Quiero aprovechar esta ocasión para referirme a un hecho acaecido hace algunas semanas y que en mi opinión es muy indicativo de los nefastos derroteros de la política española.
La presidenta del Círculo de Empresarios Mónica de Oriol, realizaba unas polémicas declaraciones. Ésta representante de una de las instituciones de la patronal abogaba por eliminar el salario mínimo interprofesional para los jóvenes que no tengan cualificación. Argumentaba la ilustrada señora que los pobres empresarios están obligados a pagar un salario mínimo (600 y picos euros) a personas que no sirven para nada. La consecuencia, siempre según la lógica de la Señora de Oriol, es que los empresarios no tienen gente cualificada para trabajar o les tienen que pagar por lo que no producen, luego no contratarán, luego el paro seguirá alto, luego no salimos de la crisis, luego la reforma laboral todavía no ha sido suficiente, luego te quiero exprimir al máximo y pagarte lo menos posible…
Ciertamente hay algún argumento veraz rodeado de tanta falacia en las palabras de la señora de Oriol. Muchos de los jóvenes que abandonaron el sistema educativo prematuramente para ir a trabajar a la construcción en puestos de baja cualificación, tenían altos salarios en comparación con otros sectores productivos. Esos jóvenes antepusieron su gratificación inmediata a planes más realistas de futuro, sí. Sin embargo la señora de Oriol olvida mencionar que los grandes beneficiarios de la vorágine especulativa fueron los empresarios de la construcción que encontraron en estos jóvenes la mano de obra necesaria para sostener la monstruosa burbuja inmobiliaria, que nos ha traído a donde nos ha traído. Parece que antes la formación de los jóvenes no importaba mucho a los dirigentes de la patronal, ni a los gobiernos socio-liberales (PPSOE) que han dirigido nuestro país.
En adición observo otro problema al recetario de la patronal. Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía. “los jóvenes sin ninguna cualificación no se merecen el salario mínimo”. Bueno pero en nuestro país, también hay muchos jóvenes con cualificación profesional y universitaria que no tienen trabajo y se están marchando. Así que la cualificación no debe ser el problema principal: investigadores, científicos, enfermeros, médicos, especialistas de todas las ramas. Y es que la patronal española siempre encuentra alguna razón para justificar los bajos salarios: si eres joven y no tienes cualificación, malo porque no sabes hacer nada; si tienes alrededor de treinta, un máster y hablas tres idiomas, malo porque te falta experiencia y te tienes que conformar con un contracto precario en prácticas; y si tienes más de cincuenta parece que ya eres viejo, tienes demasiado experiencia y quieren prejubilarte, para contratar a los que no saben hacer nada o sí saben pero tienen poca experiencia. Pues a ver si nos aclaramos.
Acabar con el salario mínimo para las personas sin cualificación es una propuesta más que va en la dirección de la devaluación interna y de la transferencia de mayor riqueza a las rentas del capital, lo que significaría que cada vez más gente, incluso con un trabajo, no tendría medios suficientes para vivir.
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