Nos hacemos eco del interesante artículo de Daniel Tercero publicado en La voz de Barcelona ¿Un ‘Imperio latino’ para enfrentarse a la actual, rica y poderosa Alemania?. En dicho escrito se recoge la propuesta del filósofo italiano Giorgio Agamben, recuperando la idea que Alexandre Kojève dejó escrita en 1945, consistente en la unión de tres Estado-nación, como Francia, España e Italia, en una organización política superior denominada Imperio latino. Ante el aspecto cada vez más siniestro que está adquiriendo la Europa del IV Reich, entre determinados sectores sociales de distintos países del sur se empiezan a buscar alternativas y alianzas para hacer frente al renovado imperialismo capitalista depredador del protestantismo alemán.
Desde Izquierda Hispánica no podemos dejar de apreciar como positivo el movimiento iniciado de crítica y búsqueda de alternativas a la actual UE. Efectivamente hay intereses comunes a los países del sur frente a la Europa del norte que hay que reivindicar. Sin embargo somos críticos con esta propuesta de Imperio Latino bajo la hegemonía francesa. En primer lugar porque no existe algo así como la latinidad salvo en su aspecto original y genérico conformado por la influencia del imperio romano y que en cierta manera es una herencia cultural común a toda Europa. Por otra parte no existen instituciones históricas comunes y compartidas entre los tres estados-nación citados susceptibles de conformar y dar respaldo a una organización política consistente y viable en el medio o largo plazo. Y dicho esto sin perjuicio de los actuales intereses comunes frente a la Europa del norte o como países con intereses compartidos en tanto que naciones relacionadas por el Mediterráneo y con el norte de África.
Desde España consideramos más viable la unión con Portugal y los países iberoamericanos allende del Atlántico a la hora de hacer frente al capitalismo protestante germano. Esta es la alternativa para España y Portugal: una organización política superior en torno a la hispanidad, que a diferencia de la latinidad, sí fue, y en alguna medida lo sigue siendo, una entidad real y susceptible hoy en día, a través de una alianza de países iberoamericanos, de soportar una organización política. La base de esta unión no sería meramente cultural, algo muy endeble para conformar una organización política, sino que fruto de un pasado común compartido y de multitud de instituciones comunes hoy en día ya en marcha, una Alianza de Países Iberoamericanos podría dar lugar a una unión más sólida y potente en el terreno político, económico y social frente a otros entramados geopolíticos como el capitalismo anglosajón, el protestante europeo o el socialismo depredador chino. Impero latino se puede convertir en el Imperio Francés con otro nombre más digerible y nosotros no queremos cambiar Alemania por Francia, sino una Alianza Socialista Iberoamericana.
Esta propuesta está asumida por Izquierda Hispánica a partir de la obra del filósofo español Gustavo Bueno en su libro España frente a Europa.
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