La lucha que desde hace más de un año se libra por la sanidad pública en Madrid ha terminado por dar al traste con los planes del ya exconsejero Javier Fernández-Lasquetty. La externalización de la gestión de varios hospitales públicos y centros de salud, nuevo eufemismo que encubre la entrega de servicios públicos al capital privado, queda paralizada de momento. Desde IH deseamos que corra la misma suerte que Eurovegas.
Resulta interesante comparar este conflicto con lo acontecido en el barrio burgalés de Gamonal. En ambos casos una lucha propiciada desde abajo demuestra que la movilización sí sirve, que es un instrumento valido para conseguir objetivos frente a los atropellos del poder político y desterrar el fatalismo de la resignación y la inacción (“no se puede hacer nada”).
Sin embargo, también debemos hacer notar varias diferencias de fondo. Mientras que en el caso de Gamonal puede hablarse de una acción social invertebrada, espontánea, fruto del cabreo justificado de unos vecinos que se lanzan a las calles, en Madrid la lucha ha tenido mayor profundidad y continuidad en el tiempo, gracias a su institucionalización. Es decir, la presencia de organizaciones como los sindicatos, asociaciones profesionales de medicina y enfermería y colectivos de pacientes, ha servido como plataforma propicia, como arma para plantear una lucha de largo recorrido en varios frentes: manifestaciones (marea blanca), huelga, presión judicial y concientización de los pacientes sobre los perversos efectos de la privatización etc. Un gran ejemplo que no podemos sino saludar.
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