La Revolución Bolivariana se mantiene: claves del populismo como «séptima izquierda definida»

A pesar de los cortes de luz, a pesar de las presiones internas y externas, y a pesar del crecimiento del apoyo a la oposición caprilista sobre todo en las grandes ciudades, clave geoestratégica en toda elección democrática que se precie, el Gran Polo Patriótico, la coalición de izquierdas que lidera el Partido Socialista Unido de Venezuela de Nicolás Maduro, presidente del país, ha ganado con holgura en las elecciones municipales de ayer en lo que se ha tomado con un plebiscito más no ya a Maduro y su gestión, sino a todo el proceso bolivariano iniciado en 1998. Los datos básicos de la victoria pueden leerse aquí: http://www.laiguana.tv/noticias/2013/12/08/10260/AHI-TIENES-TU-PLEBISCITO-CAPRICHITO-DERROTA-NUMERO-4-EN-FILA-PARA-LA-MUD-EN-14-MESES–.html
Esta forma de avance político de la revolución bolivariana es clave para entender un rasgo básico de la izquierda populista, entendida esta según nuestros parámetros como la séptima generación de izquierdas políticamente definidas. Hagamos un pequeño recorrido teórico-histórico para explicar esto:
En el año 2002 Gustavo Bueno publicó «El mito de la izquierda» (Ediciones Zeta, Barcelona, España), donde criticaba la idea, que consideraba mítica en sentido oscuro y confuso, de la «unidad de la izquierda» como fin político, y afirmaba que no había una única izquierda, sino varias, y en pugna entre sí incluso radical y a muerte. Identificaba dos características para delimitar qué era izquierda política, que conectaban respectivamente con dos ideas desarrolladas en su obra de 1972, «Ensayos Materialistas» (Taurus, Madrid), donde expone su ontología del materialismo filosófico. Estas dos características eran el racionalismo universalista, conectada con la idea de socialismo genérico (filosófico, en tanto que todo sujeto humano, sino tiene alguna tara mental grave, puede conocer cualquier tipo de verdad), y la racionalización revolucionaria por holización, conectada con la idea de socialismo específico, socioeconómico, esto es, un proyecto de Estado donde se lleve a cabo una disolución de los grupos o clases conformantes de la sociedad que se revoluciona hasta sus partes materiales, los individuos que viven en esa sociedad, transformándolos en una nueva sociedad política sobre las bases de la anterior. Si no hay conexión entre este racionalismo universalista y este proyecto de Estado no se puede hablar de izquierda política definida. Pues un Estado con una política económica de intervención e incluso que aplique medidas «sociales», si no tiene una vocación universalista incluso más allá de sus fronteras no podrá ser considerado de izquierdas en sentido fuerte. Así pues, el Estado, como pilar fundamental de toda acción política, e incluso tomado como sujeto revolucionario (en cuyo seno se desarrolla una dialéctica de clases que tiene su innegable conexión fuera de las fronteras de dicho Estado), es el analogado principal para poder hablar de izquierdas definidas.
También había izquierdas indefinidas que, si bien compartían rasgos genéricos con las definidas (racionalismo, universalismo, apoyo mayor o menor a izquierdas definidas), buscaban una definición que no era meramente política sino «filosófica», «ética» o «moral», o «social». Bueno señalaba tres: la izquierda extravagante (ONGs), la izquierda divagante (intelectuales) y la izquierda fundamentalista (fusión de las otras dos).
Las izquierdas definidas se habrían desarrollado en sucesivas generaciones en la que la siguiente criticaba y se «rebelaba» frente a la anterior generación, afirmando superarla en algunas cosas. Y todas conectaban con ese socialismo genérico, ese racionalismo universalista, bien por fines y/o bien por razones estructurales, y tenían un proyecto de Estado, o se definían respecto al Estado. Las generaciones que Bueno clasificaba eran las siguientes:
– Izquierda Radical o Jacobina: el jacobinismo es una izquierda definida eminentemente patriótica, republicana, antimonárquica radical, antirregionalista, centralista en lo que a poder del Estado se refiere, laica e incluso atea radical, e imperialista, como mostró el bonapartismo posterior, su continuación histórica más coherente. Su proyecto de Estado es la Nación Política Republicana de Ciudadanos Libres e Iguales en Derechos y Deberes, siendo Francia su mayor logro. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 es su programa político máximo, condenado en su día por el Vaticano. Pues hablaba en nombre de los franceses, de la Nación Francesa, de los ciudadanos, pero proclamaba derechos a todos los hombres del globo, derechos que Francia se arrogaba por legitimidad revolucionaria y pensaba expandir por la fuerza a todo el orbe. Y así lo hizo el que es, junto a Robespierre, el gran baluarte del jacobinismo: Napoleón Bonaparte. Su fracaso en Waterloo no significó el fin del potencial político del jacobinismo, pues la idea de Nación Política Republicana siguió siendo en todo el siglo XIX, el XX y el XXI una idea-fuerza política de innegable potencial revolucionario, y fue asumida por todos los movimientos de los Países No Alineados del mal llamado «Tercer Mundo». El sujeto revolucionario jacobino, emic, es la Nación Política, el Estado-Nación (algo que implícitamente asumirían todas las izquierdas políticas definidas posteriores salvo el anarquismo, y también ideologías particularistas como el fascismo italiano). Pero etic era, sobre todo, la burguesía y, subordinada a ella, el resto del llamado «tercer Estado», el «pueblo llano».
– Izquierda Liberal: es la izquierda política definida surgida durante la Guerra de Independencia española de 1808-1814. Es también patriótica, pero no necesariamente republicana, pues puede adoptar formas monárquicas pero no absolutistas. La Constitución de Cádiz de 1812 es su mayor logro, y su universalismo era sobre todo estructural, pues la nación española de ambos hemisferios que proclamó se construyó sobre las bases del Imperio Español católico universal que, tras su derrumbe en Cádiz, empezó a resquebrajarse en diversas repúblicas que, cada una en su proceso particular, fue heredera del revolucionarismo liberal desarrollado durante la Guerra. Simón Bolivar, José de San Martín o José Martí fueron grandes exponentes de esta izquierda liberal, que abolió la esclavitud y desunió Trono y Altar, aún glorificando a este mismo en constituciones abiertamente confesionales (católicas). Hoy día, la palabra liberal asociada a Cádiz no tiene apenas fuerza política, y el liberalismo en su inmensa mayoría solo es una broma de mal gusto economicista.
– Izquierda Libertaria o Anarquista: esta izquierda se revuelve contra las anteriores. Comprende que la transformación revolucionaria del Antiguo Régimen absolutista no es suficiente para acabar con la miseria, la explotación y la opresión políticas y económicas, y ve cómo las burguesías jacobina y liberal, al acabar con el absolutismo de herencia feudal y con el mercantilismo inicial, instauran un régimen de explotación y opresión más directo, más abierto, más cruel, el del capitalismo industrial decimonónico. Así pues, el anarquismo ve en el Estado al principal enemigo a batir, pues sus sucesivas transformaciones revolucionarias no solucionan de ninguna manera el problema de raíz, la sumisión vejatoria de unos hombres a otros. Sucesivas plataformas anarquistas se desarrollan, cada una con una idea distinta de sujeto revolucionario. El anarco-individualismo pensará que el sujeto revolucionario es el individuo mismo, cuya libertad es inviolable y es la esencia de todo proceso revolucionario verdaderamente transformador. Lysander Spooner será uno de sus máximos representantes (hoy tomado por muchos anarco-capitalistas como pionero de sus ideas). El anarco-comunalismo buscará esa emancipación en la conformación de comunas sociales igualitarias «ajenas» a la forma política Estado. Pero será el anarco-sindicalismo (Bakunin, Kropotkin, Montseny, Durruti) la principal fuerza política anarquista con gran repercusión histórica hasta nuestros días. El anarco-sindicalismo verá en la clase obrera, el proletariado, al sujeto revolucionario por excelencia, y el derrumbe directo y sin demora del Estado como orden opresivo y su sustitución por el orden universal del comunismo libertario y la autogestión económica mediante la fuerza revolucionaria de los trabajadores organizados en sindicatos será el gran arma anarquista a nivel político. El nacionalsindicalismo español tomará esta idea última anarcosindical, pero sin derribar el Estado, sino fortalenciendolo, renunciando al racionalismo universalista e instaurando el corporativismo político-económico. Hoy día el anarquismo sigue teniendo una fuerza política sin discusión, más por su influencia en otros movimientos inspirados en mayor o menor medida por él (movimiento 15M, antiglobis, movimiento punk), que en las fuerzas clásicas que ayudaron a definirlo. A partir de él, todas las demás izquierdas definidas hasta el populismo son anarquistas, si bien filtradas por el fulcro filosófico del materialismo de Marx y Engels.
– Izquierda Socialista o Socialdemócrata: la primera izquierda definida marxista pretende instaurar el socialismo, tomando al proletariado como sujeto revolucionario, mediante la acción política sindical y de partido pero dentro de las «reglas de juego» de las democracias liberal-burguesas, esto es, progresivamente, ganando elecciones. Tras la revisión crítica del marxismo por parte de Kautsky y Bernstein, la socialdemocracia acaba abogando por el mantenimiento de determinadas formas de economía capitalista en relación mixta con formas de intervención económica (parejas a los liberales keynesianos o a los fascistas), pero sin renunciar al universalismo racionalista, pero quedándose en el Estado de bienestar. El abandono progresivo del marxismo por parte de la socialdemocracia llevará a ésta a adoptar un nuevo credo universalista que tendrá su máxima expresión en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, de clara inspiración ilustrada.
– Izquierda Comunista o Marxista-Leninista: la izquierda bolchevique de Lenin, Trotsky y Stalin, la que venció a Hitler en la Segunda Guerra Mundial. La izquierda definida de la Unión de República Socialistas Soviéticas. El más importante movimiento político del siglo XX. El sujeto revolucionario es el proletariado universal que, en sentido de dialéctica de clases nacional, es dirigido por una vanguardia de revolucionarios políticos profesionales a tiempo completo organizados en un partido político que habrá de tomar el poder e instaurar la dictadura del proletariado marxista en dirección progresiva a la revolución comunista universal. Sin la URSS no hubiese habido Estado de bienestar, ni descolonización, ni progresiva emancipación de la mujer. Su hundimiento en 1989-1991 no ha evitado que siga habiendo comunistas. ¿Son los comunistas post-soviéticos cómplices y víctimas de un delirio porque «no se han enterado que la URSS cayó», o hay una racionalidad evidente en las ideas comunistas que permite que sigan existiendo, con sus evidentes contradicciones, partidos comunistas en pleno siglo XXI y se sigan estudiando los textos de Lenin o lo que representó el proyecto político soviético desde distintas disciplinas? Hay que tomar en serio esta segunda opción, porque la primera niega cualquier tipo de análisis ulterior que la continuidad del comunismo conlleva en pleno siglo XXI, y quizás el hecho evidente de que, tras la caída del Imperio Soviético, los mismos problemas políticos, económicos y sociales que el comunismo trató de resolver siguen presentes, sea una de las causas de que hoy día siga habiendo comunistas. Es para tomarlo en serio sin duda.
– Izquierda Asiática o Maoísta: la interpretación del comunismo por parte de Mao Tse-Tung y sus herederos dentro y fuera de la República Popular China dista del ideario soviético en varios aspectos. Uno es su idea de socialismo más asociada, al menos hasta el golpe de timón de Deng Xiaoping en 1979, en la armonía social comunitaria sin esperar la abundancia de mercancías, frente al desarrollismo tecnocrático soviético. Pero sobre todo se diferencia en su idea de dialéctica de clases y de Estados revolucionaria. El sujeto revolucionario es el proletariado, pero al mismo nivel que el campesinado, incluso teniendo este último más peso. Se admite el multipartidismo con hegemonía comunista, frente a la dictadura del proletariado de partido único del PCUS, y China es un sujeto revolucionario en sí misma como fuerza que altera el orden mundial realmente existente tras el fin de la Guerra Fría. Pero la revolución universal maoísta es centrípeta, no centrífuga como las anteriores con permiso de la liberal española. China atrae hacia sí al resto de países. China es el Sol en la Tierra, y el resto de Estados sus planetas orbitantes. No tienen prisa para llevar a cabo la instauración universal del comunismo, y de ahí las evidentes contradicciones ideológicas y socioeconómicas del desarrollo chino.
Pues bien, en el año 2006, Ismael Carvallo afirma que habrá una séptima generación de las izquierdas políticamente definidas, y que esta hablará español y será materialista en sentido de Gustavo Bueno. No pone fecha y no delimita sus coordenadas, ni lo pretendía. Surge entonces Izquierda Hispánica (IH) como asociación cultural que trata de desarrollar estas ideas de Carvallo. Pero, ¿acaso Carvallo e IH, y yo mismo, no nos hemos equivocado? Quizás no nos hemos dado cuenta de que la séptima generación de izquierdas políticamente definida se estaba desarrollando ante nuestros ojos, y solo una ceguera teoreticista, que buscaba más la coherencia ideológica y filosófica interna más que una asunción de la realidad, no nos permitía verlo. A mi juicio, ya hay, ya se puede hablar de una séptima generación de las izquierdas políticamente definidas, y hablo de ella a propósito de las elecciones de ayer en Venezuela:
– Izquierda Populista o «Socialismo del Siglo XXI»: la clave la da el propio Gustavo Bueno, y no Ismael Carvallo, en su artículo Notas sobre el concepto de populismo(http://nodulo.org/ec/2006/n053p02.htm). Es la izquierda de Chávez y Maduro, de Correa, de los Kirchner, de Evo Morales, de Daniel Ortega. El sujeto revolucionario es el pueblo, la parte viva de la nación, que mediante el voto democrático dirigido y amparado por un poder político, primero ascendente y luego descendente, asegura la aparente soberanía popular de ese mismo pueblo a través de la democracia y sus procedimientos. Un pueblo que mediante el voto no solo perpetúa en el poder a la vanguardia política populista, sino que decide incluso sobre el futuro y el pasado, reescribiendo la Historia a base de votaciones, con el concurso de intelectuales afines siempre. En ese pueblo, los trabajadores más humildes y los pobres son la parte más importante, y de ahí el intento de mejora de sus espectativas de vida, al tiempo que se trata de mantener cierta estética y cierto aire humilde en sus manifestaciones políticas y cotidianas. El populismo rompe con las últimas izquierdas y su fin proléptico anarquista-comunista, y lo sustituye, tal y como aparece de manera explícita en El Libro Rojo del PSUV(http://www.venezuela.org.cn/documents/librorojopsuv.pdf), la «Biblia» de la Revolución Bolivariana, por una armonía universal «multipolar» y «socialista» de respeto mutuo entre naciones políticas, o mejor dicho, entre pueblos, pues estos pueblos, como partes vivas de las naciones realmente existentes, desde postulados populistas, podrán decidir el futuro incluso para cambiar las fronteras de las naciones políticas realmente existentes. En esta corriente populista entran algunos intelectuales de izquierdas españoles como Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias Turrión o Ramón Cotarelo, y también será punto final de carrera política de gente como Julio Anguita, Jorge Vestrynge o Sánchez Gordillo. El populismo será una especie de «pastiche» ideológico de gentes de ideologías y pasado político diverso que, tras las derrotas históricas de las izquierdas anteriores, acabarán definiéndose como «demócratas radicales» o «verdaderos» (fundamentalistas democráticos), y algunos con una tendencia más «comunistoide» y otros más «socialdemocratoide», donde el Estado será un medio para que el pueblo, o «los pueblos», sustancializado(s), puedan alcanzar su liberación definitiva de la explotación capitalista, sino hacia el comunismo clásico, si hacia la «democracia pura», internacionalista y armónico-multipolar. En palabras del gran ideólogo del populismo filosófico, el portugués Boaventura Da Sousa Santos, «el socialismo es democracia sin fin«.
Las conclusiones de este análisis son las siguientes:
a) En el famoso debate de Negro Sobre Blanco entre Santiago Carrillo y Gustavo Bueno, la prudencia filosófica del último ha sido vencida por la capacidad de análisis, por estar en el meollo político a pesar de su edad, del primero. Carrillo acertó y vio que el «comunismo del futuro», con ese nombre u otro, iba a ser el populismo actual.
b) Ismael Carvallo se equivocaba y yo también me equivoqué. La séptima habla español, pero también portugués, inglés (las naciones antillanas que integran el ALBA) o árabe, y no es materialista filosófica, pues del materialismo filosófico de Gustavo Bueno no puede «surgir» ninguna ideología política, aún recibiendo influencias de él algunas, debido a su excesivo teoreticismo (según Fuentes Ortega) y su nihilismo crítico y su gnosticismo («fuera del filomat no hay salvación»). La séptima tiene, como fundamento filosófico, lo que Heinz Dieterich llamó «socialismo del siglo XXI», de inspiración tanto marxista-troskista como nacionalista política, así como cristiana de la Teología de la Liberación. Las lineas en principio indefinidas de estas izquierdas, en el campo latinoamericano, y de manera principal en Venezuela, han conseguido conformar un proyecto político más que definido, presente y con planes y programas particulares y universales.
c) El fracaso de Ismael Carvallo y de Izquierda Hispánica, como «izquierdas buenistas», en el análisis de esta cuestión, no es absoluto. Queda mucho trabajo por hacer, tanto filosófico como político, y ello depende de varios factores, siendo los principales el futuro a medio y largo plazo del populismo latinoamericanista (ante el cual hay que tomar partido), la evolución presente y futura de los restos del comunismo post-soviético y la revisión completa de diversos postulados del materialismo buenista, del marxismo hasta hoy día y de otras corrientes filosófico-políticas, económicas y sociológicas. Lo que está claro es que el análisis de la dialéctica de clases y de Estados como motor de la Historia política, de la Razón económica en relación con esta dialéctica antedicha, y una idea potente de hombre universalizable son claves para salir del atolladero en que los «buenistas de izquierdas» y  también los «oficialistas» se han metido. Y para ello, me temo, habrá que abandonar eso que algunos han llamado «izquierda buenista», pues no lleva a ninguna otra parte más que en aquella en que ya está metida, esto es, en nada. Y es que, a nivel político, el materialismo filosófico de «derechas» o de «izquierdas» te lleva a la nada política por las características antedichas. ¿Pero hay potencial revolucionario político en las ideas de Gustavo Bueno? Quizás, pero no tal y como hoy están desarrolladas, o mejor dicho, «(des)enlabazadas».

Artículos relacionados:

  • No se han encontrado artículos relacionados.

12 Respuestas a “La Revolución Bolivariana se mantiene: claves del populismo como «séptima izquierda definida»”


  • Narodny Komissar

    Por cierto, estaría bien que se hiciera un artículo posicionándose con o contra Corea del Norte, analizándola.

    Lo espero con ganas, al igual que el del nacional-bolchevismo. Y ya, para rematar, estaría genial algo sobre lo de ser nacional-revolucionario.

  • Narodny Komissar

    A mí lo que me hace gracia es la pseudocrítica que realizan al diamat, diciendo simplemente que es monismo y como es monismo pues metafísica blablabla.

    Me gustaría ver una refutación del diamat en condiciones, si es posible claro…

    PD: La vuelta del revés no me sirve. Slava Stalinu.

  • Ahora resulta que Alberto Buela es más materialista que yo y por eso sí expuso su metapolítica en la «Escuela de Filosofía de Oviedo». ¿Para ser «aceptado» hay, acaso, que suspender a todos los que se presentan a la Selectividad en Filosofía porque no nombran en sus exámenes a Gustavo Bueno? ¿Para ser aceptado tengo que acostarme con transexuales mientras me declaro homófobo? ¿Para ser materialista tengo que publicar cartas privadas entre profesores de Universidad solo por tener animadversión personal hacia algunos de ellos? ¿Para ser aceptado tengo que ser suspendido de sueldo por ser un mal profesional? ¿Ser materialista es hacer todo eso? Explícamelo porque no lo entiendo.

    Abrazos.

  • Cuando Maduro, Cristina, Morales y Correa pierdan las eleciones presidenciales se derrumbará todo tu embrollo ideológico. En hora buena te desligas del materialismo filosófico porque definitivamente nunca lo entendiste. Cambiale el nombre a tu página web, cambia el numero 7 que parece símbolo de grupo de heavy metal y cortate el pelo a ver si las neuronas te funcionan mejor. Con razón nunca has expuesto nada en la Escuela de filosofía de Oviedo, lo tuyo es la política cantinflera y trasnochada de blogs.

  • Estimado Kim Jong-un (AKA Lino),

    Me alegra mucho leer tu comentario pues, para un perrito como yo (al que todo IH –no dejes de tener esto en cuenta– rinde pleitesías), es un gran estímulo intelectual. La lástima es que tu comentario es tan jugoso que dudo poder dedicarle la trituración filosófica necesaria, veamos si soy capaz de poder hacer la trituración filosófica suficiente.

    Dices, en el inicio de tu comentario, que: «Me alegra ver que por fín has comprendido lo que te dijimos algunos hace varios años: de la filosofía materialista no se deduce la séptima izquierda». Querido mío, en primer lugar no quiero dejar pasar el hecho de que me alegra mucho el que te alegres, creo que la alegría es un sentimiento muy positivo, sobre todo cuando se está pasando por una muy mala racha. Créeme, si a mí me reclamaran 172.324 euros estaría decaído y sin ganas de comer ni salir a la calle, por lo tanto, me alegro de que estés alegre por algo, y si te pone contento el hecho de fantasear con el típico y tópico «te lo dije», pues lo acepto, y si te pone contento el hecho de que acepte barco como animal de compañía yo lo acepto, ¡soy feliz haciendo feliz a la gente!. Bien, tras estas cuestioncillas de índole cariñosa, pasemos al discurso, que es lo que nos interesa.

    De la filosofía materialista no se deduce una séptima izquierda, ¿no? Eso es lo que dices, ¿no? Mi pregunta es la siguiente: ¿Desde qué filosofía materialista? ¿Desde qué materialismo?… ¿Te refieres al materialismo histórico, al cultural, al dialéctico? ¿O quizás estás haciendo referencia a la filosofía materialista de Heráclito de Éfeso y/o Demócrito (¡Qué bueno Demócrito, ¿eh?!). Es una verdadera lástima que no me digas desde qué filosofía materialista no se deduce una séptima generación de izquierda, aunque por lo que intuyo, creo que te refieres a Heráclito de Éfeso, porque es completamente obvio que, siguiendo las nobles doctrinas de Heráclito, no cabe ni una primera, ni una segunda, ni una tercera, ni una n-ésima generación de izquierda. Te doy la razón y estoy completamente codo a codo contigo: De la filosofía materialista de Heráclito no se deduce una séptima izquierda.

    Sigamos, pues la cosa se pone interesante. Comentas que Santiago Armesilla parece “[…]dar por supuesto que tenga que existir una séptima generación de izquierdas, como si la oposición fuera maniquea y esencial a las cosas de los hombres (date cuenta de que aunque las izquierdas sean, frente a la derecha primaria, universalistas y racionalistas, no obstentan el monopoplio sobre dichas cualidades tan abstractas sino que son muy concretas a un período histórico-político dado)”. Ante esto, te recomiendo la lectura de un libro muy interesante y ligerito de leer, un libro que a mí me gustó mucho. El libro en cuestión es de Gustavo Bueno (AKA Kim Il-sung) y se llama El mito de la izquierda (creo que está publicado en Ediciones B y creo que también hay edición de bolsillo). En este libro se da por supuesto que existen varias generaciones de izquierda (seis, creo recordar). Si, efectivamente son seis. ¿Tú crees que, leyendo este libro, la posibilidad de que haya una séptima no se deduce por cuestiones relacionadas con la numerología esotérica? Yo sé que el 6 es un número muy importante en el esoterismo y la nigromancia, pero lo que se me escapa es el significado del 6 como causa final en el citado libro. Si hay una sexta generación de izquierda, ¿qué impide una séptima? ¿Belcebú tal vez? ¿O más bien es el hecho de que el autor del libro no la defina ni la describa? Creo recordar, pero no me hagas mucho caso, que El mito de la izquierda fue escrito en 2003, o por lo menos fue publicado en 2003. Dime si me equivoco al pensar que en ese año las posibilidades de definir y describir una séptima izquierda de manera tan sucinta a como se describen las izquierdas anteriores era imposible debido a cuestiones coyunturales y/o temporales. La historia, o mejor dicho, la Historia, es la que va poniendo nombres a los acontecimientos, no me creo que los “sanculotes” esos, los jacobinos (y menos sus detractores), se denominaran a sí mismos como primera generación de izquierda. ¡Chico, no me lo creo!, ergoooooooo, los recientes acontecimientos, y no un númen o Belcebú, son los que han precipitado que sea que el populismo (efervescente en 2003) esa séptima. Quizás los camaradas de IH y un tal Kim Jong-il (AKA Gustavo Bueno Sánchez) pensasen que la séptima generación de izquierda era totalmente posible y realista, y que una ideología política basada en ciertas nobles doctrinas ovetenses podría hacerla realidad, pero la Historia ha demostrado, no la imposibilidad de que exista una nueva generación de izquierda definida, sino el hecho de que fue ese populismo el que, finalmente, se colocó el dorsal con el número 7. Por lo tanto, te doy la razón y te la quito a la vez. El problema no es que la ideología de IH sea un sinsentido incapaz de generar una nueva generación de izquierda derivada de las nobles doctrinas ovetenses, sino que el populismo iberoamericano está en séptimo lugar, y quizás, también esté revoloteando el hecho de que esa filosofía ovetense tenga una cierta tendencia hacia la derecha, ergooooooo las nobles doctrinas de Don Gustavo Bueno Martínez han sido escoradas hacia la derecha por el propio devenir de los tiempos. De hecho, el materialismo filosófico de Gustavo Bueno Martínez no puede engendrar una séptima pues, tal y como se dice en su círculo ovetense, hay que votar a Rajoy (candidato del partido popular, centro-derecha) por su idea de España y oposición al aborto. Es obvio que si este materialismo específico pide el voto al candidato de la derecha liberal y de orden jamás podrá engendrarse de él una izquierda, ni séptima, ni octava ni decimoquinta. Ahora bien, una cosa es la filosofía de Oviedo y otra es la ideología de IH, y lo que digan los representantes del régimen ovetense a los camaradas de IH no ha lugar, como no ha lugar que yo, Titi Bonito, le diga a ciertos militantes de la FGB que pierdan peso, pues yo soy un perrito y, además, no tengo conocimientos de nutricionismo ni dietética. Por lo tanto, lo que dijisteis algunos en algún momento de la historia creo que no ha lugar y que debería soplárnosla con abanico.

    Debido a que tengo poco tiempo disponible, pues la novia vegana me va a sacar a la calle a hacer pipí y popó, sólo quisiera recomendarte la lectura detenida del 1321b de la Política de Aristóteles, quizás así pilles el verdadero sentido de este artículo, pues te veo algo perdido y, aunque yo no estoy muy ducho en la Política (me he trabajado más la Metafísica y los Cantos Celestiales), sí te puedo decir que el manejo del término eutaxia por parte de los practicantes de la fe evangélica, perdón, del filomat, es un algo irracional y sinsentido. Terrible.

    Ah, y que no se me olvide una última cosa (juro que ya acabo), si vuestra vinculación con el tercerposicionismo o con el nacionalcatetismo, o con el socialismo superguay de Francisco Franco Bahamonde es una fantasía de Armesilla &cía. por qué no lo demostráis de una vez y dejáis de hacer el troll. Como dijo una gran filósofa, cuando uno lleva al terreno de la praxis eso de que la distinción izquierda-derecha es un camelo, se acaba por cantar aquello de “ni izquierdas ni derechas, el yugo y las flechas”.

    Muchas gracias, Lino. Me reitero en mi más sincero agradecimiento.

  • Añado otra cosa: al igual que pasó con el hegelianismo en cualquiera de sus vertientes (y aún admitiendo que del MF no puede «salir» ninguna ideología política), al final las posiciones que comúnmente se entienden como conservadoras, «derecha» (las de Felipe o Zarpax), son las mayoritarias en el MF. Por algo será. Saludos.

  • Saludos. Varias cosas, Lino:

    a) En primer lugar, desconozco qué me pusiste en su momento en facebook. Al tenerte bloqueado jamás lo leí.

    b) En segundo lugar, a dónde yo filosóficamente vaya u otros no es asunto tuyo, ni creo que puedas saber dónde pueda o podamos estar. Limítate a leer más y a mejorar tú antes de dar lecciones a los demás de por dónde tenemos que discurrir, pues hablar de lo que sabes para aparentar una sabiduría genérica no es sinónimo de tener esa sabiduría genérica. Tenemos ambos toda la vida para leer y formarnos, pues somos de la misma quinta casi y nos hará falta.

    c) De la filosofía materialista de Bueno no se puede deducir ninguna ideología política porque es imposible. Si desde principios de la década de 1970 la posición del MF es la que es (cero presencia en partidos políticos, cero presencia en la Universidad, cero presencia fuera de España, aislamiento y marginalidad) será por algo y no ya meramente mundano, que también. Y es por algo intrínseco al propio sistema, que creo que no podéis ver. Ya no es una cuestión de envidias y traiciones a Bueno que no niego, es que el MF te lleva a donde el MF está, esto es, a no estar en ninguna parte, a ser algo minoritario seguido por unos pocos que creen que la virtud de ser minoría marginal es sinónimo de algo excelso. Básicamente, salvo en el marxismo, la escolástica cristiana y poco más, toda filosofía es gnóstica. Y el MF también, pero claro, jamás lo aceptaréis, y estirar irónicamente el argumento en contra no lo niega.

    d) Lo de que es esencial a todas las cosas del hombre, una vez más, es otro argumento (o gag) manido para criticar al otro sin contar con que el otro ya lo sabe, para tratar de mostrar que el otro supuestamene no lo sabe. Aparte que, para variar, no leéis: no es solo racionalismo universalista, es también el tipo de racionalización de la sociedad que se hace, conectada con ese racionalismo: una racionalización holizadora en sentido atómico y no anatómico tal y como ocurría prácticamente en todos los casos del Antiguo Régimen a nivel político efectivo. Y guste o no, ambas cosas se dan en el populismo latinoamericano. ¿Que tienen elementos derechistas? Pues igual que otras izquierdas. ¿Y? Al final todo es tan plural y pluralista en vuestros análisis que rozáis el atomismo y te quedas casi sin nada firme salvo (si es que sea firme) el análisis filosófico, que no te lleva luego a ninguna parte, pues es bloqueante, nihilista (insisto). Y eso explica también en parte la situación de absoluta marginalidad y aislamiento del MF, imposible de rebasar. Se «destruyen las ideas», ¿y luego qué? Supuestamente se reconstruyen, pero luego se niega esa reconstrucción para decir que si y que no a la vez, y que todo lo contrario, eso sí, con matices. Y así estamos.

    En cuanto a dicho populismo, pues la definición política está en el Libro Rojo del PSUV, en las obras de la gente que cito en el artículo (Boaventura Da Sousa Santos, el mismo Monedero que ya está teniendo su importancia, guste o no) y otros (Dietterich, Simón Rodríguez, la influencia de Wallerstein o David Harvey también es de resaltar), y está también muy bien explicada en «El pueblo contra el parlamento» de Xavier Casals. El Libro Rojo del PSUV está a disposición en Internet de todo aquel que quiera leerlo. Y lo mismo pasa con la eutaxia, pues así todo Estado, por el mero hecho de existir y ser recurrente en el tiempo, será eutáxico, dejando de asociar eutaxia con bienestar social (así tan eutáxico será Irán como Vanuatu, Ghana o Lituania) Fíjate si se estira tanto el argumento que al final «todo es eutaxia», como «todo es socialismo», todos somos socialistas porque los hombres somos seres sociales. El mismo argumento de Feuerbach para decir que él era comunista porque era un «hombre común». Si todo es socialismo, nada es socialismo, y si todo es socialismo, ¿qué más dará defender a Franco o al régimen de 1978, Corea del Norte, la Italia de Mussolini o al principado de Mónaco? Claro que, ¿por qué hay que defender algo en concreto? ¿No ves las contradicciones?

    Lo que me sorprende es que, teniendo una definición clara de izquierda y de derecha políticas (¿si la distinción izquierda/derecha está periclitada por qué todavía se usa mucho más masivamente que la gente que la niega y dice que está periclitada? ¿Toda la gente es tonta salvo los que la han practicado la extrema unción? ¿Habrá algún fundamento para que esa supuestamente periclitada distinción se siga manteniendo? ¿puede haber coherencia en una filosofía que afirma contundentemente una cosa para luego negarla posteriormente (cosa que no es mala en sí, pues igual que yo todos podemos equivocarnos y rectificar si es posible)?).

    ¿Por qué no vamos a estar en condiciones de analizar un movimiento político contemporáneo tan importante como el populismo? ¿Acaso el MF no analiza todo, o casi todo, o tiene la capacidad de analizarlo todo como algunos han afirmado más de una vez? El populismo se diferencia de las izquierdas definidas marxistas en que no busca un horizonte final sin clases ni Estados (no es anarquista-finalista), ni tampoco busca simplemente una holización atómica en una mera nación política republicana o liberal. El populismo busca a nivel universalista lo que ellos llaman «multipolaridad», una idea que en ellos es armónica, sin contradicciones, donde «los pueblos» (tanto si se conforman como nación política como si son meras naciones étnicas) de todo el Mundo se «respeten» y se ayuden mutuamente. ¿Absurdo? Claro, pero bajo esta idea se ha conseguido aunar en un fin previo más modesto (la Patria Grande neobolivariana) a varias naciones hispanoamericanas y tiene a firmes defensores aquí en España, incluso asociaciones afines. Y eso no se puede despreciar con un «no tenemos capacidad para analizarlo». Como mínimo, habrá que saber sus argumentos, y ver el grado de racionalidad de los mismos.

    En lo que respecta al ya famoso debate entre Bueno y Carrillo, sí. Bueno gana en lo filosófico, pero Carrillo ganó a Bueno en lo político, algo que jamás admitiréis, pues Bueno ha de «ganar siempre» (ojala casi siempre fuese así). Carrillo vio que lo que venía era un maremagnun ideológico que convergería en puntos esenciales, y lo vio a su manera pues Carrillo nunca fue un lumbreras académico, pero sí un tío muy inteligente a nivel práctico. Esa indefinición ha acabado teniendo un referente definido en países como Venezuela o Ecuador, guste o no, y no solo en España, sino sobre todo al otro lado del charco.

    e) Es normal que defiendas tanto el asunto y que incluso tengáis la manía de actuar de trolls (unos más maleducados, otros más ladinos) en todo sitio donde se os critique. Tú en concreto, tendrás que defenderlo casi por motivos de futuro laboral si no te salen las cosas bien. Yo deseo que todo te salga genial, y si consigues algo en Estados Unidos mejor que mejor.

    f) En último lugar, me importa más bien poco lo que diga el Grupo Promacos, esa cosa con nombre de aseguradora que sois vosotros y que tú te crees que es la «vanguardia de la filosofía» y de no se qué más. Porque para decir lo mismo que hace diez años sobre un montón de asuntos mejor no decir nada, y más si se dice sin aportar absolutamente nada en la crítica como propuesta. Para el gnóstico, todo serán brindis al Sol, pues no cabe otra cosa desde esa posición filosófica. Y además primáis el acto sobre la potencia que lleva (o puede llevar) a que ese acto se lleve a cabo. Así, la URSS fue la que hizo universalmente importante a Marx, no viendo la importancia del trabajo de Marx y Engels, y otros, no ya solo a nivel teórico sino también práctico (acción política, Internacionales, partidos y sindicatos creados en el siglo XIX y ppios. del XX) como esencial para entender lo que fue la URSS. ¿La URSS hubiese existido sin la praxis anterior de Marx y Engels? ¿Puede entenderse la Iglesia Católica sin la acción previa de los cristianos pioneros, incluidos Jesús y los Apóstoles? Respuesta: no.

    Que conste que te deseo, os deseo, a algunos, lo mejor en vuestra vida.

  • Santiago,
    Me alegra ver que por fín has comprendido lo que te dijimos algunos hace varios años: de la filosofía materialista no se deduce la séptima izquierda. Con otras cosas no estoy tan de acuerdo: por ejemplo, pareces dar por supuesto que tenga que existir una séptima generación de izquierdas, como si la oposición fuera maniquea y esencial a las cosas de los hombres (date cuenta de que aunque las izquierdas sean, frente a la derecha primaria, universalistas y racionalistas, no obstentan el monopoplio sobre dichas cualidades tan abstractas sino que son muy concretas a un período histórico-político dado). Por otro lado, no creo que estemos ya en disposición de juzgar el populismo hispanoamericano, ni mucho menos como encarnación o no de una nueva generación de la izquierda (reconozco que no acabo de entender según tu punto de vista cuáles son sus novedades de definición respecto al Estado frente a generaciones anteriores). Y bueno, lo de Carrillo…
    Pero todo eso es lo de menos, lo importante es reconocer que hubo un error de interpretación en el planteamiento de IH. Espero que ahora entiendas por qué no te seguimos algunos en aquel entonces e incluso que seas capaz de ver que no haber caído en tu mismo error no nos convierte en genocidas, ultraeutáxicos, gnósticos, o tercerposicionistas. Y también es importante reconocer que es hora de empezar de nuevo por nuevos caminos, ¿por los del espiritualismo tal vez? Eso poco importa, aunque tal vez te interese esta lectura: http://www.nodulo.org/ec/2013/n142p01.htm.
    Saludos y suerte en tu nueva andadura filosófica y política,
    Lino

  • La XI Tesis sobre Feuerbach, que tantos quebraderos de cabeza da a muchos, dentro y fuera del marxismo. Sigue vigente, a pesar de la filosofía.

  • Te entiendo armesilla, está muy bien que azacanees a los camaradas del MF, aunque soy consciente de lo dificil que son estas cosas en el «mundo libre» de tal manera que parece que algunos proyectos políticos del pasado fueran materia de «superhombres» ú «Obras de romanos».

    La historia de los últimos 150 años en Occidente, nos dice que los proyectos se han movido hacia la derecha
    y no hacia la izquierda y que
    ha sido más bien en las periferias ó las semiperiferias del tercer mundo dónde la gente se ha movido de verdad.

    Pero fíjate a los maoistas naxalitas,mucho menos filosofos, poniendo en guardia al todopoderoso estado indio.

    salud.

  • Granados, yo lo veo así: ¿dónde está el bolivarianismo? Dirigiendo un país de 30 millones de personas y tratando de organizar un continente entero. ¿Dónde está el materialismo filosófico? En el mismo sitio donde estuvieron los jóvenes hegelianos cuando se creían el no va más de la crítica de la crítica crítica. Ya sabes por qué lo digo, saludos.

  • ¡ Excelente artículo armesilla!, lo que me parece claro es que sólo con racionalidad y sin duda el MF de gustavo bueno lo es en grado sumo, no se va a ningún lado y que los proyectos políticos se inscriben también en dosis importantes de irracionalidad y fundamentalemente en la contrucción de MITOS, el mito es una fuerza propulsora y el bolivarianismo ya lo tiene y es Hugo chavez;no es mero accidente que el sovietismo empezará a degradarse rapidamente con la crítica por Kruschev -- posiblemente con asesoramiento ó conexiones occidentales- del mito de stalin, como gran timonel , casi como un superhombre, es cierto que era algo irracional ,pero el mito stalin hizo hacer a los rusos cosas que hoy serían incapaces de hacer .

    Hoy ya no existen estos mitos movilizadores y los que existen mueven a risa ó al escepticismo más corrosivo¿ si los medios han convertido en un mito a Nelson mandela, un hombre que se limitó ó lo limitaron a estar más de 20 años en la carcel?.
    salud.

Actualmente los comentarios están cerrados.