Manuel Fraga estira la pata

Portada del libro de Manuel Fraga: "Nuevo Orden Mundial"

Ha muerto, a la friolera de 89 años, el enfant terrible Manuel Fraga y vamos a utilizar su muerte como aperitivo para otros artículos que dedicaremos a la estirpe neofranquista que gobierna España.

En primer lugar, debemos manifestar nuestra alegría por la muerte del que fuera presidente de la Xunta de Galicia, no como persona, si no como institución. Cómo bien decía el padrecito Stalin, muerto el hombre, muerto el problema. No vamos a entrar en ese repiqueteo constante de sermones bienpensantes: una vida humana es sagrada, etc. Todos sabemos que determinados cargos, por su poder o por su autoridad moral, pueden decidir la suerte de millones de personas para bien o para mal, prefigurando su educación, sistema sanitario, incluso ejecución. Así que, su paso a mejor vida, no tiene porque ser una desgracia. Seguramente su muerte, y la de muchos como él, alumbra de posibilidades el proyecto socialista de Izquierda Hispánica.

Porque, ni que decir tiene, toda la conducta del señor Fraga, a lo largo y ancho de sus 89 años, representa de manera casi perfecta todo lo que nosotros combatimos. Resulta una mezcla de ironía y tragedia, que precisamente por lo que se le ensalza hoy en día, cuando su cadáver aún humea, sea precisamente por lo contrario por lo que pasará a la historia.

1. Fraga, ¿patriota español?

Si examinamos su trayectoria, desde su juvenil presencia a los 29 años, -en 1951- como embajador español en Gran Bretaña, sus políticas como Ministro de Información del Régimen, su papel en la transición española, como fundador de El País, la Constitución de 1978 y el Partido Popular, Fraga no ha sido sino un vulgar títere al servicio de Estados Unidos. Es famosa su presencia en la reunión del Club Bilderberg montada por Rockefeller en 1977, para apuntalar la transición española hacia la conversión actual en colonia del Imperio Depredador de EEUU. ¿Qué ha supuesto ese nacionalismo estadounidense de Manuel Fraga? Ya todos lo sabemos, la venta de las principales empresas nacionales de todos los españoles a la burguesía alemana, francesa y estadounidense y la práctica desaparición de España. Ya sabemos que hoy en día aunque se llamen Repsol, Telefónica o Gas Natural y manchen la imagen de España con sus prácticas depredadoras en Iberoamérica, el noventa por ciento de sus accionistas se apellidan Smith, Dupont o Hettsmeier. De esta manera, muchos ingenuos proclaman que Fraga era un patriota y que ETA es o era la única enemiga de España. Ambos han trabajado en coalición para la descomposición del tejido público de nuestro país. Uno desde el poder, y otros desde la calle. Pero si ETA pudo tener poder político fue gracias a que el poder, el señor Fraga, se lo permitió en la bochornosa Constitución del 1978, la cual da prioridad en aplacar al marxismo-leninismo antes que a los nacionalismos periféricos. Por no hablar de que fue Fraga el que negoció con EEUU la bochornosa entrega a Marruecos del Sahara Occidental. Eso sí, ambos, Fraga y ETA, una vez utilizados por EEUU, han sido enviados al estercolero de la historia. Recordemos que en la transición, ETA «molaba» porque mataba franquistas y Fraga «molaba» porque no era un radical falangista del régimen. No hay cosa más significativa de ello como que El País del siglo XXI, obviara, en el obituario de Fraga, que éste había sido, nada más y nada menos que, SU FUNDADOR.

Queremos poner el dedo en la llaga acerca de esta identificación maniquea entre la época de Franco y el patriotismo español, que tanto daño ha hecho. Franco utilizó la imagen de España de la misma manera que EEUU pone la bandera en todos sus eventos deportivos. La idea de España se forjó durante la Corona Hispánica, la de una gran potencia generadora que en lugar de colonias al modelo anglosajón, instauraba virreinatos. Una monarquía que calcaba sus instituciones allá donde se incorporaba, elevando el nivel de vida, enseñando la lengua a todo el mundo. En lugar de limitarse a poner una vulgar vía de tren, comprar a unos jerifaltes, llevarse las riquezas y recluir a los indígenas en reservas. Una gran potencia que prohibió dejar dinero con intereses. Una gran potencia que, quizás por delicadeza, perdió su dominio y luego ha sido salpicada con mentiras por el Imperio Británico y sucedáneos. Nuestra defensa de la Idea de España es filosófica, política y no «banderil». Combatimos la Leyenda Negra del Imperio Español al mismo tiempo que combatimos la Leyenda Rosa del mismo, tan vociferada por fascistas, falangistas y demás nacional-chovinistas.

2. Fraga, ¿cum laude en derecho constitucional?

Muchos lo han puesto por las nubes porque era un empollón y sacaba dieces en sus años mozos. Pues bien, como muchos sabrán, Fraga era seguidor, y también amigo, del jurista alemán Carl Schmitt. Por un lado, recomendamos desde estas líneas la lectura de este jurista alemán como antídoto a los juristas superfluos procedimentales a lo Rawls o Kelsen, pero en el fondo de este autor hallamos unos dogmas que chocan con violencia con el candor que defendemos los de Izquierda Hispánica. Carl Schmitt, jurista en el que se apoyó el III Reich y cuyos seguidores, empezando por Leo Strauss o el señor Bloom emigraron a EEUU tras la derrota nazi y conforman la constelación ideológica alrededor de la cual se ha montado Estados Unidos desde entonces, el nihilismo pagano de los llamados halcones que vuelan tras la Casa Blanca. Carl Schmitt destaca por su existencial distinción de naciones amigas-enemigas. Para Carl Schmitt todas las naciones son iguales, le dá igual ocho que ochenta. Aquí choca con uno de los puntos claves de Izquierda Hispánica, la distinción por parte del filósofo riojano Gustavo Bueno, entre Imperios Depredadores e Imperios Generadores (abre en nueva ventana). Así como, con su brocha gorda característica, Schmitt, los teóricos actuales de la CIA o el mismo Manuel Fraga, no verían distinción entre un imperio u otro, ya sea este islámico, calvinista o católico, y tan sólo importa la conservación del poder y el cuidadoso apaciguamento de la población, la sutil distinción de Gustavo Bueno, defiende como original el despliegue institucional del Imperio Romano, la Corona Español y la Unión Soviética, al tratarse estos de Imperios, que una vez conquistado un territorio, no se limitaba a sojuzgar a sus habitantes, dándoles una carta de ciudadanos-colonias de segunda, sino que intentaba, con la mayor paciencia y sabiduría posible, incorporar a esas gentes a las instituciones de la metrópolis, dándoles cartas de derechos como al que más. Manuel Fraga nunca reparó en semejantes sutilezas, ya desde su ignorante juventud le tenía declarada la guerra a la Unión Soviética.

3. Fraga, ¿ingenioso y "cool"?

Mucha juventud rebelde ensalza a Fraga por sus originales salidas de tono. Veánse sus simpáticas jornadas de pueblo en pueblo con su paisano Fidel Castro por Galicia, sus declaraciones de que «me moriré sin ponerme un condón», su famoso baño en Palomares junto al americano de turno o declaraciones como aquellas en las que un periodista le preguntó que opinaba de las encuestas que daba por segura su derrota para la Xunta de Galicia, a lo que Fraga respondió: -Ay, hijo mío, lo de votar al PP es como las señoras, que dicen que no que no, pero al final… El dramatismo de todo esto, es que Fraga es así porque nació en 1922, y supone el último vestigio de una época, de una España, que el mismo ha contribuido enormemente a destruir al facilitar el acceso de todo el american way of life, con todo su puritanismo, corrección y demás hipocresía social.

Nosotros preferimos a esas gentes serias y antipáticas, labradas en nuestro hipócrita presente, pero que sin embargo, con su labor política, prefiguran un futuro en que las gentes puedan volver a ser como en la época de Fraga, con mayor alegría y libertad de expresión. Manuel Fraga, ese parásito, hizo todo lo contrario.

4. Fraga, ¿una vida austera?

Otros muchos se la han pasado estos días halagando al señor Fraga, porque a diferencia de los peperos valencianos del pelotazo y los relojes de alto standing, su existencia resultó muy similar al de un refinado calvinista. Jamás acumuló riqueza. Es por ello, por lo que algunos, se han atrevido a llamarlo valientemente «el Gorbachov español». Obligados por el símil analizaremos brevemente el cáncer que ha supuesto Gorbachov de cara a la historia universal. Gorbachov, fue ensalzado por la prensa occidental, y con razón, como un buen hombre en medio de un montón de tiburones ancianos y corruptos dirigiendo la Unión Soviética. ¿Que ocurrió? Felipe Gonzalez junto a Manuel_Fraga en 1977El limpio Gorbachov llegó al poder y destruyó, desde su bondad infinita, todo un imperio socialista ejemplar a nivel mundial. Veinte años después, se pueden observar las consecuencias del destrozo del bueno de Gorbachov. La esperanza de vida descendió en la URSS diez años, los derechos de los trabajadores descendieron en una escala brutal en todo el mundo, a excepción de un paréntesis cómico en los países europeas que está a punto de agotarse, etcétera etcétera. La cuestión es que, los ancianos corruptos y dinosaurios, por mucho que robaran, jamás habrían perdido el oremus de que lo primero era defender como hijos de puta las leyes socialistas que propugnaba la Unión Soviética. Desde la austeridad Gorbachoviana, todos los sectores estratégicos públicos de la URSS, de valor incalculable pasaron a ser gestionados por algunos funcionarios corruptos o pícaros de las antiguas repúblicas soviéticas y por el capital estadounidense. ¿Qué es preferible, tener un empleado listo que te robe y multiplique los dividendos de la empresa o tener uno tonto que no te robe y te arruine? Concordamos que Fraga fue el Gorbachov español, pero en los términos más peyorativos que puedan reunirse. Como bien decía el incomprendido, ya no tanto, Iosif Stalin: «Es preferible tener diez enemigos conspirando, que un tonto a tu lado pensando».

De esta manera, criticamos que las críticas sean a la persona y no a sus ideas; el problema precisamente de Fraga es su ideología y no que robara más o menos. Y precisamente que no robara significa que ha estado más fuertemente ideologizado, y no precisamente para bien.

Manuel Fraga, y todo lo que su figura supone en la Historia Universal, junto con los pensadores que hoy en día rigen los destinos del Imperio estadounidense y de la humanidad al completo, nos recuerda a aquel Trasímaco, en aquel glorioso diálogo platónico en el cual pone contra las cuerdas a Sócrates:

-Sócrates, si ambos acordamos que la masa es vulgar y se contenta con sombras, y que siempre hay que engañarla sea para bien o para mal: ¿Qué necesidad habría de engañar a las masas por su bien, si luego no te lo van a reconocer nunca?.

Nosotros defendemos la respuesta de Sócrates. Búsquenla por Internet.

Para acabar, citamos esta frase de Don Quijote, cuando le decía a Sancho Panza aquello de: «Sancho, no te fíes de los viejos, si han llegado a viejos y no los han matado antes es porque han hecho muchas perrerías; los buenos y grandes siempre son asesinados a edades tempranas». Fraga es la contrafigura del Che Guevara.

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3 Respuestas a “Manuel Fraga estira la pata”


  • ¡ Excelente artículo!,lo suscribo plenamente y me resulta dificil encontrarle un «pero». La comparación Gorbachov -Fraga es pertinente- con todas las reservas que me inspira toda analogía histórica- aunque Gorbachov ha sido un personaje tan desastroso que es dificil encontrar antecedentes históricos, quizás en la propia historia de la URSS, nicolás Bujarin(afortunadamante fusilado en 1938), que quizás eran tan malévolo como Gorbachov aunque menos tonto que éste, por eso Gorbachov despistaba más a todo el mundo.El recientemente fallecido Ludo martens en su «Otra visión de stalin», ya estableció la filiación gorbachov-bujarin.Salud.

  • Tener presencia alguna vez en el Club Bilderberg, no tiene porqué significar que se quiera ser colonia norteamericana; significará probablemente querer estar informado, como dice la reina española. Casi siempre se relaciona esas reuniones con un eventual Nuevo Orden Mundial; pero lo de «Nuevo Orden Mundial» es casi tan viejo como el propio mundo y seguramente significará cosas distintas para todos los que lo han predicado o citado. Cada minuto que pasa, ese Orden, caso que haya alguno, es diferente; como lo es la costa asiática después de un maremoto o el actual fondo marino de la isla de Hierro.

    Estoy de acuerdo con lo de no ser «banderil». Por fortuna, porque en mi tiempo era obligatorio, y acaso por alguna conjunción de astros imprevista y por ser una de las dos personas por entonces, en España, que teníamos alergia al frío, no juré sobre ninguna bandera. Una vez llegado a casa, se me quitaron todas las alergias.

  • Si yo quiero vender a un violador como violador, pongámosle Juan sánchez, lo primero que diré de él, tras leer este artículo es:

    Juan Sánchez, ¿Padre de familia ejemplar?

    Juan Sánchez tenía un trabajo y quería a su mujer hasta donde los lindes de una casa permiten. Pero sus hijos acudían diariamente a la escuela con moraduras y padrastros. Y eso que apenas acudía por casa, alegando trabajo, cuando el trabajo de caderas en casas ajenas bien podría considerarse incesto.

    Definitivamente no entendemos a los que dicen que el violador de Juan Sánchez era un buen Padre de familia. Es la antítesis de Peter Griffin.

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