El ocaso del bolivarianismo

Este artículo fue escrito el jueves 28 de febrero de 2013, casi un mes antes de la muerte del comandante y primer presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafaél Chávez Frías. Se escribió ante la perspectiva de diversas tendencias intrínsecas al proceso político de la revolución bolivariana que, a juicio de su autor, podrían llevar a corto o medio plazo, a la descomposición del régimen chavista y al fin de la revolución en Venezuela. Se denunciaban en el artículo algunos factores que llevaban a ello, remitiendo al mismo para ver cuáles son a juicio de su autor determinados factores que llevan a dicha descomposición. Teniendo en cuenta que Izquierda Hispánica apoyó crítica pero también decididamente a la revolución bolivariana como posible puente a la unidad hispánica en el socialismo que nosotros defendemos, no obstante quien dentro del campo amigo avisa de los defectos y factores que pueden llevar al colapso bolivariano no puede ser considerado en absoluto traidor salvo desde posiciones fundamentalistas, irrreflexivas y completamente faltas de autocrítica, un defecto muy común en las filas del Partido Socialista Unido de Venezuela. La muerte de Chávez ha dejado un gran vació político imposible de llenar, y no creemos que Nicolás Maduro tenga la capacidad para llenarlo ni siquiera llevado por la inercia y el continuísmo de la política desarrollada por Chávez. Consideramos que este artículo, publicado originalmente en la fecha dicha en la web personal de su autor (http://www.armesilla.org/2013/02/el-ocaso-del-bolivarianismo.html) sigue de actualidad y esperamos que sirva a aquellos sectores del socialismo bolivariano más críticos y despiertos como advertencia ante posibles hechos futuros que aparecen casi como inevitables.

Será duro para algunos amigos míos, venezolanos y bolivarianos, o extranjeros y probolivarianos, leer esto de mi parte. Pero, tarde o temprano, las cosas hay que decirlas, y ahora estoy siendo más Sócrates que político. La metástasis cancerosa del presidente venezolano Hugo Chávez (negada por él mismo), controlada en Cuba (resulta, abro paréntesis, muy polémico que un mandatario socialista y revolucionario pueda, y tenga que, ser atendido de una enfermedad grave en un sistema sanitario extranjero, cuando muchos de sus conciudadanos pobres no pueden), pero provocadora de una espiral vital que provocará su previsible muerte este año, es solo el anuncio del ocaso de un sistema político que empieza a representar su acto final.
No es momento ahora para hagiografías, panegíricos o homenajes diversos a la persona que, más para bien que para mal, ha timoneado la nave venezolana desde 1999, ha resistido un golpe de Estado en 2002 (resistencia que inició el decisivo viraje del régimen del humanismo democrático a una suerte de socialdemocracia radical con toques tercermundistas anti-colonialistas hasta hoy día, y que explica en buena medida las, para mí desde siempre, extrañas alianzas con la detestable República Islámica de Irán, el corazón político del Islam chiíta, donde se produjeron una de las más agresivas políticas represivas contra comunistas, además de homosexuales y mujeres, de la Historia; alianza que le ha costado a Chávez y a sus partidarios perder credibilidad internacional, y con razón) y ha conseguido erradicar el analfabetismo en Venezuela, al tiempo que ha permitido un desarrollo económico e industrial sin precedentes en la nación, aún sin erradicar jamás ni las bolsas de pobreza y marginación, la delincuencia organizada y callejera y la excesiva dependencia del petróleo que hace que, al tiempo que se desarrolla una suerte de imperialismo generador sobre naciones hermanas como Cuba o Bolivia, sostiene alianzas estructurales con ellas buscando una unidad continental que, tras este ocaso político, estará aún más lejos que antes. Tampoco es momento para análisis científicos de la situación, pero sí para hacer uso de la razón en lo que a prógnosis de futuro se refiere, aunque sea de manera esquemática.
Los rumores sobre su estado de salud están hoy a la orden del día. Algunos hablan ya de muerte cerebral. Las cosas solo quedarán claras cuando ocurran. Lo cierto es que Nicolas Maduro (o Diosdado Cabello, pero con menos posibilidades, aún cuando la Ley permitiría su presidencia) tendrán que encarar un futuro incierto para un país que inició una revolución política democrática con muchas esperanzas, truncadas, sobre todo, por el apabullante nivel de corrupción delictiva y no delictiva de sus máximos representantes. Digámoslo sin ambajes: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) hiede; sus cuadros, desde los altos cargos hasta las bases, pasando por las juventudes, están carcomidos de sujetos que, como ya advirtió Napoleón Bonaparte, suelen engrosar el cuerpo de los procesos políticos postrevolucionarios, esto es, los que se aprovechan de las revoluciones. Pero siempre los fracasos políticos están condicionados por errores ya configurados en los pilares ideológicos mismos. El humanismo filosófico chavista, su ingenuidad y en ocasiones mala fe para posicionarse sobre los temas que relaté en el párrafo anterior, el indigenismo (aunque en menor grado que Bolivia) de corte racista en muchas ocasiones junto con la asunción de la Leyenda Negra antiespañola, y esa extraña mezcolanza ideológica que en el Libro Rojo del PSUV puede notarse (marxismo vulgar de corte troskista -herencia intelectual de gente como Marta Harnecker-, tercermundismo anticolonialista del tipo «orgullosos de ser subdesarrollados» -herencia intelectual de gente como Franz Fannon-, cristianismo progresista tipo «teología de la liberación» -pero también vulgarizado-, indigenismo e hispanofobia, &c.), conforman un cóctel demasiado cristalino como para no ver que terminaría haciendo aguas por todas partes.
No todo está perdido. Cuando Chávez muera, la revolución bolivariana seguirá su curso. Maduro será el nuevo presidente y el bolivarianismo tendrá que reinventarse. Si no es posible, cosa probable, el régimen, siendo generosos, no llegará al 2020. Entonces los movimientos políticos iberoamericanos postbolivarianos, como Izquierda Hispánica, hace tiempo que tendrán que dejar claras y boca arriba sus cartas, sus propuestas, sobre la mesa. Y desde antes del ocaso del bolivarianismo.

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9 Respuestas a “El ocaso del bolivarianismo”


  • Quisiera saber que pensáis al respecto de la reciente adopción por parte de Maduro de poderes especiales durante un año para gobernar Venezuela, ¿creéis que podría llegar a darse la posibilidad de que, con el tiempo, estos poderes especiales podrían llegar a extenderse más allá del año inicial, hasta tornarse indefinidos?

  • Jesús, hablamos dentro de siente años 😉

  • Jesús I Magdaleno

    Soy un español-venezolano o venezolano-español que lleva los últimos cuatro años trabajando en Venezuela para contribuir con el proceso revolucionario bolivariano-chavista-socialista, de manera seria, práctica, teórica y científica. He leido tu artículo Santiago Armesilla, y la verdad, deberías buscar otro sitio donde publicarlo, algo así como izquierdainfantil o izquierdainmadura, porque la verdad, no deberías drenar tu lodazal intelectual, e infundamentado nivel reflexivo; que más que crítico, se delata claramente mal intencionado y muy mal sostenido en datos de la realidad concreta. Te recomiendo por salud que te dediques a una actividad crítica donde no sea necesaria el rigor científico que precisa ser un crítico político de izquierdas.

  • Pues sí, nuestro proyecto habría de erigirse sobre las cenizas de aquel.

    Pues encantados de que estés interesado en nosotros. Estaremos encantados de conocerte.

    Salud 😀

  • HispanoRevolucionario

    No me refería a tercer posicionismo, sino a esa ideología un tanto abstracta e idealista de economía mixta que surgiría con lo mejor del capitalismo y el socialismo.

    Entiendo lo que me quieres decir, aunque la verdad todavía me queda mucho por aprender(acabo de sacar el bachiller y el mes que viene voy a Oviedo hacer filosofía, estoy muy verde aún jajaj). Pero para aclarar el asunto podríamos decir que el Bolivarianismo en Venezuela ha sido una generación parecida al doceañismo español, es decir que destaca más por ser referente para movimientos políticos extranjeros que por el legado que ha dejado en su país, aunque quizás este sea un mal ejemplo. De todas formas podemos decir tranquilamente que unas generaciones han sido menos importantes que otras, por ejemplo el anarquismo ha dejado un legado más reducido que el socialismo soviético.
    Con esto quería llegar a que un futuro Imperio Socialista Hispánico(que por su peso sería una generación) habrá de construirse en todo caso sobre el legado de está hipotética generación. Buff creo que se me ha ido un poco la pinza 😉

    Saludos y gracias a vosotros por llevar adelante este proyecto, algún día me gustaría afiliarme.

  • Lo que pasó con la supuesta «tercera vía chavista», que no se si te refieres al tercerposicionismo típico del fascismo, es que es cierto que tras el golpe de 2002 aquello se cerró completamente, pero incluso antes, cuando expulsaron a Norberto Ceresole del país (el autor de «Caudillo, ejército, pueblo»), aquello no tuvo mucho más recorrido. Ceresole siempre se quejó de la excesiva influencia «marxista» en el régimen bolivariano. Supongo que se referiría a Heinz Dietterich y su teoría del «socialismo del siglo XXI», a Marta Harnecker y el Centro Internacional Miranda, y a otros autores parecidos. Lo que pasa es que, a mi juicio, el populismo venezolano no se puede equiparar a una derecha socialista, sin perjuicio del socialismo, porque en el Libro Rojo del PSUV, o en «Venezuela, una potencia», todos libros oficiales del régimen disponibles gratuitamente en páginas gubernamentales, puede ver que Venezuela con Chávez tenía una estragia geopolítica de triple escala, en sentido incluso socialista: una nacional evidente, patriótica, incluso de reivindicación de soberanía nacional y territorial (lo digo por la reivindicación de la Guayana Esequiba, la mitad de territorio de la Guyana británica), una continental «latinoamericana», expresada en el ALBA, la UNASUR, el Sucre y el ingreso en otras instituciones supraestatales como el Mercosur, etc. Y luego universal-mundial, expresada no solo en las alianzas con Irán, Rusia, China o Bielorrusia, sino en el convencimiento de que se estaban encaminando a un mundo multipolar en el que los pueblos de diversos países (el sujeto revolucionario es el «pueblo» abstracto en el populismo, sin distinción de clases) acabarían con la hegemonía yanki (o pitiyanki según Chávez), estableciendo poderes populares y democracias directas, participativas y protagónicas por todo el Mundo, respetando eso sí la idiosincrasia cultural y religiosa de cada pueblo.

    Yo diría que la clave de todo esto la da Gustavo Bueno en su artículo «Notas sobre el concepto de populismo», y la relación entre el pueblo como sujeto político y la nación étnica «politizada». Vamos, en parte, me atrevo a decir (y no se si estarás familiarizado con el asunto) que el populismo latinoamericano, con una gran influencia internacional en movimientos como el 15M (lo digo por lo de la democracia directa, el «poder popular» venezolano), sería, sin negar sus componentes derechistas, la verdadera séptima generación de las izquierdas políticamente definidas. Y esto invalida en parte las «Tesis de Gijón» de Ismael Carvallo.

    Saludos y gracias por escribir.

  • HispanoRevolucionario

    A eso quería llegar yo, el verdadero problema de la revolución es la falta de unas élites generadoras bien formadas que dirijan el proceso revolucionario.

    El chavismo(para referirme al caso de Venezuela en exclusivo) como ideología me recuerda un poco al franquismo,en el sentido de que es una ideología(quizás movimiento fuese más adecuado) que desde sus inicios se ha caracterizado más por ir en contra de EEUU(en el caso del franquismo sería contra la URSS), lo que le ha llevado a establecer extrañas alianzas con la extinta Libia e Irán, que por conseguir un modelo de Estado en concreto. No hay más que ver que antes del golpe de Estado financiado por EEUU, el chavismo estaba más cerca ideológicamente de lo que se conoce como «tercera vía» que de un socialismo revolucionario. Y digo todo esto sumando los elementos indigenistas y «democratistas» que lo han arrastrado ,prácticamente, a una mística en la que de los pueblos son sujetos con derecho natural a la autodeterminación y la preservación de su cultura.

    En cuanto a la posición de Ecuador sobre la extracción de petroleo de Yasuní, me parece una iniciativa valiente ya que es un paso adelante contra el imperialismo yanqui/europeo disfrazado de ecologismo, ya sabes «Sí hombre yo te pago te pago lo que ibas ganar con el petroleo para que cuides las plantas(y así a lo tonto tu economía depende de mí)»

    Saludos.

  • Hola, HispanoRevolucionario, gracias por escribir:

    Tal y como yo lo veo, y así lo he expresado brevemente en el escrito, hay factores intrínsecos en la ideología bolivariana que la llevan a su propia descomposición. En ese sentido, Ecuador está a otro nivel, quizás en buena parte por la formación de su presidente, Rafaél Correa, que se atreve a hacer prospecciones petrolíferas en la zona ecológicamente protegida de Yasuní. Yo apoyo totalmente a Correa en eso, y más teniendo cuenta la inquietud de Alemania ante la decisión soberana de Ecuador de explotar su propio territorio nacional:

    http://economia.elpais.com/economia/2013/08/21/agencias/1377045781_230980.html

    El populismo «latinoamericano», incluso como verdadera séptima izquierda definida, cosa que habría que argumentar por escrito, ha dado ya todo lo que puede dar de sí. Y aún apoyándose en algunos instrumentos conformados por este mismo populismo, lo que venga después tendrá que hacer una auténtica recomposición de ideas y de relaciones institucionales de verdadero calado revolucionario. Eso sí viene algo después en el marco de la Hispanidad, claro.

    Saludos.

  • HispanoRevolucionario

    Totalmente de acuerdo.
    El culto desmedido que se ha creado en Venezuela entorno a Simón Bolívar está conduciendo la revolución a una postura anti-españolista más cercana a ETA que a Izquierda Hispánica

    Ni que decir tiene el culto a la personalidad de Chávez, no como cabeza del movimiento político sino como padre e idéologo de este, que admitámoslo Chavez era un buen hombre pero no era ningún Vládimir Lenin.

    Por último nos queda la figura de Maduro, quien se ha conseguido vender en el extranjero como un «patán sin estudios» más chavista que Chávez.

    No sé que opinan ustedes camaradas, pero para mí la revolución bolivariana en Venezuela está con la espada de Damocles sobre su cabeza. Aún con una caída del liderazgo en Venezuela el proyecto socialista ya se a expandido a otros países y quizás podría ser asumido por Ecuador(quién va iniciar un gran proyecto de extracción petrolífera y yo diría que tiene una economía e ideología mucho mas saneadas)o el ALBA ¿Cómo ven esa posibilidades?

    Salud.

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