados privilegios históricos por ser «eje espiritual del mundo hispánico». Esto es una insensatez. Izquierda Hispánica busca la unidad de Iberoamérica y la construcción de plataformas efectivas. El realismo político hace pensar que estas plataformas no surgen del «consenso» entre Estados sino que pueden ser liderados por uno o varios Estados. México, Venezuela, Brasil, pueden liderar esa unión sin necesidad de pedir ni el dominio mexicano del mundo ni nada por el estilo.

— Izquierda Hispánica defiende la igualdad entre el varón y la mujer, ya que somos una organización antimachista y antimisógina. El falangismo, por contra, no era partidario de reconocer los mismos derechos políticos a hombres y mujeres: «No soy feminista; por tanto, huegla que le diga que no soy partidario de darle el voto a la mujer» («El voto de la mujer», La Voz, Madrid, 14 febrero 1934)

III. EL «FORO DE ESPAÑA : FILOSOFÍA, POLÍTICA, MATERIALISMO, LIBERALISMO».

El Foro de España es la creación de un sujeto cuyo apodo, «Zarpax», un renegado del marxismo derrotado dialécticamente en los Foros de Nódulo, sonará a varios internautas metidos en esto de la política. Aún siendo críticas insidiosas la mayoría de las veces, hay que reconocer una capacidad argumentativa y dialéctica de la que carecen los de Kaos en la Red.

En el Foro de España, foro liberal-conservador, se viene atacando reiteradamente a Izquierda Hispánica y a su proyecto político tachándolo de utópico y mesiánico. Los liberales españolistas del Foro de España se dedican a defender el estado de cosas realmente existente sin tener la mínima fortaleza de construir proyectos políticos capaces de sacarnos de la situación actual. Protestan, protestan y todo les parece o demasiado «socialista» —para ellos cualquier cosa es socialista—, demasiado «izquierdista» —identifican a cualquier tipo de izquierda prácticamente con el mal— o demasiado idealista como para aceptar que el mundo real es como es.

Para criticar a Izquierda Hispánica, al igual que hace Kaos en la Red, utilizan a menudo textos sacados de El Revolucionario y los mezclan con alusiones a nuestro proyecto político como si todo fuera la misma cosa. Al igual que Kaos en la Red se vincula nuestro proyecto al de la Falange. «¿Con quién van a elaborar planes políticos de alianzas para restablecer, a la manera de la Falange, el Imperio Hispánico contra otros imperios?» La Falange quería un imperio español, y no un imperio hispánico, es decir, que quería que España —que creía depositaria de un destino metafísico en lo universal— fuera la cabeza de un imperio político tallado según la teoría política del organicismo nacionalcatólico. Ya hemos dicho que tal no es nuestro proyecto político, que no es españolista-imperialista —no postula ninguna hegemonía de los españoles peninsulares por ser los «Europeos civilizados occidentales»— y además, tiene la suficiente fortaleza en sus principios como para llegar a acuerdos con las fuerzas políticas que trabajen por la unidad iberoamericana sin cambiar sus ideas y objetivos.

Se insulta a Santiago Armesilla y se le tiene como al gran conspirador que individualmente quiere llevar para adelante un proyecto político delirante. En primer lugar, Izquierda Hispánica no es Santiago Armesilla. Es un grupo constituido de gentes que se ven las caras, que discuten los documentos antes de publicarlos y que se toman en serio la organización. Pero además, es falso tildar nuestro proyecto de puro delirio utopista y mesiánico que no contase con bases materiales sólidas.

Se nos achaca además —prueba de que no ha leído lo que escribimos y si lo ha leído, no lo ha entendido— una suerte de creencia idealista y predestinacionista sobre el futuro de nuestra causa. La historia muestra que determinados planes y proyectos políticos «a gran escala» se han llevado a cabo: el cristianismo consiguió expandir su doctrina por el mundo, el partido bolchevique se propuso hacer la revolución y llegó a formar una superpotencia mundial capaz de competir con los Estados Unidos; a su vez, un siglo antes, los políticos de los Estados Unidos se habían propuesto expandirse hacia la costa Oeste y acabaron unificando ambas costas; los innumerables estados germánicos consiguieron unificarse al igual que los estados italianos que además consiguieron lo que parecía del todo utópico: acabar con los Estados pontificios que impedían unificar Italia. Los reinos cristianos tras la invasión musulmana tuvieron como ortograma, más o menos lejano, reconsquistar los territorios perdidos y acabaron expulsando a los musulmanes, etc. Cierto que los procesos históricos nunca resultan como aquellos que los plantearon en su génesis o incluso tal y como pensaban aquellos mismos que lo estaban llevando a cabo de un modo efectivo. Izquierda Hispánica no conoce el futuro, pero al buscar la unidad de Iberoamérica lo hace bajo la premisa de que la unión es posible porque Iberoamérica ya ha estado unida. Las diferencias entre países son considerables, cierto. Cada Estado ejerce su realpolitik —como sostienen en ese Foro— pero por eso no pensamos en una suerte de unidad «en el amor fraternal» iberoamericano ni en una unidad espiritual metafísica, sino en la unidad que se puede alcanzar a partir de ciertas naciones iberoamericanas capaces de ejercer su hegemonía generadora respecto a otras naciones hermanas. Una hegemonía no depredadora al estilo del «imperialismo» caracterizado por Lenin. Nadie niega que sea una tarea difícil o que pueda que no se realice. Pero nuestro optimismo no se basa en el conocimiento gnóstico del futuro que se nos refleja en las mentes o en tener la doctrina correcta para interpretar científicamente un supuesto curso futuro de la historia, sino en que igual que no está garantizada la victoria, no lo está la derrota.

Nadie conoce el futuro, ni nosotros ni los sujetos de dicho Foro que claman contra la unidad iberoamericana. Sólo si nuestro proyecto fuera delirante, si estuviera basado en ideas metafísicas o en vínculos internacionales inexistentes podría decirse que carece de sentido. Pero Iberoamérica ya ha sido una unidad política y puede volver a serlo. Por supuesto no de la misma manera que antaño. Pero la unidad previa es la plataforma que garantiza la racionalidad de la unidad por la que combatimos actualmente y esperamos seguir combatiendo en el futuro.

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