¿Es ETA solo un grupo terrorista secesionista, formado como escisión de las juventudes del PNV en plena dictadura franquista? ¿Es ETA solo un grupo armado secesionista de signo izquierdista radical que quiera convertir el País Vasco en un Estado indepenciente y socialista, con muchísimo apoyo popular en Vascongadas? ¿Es ETA solo un grupo terrorista secesionista que «atenta contra la democracia española», o hay en ETA una parte más oscura de la que nos muestran todas las partes, tanto la proetarra como la antietarra? ¿Y si ETA es uno de los brazos armados políticos del régimen político monárquico democrático actual?
¿Simple conspiranoia? ¿O demasiadas casualidades? Cuando ETA asesinó al general Garrido, gobernador militar de Guipuzcoa, se dijo que era para aterrorizar al Ejército, pero lo cierto es que los militares españoles cada vez querían menos ir destinados a Vascongadas. Y así hasta hoy, mientras País Vasco y Navarra son las regiones con menor presencia militar de España, y con los mayores privilegios fiscales de la nación debido a conciertos económicos que recuerdan al Antiguo Régimen más que a una democracia liberal burguesa.
Cuando el penúltimo presidente franquista, Luis Carrero Blanco, fue asesinado por ETA, en primer lugar el gran beneficiado de aquello fue su sustituto, Carlos Arias Navarro, último presidente de España con Franco vivo, encargado de la seguridad personal de Carrero Blanco durante su atentado y, a la postre, candidato a las Cortes Generales por Alianza Popular, partido político fundado por Manuel Fraga, ex-ministro franquista y ponente constitucional en 1978, cuya formación política pasó a llamarse a partir de 1989 Partido Popular, llegando en 1996 a la presidencia del Gobierno de España de la mano de José María Aznar.
Dejando aparte las extrañas circunstancias políticas contemporáneas al asesinato de Carrero (anteriormente se había reunido con el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, uno de los personajes políticos más siniestros del siglo XX, que está detrás de los procesos dictatoriales derechistas militares de buena parte del Cono Sur -Carrero era falangista de primera ola, y muy anti-norteamericano-), a día de hoy, y debido a la Ley de Amnistía de la Transición española, no hay sentencia jurídica acerca de ese asesinato. Se pretendió resolver su muerte solo tres días después de la ejecución del acto terrorista (la explosión de una bomba en el subterráneo de la calzada de la calle por donde transitaba el coche de Carrero Blanco; la bomba estaba en las mismas cloacas de la calle), y todo lo escrito hasta el momento es bastante oscuro y confuso. Durante todo el año anterior al atentado, varios terroristas de ETA estuvieron pasando por Madrid para preparar el magnicidio, y la policía no detuvo a ninguno (igual que con los terroristas de «Al Qaeda» durante el atentado del 11M de 2004).
Y no hay que olvidar las hoy todavía extrañas palabras que el dictador Franco pronunció durante su alocución televisiva tras la muerte de Carrero: «No hay mal que por bien no venga«. Si contamos con otra frase enigmática de Franco tras preparar su sucesión por el actual monarca, el siniestro Juan Carlos de Borbón («Todo está atado y bien atado«), no cabe sino formular una hipótesis que a muchos podría parecer increible: Carrero Blanco fue asesinado por el sector del régimen franquista que estaba ya preparando el cambio de régimen de dictadura militar a democracia monárquico-burguesa, apoyado por potencias extranjeras como Estados Unidos, Francia o la República Federal Alemana (a día de hoy, las tres grandes potencias que sumen a España en un estado semicolonial, aún con bienestar económico). Y no es que una ETA antifascista y antifranquista surgiese para acabar con la dictadura, pues ETA no iba contra la dictadura franquista solo, sino contra España como nación en sí. Lo que sospechamos es que ETA, en realidad, era y es el brazo armado paramilitar del Estado español para impedir cambios políticos que no fuesen controlados por la propia oligarquía madrileña, para impedir la unidad nacional de la clase obrera española (cosa que en buena medida siguen consiguiendo hoy día), y para purgar las instituciones de poder españolas de sectores que impidieran ese cambio orquestado desde instancias nacionales e internacionales. Y ETA sigue impulsando esos cambios.
Si en un principio ETA asesinaba militares españoles, policías y guardias civiles, puede perfectamente suponerse que lo hacía para purgar el Ejército español de los elementos más ortodoxos del franquismo, sin parecer un trabajo interno de purga típico de regímenes dictatoriales. ETA era, y es, la excusa perfecta. Una vez logrado esto, que el Ejército pasase de instrumento franquista a ONG perroflauta, se pudo pasar a otros objetivos. El triunfo de este proceso se ve cuando la ministra de la Guerra actual es una declarada hispanófoba y secesionista catalanista, Carmen Chacón. Recordemos que incluso había comandos etarras que ni la propia ETA / Batasuna conocía, como el comando de mercenarios franceses, con Henri Parot a la cabeza, que asesinó al general Valenzuela, jefe de la Casa Militar del Rey, tres meses después del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 (el cual, según muchas fuentes, fue orquestado por el propio rey de España, Juan Carlos de Borbón).
La doctrina de ETA, y de todo el entorno proetarra vasco, y por extensión de otras fuerzas neofeudales españolas, es muy simple: hay un conflicto cultural histórico de siglos entre «España» y «Euskal Herría» (la tierra de los vascos) que solo se resolverá dando a ETA lo que quiere: el derecho de autodeterminación y la destrucción de España como nación política. Punto. De la simpleza de este razonamiento surge el éxito cultural del mundo aberchale, hasta el punto que adoptó el apodo de «izquierda» para ganar más prestigio social, de la mano de Federico Krutwig, ideólogo hispanoalemán de la V Asamblea en que ETA se distanció del nacionalismo vasco clásico del PNV.
ETA es el instrumento de las cloacas del Estado, antiespañolas, por supuesto. El sujeto: “Es una realidad viva, cambiante, compleja. Y esta realidad que es ETA, además se alimenta de un conflicto que en sí mismo es también enormemente complejo.» El mismo general, jefe de involución durante el 23-F, que no sabía lo que todo el mundo sabía: que Tejero era un golpista oficial que estaba preparando algo. La doctrina de ETA del conflicto se la ha servido el CNI, ya veladamente desde Cassinello con su “Subversión y antisubversión”. Pero esta doctrina simple del conflicto no fue elaborada solo por una panda de seminaristas vascos, de donde surgió ETA-Militar en un principio. Los propios servicios secretos franquistas prepararon el impulso de esta simple doctrina en la zona más industrialmente rica en aquellos tiempos de España. Y todavía hoy en democracia se ha seguido esa doctrina: el antiguo jefe antiterrorista del CESID, y jefe de involución durante el citado golpe de Estado del 23-F, el general Bastos, junto con Casinello, prepararon la táctica ideológica de ETA: subversión y antisubversión, o «acción-represión-acción». Y el teniente coronel de la Guardia Civil, el infausto Tejero, no era más que el golpista oficial de una estrategia off-the-record muy clara: un gobierno de concentración nacional PSOE-AP, comandado por Manuel Fraga y Felipe González, con el apoyo del rey de España, para supuestamente evitar la deriva secesionista en el País Vasco. Cosa que al final no ocurrió, pero que sí permitió la aplastante mayoría absoluta de los socialdemócratas en 1982.
En 1996, ETA intentó matar a Aznar en un atentado. En principio, la versión oficial dice que fracasó, pero lo cierto es que Aznar ganó, por mayoría simple, las elecciones.
¿Qué sucede cuando el gobierno Aznar detiene al comando Andalucía, cloaquero puro de mercenarios franceses, otro oculto como el de Parot, y vinculado al atentado contra Aznar? Las cloacas del PSOE se indignan porque se quiera acabar policialmente con ETA: el comando Andalucía de ETA que intentó acabar con su vida estaba también integrado, como el de Parot, por mercenarios franceses, y ni la cúpula de ETA detenida entonces sabía de su existencia. En 1998 ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco, un concejal del Partido Popular en el pueblo vasco de Ermua. En el 2000, Aznar gana por mayoría absoluta. Miguel Ángel Blanco no era nadie políticamente hablando, pero fue el hecho necesario para que el PP revalidara su gobernanza en España. Eran los tiempos de la primera negociación con ETA, cuando Aznar acercó presos etarras a Vascongadas, cuando negoció con CiU el Pacto del Majestic para acabar con el servicio militar obligatorio y quitar progresivamente la presencia de la Guardia Civil en Cataluña, y los tiempos en que Aznar llamó al mundo ultraderechista aberchale «Movimiento de Liberación Nacional Vasco«.
El fracaso de esa primera negociación llevó al PSOE, que ya lo hacía desde 1996, a decir públicamente que no bastaba la lucha policial para acabar con ETA. Para que el régimen de 1978 perdure, debe perdurar ETA, debe perdurar el mundo nacionalista vasco radical. La monarquía española necesita del secesionismo para subsistir como Institución, aunque sea a costa de la unidad nacional española, aunque sea para postularse como un pequeño emperador de una confederación de súbditos.
Y esto no significa que no haya etarras convencidos de su causa, ni tampoco aberchales vascos y de otras regiones que crean sinceramente en su causa antiespañola, pues el Estado no puede controlarlo todo, aunque pueda desatar procesos que se le escapen y le perjudiquen. Pero controlada la cúpula de ETA se controla todo el grupo terrorista. ¿No se han preguntado alguna vez cómo es posible que ETA, para sus comunicados, disponga de un estupendo estudio televisivo como el que disponen? Los tontos útiles que, como Otegui, mataban o trataban de matar militares y guardias civiles solo seguían órdenes de una cúpula que jamás conocieron. Unos pocos fanáticos analfabetos eran necesarios para cumplir esas órdenes. La época de terror político de los años ochenta, los «años de plomo», ya son historia. El último gran acto de ETA de ese estilo fue el asesinato de los inmigrantes ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, muertos tras la explosión de una bomba en la terminal T-4 del aeropuerto madrileño de Barajas. Tras la masacre del 11 de marzo de 2004, atentado cuya verdad oficial (terroristas islamistas) tiene cada vez menor peso empírico, en el que murieron 200 personas en sendas bombas en trenes de cercanías, trabajadores que iban a su centro de trabajo, muertos de la clase obrera española, el terror, los asesinatos políticos han menguado, se ha impuesto el Síndrome del Pacifismo Fundamentalista, el fundamentalismo democrático y el panfilismo político. Los atentado se volvieron más selectivos. Aunque el 11M permitió la llegada de Zapatero al poder, y el asesinato del sindicalista de UGT Isaías Carrasco (otro que, como Miguel Ángel Blanco, no era nadie políticamente hablando) en 2008, en plena campaña electoral, también permitió la reelección del socialfascista Zapatero.
Ahora el colectivo de presos etarras ha elaborado un comunicado pidiendo el «fin de la violencia» terrorista y el tratar de conseguir la secesión y destrucción de España por vías no terroristas, pero sí tan violentas o más que estas: el pacifismo fundamentalista y la «autodeterminación» (privilegio de secesión en realidad, denunciado por Izquierda Hispánica multitud de veces). Y todo en pre-campaña electoral. ¿No son demasiadas coincidencias? ¿Cómo es posible que en 50 años haya sido imposible acabar con una banda terrorista integrada sobre todo, en teoría, por jóvenes analfabetos funcionales vascos? Ya el hoy candidato a la presidencia por el PSOE, Rubalcaba, afirmaba que lo que más interesaba al régimen actual español es que ETA no atentase (y recordemos que el candidato popular, Rajoy, fue también ministro del Interior). El número de etarras sueltos «controlados por la policía» es ingente, por no hablar del fugado De Juana Chaos, antiguo militante de la organización profranquista Fuerza Nueva, creada por el procurador franquista Blas Piñar. Y no hablemos el último gran escándalo: el chivatazo que la propia Policía española dio a los dueños del restaurante Faisán, donde se escondían varios etarras, para que escapasen del control policial de dicho restaurante. Chivatazo auspiciado por el propio ministro del Interior, Rubalcaba, y su cachorro y hoy día también ministro, Camacho. ¿O no era el ex-chofer del antiguo jefe de ETA un ex-guardia civil?
Para que la hipótesis se convierta en tesis se necesitan pruebas, pero los indicios actuales son en buena medida pruebas: el 11M, el PSOE, el PP, la monarqúia, las comunidades autónomas, la Constitución… la propia ETA, son todo ello el régimen político español actual. ETA son las cloacas del Estado. ETA es el Estado, y el máximo enemigo de la nación española, de la clase trabajadora española, y de su unidad política revolucionaria y socialista con Iberoamérica, necesaria para la propia supervivencia de España, es el propio Estado español actual como conjunto complejo de instituciones. Puede que en ETA haya nacionalistas vascos, pero ETA no es solo nacionalismo vasco (el mismo nacionalismo vasco es parte del Estado).
ETA es el Estado. La única salida digna que le queda al pueblo español es la Revolución. Y la revolución no es otra cosa que la toma del poder del Estado, lo que incluye el control sobre ETA, control necesario para su destrucción.
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.
Una cosa al menos es obvia, y demuestra la gran farsa, propia del teatro del absurdo de Ionesco, que vivimos actualmente en España y más concretamente en Vascongadas: la ideología de ETA no es una ideología «extrema» o «radical» únicamente defendida por ETA y su entorno (Bildu, etc.), sino la misma ideología dominante actualmente en España: la ideología del «hecho diferencial», del autonomismo a ultranza, de la búsqueda de rasgos étnicos diferenciadores, de la postulación de idiomas propios, de la necesidad de la inmersión lingüística y la «discriminación positiva», de la consideración maniquea e irracionalista del centralismo como el «Mal Absoluto» y del confederalismo como el «Bien» con mayúsculas, etc… Esta ideología confederalista y lingüista-etnicista la comparten por igual tanto Bildu como el PNV, el PSOE y el PP (véanse las campañas de inmersión lingüística lanzadas por el PP en Galicia y Valencia, por ejemplo). Es la misma ideología confederalista y etnicista implícita en la Constitución Española.
ETA-Bildu sólo ha llevado esta ideología dominante hasta sus últimas consecuencias. Y esto hace que el terrorismo de ETA sea tanto más demencial: los etarras han matado a españoles por el solo hecho de ser españoles y por el odio mortal que los etarras dicen profesar a todo lo español; sin embargo, la ideología de ETA es inconcebible sin el marco confederal y etnicista consagrado en el preámbulo de la Constitución Española, un marco que ha permitido la presencia de ETA en las instituciones y del que el secesionismo vasquista fanático no ha dejado de alimentarse hasta el día de hoy.
En suma, toda la orgía de sangre perpetrada por ETA contra inocentes ciudadanos a lo largo de estos años sólo ha buscado un único fin, de carácter puramente burocrático y administrativo: aumentar las competencias de la Comunidad Autónoma Vasca — es decir, el poder de las oligarquías locales-- hasta su límite asintótico, aprovechándose precisamente del marco confederal introducido por la Constitución.
Puede que en esto Anguita tenga razón, como casi siempre.
A bote pronto se me ocurren algunas preguntas. Imaginemos que estas hipótesis pudieran convertirse, como dices, en una tesis bien fundada. Imaginemos que mañana salen a la luz documentos en apariencia irrefutables que parecieran demostrar todos estos extremos; que un «wiki-leeks» de turno las colgara en alguna parte (o mejor dicho, las vendiera a sus ingenuos clientes). ¿Qué pasaría al minuto siguiente…? Pues que todo eso sería tildado de montaje; no faltarían quienes asegurarían que es un intento de falsificación y manipulación más o menos elaborado.
A poco que nos fijemos, todo lo que pretende imponerse como verdad oficial, es automáticamente tildado de burda mentira. La mentira es un montaje, pero la verdad no lo es menos. Realmente, ¿a quién le importa la verdad…? Como mucho, y no sin gran ironía, al único del que he oído preguntarse la verdad fue aquél procurador romano cuando tuvo al galileo (hoy diríamos: al «activista vasco») delante. El propio papá Nietzsche diría siglos después que tal pregunta es lo único decente y «salvable» de aquellos libros. Hoy, lo que sea, puede ser verdad; ¿y mañana…?
Siguiendo con el mismo hilo, cabría preguntarse también si lo del 11-S no fue más que un atentado de falsa bandera; algo montado por los norteamericanos para justificar sus movimientos geoestratégicos. Al fin y al cabo, como tantos guardias civiles y otros topos diversos, también Bin Laden estuvo en nómina americana; un 007 más, con licencia para matar. Internet está repleta de todo tipo de teorías; las cuales, por boca del Presidente del Irán, también han llegado a la Asamblea General de la ONU. En el límite, también podría surgir la idea de que hasta el iraní está en nómina americana… y que le han obligado a decir eso para así poder justificar, algunos representantes, su actitud de abandonar aquella sala muy indignados… fortaleciendo así la confianza de sus propios compatriotas en ellos.
¿Y porqué sería difícil que estas cosas fueran verdad…? Pues porque, precisamente, pueden ser verdad. Cuando Arrio o Nestorio piensan en el sistema, el sistema piensa en Arrio o Nestorio. Es decir, les da cabida. Toda herejía es simplemente un planteamiento distinto sobre el tronco de una misma doctrina. En lo de Carrero, por ejemplo, al principio de la llamada transición, la pregunta era: ¿cómo es posible que el Ogro excavara tanta tierra, con las oficinas de la CIA a pocos metros…? Conclusión: la CIA, a la fuerza, tiene que estar implicada. En la misma película que se hizo, el comando no paraba de preguntarse esto; no podían creerse que no hubieran ya venido a detenerlos. Qué decir del aceite de colza: un ensayo de ataque con armas químicas, para reblandecer la sesera española respecto de la OTAN. Ataque norteamericano, naturalmente.
También, volviendo al caso, los príncipes de este país de las maravillas, se han ido a dar el pico con Bildu… pero de ahí no se sigue (o no debería) que es un modo de refrendar su connivencia.
La verdad, a no ser la científica (y muchas veces con gran provisionalidad), imagino debe ser una cosa demasiado horrible… como para que quepa en cabeza humana. GB dice: la verdad está en el resultado; pero la indeterminación que esconde todo ese proceso, es imposible que pueda ser controlada. Siempre habrá todo tipo de indicios y casualidades; pero toda casualidad siempre será el residuo forzoso de haber sometido un campo, el que sea, (y todo es campo), a una ley, la que sea (y todo es ley). En el único sitio donde no hay leyes, ni campo, ni nada, al menos perceptibles hasta ahora, es en el fondo de un agujero negro… por lo que, hay abismos, a los que es mejor no asomarse. Las cloacas siempre huelen mal.
Si como dices, tomar el poder del Estado incluyera el control sobre ETA, ¿para qué destruirla si la puedes controlar…? La secuencia de «El lobo» insertada al final no tiene precio.
Con todo, estoy de acuerdo en que el único camino es la Revolución… pero esta vez, sí con gillotinas a pleno rendimiento. La holización no puede detenerse en el sujeto corpóreo… hay que seguir «holizando» algunos sujetos corpóreos.