Aborto: ¿armonizar las dos partes implicadas?

La vida y la muerte son procesos que trascienden lo médico y lo biológico para convertirse en cuestiones de Estado. Y es desde esta perspectiva, la política, como podremos acercarnos a materias tan dilematicas como podrían ser el aborto, la eutanasia, la clonación o la experimentación con sujetos humanos. Todas estas cuestiones son abordadas por la Bioética, una rama dentro de la Filosofía que se dedica vulgarmente al estudio de los dilemas éticos que surgen en torno a los procesos vitales del sujeto humano o de la relación de éste con el mundo de la vida natural. Definir esta disciplina, tan de moda últimamente, se hace tarea difícil, y tanto más cuando se reflexiona sobre su vago objeto de estudio y su lugar como disciplina, dentro de la Filosofía u otras ciencias. Dejando a un lado la posibilidad de una definición de la Bioética1, quisiera centrarme en un asunto mundano y político, tratado por la Bioética, y objeto de gran controversia social y política: el aborto.

¿Por qué el aborto? Como es bien sabido, de entre todos los posibles dilemas éticos y bioéticos, la cuestión del aborto –y quizás la eutanasia– ha sido la más controvertida. Y ello proviene, en parte, de las derivaciones políticas que tiene el hecho biológico de la vida y su interrupción o no interrupción. Es decir, de la legalidad, alegalidad o ilegalidad del aborto.

Antes de continuar, quisiera dejar claro que este artículo no trata sobre el asunto más polémico que podemos encontrar al debatir sobre el aborto, el estatuto del nasciturus y su derecho o no a la vida. Sobre esto hay mucha literatura accesible, literatura que obvia, las más de las veces, la cuestión de fondo principal: el Estado. No obstante, si he de hablar del aborto, habré de dedicar unas líneas a cuestiones biológicas. También he de advertir que tampoco es mi intención el hacer una exposición detallada sobre el desarrollo del nasciturus, pues éste no conforma la cuestión principal de este artículo. A este respecto diré, brevemente, que dicho desarrollo embriológico constituye un proceso lineal, teleológico y de corte ascendente cuya finalidad es reproducir otro ser humano. Por lo tanto, y bajo el punto de vista biológico, desde el mismo momento de la fecundación estaríamos ya ante un completo individuo humano con una identidad genética única y con una posterior identidad orgánica indiscutible.

Llegado este momento, mi obligación es recordar que el riesgo que comporta pautarnos a través de la obvia e indiscutible continuidad del proceso de desarrollo y formación del ser humano no es sólo caer en reduccionismos biologicistas, insuficientes a la hora de postular soluciones o respuestas ante un tema moral, ético, político o económico como es el aborto, sino que también significa tomar partido por un monismo ramplón que unificase, en igual grado, todo el proceso vital de un ser humano. Y como bien sabemos, la madurez completa de un individuo de la especie humana termina, si es que termina, décadas después del momento del parto, con la mayoría de edad legal del sujeto. Y con ello el Estado vuelve a definir la realidad según su lenguaje y no según el lenguaje naïf de la vida.

El Estado pauta la vida biológica y no al revés, por lo menos en lo formal, porque cuando uno muere, muere, y el Estado crea eso que llamamos acta de defunción y nos declara no solamente muertos, sino legalmente muertos. Hay una diferencia.

Si aceptamos que el Estado nos reconozca mediante partidas de nacimiento, nos declare muertos mediante actas de defunción, menores o mayores de edad, núbiles o no núbiles, es decir, si aceptamos que se entrometa en los procesos biológicos y en esa vida natural que los griegos llamaban zoe, el aceptar unos plazos estipulados desde instancias isntitucionales al respecto de cuándo poder interrumpir el desarrollo de una vida y cuándo no, nos suscita acaloradas disgresiones. Hay muchas respuestas para ello, y ninguna es satisfactoria al cien por cien. La vida comienza cuando comienza, y termina cuando termina, de eso no hay duda, pero política y biología entran en conflicto cuando se trata de una vida muy concreta, la humana. Y la Biología muestra que desde el mismo momento de la fecundación estaríamos ya ante un completo individuo humano. Lo discutible viene ahora. Aceptando este continuum biológico y su importancia, y aceptando la posibilidad de que puedan existir estadíos embrionarios y fetales2 en base a los cuales se podría articular una ley sobre el aborto basada en plazos y no en supuestos, ¿por qué tanto debate sobre una más entre un millón de convencionalidades estatales relacionadas con el sujeto humano? Las leyes relacionadas con el aborto nunca han sido fáciles de digerir, ni por proabortistas ni por antiabortistas. En ellas se define, tácita o explícitamente, algo muy importante: el derecho a la vida y el estatus de persona de un sujeto humano. Y aquí es donde se plantea el meollo del dilema en relación al aborto.

Si nos ponemos ante el nasciturus sin tomar posturas extravagantes, sería acertado atribuirle un pleno estatus humano ya que presenta una individualización genética clara que hace del mismo un individuo diferente a la propia madre. Por lo tanto aceptaríamos la premisa, clásica en Bioética, que sostiene que un embrión/feto es un ser humano. Pero, ¿y qué ocurre con estatuto de persona del nasciturus? Yo, personalmente, no puedo aceptar que ser humano y persona sean sinónimos y aunque la definición de persona está llena de puntos oscuros, la de ser humano no. Un ser humano es todo ser vivo que pertenece a la especie homo sapiens y no hay duda de que el embrión/feto humano pertenece a esta especie. Sobre el estatuto de persona la cosa no está tan clara y hay tantas definiciones como filósofos.

Como conclusión a esta primera parte, sostengo que el hecho biológico de que el embrión/feto sea miembro de la especie humana no es motivo para situarle en un estatus de persona, por lo tanto, no sería susceptible de la aplicación de derechos propiamente morales pues él mismo no es un sujeto capaz de una conducta, por tosca que sea, conforme o disconforme a principios de naturaleza ética y/o moral. El feto –al igual que el bebé– tampoco es capaz, mediante su conducta, de sancionar o desaprobar las normas, costumbres, leyes o hábitos que imperan en la sociedad en la que se está desarrollando y de la que, en principio, formará parte activa desde su nacimiento y desde su reconocimiento como ciudadano de un Estado, un proceso que empieza al nacer y que culmina con la llegada a la mayoría de edad.

No obstante, debido a que sí es un miembro de nuestra especie y a que –a pesar de considerarme actualista– es una persona en potencia, el feto humano (que no el embrión) debe estar sometido a una serie de regulaciones que, trascendiendo lo meramente ético y moral, se dirijan a su protección. Pues a fin de cuentas, el feto será lo que su sociedad, bajo la forma estatal, quiera que sea, y en ella está el valor que termine teniendo el nasciturus. Si su vida no tuviera un valor intrínseco, no por ello podríamos obviar que si tiene un valor instrumental. Instrumental en el sentido de que es valioso emocional, política, económica o moralmente, pues el feto será un nuevo miembro de nuestra sociedad. Y es aquí donde ya podemos comenzar a tratar la cuestión del aborto como un acto moral, ético y político.

Antes de continuar y de manera llana, podemos definir el aborto como la interrupción del embarazo de manera prematura. La literatura especializada da cuenta de dos tipos de aborto el espontáneo y el inducido. Dentro de los abortos inducidos distinguimos el aborto terapéutico (también llamado de indicación materna), el criminológico (cuando se indica para evitar un embarazo producido tras una agresión sexual), el eutanásico (aborto de indicación fetal) y el psicosocial (al que denominaremos IVE, acrónimo de interrupción voluntaria del embarazo). Este último es el que está sujeto a mayor controversia bioética y al que me estoy dedicando en este artículo. El llamado aborto psicosocial es aquel se produce en madres físicamente sanas y se aplica sobre embriones o fetos bien formados, es decir, potencialmente viables. Los motivos que subyacen a un aborto de tales características (IVE) pueden ser muchos, abriéndose un amplio espectro que puede ir desde lo económico hasta lo emocional. Salvo en muy contadas excepciones, son un conjunto de situaciones las que llevan a una mujer sana a poner fin a su embarazo. Por lo tanto, podemos decir que la IVE se practica para poner fin a embarazados no deseados.

Sin temor a equivocarnos, sabemos que ninguna madre –o casi ninguna– se plantea su IVE desde el punto de vista de querer matar a su feto. Un embarazo es un proceso emocionalmente muy complejo y, al igual que los factores que llevan a tomar una decisión son múltiples, dicho proceso está envuelto de toda una serie de condicionantes, experiencias y coyunturas que trascienden lo meramente reproductivo. La mujer, a diferencia de los animales, está inmersa en un contexto muy determinado y el embarazo es, por ello, un proceso afectivo, social y político. Por lo tanto, las dimensiones éticas y morales del embarazo y de todo lo que tenga que ver con la reproducción humana son un hecho. De ahí que el aborto sea un acto que trasciende lo biológico y se convierte en una cuestión de Estado.

Quizás uno de los aspectos que hagan correr más ríos de tinta en la cuestión del aborto –y no así en la cuestión de la edad núbil de los muchachos, es que la sociedad en la que vivimos –y en la que interactuamos como personas, es una sociedad moral que tiende a sacralizar la vida, aunque sea en su forma más laica. De ahí que una cuestión como pueda ser el aborto, sea objeto de dilemas múltiples que afectan desde a la propia mujer hasta a todo un sistema jurídico-normativo que será quien, en última instancia y mediante la aplicación de leyes restrictivas o permisivas, de a la IVE un estatus más allá de lo biológico. Es cierto que nuestra sociedad es una sociedad liberal y tecnológica, con una tendencia hacia el individualismo que puede hacer pensar que los ciudadanos somos seres autónomos y autosuficientes en un sentido liberal-kantiano, pero igual de cierto es que ninguno de nosotros estamos solos, y que la sociedad, en tanto sociedad, nos sitúa en planos relacionales muy complejos. De ahí que una mujer embarazada –o una pareja, viva este proceso de manera social y política, y (dis)conforme a unos valores compartidos. A pesar de este proceso secular de individualización, nuestra sociedad mantiene valores herederos de una tradición que no en balde santifica la vida, y estos valores conforman nuestras costumbres, nuestros hábitos y nuestras leyes. Por lo tanto, el aborto es un acto moral y no sólo ético. De ahí la complejidad de este asunto.

Y eso complica las cosas, sobre todo cuando nos encontramos con distintas sociedades que están bajo distintos contextos y coyunturas. Universalizar en este aspecto se hace muy complicado, no obstante, la vocación universalizadora de nuestros principios éticos y morales no debe eliminarse en pos de un relativismo absurdo que tolere hechos como el infanticidio o la imposibilidad de una mujer de controlar su descendencia. Mi postura va encaminada a defender un marco legal tal que posibilite a las familias decidir sobre su futuro reproductivo, ya que es en base a esta cuestión donde están los puntos más negros en temas tales como la desigualdad y la pobreza. Situaciones tales como la de una mujer que es obligada a abortar a los siete meses de gestación, o tiene que seguir adelante un embarazo no deseado o queriendo tener hijos no puede debido a carencias socioeconómicas.

Socialmente podemos tender a considerar que matar a un feto es inmoral y, tal y como hemos visto anteriormente, esto es compatible tanto con su aceptación como persona como con la idea contraria. El acto de quitar una vida humana es un acto moral ya que es una acción que la comete un sujeto moral desarrollado, en este caso la madre –o la pareja, en conjunción con un personal sanitario y dentro de instituciones estatalmente sancionadas: los servicios sanitarios. Romper la potencialidad vital del nasciturus es, indudablemente, un acto de índole moral, pues la decisión conlleva a ello. Y es un acto político pues una mujer aborta o bien dentro de la legalidad o fuera de ella.

Somos conscientes de que existen embarazos no deseados, con motivos muy variados, y por ello los abortos han existido siempre y siempre existirán, pero hay una gran diferencia entre las prácticas abortivas que se realizan dentro de la legalidad y las clandestinas. Los abortos realizados clandestinamente suelen ser, por regla general, prácticas toscas, muy invasivas, sin medios y con consecuencias muy negativas para la mujer que se somete a este procedimiento. El porcentaje de lesiones que afectan de forma permanente a las mujeres que se han sometido a un aborto clandestino son muy altas, y muchas de ellas incapacitan a la mujer para volver a quedarse embarazada posteriormente, cuando su situación haya cambiado. También es sabido que muchos abortos clandestinos causan la muerte a miles de mujeres cada año. Y muchos se realizan en mujeres que están en avanzado estado de gestación, cosa que aumenta los riesgos que ya de por sí entraña esta práctica. Tal y como digo, el aborto es una práctica que no va a desaparecer y la clandestinidad en la que se encuentra es uno de los mayores problemas que se debería erradicar. Las leyes que lo prohíben o lo restringen a un supuesto muy concreto hacen que los abortos clandestinos sean la única opción para poner fin a un embarazo no deseado. Y en estas circunstancias tanto la mujer como el nasciturus quedan completamente desprotegidos. Quizás pueda sonar un poco extraño que me refiera a la situación de desprotección del nasciturus dentro de el contexto del aborto, pero ésta desprotección se hace visible cuando vemos prácticas de interrupción realizadas sobre fetos muy formados que se extraen de forma bárbara y peligrosa.

El aborto debe ser una práctica de interrupción de un embarazo en curso donde no se cometan esta suerte de abusos, ni contra la salud de la mujer ni contra el feto.

La clandestinidad relacionada con los abortos baja hasta casi desaparecer con su regulación. Las leyes sobre el aborto tienen un objetivo quizás más importante que la mera facilitación de la interrupción de un embarazo, regulan una cuestión de salud pública vital, evitan la muerte de muchas mujeres y evitan aquello que más temen los antiabortistas: la trituración literal de bebés. Si bien es cierto que el hecho mismo del aborto elimina una vida, debemos ser conscientes de que esto pasará sí o sí. Y la regularización legal es muy importante.

A día de hoy España cuenta con una ley modélica que despenaliza el aborto durante las primeras catorce semanas de embrazo. Esta ley es de plazos y no de supuestos, tal y como era la Ley Orgánica 9/1985. La diferencia entre ambas es simple y radica en que con la Ley Orgánica 9/1985 el aborto se consideraba un delito penal salvo que se dieran tres supuestos: riesgo para la salud de la madre, violación, riesgo para la salud del feto. Con la actual ley (Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo), el aborto se despenaliza sin necesidad de la existencia de supuestos y se regula atendiendo a plazos, fuera de los cuales, la posibilidad de realizar una IVE se restringe a casos excepcionales y también dentro de ciertos plazos ampliados (22 semanas máximo).

Los partidos conservadores siempre han sido contrarios a una ley de plazos, pues esta supone que la mujer tiene el derecho reconocido3 a poner fin a su embarazo sin someterse a la decisión de terceras personas, tomando su decisión de forma libre e informada. La libre decisión ha sido interpretada, siguiendo un argumento de pendiente resbaladiza, como una veda abierta a la destrucción de fetos humanos, pero a día de hoy sabemos que con la ley del 2010 el número de abortos no ha subido, sino que se mantiene en unas tasas constantes similares a otros países. Las cuestiones por las cuales los partidos conservadores, y en este caso el partido gobernante, rechazan la L.O. 2/2010 y pretenden volver a la anterior son difíciles de valorar, pues la L.O. 9/1985, más restrictiva en apariencia, ha demostrado ser un fracaso que conllevó a su aplicación fraudulenta, permitiendo un aborto libre y sin plazos bajo el supuesto de riesgo para la salud mental de la madre.

Considero, ya para terminar, que el aborto como acto moral tiene una deriva política importante, ya que es la ley donde se plasman finalmente los aspectos morales de tal práctica. Pero hemos de reconocer que lo ético no conlleva siempre su plasmación en leyes, así como la ley se separa en muchas ocasiones de los códigos morales y de la ética de los miembros de una sociedad. Por lo tanto, la cuestión sobre la legalidad del aborto trasciende este ámbito y se sitúa en el plano político, pues son los poderes políticos los que, finalmente, toman una determinación al respecto. Las normas jurídicas pautan nuestra conducta en la sociedad política y conforman el código mediante el cual nuestros actos –ético y morales– se sujetan al sistema y éstas, muchas veces, dejan a un lado la moral y la ética para sistematizarse en función de otros valores.

Puede que la Vida –en mayúsculas e hipostasiada, no tenga un valor ni una dignidad intrínseca, pero por otras razones, creo que debe estar sujeta a un código. Uno puede vivir una situación según principios éticos muy distintos, y guiarse en su cotidianidad por principios morales también muy diversos. No obstante, nuestros actos deben estar regulados, de ahí la importancia de la ley que, en muchas ocasiones, ejerce de árbitro ante situaciones conflictivas. En una sociedad como la actual, cuando se da un conflicto tan dilemático como es el bienestar de una persona y el bienestar de una persona en potencia, es necesario defender al sujeto más valioso de los dos y guiarse por el principio del mal menor. Si la potencialidad puede darse o no dars –cuestión de ceros y unos, es un hecho indiscutible que la mujer constituye un sujeto valioso para nuestra sociedad al ser pleno sujetos ético, moral, político, económico y social capaz de múltiples funciones productivas y reproductivas. Y quizás ante una realidad conflictiva como es el aborto, sea la mujer la que deba ser protegida en mayor medida, pues ella ya está plenamente inmersa en la sociedad. Y también es cierto que el reconocimiento del derecho a abortar puede armonizarse con la defensa de la vida del feto mediante una ley sobre la IVE basada en plazos y no en supuestos. Cuando una sociedad como la española ha demostrado su fracaso secular en cuanto a educación sexual y hábitos contraceptivos, las mujeres no deben ser castigadas por su negligencia, al igual que no castigamos a las personas con sobrepeso negándoles tratamientos cardiovasculares derivados de sus malos hábitos alimenticios. Culpar a la mujer de un embarazo no deseado es minimizar un problema mayor, y focalizarlo falazmente en su parte más visible. Ninguna mujer desea abortar, un aborto libre no es sinónimo de un aborto deseado sino de un fracaso. Las leyes restringidas no suponen un descenso en la tasa de abortos realizados, y tampoco pueden ser utilizadas como un arma en defensa de la familia. La familia –bien social supremo– se debe defender respetando y fomentando la autonomía de la mujer, facilitando sus funciones productivas y reproductivas, eliminando brechas salariales actualmente insalvables y fomentando la presencia femenina en los sectores laborales más cualificados. Una sociedad que recorta ayudas a la maternidad termina vulnerando a la mujer como madre. Si podemos considerar que el hecho de abortar es inmoral, quizás debamos ceder en pos de medidas políticas más pertinentes para con la sociedad. La inmoralidad debe quedar en el juicio moral y las cuestiones de Estado deben independizarse en algunas ocasiones de estos valiosos juicios. Si es inmoral un aborto, igualmente inmoral es obligar a una mujer a no abortar.

La defensa de la familia es una defensa lícita a la que nos debemos sumar. Pero defenderla no puede centrarse solamente en imponer un único modelo de familia y una negativa ante el dilema de un embarazo que no es deseado. Tanto con los gobiernos socialista como popular, la familia ha estado muy desprotegida. El progresismo la ha arrebatado todo su valor social y el conservadurismo más carca del PP la ha utilizado como lema falaz. Si se desea proteger a la familia, y en particular si se desea que haya niños, las mujeres tienen que poder conciliar su vida pública y su vida doméstica, algo que ningún partido ha logrado o deseado poner en práctica. Si nos encontramos con que la mayoría de las mujeres que abortan no lo harían bajo otras circunstancias, habrá que ver cómo cambiar dichas circunstancias. Ser madre es una labor muy valiosa, mucho más de lo que se muestra en los lemas electorales. La maternidad es un pilar fundamental para que una sociedad no se extinga o no caiga en decadencia. Y nuestra sociedad muestra datos demográficos que acusan una gran decadencia. Las políticas conciliadoras son casi nulas y a muchas mujeres les es imposible empezar su carrera como madres. Hay que facilitar que toda mujer que desee ser madre pueda serlo, es una prioridad, pues rozamos un crecimiento cero. Sin hijos no hay futuro. Sin generaciones nuevas un Estado no puede subsistir. Hay que apoyar económicamente a las mujeres que deseen desempeñar una tarea tan valiosa como es la de traer al mundo nuevas cabezas pensantes y mano de obra, y la posibilidad de un sueldo para ellas no es más descabellada que la posibilidad de un sueldo para un médico o un cerrajero. Si se logra que ninguna mujer que desee ser madre tenga que renunciar a ello, el aborto quedará restringido a esas mujeres que no desean ser madres, que no lo serían bajo ninguna circunstancia, y son muy pocas.

Si es terriblemente triste que todas esas mujeres que desean ser madres no puedan serlo, igualmente triste es que aquellas que no lo desean tengan que serlo o tengan que acudir a lugares clandestinos, sin medidas higiénicas, pagando una gran fortuna por un procedimiento quirúrgico desregulado y que, en la mayoría de los casos pone su vida en peligro. No podemos olvidar que los abortos clandestinos mueven ingentes cantidades de dinero en países donde la legislación prohíbe abortar.

Los abortos siempre van a ser practicados, pero su ilegalidad da pie al crecimiento de mafias, a la desprotección y a numerosos problemas de salud pública. A diferencia de lo que ciertas feministas sostienen, la reproducción no es un aspecto privado. La normativización es necesaria. La reproducción es una cuestión de Estado de primer orden pero no puede utilizarse como herramienta electoral o partidista. Indudablemente, el aborto es una cuestión política, pero no debe ser una cuestión politizada. El objetivo de una ley sobre la IVE no debe ser la captación de votos sino el bienestar de una sociedad. Ética, moral y política no son lo mismo, pero en numerosas ocasiones van de la mano de forma indisociada –al contrario de lo que nos hace creer el pensamiento ilustrado, de ahí que este problema sea espinoso y lo siga siendo.

Notas:

1. Bueno, G. ¿Qué es la Bioética? Oviedo, Pentalfa, 2001.

2. Según muchos autores (Bueno, 2010:275-319), el establecimiento de estadíos se deriva más de aspectos convecionales que de una realidad biológica, considerada como un continuum en sí misma. No obstante, los especialistas dedicados al estudio del desarrollo embrionario realizan una división del proceso de gestación distinguiendo entre etapa embrionaria (semanas 3-8) y etapa fetal (semana 9-parto). Dentro de la etapa fetal se da un cambio considerable, en tanto a morfología como a funcionalidad fetal. Antes de los tres meses de gestación, un embrión/feto humano no difiere mucho de los embriones de otras especies. Es justo a los tres meses (semanas 11-15) cuando se produce esta individualidad orgánica. Aunque el antropomorfismo no pueda utilizarse como un criterio de índole moral, sí nos puede ayudar a establecer plazos morales y políticos a la hora de interrumpir un embarazo. Por lo tanto, cuantitativamente y cualitativamente, el aborto realizado en fases muy tempranas de desarrollo diferiría de abortos realizados sobre fetos más desarrollados y de apariencia completamente antropomorfa. El antropomorfismo puede ser un criterio endeble para elegir cuándo quitar la vida a un individuo humano, pero podría ser necesario para establecer plazos adecuados y pertinentes. Y además, este antropomorfismo irá siendo análogo al grado de desarrollo y viabilidad fetal, determinando también el tipo y método abortivo a practicar, cuestión nada baladí a la hora de restringir el número de abortos realizados en avanzados estados de gestación. Tras las 15 semanas de gestación (cuatro meses) las técnicas se hacen más complejas y suelen ir ayudadas de la administración de fármacos que facilitan la evacuación fetal. En estos caso, la práctica quirúrgica ya no es ambulatoria, siendo necesaria la hospitalización de la mujer y su posterior seguimiento.

3. Cuando hablo de derecho no me refiero a derecho natural, sino a que este derecho depende directamente de si un Estado permite o no permite que una mujer pueda abortar sin cometer un delito. Parto de la base de que ningún sujeto ético tiene derechos intrínsecos a su ser, sino que éstos están siempre co-determinados por los poderes del Estado. Ningún sujeto tiene la titularidad sobre sí mismo. Por lo tanto a pesar de negar derechos tales como el derecho a disponer libremente de su cuerpo, pues el cuerpo no es una propiedad sino que la persona y su cuerpo formamos una unidad sustancial con él, si defiendo la existencia de un derecho de o de una derecho a. Por ello los derechos lo son en su calidad de ser reconocidos por una instancia superior a la persona.

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8 Respuestas a “Aborto: ¿armonizar las dos partes implicadas?”


  • MatarNOes1derecho!!

    Bibi,
    ¡VIVE!,
    ¡Y DEJA VIVIR!.,
    VIVA LA MADRE QUE TE PARIÓ, AIDO.
    VIVA LA MUJER QUE NO TE INTERRUMPIÓ VOLUNTARIAMENTE DURANTE SU EMBARAZO!
    ¡¡¡No a la violencia de género;
    También NO a la VIOLENCIA DE EDAD!!!
    MATAR NO ES UN DERECHO:
    Se puede estar a favor o en contra del futbol, de Las Meninas de Velázquez o de la “interrupción voluntaria del embarazo”, lo que no se puede negar, gustándote o no el futbol, es que el futbol es un deporte, que Las Meninas es una pintura, y que la “I.V.E.” es MATAR. La finalidad de este comentario no es que tanto que cambies tus gustos y preferencias dejando tu postura necrófila y apostando por el vitalismo, sino que NO DESCONOZCAS la realidad, el sustrato material, la base de fondo, el presupuesto de partida verdadero y real a partir del cual te posiciones como en buena gana te venga: QUE ROMPER UN EL A.D.N. NUEVO Y ÚNICO RECIÉN FORMADO POR FUSIÓN DE ÓVULO Y ESPERMATOZOIDE, ES MATAR. A partir de ahí, toma partido por lo que te parezca: defender la vida en abstracto y en concreto, en una posición vitalista, activa, positiva, o atacarla.
    Con la nueva ley matar no va a ser obligatorio; pero es que matar nunca fue un derecho, nunca fue justo, ni con los romanos, ni con los nazis, ni con los Castro, ni con una ley vigente ni con la próxima ley, por mucho que los manipuladores se emperren en disfrazarlo como “derecho” para confundir con la oscuridad a las personas.
    Si alguien te dice “ojalá te hubieran abortado”, te ofendes, porque sabes que te está deseando la muerte.
    Lo que es descabellado es que una IDEOLOGÍA NECRÓFILA esté ocupando el Parlamento y Gobierno (y parece que también desbordando la república asaltando una vez más el Judicial), y nos esté llevando decidida y abiertamente a apostar por la MUERTE y el asesinato de los humanos más indefensos de todos, los que están en las barriguitas de sus madres.
    Es deprimente saber que tengo compatriotas tan cobardes como para intentar justificar la premeditación y alevosía que conlleva el ASESINATO de menores.
    Igual que la ley de la gravedad no se puede cambiar por mayorías parlamentarias, donde hay un ser humano es imposible negar su existencia por igual mayoría parlamentaria. Cuando los parlamentarios que defienden este GENOCIDIO SILENCIOSO estén cerca de la muerte, habrán de saber que sobre sus espaldas pesan miles de VIDAS SESGADAS por la avaricia y codicia socialista. Millones de mujeres que han matado, se han arrepentido amarga y desconsoladamente cuando más tarde han sido conscientes del CRÍMEN al que el MOVIMIENTO ANTIVITALISTA les han achuchado a cometer.
    Si zETAp no mató (gracias a Dios) a sus 2 preciosas hijas, ¿por qué nos invita a que los demás sí matemos a nuestra propia sangre?
    El ABORTO es la
    DESPENALIZACIÓN,
    LEGALIZACIÓN,
    AMPARO JURÍDICO O DERECHO SUBJETIVO
    AL ASESINATO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA.
    El PARTIDO NECRÓFILO en el Gobierno nos quiere vender la moto de que MATAR es un derecho. Un derecho de la mujer. MATAR no es un derecho, sea cual sea la edad de la VÍCTIMA, y sea cual sea la edad del ejecutor.
    Es lamentable que sea considerado una “conquista social” el hecho de despenalizar el ASESINATO por cuestión de la edad de la víctima. ¿La próxima “conquista social” cual será, despenalizar el asesinato de los mayores de 60 (¿disfrazándolo bajo el eufemismo ”derecho a la muerte digna”?) porque no son 100% productivos?.
    Esto es PROGRESAR, con todas sus letras.
    Esto es lo que nos prometían con su IMPLEMENTACIÓN DEL SOCIALISMO.
    Esto son las “conquistas sociales” de zETAp, un mejor matar.
    Este es el preámbulo de la decadencia y de la Camboya socialista:
    MATAR, MATAR, MATAR, MATAR, MATAR (y la tentativa de ASESINATO SILENCIOSO MASIVO es tan burda que ni la contínua PERVERSIÓN DEL LENGUAJE de la que la RELIGIÓN NECRÓFILA hace gala puede esconder esta vez sus crueles e intrínsecas intenciones).
    Y es que es necesario alzar la voz por aquellos que por circunstancias de la vida, aún no pueden dejarse oir, y que tal vez nunca les dejen ver la luz del sol, pese a que ya han nacido a la vida.
    El hecho de que se hayan perpetrado abortos en la clandestinidad o en Londres o en Paris o en Calcuta o en clínicas-chekas no exculpa ni justifica nada de nada. ¿Porque alguien mató en Londres yo ahora voy a facilitar que se mate en España?. ¿Porque allí no respetan la vida, nosotros nos rebajamos a su bajeza?. El egoísmo humano no tiene límites. Es mejor desembarazarse de la persona que crear unas estructuras sociales de apoyo a la madre embarazada, mayor y mejor educación sexual y subvenciones a las familias menos pudientes económicamente. Supondría calentarse más la cabeza, entretanto, las clínicas-chekas cada vez mas enriquecidas y los partidarios del aborto miserablemente sentados sobre más cadáveres.
    ¿Y por qué no aborto con carácter retroactivo?
    Si hombre, es muy sencillito. Como madre, yo me puedo arrepentir de haber tenido un hijo, que me ha salido socialista por ejemplo. ¿Por que cambiarle el nombre y llamarle asesinato?
    Curioso el empeño que ponen muchos en su afán por despenalizar la muerte por cuestión de la edad de la víctima, cuando todos ellos pasaron a su vez por el estado de adolescente, niño, y el de embrión antes que éstos.
    Me gustaría saber si muchos de los que aquí hablan, seguramente PADRES, ABUELOS O HERMANOS, son capaces de mirar a los ojos a sus personitas cercanas y queridas y decirles que su conciencia estaría tranquila en el caso de haber decidido en su momento ELIMINARLOS (y encima con una ley que les amparara y que ellos mismos apoyaron).
    Incluso a la PROFETA DE LA MUERTE (y vergüenza de su madre), la señora ministra Bibiana Aído, le deseo lo mejor, y me partiría la cara porque a ella nunca la hubiesen podido MATAR mientras estaba ya viva en la barriguita de su madre. Igual que ella, todos los que vienen por detrás también tienen el DERECHO A VIVIR!!!!
    Sentados los NECRÓFILOS en Consejo de Ministros, recuerdan la Última Cena, pero no la de la piedad y la misericordia, sino la de la avaricia y la PLANIFICACIÓN DE LA ELIMINACIÓN SISTEMÁTICA POR LA EDAD DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA, una última cena satánica, en la que no se corta el pan y el vino sino pequeños huesecitos y frágiles membranas celulares DE VIDA HUMANA (Conferencia de Wannsee, Solución Final, 20 enero 1942).
    Descorazonador ver a las socialistas Aído y Pajín celebrando como hienas, o mejor dicho, como socialistas (las cosas por su nombre), la promoción del aborto (eufemismo que esconde, para confundir, la despenalización del asesinato por cuestión de la edad de la víctima).
    ¿Por qué los socialistas ponen tanto empeño en que los demás,
    especialmente los más desfavorecidos,
    matemos, y matemos a nuestros hijos?
    “Un judí­o, independientemente de su edad, claro que es un ser vivo; ahora bien, no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base cientí­fica para ello”. Adolph Hitler; zETAp del III Reich. Año 1939
    “Un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no puede ser un ser humano porque eso no tiene ninguna base cientí­fica”. Bibiana Aido. Ministra de Igualdad del Gobierno de España. Año 2009.
    ¡Qué le vamos a hacer, prácticamente toda la gente que se manifiesta a favor de la despenalización del asesinato por cuestión de la edad de la víctima, se autoproclama de izquierdas!
    No hace falta ser católico para respetar la ciencia y defender la vida. ¿No es ciencia que un espermatozoide o un óvulo por separado son una cosa, y que ambos combinados son otra muy distinta?
    Dogma cruel es repetir hasta la saciedad que eso que la evidencia científica muestra como vida humana, no lo es.
    Doctrina antihumanista es profetizar la doctrina de que se puede pactar sobre lo que es vida y sobre lo que no. Igual que no se puede cambiar por decreto ley la ley de la gravedad, tampoco qué es vida y qué no lo es no se puede cambiar por decreto ley.
    Hay necrófilos quienes en su ignorancia atacan a los vitalistas acusándoles de no defender los huevos de gallina fecundados; allá los necrófilos que se ponen a la altura de las gallinas, y denigran voluntariamente su dignidad y amor propio a la altura de los bichos. Pero por favor que no usen esta excusa para intentar justificar (lo imposible de justificar) el asesinato de otro, y menos aún de uno que no ha nacido y no puede defenderse de la brutalidad como un adulto sí que puede hacer.
    Otros sectarios acuden a ideas cavernarias para reaccionar contra la vida; aluden a que “hay demasiados vivos”, o que “muchos de los vivos padecen situaciones de hambre, pobreza…”, de tal modo que si se les mata, ya no tendrán la posibilidad de sufrir – tampoco la de vivir, eso se lo callan hipócritamente en sus necrófilas ansias por alcanzar el “derecho a matar” –; si esa es la solución, apliquemos consecuentemente la máxima “muerto el perro se acabó la rabia”: encendamos el “dispositivo del día del juicio final”, la bomba sucia de cobalto 59 (véase “Teléfono Rojo: Volamos Hacia Moscú “ Stanley Kubrick 1964; Mutual Assured Destruction (MAD)El Secreto de Zara); mientras tanto, los necrófilos podían ir dando ejemplo en su lucha contra la supuesta “superpoblación” interrumpiendo voluntariamente sus propias vidas como mejor entiendan.
    Allá usted, señor/a socialista con su conciencia si puede cargar con la complicidad moral de apoyar la DESPENALIZACIÓN DEL ASESINATO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA. Yo seguiré prestando mi voz a aquellos a los que aún no la tienen y que tal vez no le dejen nunca alcanzarla, porque usted, como yo, igual que una vez fuimos adolescentes, es más, mocosos de pocos años, aún antes de todo eso fuimos fetos de apenas un segundo de vida (recién concebidos).
    Matar al vecino porque hace ruido no es un derecho, y matar al indefenso porque no se le puede ver la cara, tampoco es un derecho.
    Yo creía que después de 2 Guerras Mundiales, y varios regímenes totalitarios de varios colores pero idéntica esencia criminal, ya habíamos aprendido a valorar la vida humana.
    Saludos esperanzados en que cambie de postura, señor/a socialista.
    Basta con conocer el dato de que el concebido ya está vivo. No dejes que te confundan con artimañas como que esa criatura es inviable: si a ti o a mi nos sacan de nuestro espacio natural, el aire libre, y nos sumergen en el agua o bajo tierra, o nos abandonan sin oxígeno más allá de la atmósfera terrestre, también nos convertimos en inviables para la vida (por cierto, luego le dan caña a los católicos con el tema de que siempre están con los ricos. Pues no se yo qué beneficio económico puede obtener esa Iglesia de defender la vida).
    Todo parte de “La Gran Estafa” (Eudocio Ravines): Ahí radica la trampa Wyoming-iana, el embaucamiento Gabilondiano, la perorata ”bienintencionada” de LA SECTA, la razón de SER del seudo lenguaje más radiofónico, la SANTILLANA (a modo de Santo y Seña) de los profetas de los ”mira que lo hago por tu bien”, la kantilena kultureta de los intelektuales de ”a tanto el kilo de seudoperiodismo-pelíkula manipuladora y oskurecedora”, derrochadores de derechos(-trampa) a lo largo y ancho de la geografía peninsular, esa perversión del lenguaje, esa neolengua 1984ntera, ese derecho-trampa de 3ªgeneración que confunde el sentido común de los sufridos trabajadores, la que pervierte el sentido de las cosas, la que convierte los puros conceptos en ”conzzettos pepiño-blanqueros-ferrazianos” (de cuyos conzzettos concienzudamente reniego a incluirlos en mi vocabulario), la que a base de mil repeticiones (Lenin: ”una mentira mil veces repetida hasta la saciedad machaconamente sobre la cabeza del obrero hasta que la tenga por verdad”) asienta como verdad un dogma indemostrable (o según se mire, bien demostrable en los extensos gulags fascistas, siberianos, maoístas, castristas, mussolinianos… en las amplias bolsas de pobreza y desempleo de las socialdemocracias, en la falta de republicanismo y democracia en las Repúblicas Democráticas Socialistas, en los Cortijos, en los Señoríos y demás kacikadas universitarias de provectos hombres de infinitas ansias de paz y progreso), la que rebaja a los hombres a comebocadillos-subeautobuses-meneapancartas-agitabanderas-repiteconsignas-apaleadisidentes-vendetuculoytuconcienciaporcuatrodurosqueademássontuyos (léase “Rebelión en la Granja”), la que asienta la doctrina de la masa informe y de la anulación de diferencias entre los individuos, la que conforma el sentir de los hombres sobre premisas malintencionadamente falsas, falseadoras, ocultadoras de datos relevantes (joder, la dictadura perfecta, ya la quisieran para sí Largo Caballero, Pablo Iglesias, Sabino Arana, la Nelken, Chancho Guevara, Salvador Allende, Pilar Bardem, Carrillo y Josu Ternera entre otros profetas de las chekas del Bienestar –léase “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley).
    Ya está bien de provincionalismos y de aupar a las públicas magistraturas a los más catetos, cínicos y gusanos desperdicios de la sociedad, rebajándonos con ello al nivel de suciedad, o en el mejor de los casos al de zoociedad.
    1º) “El aborto es libre. No se obliga a ninguna mujer a abortar”. Muy cierto, pero a medias. Para la mujer será libre, pero para el bebé es obligatorio. Nadie tiene en cuenta al niño en ese razonamiento. Cuando se recuerda esto, las feministas radicales repiten como un mantra el segundo argumento.

    2º) “Mi cuerpo es mío. Yo decido en él”. También muy cierto a la vez que muy falaz. Al abortar se está decidiendo sobre la vida y sobre el cuerpo de otro ser humano. Y nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otro.

    3º) “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Vale. Pues entonces los hombres podemos también decir: “Nosotros fecundamos, nosotros participamos”. Es decir, el hombre puede y debe proteger la vida de su hijo.

    4º) “Las mujeres tenemos derecho a decidir cuándo tener un hijo”. Cierto, pero falaz. Una mujer a lo que tiene derecho es a no quedarse embarazada o a decidir cuando quedarse encinta. Pero una vez que se produce el embarazo, ahí ya hay una vida humana que no se puede violar.

    5º) “No es un bebé. Es un feto. Un embrión”. Claro. Como lo fuimos todos antes de estar aquí. No conozco un solo ser humano que no haya sido un embrión de horas o semanas de gestación. Es decir, la embrionaria es una fase más de la vida. Si nos matan en ese momento, ya no existiremos.

    6º) “Alejad vuestros rosarios de nuestros ovarios”. Es la forma tan gráfica en la que las feministas tratan de vincular el rechazo al aborto con la religión católica. Pues no tiene nada que ver. El rechazo al aborto, además, se da en las otras dos grandes religiones monoteístas junto al cristianismo. Islam y judaísmo también lo rechazan. Y, al margen de la religión, la oposición al aborto es una cuestión de simple lógica. Todo ser humano fue un embrión antes de nacer. Por tanto, un embrión es también un ser humano al que no se le puede matar.

    7º) “En caso de violación no se puede obligar a nadie a tenerlo”. Ya. Cualquiera que diga eso que imagine por un momento que un día su madre le dice “Mira hija, hace 20 años me violaron, quedé embarazada de tí y como no aborté, hoy estás aquí”. En ese caso, ¿la vida de esa joven valdría menos? No. El ser humano que es concebido por una violación es inocente. Ese embrión no tiene la culpa de cómo ha llegado a existir. Además, un mal no se soluciona con otro mal. Y, en cualquier caso, una mujer que queda embarazada después de la tortura de una violación, lo que menos necesita es pasar por otra tortura: la del aborto.

    8º) “Tener un hijo a los 16 años te destroza la vida”. Vale. Pues dalo en adopción una vez que nazca, sigue con tu vida y respeta también la vida del bebé. Hay miles de matrimonios en lista de espera para adoptar. Otra cosa es que lo más fácil ante esa situación, aparentemente, sea abortar. En lo que nadie piensa en esos momentos es en las consecuencias del aborto. El síndrome postaborto existe: depresión, ansiedad, trastornos del sueño, apatía, problemas para relacionarse nuevamente con hombres… Cuando una mujer tiene un embarazo sobrevenido, lo que necesita es apoyo y comprensión ante el miedo atroz y la incertidumre que se siente. Hay asociaciones como la Fundación Madrina que ayudan a las mujeres a tener a sus hijos y las liberan de la tortura del aborto.

    9º) “No quiero tener un niño con una malformación”. Vale. Tan “antidiscriminatorios” que son algunos y luego discriminan a un ser humano por el mero hecho de tener un problema. Además, en muchas ocasiones, cuando se detecta alguna anomalía a un bebé en los primeros meses de gestación, resulta que ese problema se soluciona en los meses siguientes. El cuerpo de un embrión está en construcción y en muchas ocasiones, hay problemas que se solucionan en los meses últimos de gestación. Además, la cirugía fetal avanza a pasos agigantados y otros problemas que se le presentan a un bebé pueden ya operarse estando el niño en el vientre materno. Y si, a pesar de todo, ese niño nace con alguna minusvalía, tiene el mismo derecho a vivir que cuaquier otro ser humano. Defender que se aborte por una minusvalia es defender un «apartheid biológico». Es vomitivo. Un ser humano no es digno porque esté sano. Una ser humano es digno siempre. Además, muchas veces los médicos diagnostican malformaciones que luego no son tales y el bebé nace perfectamente sano. Pero nace porque la madre se ha negado a abortar, aunque los médicos aconsejaran a su madre el aborto. Un caso muy sonado de esto es el de Anna Valle, Miss Italia 1995. Los médicos le recomendaron a su madre abortar porque la niña venía con graves malformaciones. La madre no abortó y luego la niña nació perfectamente sana. Y no sólo eso, sino que ha llegado a ser Miss Italia 1995 y una de las mujeres más guapas del país vecino. Y viendo las imágenes, ciertamente, lo que se aprecia es que esta mujer está perfectamente formada, ya que es bellísima.

    10º) “El aborto no es doloroso para el feto”. Falso. En poco menos de 4 semanas el bebé ya tiene el sistema nervioso formado y masa cerebral. Por tanto, si le pinchan o le cortan le va a doler. En cualquier caso, justificar el aborto por que es indoloro es como justificar la pena de muerte por inyección letal. El vídeo del ginecólogo Bernard Nathanson lo acredita. Nathanson practicó miles de abortos hasta que en 1976 los ultrasonidos permitieron ver por primera vez la vida intrauterina. Cuando se dio cuenta de la barbaridad que había hecho durante toda su vida, dejó de matar bebés antes de que nacieran.

    Conclusión: todos los argumentos que se esgrimen en defensa del aborto son menores y de poca entidad ante lo evidente. El derecho a la vida debe prevalecer sobre cualquier otra consideración. El embrión no es un ente extraño. Es un ser humano cuya vida se encuentra en fase embrionaria. Exactamente igual que nosotros en algún momento del pasado. Si nos hubieran matado cuando éramos unos «fetos» hoy no estaríamos aquí.
    Cuando la CIENCIA nos ha demostrado que que ADNs FUSIONADOS es ya un ser humano, eliminarlo equivale a MATAR.
    No entiendo a cuento de qué este ataque dogmático y cerril de la religión socialista contra la religión católica que defiende la vida frente a la necrofilia.
    Un espermatozoide será ”una potencia” (moralmente considerado).
    Pero ADNs FUSIONADOS son una realidad que ningún decreto ley ni ninguna mayoría parlamentaria pueden cambiar, del mismo modo que así no se puede cambiar la ley de la gravedad.
    Conceder al aborto la categoría de derecho equivale a DESPENALIZAR EL ASESINATO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA, por mucha buena intención que se diga que hay de trasfondo. También los nazis partían de una buenaintención para sus congéneres arios cuando decretaron por ley considerar infrahombres a los judíos y eliminables.
    Y pese a que muchos como tú, socialista, seguís apoyando la LEGALIZACIÓN DE LA MUERTE POR DISCRIMINACIÓN DE LA EDAD, yo y muchos más seguiremos ofreciendo nuestra voz a los más indefensos para que nunca tengas la facultad de ELIMINARLOS del mismo modo que nadie tuvo derecho jurídico a ELIMINARTE a ti, un PRO-LEGALIZACIÓN DEL HOMICIDIO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA, cuando aún eras embrión. Me alegro mucho de que a pesar de tus ANSIAS NECRÓFILAS nadie tuviera en su momento la facultad de eliminarte, y de que estés VIVITO Y COLEANDO y ojalá con SALUD.
    Los nazis también legalizaron la INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DE LA VIDA DE LOS JUDÍOS Y LOS GITANOS, y no por ser legal fué menos despreciable.
    Síntoma de la confusión a la que nos inducen es que con nuestro propio dinero robado en forma de impuestos, nos lo devuelvan en forma de migajas y condicionado a RENOVAR EL COCHE, O EL FRIGORÍFICO, y cosas así, y en cambio la única ”ayuda” que se les da a las madres es MATAR a las criaturas que llevan dentro, convertir su seno en CAMPOS DE CONCENTRACIÓN LEGALIZADOS (véase “Paracuellos-Katin” de Cesar Vidal). Un poquito de por favor…
    Lo que nos preguntamos muchos ingenuos es porqué se desea despenalizar el asesinato de los humanos que aún no han salido del útero, mientras que asesinar a humanos que llevan 5 días, 5 meses o 50 años fuera del útero sí que está penado por la ley civil.
    Es trágico que cuando la ciencia nos ha demostrado que ADNs FUSIONADOS son ya un SER HUMANO, las doctrinas de la muerte se aferren a dogmas necrófilos para facilitar la muerte de un indefenso.
    Yo como mujer puedo hacer lo que me venga en gana, pero desde luego bajo ningún concepto y bajo ninguna excusa (ni siquiera una violación, qué culpa tiene ese SER de haber sido concebido a la fuerza) tengo la facultad de matar al SER HUMANO que llevo en mi vientre, de igual modo que no puedo matar a ninguno de los SERES HUMANOS que son mis vecinos.
    No existe ningún derecho a matar, diga lo que diga la Iglesia Católica, o la Mahometana, o la Socialista o la Progresista o la Hebrea o…
    Un millón de personas han sido asesinadas legalmente desde 1985 en España. Nos vamos acercando a las cifras de los nazis con los judíos, de los turcos con los armenios, de los socialistas contra los demás, para los que matar también estaba legalizado, pues al igual que los necrófilos consideran hoy al hombre en etapa de feto como un infrahombre, los nazis también consideraban a los morenos, a los judíos, a los negros, etc, infrahombres y por tanto eliminables. Los arios tenían el ”derecho a la interrupción voluntaria de la vida de los demás”.
    No entiendo la inquina con la que se le trata al que defiende que matar no es un derecho a favor de nadie.
    Me la trae al pairo lo que diga el Papa de Roma, el Papa de Ferraz o el Papa de La Meca.
    Si yo considerara el tema del aborto algo trivial no pondría empeño en manifestar mi postura.
    Y el núcleo en que se basa mi argumentación, yo se lo aclaro: un átomo de hierro no deja de ser un átomo de hierro porque 350, o 45.000.000 de personas digan que ya no es hierro. Se le podrá cambiar de nombre. Pero mientras es hierro, es hierro, y no otra cosa. La voluntad del hombre no transmuta la realidad de las cosas. Esto es, se podrá llamar jurídicamente al asesinato como “derecho a interrumpir voluntariamente (encima voluntario) el embarazo”, pero si resulta que “eso” que se rompe no es un cáncer sino una vida, eliminarla en llanamente matar. Trágico error que por una torpeza estemos matando a mansalva y nos hallamos convertidos en matarifes masivos por razón de actitudes viscerales, sectarias, cerriles, acríticas, acientíficas, dogmáticas, intolerantes, irracionales y excluyentes.
    Una decisión de un parlamento cualquiera no crea o quita la naturaleza de las cosas; si la vida nace tras la expulsión del feto del útero, entonces abortar no es nada; si la vida nace en la semana 13, abortar antes tampoco es nada; y si la vida nace con la fusión de ADNs, entonces abortar equivale a matar.
    A la luz de la ciencia, de la que no disponían los antiguos, observo que adquirí individualidad propia en la concepción, y no antes, ni después. Por eso defiendo la vida de los demás del mismo modo que otros antes que yo no acabaron con la mía.
    También hay cavernícolas que huyen de la razón e intentan justificar la DESPENALIZACIÓN DEL ASESINATO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA amparándose, intentando justificar ante sus propias malas conciencias en que se lleva realizando desde hace mucho tiempo, o que fueron “otros” los que lo iniciaron, o cosas por el estilo. Errar es de humanos, pero cuando se cae en la cuenta de que algo se está haciendo mal y no se corrige por empecinamiento visceral-sectario, PERSEVERAR EN EL AFÁN NECRÓFILO ES CRIMINAL.
    Se puede estar a favor o en contra del futbol, de Las Meninas de Velázquez o de la “interrupción voluntaria del embarazo”, lo que no se puede negar es que el futbol es un deporte, que Las Meninas es una pintura, y que el “I.V.E.” es MATAR. La finalidad de este comentario no es que tanto que cambies tus gustos y preferencias, sino que NO DESCONOZCAS la realidad, el sustrato material, la base de fondo, el presupuesto de partida verdadero y real a partir del cual te posiciones como en buena gana te venga: QUE ROMPER UN EL A.D.N. NUEVO Y ÚNICO RECIÉN FORMADO POR FUSIÓN DE ÓVULO Y ESPERMATOZOIDE, ES MATAR. A partir de ahí, toma partido por lo que te parezca: defender la vida en abstracto y en concreto en una posición vitalista, activa, positiva, o atacarla.
    El caso es MATAR, a cualquier precio, INSULTANDO, DENIGRANDO, y ATACANDO al que defiende la vida, al vitalista. Seguir con la MUERTE hacia adelante, con CONTUMACIA, a cualquier precio. Cuando no estaba desprotegida la vida, los necrófilos estaban reivindicando la DESPENALIZACIÓN DEL ASESINATO POR CUESTIÓN DE LA EDAD DE LA VÍCTIMA todo el día. Y eso era democrático, legal y estaban en su derecho. Ahora que hacen lo mismo los vitalistas, ya no les parece tanto, incluso tienen la cara de decir que es provocación. Hay que ser cínico, mezquino y deshonesto para usar esa doble vara de medir.
    Una vez más, se pone en evidencia la máxima antihumanista:
    ¡¡¡SOCIALISMO O MUERTE, VALGA LA REDUNDANCIA, VALGA LA REPUGNANCIA, VALGA LA REBUZNANCIA!!!
    ¡Aído, Pajín!: ¡No sois hienas, sois socialistas!
    ¡Qué le vamos a hacer, prácticamente toda la gente que se manifiesta a favor de la despenalización del asesinato por cuestión de la edad de la víctima, se autoproclama de izquierdas!
    Y añado:
    Otros sectarios reaccionarios intentan argumentar (la consigna del Partido, cuales tontos útiles serviles al Poder, amoldando su razón a la doctrina del Amo) la despenalización del homicidio por cuestión de la edad de la víctima con cosas como éstas:
    -que si en Roma no estaba mal visto…
    -que si con Franco se iban pa Londres…
    -que si Aznar no defendió la vida como debiera…
    ¿Y a mí qué me cuentas?.
    Con Roma, con Franco, y con Aznar, abortar es matar.
    No promovamos el asesinato porque otros ya lo hicieron (de hecho, a mi entender, Aznar y todo el PP deberían pedir perdón por rebajarse a la altura de los socialistas manteniendo el crimen legalizado del aborto; cómplices de la izquierda por no derogar la manifestación más evidente de la izquierda: la despenalización del homicidio por cuestión de la edad de la víctima).
    Ahora que somos conscientes de la realidad material de los hechos, a la luz de la ciencia, DEFENDAMOS LA VIDA!!!!
    Subhumano
    En 1930, Alfred Rosenberg en Der Mythus des 20. Jahrhunderts utilizar el término Untermensh (subhumano) para referirse a aquellos que, supuestamente, se hallaban por debajo de lo humano. El término hizo fortuna y en 1933, una publicación de la SS titulada precisamente El subhumano cargó contra los judíos indicando que pertenecían a esa categoría. En 1942, la Oficina principal de la raza del III Reich distribuyó un panfleto titulado Der Untermensch (El subhumano).

    El texto tuvo una tirada de 3.860.995 ejemplares en alemán y además se tradujo a otras catorce lenguas europeas más. En la obra se señalaba que “el subhumano, que biológicamente aparenta ser una creación de la naturaleza similar con manos, pies y una especie de cerebro, con ojos y una boca, es, sin embargo, una criatura completamente diferente”. A esas alturas, el método nacional-socialista resultaba obvio. Para emprender con éxito la gigantesca tarea de exterminar a millones de seres humanos, antes había que desproveerlos de su condición de tales. Apelando a la ciencia – una ciencia risible, dicho sea de paso, judíos, enfermos mentales, personas con dolencias irreversibles fueron clasificados como algo vivo, pero no humano. Una vez colocados en ese grupo, la tarea del exterminio masivo podía llevarse a cabo con total tranquilidad. Y, efectivamente, así fue. Comento todo esto no por el gusto de desplegar ante el lector algunos datos poco conocidos de la Historia del nacional-socialismo alemán, sino para indicar que estaba prácticamente convencido de que el concepto de subhumano había quedado confinado a las páginas más siniestras de la Historia hasta que esta semana tuve ocasión de escuchar a la ministra Aído afirmando que un feto era un ser vivo, pero no un ser humano como había dejado de manifiesto la ciencia. Si en vez de escuchar semejante dislate con acento andaluz lo hubiera oído en alemán, les doy mi palabra de honor de que hubiera puesto mi mano en el fuego porque acababa de pronunciarlas un convencido miembro del partido nacional-socialista obrero alemán (NSDAP). Si la ignorancia es una eximente – y resulta más que dudoso – quizá la ministra sea inocente, pero esa circunstancia no se puede aplicar a Ángel Gabilondo, el ministro de educación. Cualquier persona decente habría respondido que las palabras de la ministra son, como mínimo, una majadería. Pero, interrogado sobre ellas, el señor Gabilondo prefirió escudarse en la frivolidad para no descalificar a su más que objetable compañera de gabinete. Para ser sinceros, no sé cuál de las conductas me parece peor, si la de una ignorante que priva a seres inocentes de su carácter humano para legitimar que se los extermine en masa sin el menor escrúpulo de conciencia o la del profesor universitario que, encaramado a una poltrona ministerial, se inhibe con una gracieta de denunciar semejante barbaridad. En el III Reich, hubo idealistas, no pocas veces semianalfabetos, dispuestos a ejecutar cualquier orden que procediera de su Führer como una señal de progreso, pero tampoco faltaron sujetos con más instrucción, ascendidos a cátedras o ministerios, que se limitaron a mirar hacia otro lado al ver cómo se expulsaba a los judíos de sus trabajos y se preparaba a la población para el baño de sangre. Se puede discutir quién tuvo más culpa del genocidio, pero sus bases quedaron asentadas cuando alguien afirmó que algunos seres humanos eran subhumanos.

    Se estima que en el mundo cada año se abortan entre 42 y 46 millones de vidas que están por nacer(entre el 20 y el 22% de los 210 millones de concepciones que se producen en el mundo al año) lo que representa la principal causa de mortandad en la especie.

    Si abortar no es matar, el canibalismo es gastronomía, y la limpieza étnica una acción humanitaria.
    Bibi,
    ¡VIVE!,
    ¡Y DEJA VIVIR!.
    VIVA LA MADRE QUE TE PARIÓ, AIDO.
    VIVA LA MUJER QUE NO TE INTERRUMPIÓ VOLUNTARIAMENTE DURANTE SU EMBARAZO!
    VISCA LA MADRE QUE NO TE ABORTÓ, BIBIANA!
    VISCA LA PERSONA QUE NO TE MATÓ, AÍDO!
    ¡¡¡No a la violencia de género;
    También NO a la VIOLENCIA DE EDAD!!!
    MATAR NO ES UN DERECHO!!!
    Una vitalista.

    (lo que dijo el arzobispo borbónico-fascista-mesetario-imperialista-neocon-madridista-centralista-rebuzno-rebuzno de Granada: http://www.religionenlibertad.com/imagenes%5Cfotosdeldia%5C5307_homil_a_de_monse_or_mart_nez_20_12_1009.pdf
    http://diocesisgranada.files.wordpress.com/2009/12/homiliacatedral20diciembre20092.pdf )

    -- Total de asesinatos en el conjunto de la vigencia de la ley Ledesma:
    1.522.178……..asesinados entre el 05/07/1985 y el 04/07/2010

    -- Desglosado de asesinatos en cada año de vigencia de la Ley José Bretón (8oct2011)de 1985:
    9……..asesinados entre el 05/07/1985 y el 31/12/1985
    467……..asesinados entre el 01/01/1986 y el 31/12/1986
    17.766……..asesinados entre el 01/01/1987 y el 31/12/1987
    26.069……..asesinados entre el 01/01/1988 y el 31/12/1988
    30.552……..asesinados entre el 01/01/1989 y el 31/12/1989
    37.231……..asesinados entre el 01/01/1990 y el 31/12/1990
    41.910……..asesinados entre el 01/01/1991 y el 31/12/1991
    44.962……..asesinados entre el 01/01/1992 y el 31/12/1992
    46.503……..asesinados entre el 01/01/1993 y el 31/12/1993
    47.832……..asesinados entre el 01/01/1994 y el 31/12/1994
    49.367……..asesinados entre el 01/01/1995 y el 31/12/1995
    51.002……..asesinados entre el 01/01/1996 y el 31/12/1996
    49.578……..asesinados entre el 01/01/1997 y el 31/12/1997
    53.847……..asesinados entre el 01/01/1998 y el 31/12/1998
    58.399……..asesinados entre el 01/01/1999 y el 31/12/1999
    63.756……..asesinados entre el 01/01/2000 y el 31/12/2000
    69.857……..asesinados entre el 01/01/2001 y el 31/12/2001
    77.125……..asesinados entre el 01/01/2002 y el 31/12/2002
    79.788……..asesinados entre el 01/01/2003 y el 31/12/2003
    84.985……..asesinados entre el 01/01/2004 y el 31/12/2004
    91.664……..asesinados entre el 01/01/2005 y el 31/12/2005
    101.592……..asesinados entre el 01/01/2006 y el 31/12/2006
    112.138……..asesinados entre el 01/01/2007 y el 31/12/2007
    115.812……..asesinados entre el 01/01/2008 y el 31/12/2008
    111.482……..asesinados entre el 01/01/2009 y el 31/12/2009
    58.485……..asesinados entre el 01/01/2010 y el 04/07/2010
    ( http://tradiciondigital.es/2012/09/27/gayardon-asegura-que-continuara-con-el-aborto-de-gonzalez-y-aznar-osea-millones-de-victimas-mas/ )

  • Estimado Ricardo,
    las preguntas que me haces están dentro del artículo. Soy partidaria de una ley de plazos por los motivos aducidos en el artículo, también incluyo al progenitor masculino en todo mi artículo.
    Muchas gracias

  • Un artículo muy interesante y completo Bettina,
    me gustaría realizarte un par de consultas al respecto,
    en primer lugar si consideras la legislación por plazos como definitiva(es decir, como el mejor medio para definir la legalidad del aborto) o consideras que una legislación por supuestos más definida, no tan ambigua como la anterior sería viable y en definitiva, más armónica para todas las partes(si es que se puede armonizar algo en el tema que nos ocupa)
    y por otro lado, dado que los embarazos no deseados siempre tienen que contar con el componente «individuo masculino»( lo escribo así para diferenciarlo del esperma que se puede utilizar en una fecundación asistida, que entiendo que siempre es deseada, obviando situaciones de ciencia ficción donde pudiera darse este tipo de fecundación de forma obligada), qué papel jugaría el futuro padre en este tipo de decisiones, consideras que la legislación también debe proteger los derechos de paternidad(o futura paternidad mejor dicho, ya que uno no es padre hasta tener hijos, salvo que sea cura) o por el contrario consideras que la decisión puede o debe ser unilateral sin contar con la opinión del cómplice de la situación,
    saludos

  • Hola de nuevo Bettina,es cierto que me expresé mal en mi anterior comentario, lo que quería decir es que estoy de acuerdo contigo en que tanto embarazo como aborto son cuestiones sociales y políticas. Entonces, ante un embarazo no deseado (dejando aparte el caso de violación que plantearía otros interrogantes)lo que yo sostengo es que el enfoque debería ser que la sociedad, puesto que es un embarazo social, haga lo posible, más, si se quiere, poniendo medios que coaccionando, para reclutar a su población esos óvulos fecundados socio-políticamente, de tal manera que la embarazada en contra de su deseo únicamente (que no es poco) tendría que poner «los dolores del parto», aliviados si se quiere con cesarea programada. Una sociedad de ese tipo me parece más sólida que una que lo tenga en cuenta sea el NO deseo de estar embarazada.

    Saludos.

  • Estimado Cardiles,
    creo que en artículo he dejado claro que todo lo relacionado con la reproducción humana es político, y social. Pero en, te cito: «Entonces creo que es importante proponer instrumentos políticos eficaces para que sea una opción el reclutamiento a la sociedad del producto de los embarazos sociales no deseados, y asía aumentar la reproductividad de la sociedad.» Tal y como sostengo en el artículo, proseguir un embarazo no deseado es un asunto tan peliagudo moralmente como lo contrario. Aunque si bien es cierto, muchos embriones fecundados podrían ser utilizados con fines científicos. Y también se podrían evitar aquellos abortos que, comprometiendo la salud de la madre, pudieran ser viables. Es decir, si hay que extraer el feto del cuerpo de la madre por prescripción, hacer que éste pueda ser viable ex útero, poner todos los medios para que sobreviva y no dejarlo morir como se hace actualmente. Ahora bien, si la mujer NO desea estar embarazada, tener un hijo, dar a luz… hacer que eso suceda es aún más traumático que un aborto a las pocas semanas de gestación. Espero haberme explicado bien.

  • Hola Bettina, me permito plantear dos cuestiones, que no se si van muy encaminadas o no:

    1.-Si el aborto es una cuestión social, también lo es el embarazo aunque este sea no deseado y fruto de una práctica sexual imprudente. Entonces creo que es importante proponer instrumentos políticos eficaces para que sea una opción el reclutamiento a la sociedad del producto de los embarazos sociales no deseados, y asía aumentar la reproductividad de la sociedad. Y también para el bienestar de esa mujer, toda vez que está demostrado el lastre psicológico y emocional que supone un aborto.
    2.- Parafraseando a D. Gustavo Bueno ¿Qué le importa al ser humano que la sociedad quiera convertirlo en persona.

    Saludos.

  • Mi intención era exponer la cuestión del aborto sin usar, en la medida de lo posible, clichés y demás historias manidas. Muchas gracias por tu comentario y muy interesante lo que dices al final.
    La compatibilidad entre la maternidad y la vida pública es muy difícil, y eso lleva a la mayoría de las mujeres a postergar su embarazo hasta edades avanzadas (piensa que a partir de los 30 los embarazos tienen más riesgos), o incluso a abortar. A mí me da igual que una mujer tome anticonceptivos, postergue o aborte, el resultado es el mismo: bajísimas tasas de natalidad y un futuro muy oscuro. Si no nacen niños, no habrá futuros contribuyentes, tampoco habrá trabajadores… no habrá apoyo para una sociedad en decadencia demográfica. El argumento esgrimido por la derechona carca, aquél que sostiene que el lugar de la mujer es el hogar, ya no se puede mantener. Las mujeres somos, como dirían los progres, un capital humano valiosísimo. Tenemos la posibilidad de producir y de reproducir la especie, y ambas tareas deberían estar remuneradas. Hagamos el ejercicio de pensar en que esas tareas reproductivas estuvieran igualmente remuneras, tal y como lo están las productivas… el equilibrio demográfico sería increíble, la tasa de abortos bajaría en picado. En ocasiones hay en cosas que ni pensamos, y que van muy en la línea de esa decadencia demográfica, pensemos en todo el sector relacionado con la puericultura y la educación… ¿sin niños?. ¡Hay tantas cosas derivadas de esa incompatibilidad entre la vida productiva y la maternidad! La solución de muchas mujeres de renunciar a ser madres (cuando quieren serlo), tiene unas consecuencias económicas y políticas desastrosas.
    Por otro lado, volviendo al tema del aborto, el coladero que ha supuesto la ley de supuestos ha sido una vergüenza. Y no sólo una vergüenza a nivel jurídico-político, también para las afectadas. Pensar que la única salida para realizarte un aborto legal era la constancia por escrito de una supuesta inestabilidad emocional es algo vergonzante. Son muchas cosas, Zantetsu. El aborto no es sólo la IVE.

  • Magnífico artículo, tras leerlo en su plenitud se me han venido abajo muchos clichés sobre aborto, familia y su relación con el Estado. Hacía tiempo que esperaba una reflexión así sobre un tema tan socialmente controvertido y en el que las principales corrientes de pensamiento han sido acaparadas por el conservadurismo PP/Foro de la familia y el progresismo feminista. Estoy de acuerdo en que la legislación basada en plazos es más provechosa para mujeres y sociedad española en su conjunto que simplemente una basada en supuestos tasados, pero la verdad es que el individualismo atroz al que nos empuja el sistema de capitalismo rampante seguirá dificultando la maternidad, aunque ésta no sea una cuestión meramente monetaria

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