Este no es un artículo contra Marruecos, es un artículo a favor de España. A partir de mayo los productos marroquíes llenarán nuestra cesta de la compra. Quizás no lo notemos, pues sin duda son buenos productos, el clima de las regiones hortofrutícolas marroquíes es similar al de las españolas, eso está claro. También cabe la posibilidad de que sean más baratos y nuestra contabilidad doméstica se vea aliviada en estos tiempos de apreturas. Pero de lo que no cabe duda es de que a largo plazo, y de manera irremediable, saldremos perdiendo. Los sindicatos agrarios y las asociaciones de agricultores ya estiman las millonarias pérdidas que esto va a suponer, pérdidas que a fin de cuentas, se traducirán en pérdidas para España. Como ejemplos a vuelapluma de las consecuencias de este acuerdo pensemos en la cantidad de hectáreas y hectáreas de nuestros campos que quedarán paralizadas de cualquier actividad agrícola, en el descenso de la producción hortofrutícola así como en el aumento del desempleo y de la pobreza en las ya castigadas áreas rurales. Además, sumémosle que España perderá su histórica y valiosa cuota en el mercado de las exportaciones, cuota ganada a pulso por nuestros agricultores desde el siglo XVIII.
Tras la farsa de la Política Agraria Común, nuevo batacazo para España y nuestra agricultura. Uno más, ni el primero ni el último. Ayer fue aprobado por el Parlamento Europeo el Acuerdo Agrícola entre la Unión Europea y Marruecos. 369 votos a favor, 225 en contra y 50 abstenciones. Todos los europarlamentarios españoles unidos en un ejemplo de fortaleza política y moral. España es nuevamente atacada por la UE con las armas que más daño pueden hacernos: la destrucción de nuestra agricultura, una de las pocas cosas valiosas que nos quedan tras el desmantelamiento de nuestra industria nacional, el sinsentido del boom de la construcción y nuestra reconversión en el paraíso del sector que menos valor produce: el sector terciario. España queda relegada a ser un país de servicios, de hecho es obligada a ello. Los dos pilares básicos de nuestra economía agonizan, están heridos de muerte y con ello España se debate al borde del abismo.
En todo este tinglado hay un tufo progresista que apela a la ayuda institucional a un país que necesita un impulso. Se defiende que el Acuerdo facilitará el proceso de democratización en Marruecos y pese a lo que ha dicho Bové, ejemplo del agroprogresismo europeo, se sigue con la cantinela de que este tratado tiene un trasfondo social cuando de lo que se trata es de tener contenta a la monarquía alauí por motivos sobradamente conocidos. En los últimos diez años la Unión Europea ha concedido a Marruecos 1.330 millones de euros en concepto de fondos de desarrollo. El pasado año se aprobó una ayuda de 70 millones de euros para desarrollar un “Plan Verde” que impulsase el sector agrícola marroquí.
La ayuda exterior que ha recibido Marruecos ha sido cuantiosa, aunque sus efectos “sociales” son un interrogante pues nada muestra que el sector agrario marroquí se haya liberado de estar en manos de grupos empresariales… europeos. ¿Europeos? Si, europeos. En particular franceses, ¡qué casualidad! Soprofel y Azura son dos corporaciones franco-marroquíes –más franco que marroquíes– que, junto con una empresa perteneciente a la familia real controlan ni más ni menos que 90% de la producción agrícola, dejando un miserable 10% a los medianos y pequeños agricultores, que no serán beneficiarios de este Acuerdo, pues en este tratado no se contempla ninguna cláusula al respecto de materia medioambiental, derechos laborales o sociales. No nos engañemos y no nos dejemos engañar, éste no es un Acuerdo a favor de la agricultura de Marruecos ni de su desarrollo económico, es simple y llanamente un acuerdo depredador contra España. Por esto mismo, no nos queda más remedio que volver, una vez más, a reivindicar nuestra necesaria salida de la UE. Y no por esnobismo nihilista, sino por protección. Por legítima autodefensa decimos NO A LA UNIÓN EUROPEA.
Ojo por ojo…
Camión por camión…
No hay mejillas para tantas hostias.
Qué acertado artículo, otra vez la UE haciendo de las suyas en su tablero geoestratégico utilizado el peón de España. Esto traerá un varapalo enorme para un sector vital y básico para cualquier país como es la propia alimentación de la población. Siempre acabo pensando que el futuro de España es convertirnos en los camareros de los jubiletas guiris que vienen a la Costa del Sol a gastarse su pensión, porque con los vecinos que tiene nuestra Nación al norte y al sur estamos apañados. Y lo peor es que encima todos aplauden cuando ven el típico cartelito de Fondos de Desarrollo de la UE, sin preguntarse qué interés puede tener la Europa sublime en proporcionarnos dinero a fondo perdido