Hace unas semanas que los medios de comunicación, vienen informando sobre los continuos intentos por parte de grupos numerosos de inmigrantes, de pasar al otro lado del territorio que separan las vallas de Ceuta y Melilla. Esas vallas son la entrada a Europa, el mundo desarrollado con posibilidad de consumo ilimitado, son las vallas que separan el infierno del paraíso.
Le recomiendo a los lectores echar un vistazo a un artículo publicado en esta web hace un tiempo, que si bien no expone ningún plan concreto sobre política de inmigración, tritura los principios fundamentales en los que se basan las políticas actuales en inmigración y plantea alternativas a esos principios fundamentales oscuros y confusos, para realizar un análisis materialista desde la teoría de las ceremonias e instituciones. Además su lectura clarificará muchas de las cuestiones que plantearé a continuación. Aquí tienen el enlace: /2013/frente-a-la-inmigracion/
La situación geoestratégica de España, en las puertas del Mediterráneo entre África y Europa, obliga a atender a numerosas oleadas de gentes que por tierra y/o por mar, se lanzan a una aventura incierta y arriesgada, entregando a las mafias todo lo que han podido ahorrar a lo largo de sus vidas, en busca del “sueño occidental”.
Las estadísticas dicen que la mayoría de los flujos migratorios se dan por vía aérea. La mayoría de los inmigrantes no llegan en cayuco, ni son los que saltan las vallas enfrentándose a las cuchillas. Lo que hace la situación muy preocupante en las vallas, no es el peligro de invasión, argumento absurdo porque el número de inmigrantes que intentan saltar es ridículo si se compara con los que entran por los aeropuertos.
El gran problema es mantener la seguridad de la zona, preservando el normal funcionamiento de las ciudades autónomas, y garantizar la asistencia humanitaria de los inmigrantes. Pero la Guardia Civil y la Policía Nacional trabajan en estas zonas con muchas dificultades, con recursos escasos, y con toda la presión mediática que tienen que soportar por parte de grupos y facciones, que lo único que buscan es sacar rédito político a base de criticar y ultrajar a los cuerpos policiales de manera puramente oportunista.
Desde Europa, le tiran de las orejas a España para que intensifique el control de las fronteras, sin embargo a Bruselas parece no importarle que países europeos del espacio Schengen, como Bélgica y Suiza hagan políticas xenófobas incluso con ciudadanos europeos. Ni que decir tiene las expulsiones masivas en Francia de rumanos y búlgaros de etnia gitana. O la política migratoria en el Reino Unido. Desde Uropa lo que tienen que hacer es callarse y no dar lecciones a un país que se encuentra en una situación estratégica muy comprometida, y que no recibe la colaboración adecuada de Marruecos.
Marruecos, país con el que España tiene fricciones territoriales. Parece evidente que no se va a implicar a fondo en la seguridad fronteriza. Al igual que la policía española en los años 80, no impedía que argelinos, tunecinos y marroquíes entraran en Francia por Irún. Hasta que España obtuvo apoyo de Francia en la lucha contra ETA en su territorio, que la cosa cambió.
Las condiciones en las que los inmigrantes llegan a la vallas y la violencia con la que intentan pasar la frontera, obliga a los agentes a realizar una labor muy complicada y arriesgada, muchas veces sin efectivos ni material suficiente. Es difícil evitar que se produzcan errores en esta situación.
En casos como éste no caben recortes de ningún tipo por parte del Ministerio del Interior o el de Defensa, ya que en una situación tan delicada, el Gobierno debería dotar a ambos cuerpos con los medios suficientes para desempeñar esta labor. Y la oposición, en vez de intentar sacar tajada política criticando estúpidamente a la Guardia Civil, debería presionar al gobierno para que proporcione a los agentes más medios para enfrentarse al problema.Sobre todo cuando la situación extrema que se vive en la zona pide a gritos más medios.
Es estrictamente necesario diferenciar la cuestión técnica-policial y el contexto político. Se deben criticar lo errores policiales no ideologizando lo que serían supuestas impericias profesionales. Disparar pelotas de goma a gente que se ahoga es un error policial claramente reprobable, pero eso no implica poner en duda la profesionalidad de un cuerpo como la Guardia Civil que a salvado miles de vidas en las aguas del estrecho.
Decir también que el complicado problema de los flujos migratorios, no tendrá jamás solución desde la “solidaridad”(generosidad) y la voluntad individual. Que más que prolifere la actividad de las ONGs es necesario una presencia política de carácter universalista, ejemplarista y generadora, que tenga suficiente presencia económica y militar, para influir políticamente en las regiones más pobres de la tierra. No es una cuestión ética, es una cuestión política y por ende moral.
La caridad individual, está muchas veces camuflando una hipócrita actitud canallesca y autocomplaciente, característica de las clases medias en las sociedades liberal-capitalistas.
¿Acaso el marxismo lleva implícito ser acriticamente anti-policial?
¿Acaso en un estado socialista como por ejemplo era la Unión Soviética, no se precisa de unas fuerzas policiales que garanticen los derechos y libertades de ese estado socialista?
¿O acaso un supuesto estado «marxista» no requiere de servicios policiales para prevenir y resolver delitos?
Así está el nivel de los «marxistas» en España.
Es vergonzoso que como marxista alguien se ponga a defender los cuerpos policiales de un Estado burgués. Absolutamente denigrante y vergonzoso.
Izquierda Hispánica no debería contar con alguien así en sus filas.