Hemos asistido estas semanas a un fenómeno explosivo en las redes sociales a raíz de un documental – “Cuestión de Educación” – de Jordi Évole, en su programa Salvados, en el cual analizaba, desde un desconocimiento absoluto y de forma indudablemente capciosa, el sistema educativo español en comparación con el sistema educativo finlandés. Al tiempo, la reacción fue un artículo bastante simplón, pero revelador, sobre el gasto educativo en Cuba en relación al producto interior bruto .
Como hemos dicho anteriormente, los individuos no son puros, no son ahistóricos; por ello, no podemos decir que, el sistema educativo de país con 5375276 habitantes, una renta per capita de 44491 $ y una economía altamente industrializada sea comparable con el sistema educativo de otro, con 47 653210 habitantes, aulas absolutamente heterogéneas en los centros públicos y que, producto de la división europea del trabajo , ha visto desmantelado por entero su tejido productivo. Por otro lado, el legado de educación superior soviética de Finlandia – independientemente de la crisis y, por ende, la crisis de credenciales educativas de la década de 1990 – junto con la heredabilidad de las cualificaciones académicas de padres-madres a hijos explican las condiciones radicalmente diferentes de ambos países.
Además, el análisis de los resultados de los informes PISA viene haciéndose desde una óptica presa del mito europeísta: por ejemplo, los resultados reportados en Corea del Sur – a donde nadie va a hacer un programa de televisión para establecer comparaciones de ese sistema con el sistema educativo español – también son, según esos criterios, muy positivos; es, no obstante, la percepción negativa de la disciplina en las aulas y de la enseñanza tradicional la que parece hacernos renegar de establecer dicha comparación.
Habitualmente, se culpa al profesorado acríticamente de los dos problemas fundamentales de la Educación española: el abandono escolar temprano y el fracaso escolar. Sin embargo, los profesores nunca han participado, ni siquiera como órgano consultivo, en ninguna reforma educativa; los docentes son señalados como agentes resistentes al cambio y, por tanto, a la mejora. Tomando como modelo a Finlandia, tan alejada de las condiciones materiales de España, aludimos – sin ningún tipo de análisis ulterior – a una distribución similar de los impuestos de los habitantes que se dedican, proporcionalmente, al sistema educativo. Sí que es verdad que el porcentaje de inversión estatal en Educación podría ser similar, pero es una perogrullada de matemáticas a nivel de Primaria que, teniendo en cuenta el sueldo medio en uno y otro país, el dinero que recibirían las instituciones educativas Finlandia es mayor para muchos menos niños.
Aunque el esfuerzo de Cuba en los programas de alfabetización y escolarización, con muy pocos recursos y no sin dificultades (por ejemplo, el bloqueo estadounidense a la isla o las dificultades para publicar de los investigadores universitarios), es digno de encomio, también hemos de cuidarnos de caer en comparaciones improcedentes que no tengan en cuenta las condiciones iniciales sobre las que se ejercitan, posteriormente, ese tipo de políticas públicas, además de evitar caer en una extravagancia fundamentalista y acrítica que halague sistemáticamente el socialismo cubano sin pararse a analizar sus puntos débiles, muy notorios, por ejemplo, en la licenciatura equivalente a Filosofía. No obstante, es obvio que el esfuerzo en el sistema de instrucción de Cuba ha sido considerablemente mayor que el ejercido en Finlandia, con un legado previo que le hacía partir desde una posición privilegiada hacia su reforma educativa liberal.
La crítica a la educación española desde la ideología europeísta reduce ad hoc todos los fenómenos simplificando su complejidad, como es el caso de la formación inicial del profesorado. Uno de los argumentos que suelen plantear los defensores de Finlandia como modelo de sistema educativo es la criba que se establece al inicio de los estudios de magisterio (no así sucede con el profesorado de educación secundaria), donde, al parecer, solo se permite el acceso a un 10% de los aspirantes; es común aludir a la vocación, pero desde una perspectiva nematológica que invoca ésta a modo de imploración, a modo de intentar evitar la materialización de lo que realmente pretenden aludir: las capacidades innatas, nuevamente, de los futuros profesores. Posteriormente, los graduados podrán acceder a los colegios mediante contratación directa por parte del Director y no por concurso oposición: al igual que sucede en Estados Unidos, a quien nadie osa elevar a caso ejemplarizante, y menos desde esta ideología europeísta.
Nuevamente, la oposición aparece como arma arrojadiza a lanzar contra los profesores y maestros españoles, aludiendo a una falta de “competencias docentes” y señalando, básicamente, que no han adquirido las habilidades y aptitudes (es decir, la faceta práctica e instrumental a la que siempre se alude con dicha palabra) sino, tan solo, conocimientos profundos sobre su asignatura – que, por lo pronto, no parece poco. Sin embargo, si por criba fuese, habríamos de explicar que, lejos de evitar que un 90% de los aspirantes a Magisterio – o, mejor dicho, las aspirantes, dado que es una carrera extremadamente feminizada – accedan al grado (antes Diplomatura), es un porcentaje muchísimo menor el de aquellos que consiguen superar la oposición y el concurso y lograr una plaza en la función pública docente. Es posible que el profesorado de los institutos – es decir, de E.S.O, Bachillerato y F.P. – carezca en parte de una formación de carácter pedagógico, pero esto no garantiza en absoluto una solución para aquellos dos problemas de la escolarización española – ya que los maestros sí están, supuestamente, dotados de tales enseñanzas y el Máster obligatorio para impartir clase en Educación Secundaria habría, también, de dotar a los Licenciados – y, en todo caso, de ser cierta esa carencia, no revela más que la incompentecia de la Administración educativa y de los responsables de su planificación.
En definitiva, analizar el sistema educativo español y compararlo con los sistemas de la Europa Sublime, obviando las condiciones iniciales, históricas, sociales, económicas y mitificando una educación elitista liberal (que, de no ser por el bajo índice de natalidad finés, no podría darse en ningún Estado fuera de los centros privados) es una desfachatez y una impostura, pero muy manida por los expertos de las Facultades, que siempre culpan a otros pero solo legislan ellos.
Fuente de los gráficos: WorldBank
Beatriz primero felicitarte por tan buena información, es verdaderamente imposible hacer comparaciones entre países, es muy similar a lo que pasa con Finlandia Y México, no podemos compararnos porque los países tienen diferentes ideologias y apoyos
Buenas a tod@s, en primer lugar deciros que estoy de acuerdo con maxpow ya que si no podemos comparar finlandia con españa ya que las bases de partida son distinta, entonces no podrímos comparar españa con china por ejemplo(ni con ningun otro país), ya que no es comparable 40kk de personas con 2mil millones, ni su renta per cápita, ni la contextualización cultural, ni su sistema político etcetc. entonces qué pasa, que para criticar a los chinos por ser tan «trabajadores» por decir algo si podemos hacerlo(y luego nos ponemos a calificar la calidad de su trabajo), pero para ser criticados por los put** recortes en todo en general y en la educación en particular nadie nos puede decir nada porque claro venimos de una transición de una dictadura, no somos una economía industrializada etc; pues si no somos todas esas cosas he ahí el problema y hay que verlo señoras y señores y no defenderse por hacer las cosas mal. En cuanto a los profesores , pasa lo mismo aquí que en finlandia, hay buenos y malos, muy buenos y muy malos, pero lo que no puedo aceptar es que se diga que no tienen la culpa de nada. NO señor, tienen mérito de muchísimas cosas y tienen culpa de muchas otras, por poneros un ejemplo en las manifestaciones contra la última reforma educativa de verdad (la de bologna) había pocos , muuuy pocos profesores. Me da exactamente igual un programa de tv, lo que no da tan igual es el agujero negro de autocritica que hay en este país, de ahí que los políticos no dimitan, se hagan recortes de cosas que deberían ser INTOCABLES,y recalco lo de INTOCABLES, como son la educación y la sanidad. Si finlandia tiene mayor pib hay que ver porqué, quizás xk no se financian hasta el culo y todo el producto interior bruto acaba en los bolsillos de unos sionistas afincados en ny, ginebra y telaviv.
No se trata de copiar el modelo finlandés xk España no es Finlandia y si así fuese habría dos Españas en el mundo o dos Finlandias, pero lo que se puede hacer es primero NO EMPEORAR y segundo Mejorar.A todo el mundo se le llena la boca hablando de educación pero cuantas personas pueden decir que han estado en alguna manifestación contra bologna, claro como «no les afecta» para qué se van mover del sofá, lo mismo está pasando con la sanidad y con los recortes y con todo. nos lo suda todo y luego venga todos a insultar a los políticoa (esto es como todo, si les das vía libre van a hacer lo que quieran), y todo de boquilla, pero cuando hay que actuar no se actúa. y que pasa con portugal, porqué va mejor en educación aunque sea por muy poco si se supone que está pero que nosotros economicamente y tiene la misma base económica.Más Autocritica y más medidas y me parece muy clarificante que se diga que los profesores no han participado en ninguna de las reformas educativas, eso dice mucho.
He aquí mi opinión, gracias y saludos a tod@s
Mas que entendible la postura de Beatriz,algo similar acontece en educacion en Chile. se dio a conocer la realidad de la Educación en Firlandia y una gran mayoría lo creyó como la panacea.Dos culturas opuestas desde su genesis. Improcedente realizar investigación/comparación en este contexto.Los modelos educativos sólo son un faro, un enfoque. Tiene utilidad en un espacio acorde y en una posicion paradigmatica de antecedente.los modelos deben surgir desde la propia realidad y practica educacional. Hay en cada realidad educacional una gran carga cultural propia.
Gasto en relación al PIB en Cuba-Finlandia-España
http://goo.gl/Oz4WK
MaxxPow:
Lo primero, gracias por comentar. Creo que tu crítica es psicologista, ya que me «acusa» de buscar consuelo con «otros están peor». En realidad, no llegas a criticar nada, porque tienes que justificar el primer párrafo…
Veamos. Al igual que, en ningún momento, he comparado a España con Cuba por ser improcedente, creo que comparar Finlandia con Cuba también lo es, al igual que defiendo la imposibilidad de establecer comparaciones con España… Pero, es más, lo que defiendo, de fondo, es la impostura e impertinencia de hacer comparaciones: no son necesarias. Lo que es necesario es un diagnóstico de la Enseñanza y de la Educación -- las palabras importan, porque refieren a realidades institucionales bien distintas -- en España, en el presente, teniendo en cuenta condiciones históricas, económicas, &c. Obviamente, no voy a hacer esto aquí, pero si la única respuesta que te contenta es esa, te prometo desde ahora que mi/s próximo/s artículo/s versará sobre eso.
RESUMIENDO
La población escolar española tiene dos problemas que, a su vez, tienen las instituciones educativas. Son dos problemas que se aprecian bien en la pirámide poblacional, que, por cierto, es desoladora:
a. Abandono escolar temprano (abandonar el sistema en cuanto acabas las enseñanzas básicas; esto es, la E.S.O.)
b. Fracaso escolar (no llegar a finalizar las enseñanzas básicas)
¿Qué sistema productivo tenemos?
¿Qué sistema productivo teníamos durante los 70, qué cambios se producen en los 80 y cómo cristaliza todo esto en los 90 y en 2000?
¿Cuál es el nivel de heredabilidad de las certificaciones escolares -- o sea, las titulaciones máximas adquiridas -- de madres-padres a hijos?
¿Cuál es nuestra RPC? ¿Cuántos habitantes somos? ¿Qué porcentaje dedicamos a financiar el sistema educativo público y (¡oh! ¡ese exotismo!) privado-concertado?
¿Cuáles son nuestras exportaciones y a dónde?
¿Cuál es nuestra tradición escolar?
Sobre todo eso:
¿POR QUÉ SE PRODUCEN ESOS DOS PROBLEMAS?
¿Qué hacer para abordarlos?
¿De cuánto tiempo disponemos?
Y ahora te pregunto, MaxxPow, ¿para qué queremos compararnos con Finnlandia?
¿Qué similitudes hay?
Como comprenderás, será «muy bonito todo», pero sociológica, filosófica y políticamente es una auténtica desfachatez establecer comparaciones entre dos entidades que no guardan, apenas, similitud.
Jordi Évole se coló. Jordi Évole hizo un programa absolutamente infame y sensacionalista, capcioso y sin ningún tipo de rigor. No merece el más mínimo respeto y, desde luego, no tiene ni idea de políticas educativas. Lo que tiene que hacer ese chico es irse a leer El Capital. Luego, que lea la liberalísima Teoría del Capital Humano que, sin querer, parece que defiende cada vez que abre la boca. Luego, ya, lo pongo a leer a Lerena Alesón, a ver si se entera de qué sistema educativo está hablando 😉
Te dejo como bibliografía recomendada un estudio con cierto sesgo -- fácilmente detectable y, por tanto, discriminable de las conclusiones generales, muy cabales -- pero imprescindible, al fin y al cabo, para EMPREZAR a hacer un diagnóstico materialista (porque tu crítica peca de cierto idealismo ingénuo, cuyo significado más exacto te explicará el autor en este libro):
Lerena Alesón, Carlos: Escuela, ideología y clases sociales en España: crítica de la sociología empirista de la educacíon. Ariel, Barcelona, 1986
Salud
Los 4 modelos educativos están tratados por Mincer y, en Español, en el libro de JL Romero y Amando de Miguel: El capital humano. Ideas para una planificación social de la enseñanza en España. Esa obra es «poco sospechosa» de socialismo
Voy a contestar, primero, a Granados, porque es la contestación más breve: independientemente de la pertenencia o no de Finlandia a la URSS, es innegable (puedo buscarte las fuentes si me das un par de días) la influencia ejercida por esta última sobre la base del intercambio comercial y monetario y, también, claro está, sobre aquel carácter «modélico» que el sistema educativo ejercía en los años 50 y 60 a nivel mundial, junto con EEUU, Japón y los anglosajones (cada uno, en su «estilo»). Por otro lado, perteneció a Rusia (creo recordar) hasta 1917, así que comparten rasgos culturales a destacar y tener en cuenta
Santiago Armesilla. O yo no he entendido lo que dices, o no nos enteramos.
El artículo es el que critica precisamente eso, la comparación Finlandia-España y no Finlandia-Cuba o Finlandia-URSS.
Yo afirmo todo lo contrario, me parece que refutar por refutar sin leer o ni entender.
No va a ningún lado.
¿Qué es un mito luminoso?
MaxxPow habla muchas cosas pero no dice nada, salvo un reductio ad absurdum, según el cual las comparaciones del artículo no se pueden realizar porque no se pueden comparar los elementos de sí en la realidad. Lo cierto es que el programa de Évole compara en abstracto sin tener en cuenta las condiciones concretas históricas mínimas para realizar una comparacíón sociológica o económica. Cosas de los saberes de primer grado.
Y granados apunta algo que yo creo está implícito en el artículo. La URSS influyó también en Finlandia.
Gracias a los dos por escribir.
No entiendo la referencia de Beatriz al «legado de la educación superior soviética» en Finlandia,que yo sepa Finlandia nunca perteneció a la URSS, supongo que se referirá a «influencias» de la misma sobre el finlandés.
Lo que yo sé del sistema soviético es que era duro y muy exigente, que sólo se podía repetir un año y si no superabas los estudios te ponían a trabajar en una fábrica ó en otros sitio según las necesidades de la planificación.
Por esa regla de tres, nada podría ser comparado a nada por sus condiciones iniciales, o todo podría compararse al reducirse a sus condiciones iniciales últimas.
Si para una buena comparación son necesarias unas condiciones iniciales idénticas, y un análisis de variables de la rama que ha tomado cada elemento por su lado, tendríamos un caos de opciones, que al final con una nimia variable errónea induciría al error en la conclusión, quizás por un margen amplísimo. La iteracción de las variables, genera mucha ponzoña con un mínimo cambio, en sus fórmulas.
Me da que lo de comparar en este caso, es para evitar esto precisamente, el indagar miles y miles de variables que llevaron a uno u otro elemento a convertirse en lo que ahora es. Un modo de resumir.
Y la finalidad de ésta nunca es mala, sirve para comparar productos finales, analizar y ver que tienen de bueno e intentar mejorar lo necesario gracias a la visión desde otro contexto. El objetivo de el ensalce de la educación finlandesa por encima de la española, aparte de dejarnos mal en muchos aspectos (obviando las condiciones iniciales) sirve para despertar la envida innata humana de algo mejor e intentar mejorar lo nuestro, y hacer ver de forma generalista a la población, que se puede hacer mejor, para remarcar errores, y evitar el típico «tenemos suerte, en otros lados están peor» y cambiarlo por un «podemos mejorar».
De todas formas no he visto el programa de Évole, así que en concreto no sabría decir nada sobre lo que dijo.