La constitución de nuestros problemas: el Tratado de Maastricht

En el momento del fracaso económico al que nos ha llevado el Régimen del 78, que hasta ahora justificaba su existencia en la supuesta prosperidad que nos ha brindado la democracia, el concepto huero y adoctrinador de democracia que desde las instancias de propaganda del régimen se nos vende, conviene recordar cuál es la verdadera constitución. No es la que fue promulgada en 1978 y aprobada en referendo nacional. El mero hecho de que los opositores más osados de la ideología dominante socialseparatista, osadía con respecto a los que consienten o hacen dejación de sus funciones pero que no pasaría de una timidez ñoña frente a una osadía auténtica, el hecho de que invoquen constantemente la constitución es prueba de que ya no está vigente. El incumplimiento impune de leyes y sentencias en las regiones rebeldes y la nueva generación de estatutos de autonomía que enmiendan la plana a la constitución en sus bases constitucionales, al poner en entredicho la misma soberanía nacional y la existencia de la Nación que la ostenta, son pruebas sangrantes de la caducidad del texto ¿Cómo ha podido pasar? La extrañeza se mitiga si uno entiende que esa constitución nació con la vocación de ser traicionada, que fue un equilibrio inestable de las presiones políticas del momento. Por un lado los nacionalistas, que aceptaban gustosos las concesiones que se les hacían (nacionalidades, autonomía y transferencias de competencias abiertas, revocación de las leyes que derogaban los fueros), viéndolas como la simiente apropiada para desarrollar su estrategia de ruptura o de confederalismo interesado, con tácticas pactistas en las que ganaban constantemente terreno mientras adoctrinaban a las nuevas generaciones para contar en el futuro con un apoyo popular sólido. Y por el otro partidos nacionales sin fe en la Nación a la que siempre aspiran gobernar, que veían el proceso como un modo de prorrogar indefinidamente un problema que es imposible de resolver sin la firmeza de la que carecen: oportunismo, contemporización, consentimiento o complicidad sutil o descarada, dejación de sus deberes en todo caso, han sido sus actitudes desde siempre. Porque creían que bastaba con disolver a España en la Europa sublime, una entidad política civilizadora en su imaginario a la que se nos entregaba acríticamente ¡Qué futuro podía tener una constitución en la que ni los mismos padres de la patria, sus ponentes, creían, como prueban estas declaraciones cínicas de Herrero de Miñón!

907020010_850215.html

http://elpais.com/diario/1998/09/29/espana/907020010_850215.html
Porque la verdadera constitución que rige en España y el origen de muchas de las adversidades del presente lleva el nombre de un tratado con Estados extranjeros: el Tratado de Maastricht. Personajes de la talla de Julio Anguita o Gustavo Bueno llevan denunciándolo desde el comienzo, sin que se les haya hecho caso. Como en esta declaración televisiva a una pregunta del público de Julio Anguita a partir del minuto 20.

watch?v=QWmx5R2ymIE
http://www.youtube.com/watch?v=QWmx5R2ymIE

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