Contra el progreso y otras ilusiones

Recomendamos en esta entrada veraniega una lectura terapéutica frente a los mitos ocurantistas del presente.

El núcleo central en la idea de progreso es la creencia en que la vida humana mejora a medida que aumenta el conocimiento. El error no radica en pensar que la vida humana puede mejorar, sino en imaginar que la mejora puede llegar a ser acumulativa. A diferencia de la ciencia, la ética y la política no son actividades en las que lo aprendido en una generación pueda ser transmitido a un nú­mero indefinido de generaciones futuras: ambas son, al igual que las artes, habilidades prácticas que se pierden con facilidad.

La humanidad no existe…No constituye una entidad colectiva capaz de tomar decisiones sobre su futuro….
Los humanistas creen que su fe en el progreso está fundada en la razón, pero lo cierto es que no es el resultado de la investigación científica. Responde más bien a una concepción cristiana de la historia como narración universal de salvación revestida de un ropaje laico.
La fe tradicional ha sido reemplazada por el humanismo liberal, establecido hoy en día como el credo inconsciente de los pensadores conscientes. Pero el humanismo liberal(léase también progresismo, añadido mío) es por sí mismo y de manera muy obvia, una religión, una mala réplica de la fe cristiana, sensiblemente más irracional que el original y, en los últimos tiempos, más dañina.
El humanismo no es una alternativa a la fe religiosa sino más bien una degenerada e involuntaria de ésta.

John Gray

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6 Respuestas a “Contra el progreso y otras ilusiones”


  • No creo que sea rusofobo, en su libro «Misa negra» rebate la tesis de que el totalitarismo ruso sea debido a su caracter ruso si no a su caracter occidental y progresista

  • Me ha parecido una excelente frase: «a veces es mejor escuchar la franqueza de un neoliberal que el buenrollismo de un socialdemócrata». Desde luego, como material de análisis es una gran verdad.

    Saludos!

  • Efectivamente granados así es, pero en lo esencial de este libro, Gray da en el clavo y así se lo dice, principalmente a los humanistas liberales del mundo anglosajón.

  • La recomendación de Agustín no significa, por supuesto, que estemos a favor de todo lo que diga o haya dicho John Gray. Ahora bien, como dijo Lenin, siempre es mejor leer a un idealista inteligente que a un materialista estúpido. Pues con los reaccionarios también pasa igual, muchas veces la franqueza de muchos neoliberales es preferible al discurso del buen rollo socialdemócrata.

    Salud.

  • La recomendación de Agustín no significa, por supuesto, que estemos a favor de todo lo que diga o haya dicho John Gray. Ahora bien, como dijo Lenin, siempre es mejor leer a un idealista inteligente que a un materialista estúpido. Pues con los reaccionarios también pasa igual, muchas veces la franqueza de muchos neoliberales es preferible al discurso del buen rollo socialdemócrata.

    Salud.

  • la Verdad es que Jhon Gray ha mejorado en los ultimos 20 años,;de ultraliberal hayekiano al servicio de Margaret Tatcher,ha pasado a ser bastante esceptico y a escribir buenos libros como el que aquí se cita,aunque no haya perdido sus «tics» antimarxistas y rusofóbos,en forma de mitología histórica «occidentalista».
    salud.

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