No hace falta decir que Bildu son los mismos que antes era Batasuna, y antes Herri Batasuna… Son los mismos que fueron ilegalizados hace unos pocos años que vuelven para seguir haciendo lo mismo. Para arrebatar a los españoles un buen pedazo de su territorio. El territorio español es algo que no puede ser arrebatado de ninguna forma, sea política o sea militarmente. El territorio es la capa basal de nuestra nación política, de nuestro Estado. Y bajo ningún concepto se puede permitir su división. El territorio español es de los españoles.
Hace seis años Antonio Muñoz ballesta, publicó en la Revista digital “El Catoblepas” una interesantísima reseña sobre el libro de Jesús Lainz, Adiós, España. Verdad y mentira de los nacionalismos. Hoy la propuesta de Lainz está tan viva como en el momento de su publicación. Y es que en el País Vasco se ha vuelto a legalizar el partido político, que pese a querer marcar distancias, es el partido de los secesionistas, de los racistas, de los asesinos.
Dice Ballesta que “desde la muerte de Franco se produce una pérdida del sentido del Estado español por tres razones principales: 1) el resurgir político de los nacionalismos étnicos periféricos, 2) el incremento de una ideología europeísta que implicaría renuncia a principios netamente españoles, 3) el empuje de enemigos políticos exteriores”. El libro de Lainz muestra cómo muchos españoles viven en una «esquizofrenia política», sobre todo en el País Vasco y en Cataluña.
A partir de aquí cito literalmente la propuesta del artículo de “El Catoblepas” que resume lo que expresa Lainz en los siguientes siete puntos:
1. La emigración interna de los años cuarenta a sesenta del siglo XX en España, que es interpretada por los nacionalistas fraccionarios, como una maniobra propagandística de Franco contra el país vasco y Cataluña, ya que así se invadía de españoles las tierras vascas y catalanas.
2. El «cuartel de la Guardia Civil» en Euskadi que es percibido como «cuartel de ocupación».
3. La interpretación de la Historia como arma de legitimación del separatismo. La justificación del derecho de secesión de las autonomías es básicamente una cuestión de Historia. Y tal cosa solamente pasa en España. En Francia, de la existencia de reinos durante más de 1000 años a nadie se le ocurre hacer plebiscito independentista. Tampoco en Alemania. En 1815 todavía en Italia existían ocho Estados. En cambio, la Nación española es la primera en unificarse en 1492, con permiso de Portugal. Hace solamente 140 años se unifica Italia, y Alemania solo hace catorce que logra su reunificación.
4. En la obsesión de hacer una nación política de toda lengua hablada en España. Es absurdo, dice el autor, que lengua sea igual a Nación. Habría que recordarle a Carod Rovira, por ejemplo, que en Cataluña hay tres lenguas habladas (el español, el catalán y el aranés en el Valle de Arán).
5. En la reinterpretación interesada de las guerras carlistas y de sucesión españolas.
6. En una manipulación de la Guerra Civil por motivos ideológicos y nacionalistas. Así se interpreta la Guerra civil española como una ocupación española o de «Madrid».
7. Y en el racismo o argumento de la raza. La raza vasca, según Sabino Arana, y otros estudiosos de lo vasco, es muy diferente de la española. En 1991 se publican libros «científicos» sobre el Rh negativo de la raza.
Izquierda Hispánica es contraria a la legalización no ya solo de Bildu, sino de cualquier secta facciosa convertida en partido político por vía legal desde Madrid. Partido quiere decir parte de, parte de la nación política. Y estas sectas facciosas como Bildu no son ni quieren ser parte de la nación política española, sino expoliar al resto de españoles de un territorio, Vascongadas, que es también nuestro. Reclamar un privilegio de secesión solo basado en el censo (solo podrían votar en un referéndum los empadronados en municipios del País Vasco y Navarra, no pudiendo votar el resto de españoles, destruyendo así la soberanía nacional y la igualdad ante la ley; luego el referéndum sería en realidad un golpe de Estado secesionista, ajeno totalmente a un plebiscito democrático votado por toda la nación española), llamándolo derecho de autodeterminación, encubre la recuperación de los privilegios medievales por cuestión de procedencia y sangre: es el neofeudalismo político.
Izquierda Hispánica es enemiga acérrima de Bildu, de ETA, del terrorismo secesionista, de cualquier connivencia con el terrorismo secesionista (somos anti-proetarras), pero también de todo partido secesionista de derecha extravagante, por mucho que se diga de izquierdas o demócrata. Pues todo partido secesionista es, en esencia, una secta facciosa de derechas.
Contestación a Jep,
No nos dejamos guiar por lo que piense la falange. Estaría bueno que tuviéramos que cambiar algo porque nos parecemos a ellos. Pensamos lo que pensamos y esa es nuestra postura. Si es errónea pues discutámosla, pero entrar en el juego «esto se parece a» no lleva a ningún sitio. La falange es anti-liberal y como tal se parece a muchas doctrinas antiliberales, desde el tradicionalismo hasta la socialdemocracia o el comunismo.
Si nos fijamos en rasgos puntuales encontraremos parecidos entre muchas doctrinas, pero el asunto no es fijarse en un punto y decir «se parecen» sino ver el sentido que tienen. Un ejemplo reciente lo hemos visto en la crítica a los sindicatos. Desde la izquierda se les critican porque claudican ante los capitalistas y las medidas del gobierno, desde la derecha liberal se les critica por ser instituciones antiliberales que le impiden a los capitalistas obrar con libertad. Esas críticas, sólo aparentemente coincidían pues hay que analizar no sólo lo que se dice sino el fin político que buscan.
No tenemos nada que ver con la falange. Ellos son idealistas, reniegan de la dialéctica de clases, son armonistas, defienden una idea de España espiritualista y metafísica, odian el legado de la URSS, son anti-marxistas, su táctica sindical es sectaria y, lo más importante, acaban posicionándose siempre de tal forma que actúan -como históricamente le ha ocurrido a la falange- como matones para una derecha liberal pánfila y engreída en sus ideas de libertad y democracia.
Salud
No entiendo la pregunta y qué tiene que ver con el artículo o mi comentario. Por mi parte, el comentario iba destinado al supuesto caso que se me planteaba, no al caso de que el Estado fuera lo suficientemente fuerte como para acabar con Ibarretxe. En cuanto al artículo sobre Bildu pues ya lo dice todo sus párrafos finales.
Pero no decía Gustavo Bueno que Ibarretxe, cuyo plan proponía vincular a Euskal Herria con España como Estado libre asociado, era un sedicioso y que le aplicaría la pena de muerte si la hubiera. En sus propias palabras: «una Constitución que ha abolido la pena de muerte y que no tiene posibilidad de fusilar a Ibarretxe es muy difícil que se mantenga”. ¿En qué quedamos?
Respuesta a Ignacio,
En caso de que se produjera esa situación, claro que se aceptaría aunque, y aquí viene el pero, siempre hay que preguntarse por la naturaleza de las uniones políticas. Es decir, nuestra propuesta no es crear una «Unión Europea» a lo Hispánico, es decir, una unión de mercaderes con instituciones formales que encubren el imperialismo depredador objetivo de Alemania o Francia, sino más bien una «URSS» a lo Hispánico -salvado las distancias que haya que salvar- por lo que esa unión tendría que tener instituciones comunes potentes capaces de enfrentarse a los enemigos que tuviera. Por tanto, la hipótesis supondría que ese hipotético estado independiente tendría que aceptar compartir instituciones comunes, como el idioma. Cuando digo esto, me refiero a que se tiene que aceptar el español o portugués como idiomas comunes de obligado cumplimiento sin perjuicio de que existan otros. El motivo es bien sencillo: lo hablan millones de personas en el mundo y sirve como institución de unión y vinculación (¿es posible un ejército común hablando todos idiomas distintos?). Pongo un ejemplo actual, el caso Irlandés. Personalmente soy un partidario de la causa irlandesa frente a Gran Bretaña, por lo que mis simpatías están con ellos. Ahora bien, ¿debe llevarme mi enfrentamiento a los británicos a pedir que Irlanda deje de hablar inglés? Esto no lo proponen allí nadie salvo acaso algún delirante que quiere vivir aislado del mundo. Con el inglés un rrlandés puede comunicarse con prácticamente todo el globo, no así con la lengua irlandesa.
En resumen, apoyo a semejante unión, pero sabiendo siempre que no existen «uniones abstractas» sino siempre concretas, es decir, sobre instituciones, vínculos y relaciones reales y no «voluntaristas».
Salud y gracias por participar!
Izquierda Hispánica es jacobina y centralista, además de iberoamericanista. En principio, nos oponemos a la secesión de Vascongadas o Cataluña, como también a la del Zulia, Santa Cruz, etc. Ahora bien, si fuese inevitable de todas todas, como seguidores del materialismo filosófico de Gustavo Bueno, pueden ser orientativas sus palabras al respecto en este enlace:
http://www.fgbueno.es/gbm/gb1995di.htm#01
Cita textual:» El fundamento decisivo de nuestra primera propuesta es, por tanto, el reconocimiento de que la mera «unidad administrativa» de España, entendida precisamente como «Administración» de un territorio geográfico, carece de toda importancia político económica en el contexto internacional, en los años 2000, de la Unión Europea y de la política y de la economía mundial. Lo que sí tiene significado mundial es la unidad de España en todo cuanto esté implicado con la unidad de la lengua española. Desde este punto de vista, uno de los obstáculos ideológicos más fuertes para el reconocimiento de este principio que consideramos fundamental es la utilización de los conceptos políticos funcionales de «izquierda» y de «derecha» contraídos a determinados «valores» concretos y polarizados precisamente en torno a los parámetros nacionalistas. Va cristalizando la costumbre de considera como característica de nuestra «izquierda» política la defensa del federalismo nacionalista, y aun del nacionalismo, sobre todo si es extremo o abertzale: no ya los dirigentes de la coalición HB vasca, sino incluso muchos de los dirigentes del PNV --y otro tanto se diga del BNG gallego y de las formaciones nacionalistas catalanas--, se consideran «de izquierdas» por el hecho de oponerse a la «derecha españolista», interpretada como herencia del franquismo. Y lo más notable es que esta cristalización se mantiene en la opinión de quienes, sin embargo, clasifican a los partidos nacionalistas más representativos (PNV y CIU) como «partidos conservadores» (para no decir «de derechas»). En este sentido es urgente la tarea de disociar semejante identificación entre españolismo y derecha, establecida por mera operación de contrafigura de la identificación ideológica previa entre izquierda y nacionalismo. Lo característico de «la derecha» es la defensa precisamente de la [72] unidad territorial («de los pueblos y tierras de España»); y, en efecto, cualquier concesión a la posibilidad de una segregación administrativa de territorios que no desearan hablar español (como la que se formula en esta primera propuesta) será considerada, por aquella derecha, como izquierdista.
Y supuesto que un referéndum de autodeterminación, celebrado allá por el año 2200 (cuando todos los habitantes del País Vasco se hubieran «impregnado» de eúskera), se inclinase por la independencia, tampoco habría por qué declarar enemigo al país independizado; por el contrario, habría múltiples fórmulas para alimentar relaciones sociales, tecnológicas, económicas o políticas, incluyendo las derivadas de una fórmula de «Estado libre asociado».
A contrario, en la medida en que los españoles consideremos al País Vasco, a Cataluña o a Galicia como «cosa nuestra», de la que no deseamos separarnos, la única política en perspectiva milenaria consistirá en fortificar por todos los medios el cultivo del español como lengua común y dejar reducidos los idiomas particulares, naturales o inventados, exclusivamente para el terreno familiar, o comercial interno. Pues lo que es significativo no es tanto que un catalán o un vasco hable catalán o vasco; lo que es significativo es que «aborrezca» hablar español como si no fuera suyo, como si fuera una lengua impuesta o postiza. Si esta actitud se generalizase (y no es necesario que ello ocurra) a todos los miembros de las respectivas autonomías, ¿qué podría importarle a España la secesión?».
Tengo una duda,Esquinas, estariais a favor de que el proletariado vasco (una vez se haya creado una Republica Socialista de Navarra) entre a formar parte de vuestra union internacional hispanica?
O si los vascos nos independizamos (tanto los del sur de los pirinieos como los del norte)no podriamos formar parte de esa hipotetica union?
Lo digo porque es bastante factible una proxima (medio siglo como maximo) independencia de al menos alguna provincia vasca, y vista la caida en picado de la economia en Espanya (no tengo enye en el teclado) y la diferente situacion economica en Hego Euskal Herria (tambien conocida como vascongadas o algo asi) las ganas de independencia suben incluso en las provincias menos proclives ahora, como Araba Y Nafarroa. Es decir, en el hipotetico caso de que Navarra sea de nuevo independiente, y si fuese socialista, la aceptariais en eso que decis de la union internacional socialista hispanica solo sin las provincias de Iparralde, incluso con ellas, o de ningun modo?
Un cordial saludo.
En el contenido del ‘casi’ está la madre del cordero. No sólo los falangistas critican el separatismo «periférico» sino muchos otros grupos nacionalistas españoles de izquierda o de derecha. Los que no ven diferencias entre un nacionalismo español y otro es porque está interesado en ecualizarlos y marcar los puntos en común ocultando sus diferencias. Es como el caso de Stalin y las corrientes -trotkistas, socialdemócratas, literales- que ponían el énfasis entre los parecidos entre el patriotismo soviéticos nacionalista de Stalin y el patriotismo ruso de los Blancos. Claro que había cosas parecidas entre ambos discursos, pues ambos eran nacionalistas rusos pero las diferencias eran cruciales. Tanto que una pequeña diferencia puede significar la separación sustancial y radical de ambos nacionalismos.
En el caso de Falange, las diferencias con IH son:
1. Somos socialistas de izquierda, herederos de la Revolución francesa y de las corrientes de izquierdas posteriores. La Falange dice estar «por encima de la diferencia entre izquierda y derecha».
2. Son espiritualistas, creen que la Patria se define por cuestiones espirituales metafísicas y por sentimientos.
3. Como conclusión de lo anterior, niegan la existencia de la lucha de clases. La Patria tiene que ver con la apropiación del territorio. Por consiguiente, en el seno mismo de una misma nación o patria existen diferentes accesos a su riqueza que crean distintos tipos de patriotismos o distintos proyectos políticos respectos a la riqueza de esa Nación. Así pues, no es lo mismo el patriotismo de un trabajador asalariado que el de un banquero o el de un capitalista.
4. Son antisemitas y racistas, sobre todo en la tradición de Onésimo Redondo. IH no es racista y desde luego, no es antisemita. Combatimos a toda la escoria racista allá donde se encuentre.
5. Son antimarxistas, antileninistas, antiestalinistas y anti-Unión Soviética. Los falangistas, por su propia ideología metafísica idealista y su postura política derechista son incapaces de comprender la importancia histórica de la URSS, de Lenin y de Stalin.
6. Ellos quieren un imperio centrado en España. Nosotros queremos una Alianza Socialista Iberoamerica, una «URSS» Iberoamericana donde España sea una Nación más y no «la cabeza del imperio» ni nada por el estilo. De hecho, países como México y Venezuela tienen una potencialidad revolucionaria mucho mayor que la española.
7. La falange, al igual que los nacionalistas separatistas, son europeístas. Nosotros estamos radicalmente en contra del europeísmo y criticamos la metafísica concepción de eso que se ha llamado «la civilización occidental» como concepto que suele encubrir un intento torticero de Francia, Alemania y Gran Bretaña de declararse la vanguardia de la civilización frente a plataformas como la iberoamericana o la eslava.
Caben destacar muchas más diferencias. Acá está la web de IH y cualquiera que lea nuestros artículos puede ver las diferencias.
Salud y Gracias por postear.
Cabrían destacar más diferencias entre ellos y nosotros, pero
El discurso contra los nacionalismos periféricos es casi calcado del de Falange.
Apoyo en su totalidad este texto.
Múgica a Rodríguez Zapatero:
«… no habrá días en el calendario para perdonar lo que has hecho…»
Condenación eterna… eso es todo lo que le deseo.