Hacia la séptima generación de izquierda

Neofeudalismo andaluz: delirios fraccionarios en Andalucía

El delirio de los nacionalismos fraccionarios en ocasiones toma formas que, si no fueran tomadas en serio por un grupo más o menos numeroso de individuos, cobrarían un cariz humorístico.

Así pasa en el caso del barrio de Triana, en Sevilla, que hace unas semanas celebró sus fiestas anuales. Triana es una de las zonas más tradicionales de la ciudad y, por lo tanto, aparece en todas las guías turísticas como uno de sus atractivos. Pero, lamentablemente, por lo menos algunos de los ciudadanos españoles del barrio parecen no pensar lo mismo. De otra forma no se entiende que, entrevistados por una de las televisoras españolas durante la celebración de sus fiestas, digan con toda la naturalidad del mundo y con orgullo que “Triana no es Sevilla”, leyenda que se repite en camisetas que se encuentran a la venta y que, para mayor grima, nos informan de su estatus en la lengua del imperio realmente existente: “Triana is not Sevilla”, igual que los catalanes separatistas del presente con demasiada frecuencia nos cuentan que “Catalonia is not Spain”. Ante semejante panorama, no es de extrañar que los norteamericanos se impongan de esa forma.

No hay que olvidar que además Sevilla es uno de los objetivos más apetecibles para los reivindicadores del Al-Ándalus, desde el momento en que posee un grupo de reliquias de esa época que algunos no se resignan a aceptar como pasada. Sin embargo, hay que decirlo con toda la claridad del mundo: de la misma forma que la Catedral de Córdoba no es una mezquita, la Giralda de la Catedral de Sevilla no es un minarete sino un campanario y un mirador. Otra cosa es que en otros tiempos, repetimos, ya superados, la mencionada Giralda fuera planeada como una variante de la torre Kutubia de Marrakech. Ahora lo importante es que durante la Reconquista se recuperó para la cristiandad el territorio antes en manos del islam y, por lo tanto, también el dominio y el uso de los edificios. Una cosa es la historia de la arquitectura y otra cosa muy distinta es pretender que en la Catedral de Córdoba se celebre un culto compartido o se lleve a cabo una “reconciliación” con el islam, por lo demás imposible.

La dialéctica de Estados puede ejemplificarse también en los Reales Alcázares de la misma Sevilla, que en sus primeras plantas son un típico ejemplo del arte islámico, pero luego nos muestran la imposición del arte barroco, por ejemplo, propio de los vencedores.

Decimos lo anterior porque Sevilla no es el lugar más adecuado para tolerar delirios fraccionarios, pues lo que hace falta es precisamente lo contrario: cerrar filas. Es decir: Triana es Sevilla, le pese a quien le pese.


Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.