Hoy se conmemora el bicentenario de España como Nación política, con la promulgación tal día como hoy hace doscientos años de la PEPA. Uno de los Liberales que anduvo en estos menesteres y que "encarna" muy bien aquello de la Izquierda Liberal (la segunda generación de la izquierda definida, según Gustavo Bueno), es Álvaro Flórez Estrada.
Este insigne hombre se opuso a las desamortizaciones de Mendizabal, proponiendo como alternativa lo siguiente:
«Flórez estaba de acuerdo con el Gobierno en utilizar los “bienes nacionales” para liquidar la deuda, pero no lo estaba, en cambio, con venderlos en pública subasta, pues, a su juicio, ello supondría enriquecer a los “especuladores” y perjudicar a la “clase proletaria” (“cuyo número no bajará de doce millones, calculándose en catorce la población de España”), que se vería avocada a apoyar al carlismo en armas, como estaba sucediendo en diversas partes de España. A su juicio, las tierras desamortizadas debían arrendarse a los campesinos mediante un contrato de enfiteusis por un período de cincuenta años. El Estado cedía, así, el dominio útil, reservándose la propiedad o el dominio directo, así como el derecho a recibir del enfiteuta una renta anual en reconocimiento de ese dominio. De esta forma se crearía una masa de pequeños propietarios, que se convertirían en un firme apoyo del Estado constitucional o, para decirlo con sus palabras, en “sostén del trono de Isabel II”, además de las ventajas que tal medida comportaría para fomentar “la industria agrícola”, sin que, además, se resintiesen los justos intereses de la “clase propietaria” y las necesidades de la Hacienda pública. Flórez sostuvo estas tesis en el Estamento de Procuradores, pero sobre todo lo hizo en un breve, pero enjundioso, folleto titulado Del uso que debe hacerse de los bienes nacionales, que vio la luz el 28 de Febrero de 1836 simultáneamente en “La Abeja” y en “El Español”.(…)
Abundando en estos asuntos, Flórez publicó en 1839 un interesante folleto titulado La cuestión social, o sea, origen, latitud y efectos del derecho de propiedad. Indicaciones acerca de la cuestión social que actualmente se ventila con empeño por los economistas europeos, sometida a la discusión de los sabios , que incluyó al año siguiente en la quinta edición del Curso de Economía Política y que dio lugar a una interesante polémica con Ramón de la Sagra. Propiedad y “cuestión social”- un concepto que él usó en España por vez primera- eran para Flórez, dos cuestiones inseparables. No se podía analizar la primera sin tener en cuenta la segunda. Su punto de partía consistía era vincular el derecho de propiedad al trabajo. En realidad, para él, como para Adam Smith, el trabajo era el factor fundamental en la creación de la riqueza. Tesis que repite una y otra vez en su Curso de Economía Política y desde la cual aborda el problema de la propiedad en el folleto antes citado, extrayendo unas conclusiones que iban mucho más allá de lo que había sostenido Adam Smith, como el mismo Flórez pone de relieve: “a pesar de haber Smith descubierto que el trabajo del hombre es la base de toda riqueza, ni él ni los economistas posteriores han sabido sacar las legítimas consecuencias de principio tan fundamental y luminoso. Casi siempre han confundido los artículos de riqueza producto exclusivo de la industria del hombre, con los bienes naturales, producto independiente de la intervención del hombre”.
Desarrollando esta tesis fundamental, Flórez distinguía entre la propiedad que no era “producto del trabajo del que la posee”, como la tierra, los ríos y los mares, que debía su existencia “a una ley civil”, y la propiedad que era “producto del trabajo del que la posee”, como los frutos obtenidos de esa tierra, de esos ríos y de esos mares, que debía su existencia “a la ley natural”. La primera merecía el mayor respeto, pero era alterable, mientras que la segunda era “sagrada e inalterable”. La violación del derecho de propiedad establecido por una ley civil conmovía “las bases de la sociedad”, pero la violación del derecho natural de propiedad sencillamente las destruía “por entero”. Para hacer conciliable el derecho de propiedad- que, conviene insistir, Flórez defiende de manera rotunda, condenando sin paliativos a los “escritores que no ven en el derecho de propiedad sino un germen de calamidades”- con la justicia social, volvía a proponer aquí que el Estado mantuviese la propiedad de las fincas desamortizadas, pero añadía que además debía adquirir por derecho de tanteo todas las demás que se pusiesen en venta, con el propósito de distribuirlas en usufructo unas y otras entre los campesinos que las cultivasen, así como destinar una cantidad fijada por el Parlamento para que anualmente el Gobierno comprase “fincas raíces, que deberá arrendar por una renta más bien moderada que subida”. Una tesis sin duda original, que, a partir de un individualismo que puede calificarse de solidario, combinaba el derecho de propiedad con una propuesta nacionalizadora o colectivizadora de la tierra, esto es, el liberalismo y la justicia social, consciente de que la “verdadera causa” de “las grandes convulsiones acaecidas de tiempo en tiempo en los diferentes pueblos de la tierra” no era otra “que la miseria de las masas trabajadoras, nacidas de las privaciones legales que ellas sufren en el goce del producto obtenido” «. (Estas citas están sacadas de este trabajo: «Retrato de un liberal de izquierda», Joaquín Varela Suarez-Carpegna. Historia constitucional N. 5 -2004-)
Leyendo esto no queda ninguna duda del lado en que estos liberales se posicionarían en la huelga general del próximo 29 de marzo, frente a la derecha neoliberal anglófila y germanófila pepera, que justo en el bicentenario de España como Nación política, van a empezar (ya lo estan haciendo, y ya lo han hecho antes junto a sus compinches del PSOE) a vender a nuestra patria a cachos.
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Pues el pregunta original no está de acuerdo con el que escribe el anterior mensaje. Y respecto a IH, ignoro qué es lo que siguen, porque primero dicen defender a los sindicatos, luego aparece su maestro Gustavo Bueno poniendo a parir a los sindicatos y le dan la razón. ¿No será que ustedes están en misa y repicando? Aclárense, porque no paran de dar bandazos oportunistas.
He rectificado, creo que el artículo es magnífico, así como la mayoría de los artículos de Izquierda Hispánica.
Muy interesante el artículo.
Es interesante también ver como en las repúblicas emancipadas como Argentina (Traduccion de las máximas de Quesnay por Belgrano; Ley de enfiteusis de 1826, de Rivadavia) también el problema de la propiedad nacional de la tierra y los sistemas rentísticos eran un asunto central.
Un saludo.
Pues señor pregunta, ahora el que no entiendo soy yo. ¿usted piensa que en IH seguimos defendiendo al proletariado como clase universal?
Señor Agustín, no entiendo ni papa de lo que me dice: en el famoso Teatro Crítico se dice que las clases están determinadas por los estados. De ahí lo que señala Javier Delgado de la dialéctica entre trabajadores españoles y chinos. La clase atributiva era el proletariado, entendida como clase por encima de los estados pero fracturada por ellos. Pero el proletariado viene a ser como los desarrapados que nunca aparecen en escena, porque es la clase universal que nunca existió.
No nos pasamos nada por ningún forro. Por supuesto que se tienen en cuenta. Y por eso la posición de IH sobre las clases no es ingenua ni simple; se conjuga con la dialéctica de estados. Cuestión distinta es aceptar sin más que porque las clases sociales, a nivel sociológico, se den a escala distributiva no sea posible ninguna configuración atributiva de las mismas precisamente a través del estatado, única forma de adquirir efectivamente relevancia política. No se acepta sin más, porque no está bien argumentado, que las clases sociales sean un mero epifenómeno de un realidad atributiva, la estatal, esta sí incuestionable y única relevante a escala política.
Sé que Gustavo Bueno quiso enseñar a los sindicalistas algo de lógica y buen sentido pero fracasó en ello. De cualquier manera no me parece que lo que se dice, por ejemplo, en el último programa de Teatro Crítico sean simples opiniones, me parece a mí que son argumentos muy contundentes emanados de su sistema filosófico: cierta concepción de la inversión de Marx en base a la lógica de clases que ustedes se pasan por el forro.
http://www.youtube.com/watch?v=BOntYkpUMrU
Seguir no es seguidismo, tanto y más cuando el profesor Gustavo Bueno siempre ha tomado cierta distancia y prudencia sobre sus posturas en el presente. Aún recuerdo aquello «de la guerra de Irak sé lo mismo que mi portera». Pero hay algunos que definen sus posturas según opine el profesor Bueno, y es una pena porque un sistema pluralista debería dar para más polémicas. Esto no quiere decir que considere que hacierte el grupo de IH, solo plantean argumentos sobre el presente siguiendo el MF no las opiniones del prof. Gustavo Bueno. Una cosa es el Materialismo Filosófico y otras las opiniones políticas sobre el presente infecto. Además el prof. Bueno participó en su día la Huelga de los mineros, acudió a manifestaciones contra ETA, en Defensa de la Nación Española, etc. Ahora por ejemplo dice que la intervención en Irak no fue tan prudente vista desde España…
Floréz Estrada, Balmes, Donoso, Lenin, Marx, Mao, Bolívar, Vasconcelos, Gramsci, todos, todos irían con vosotros a la huelga. Todos menos Gustavo Bueno a quien decís seguir.