Hacia la séptima generación de izquierda

Hacia una Teoría Económica Materialista

«Puede decirse que únicamente la práctica es la que puede permitir la cancelación de las apariencias: no cabe escolásticamente demostrar que la ideología burguesa sea errónea, sino que será la superación de la burguesía por el proletariado la refutación del mundo aparencial burgués. Ni siquiera el Capital ha “refutado” al capitalismo por sí mismo, sino por la mediación de la realización del socialismo, en tanto que esta realización llegue a su término». Ensayos Materialistas, Gustavo Bueno.
 
«Lo que llaman competitividad no es sino un modo de designar su capitulación ante los criterios industriales y económicos impuestos por las potencias hegemónicas europeas y mundiales; lo que llaman rentabilidad es tan sólo una reducción de los problemas sociales, políticos y culturales, a términos contables, de cuentas de resultados; lo que llaman incremento de la productividad no es sino un eufemismo para disimular la reducción de empleo». Discurso a los mineros asturianos, Gustavo Bueno.
 
En esta entrega Izquierda Hispánica trata de establecer las líneas, siquiera esquemáticas, de la idea de economía que manejamos para desde ella hacer una crítica de la economía política, y establecer las diferencias metodológicas respecto a otras doctrinas político-económicas como son el liberalismo, el marxismo o la socialdemocracia, que serán desarrolladas en próximas entregas. Como no puede ser de otra manera nuestra posición es la que mantiene el Materialismo Filosófico, así que se citarán los textos de referencia para quien quiera ampliar la información, que pasamos a resumir:
 
¿Qué idea sostenemos de economía?
 
Lo primero que cabría establecer es la diferencia entre una perspectiva material de una perspectiva formal en la utilización de las categorías económicas, lo cual obligará a mantener el vínculo entre las categorías económicas y la idea filosófica de economía que haya sido adoptada. La idea formal de economía siempre habrá asumir críticamente los conceptos categoriales dados a escala material, es decir, desde una perspectiva material (la que se suele denominar como economía real) las categorías económicas se usan en su propio campo tecnológico y conceptual sin necesidad de establecer una idea filosófica de economía. Para usar un símil la Economía académica (formal) sería como un metalenguaje de segundo orden respecto de otros lenguajes y otros metalenguajes.
 
Por ello la idea filosófica de economía aparecerá cuando se intente dar una idea sobre las categorías económicas (materiales), idea que será presentada como una reflexión de segundo grado sobre esas mismas categorías, reflexión objetiva (de objeto sobre objeto), y no únicamente sobre una «conciencia subjetiva», sino que habrán de establecerse las conexiones y las diferencias con otras categorías, y ello porque la razón económica implica tratar con términos dados en campos extra-económicos (categorías políticas, morales, psicológicas, teológicas, tecnológicas…).
 
Como núcleo de la idea de economía se pondrá el mercado libre, en dónde se establece el proceso mismo de intercambio de bienes y servicios entre los módulos (trabajador/consumidor), siempre que se mantenga cíclicamente, es decir, que se mantenga la recurrencia en la provisión incesante de bienes y servicios, tanto para su reposición como para su ampliación.
 
En este punto no hay que perder la perspectiva de que cuando hablamos de « bienes intercambiables en el mercado » nos referimos a ellos como « instituciones culturales » lo que implica que han de ser producidos (fabricados, manipulados y consumidos) acogiéndose a normas estrictas. Y ello es así porque la racionalidad humana (extra-económica y económica) sería institucional ella misma por cuanto implica en su realización la elaboración de grupos de transformaciones que dan lugar a instituciones como pueda ser el lenguaje con pronombres personales, el álgebra, la producción de alimentos o la fabricación de cestas de mimbre (Gustavo Bueno, «Ensayo de una teoría antropológica de las instituciones»). El sujeto operatorio humano en cuanto está envuelto y constituido por todas estas instituciones (históricas) podrá decirse que su vida fluye, en grandes líneas, como una corriente compleja que sigue líneas o rutas ceremoniales (Ensayo de una Teoría antropológica de las Ceremonias ). Por tanto este sujeto en tanto en cuanto actúa como «animal económico» no puede sustancializarse (metafísicamente) como si estuviese desarrollando una presunta «esencia humana» pre-existente, sino que, por el contrario, como realidad humana está haciéndose económicamente, y es más, se determina y especifica como humana a través de categorías como la económica. Por tanto, entendemos, las normas de conducta humana están incluidas necesariamente en la propia «realidad objeto» de la Economía, la configuran como una realidad racional, un área cultural producida por «animales racionales», lo que lleva a un sistema organizado de producción que finaliza en los consumidores individuales («sumideros individuales») bien sea por adquisición directa o por adquisición mediata (economías familiares, comunales, empresariales, &c.). Estas relaciones culturales, dadas a nivel del eje circular (hombres con hombres) del espacio antropológico, son esenciales a la categoría económica, eso no puede llevar a pensar que se excluyan las relacionas radiales (hombres y cosas) sino que presuponemos que las relaciones circulares se dan mediadas por las relaciones radiales (Ensayo sobre las categorías de la Economía Política).
 
Dejamos apuntado, de manera muy sucinta, que para que el intercambio de bienes y servicios sea viable resulta imprescindible la invención de la moneda, que funciona como un signo de un lenguaje, como una variable, ya que actúa «como unidad de cambio que hace posible el intercambio equitativo, es decir, el intercambio de los bienes y servicios más heterogéneos según relaciones de igualdad, en el sentido económico (simetría, transitividad, reflexividad) y no ya en sentido ético, moral o político ». (La Vuelta a la Caverna)
 
Definición de economía y de su campo
 
Entonces definiremos la idea funcional de economía como la idea de la rotación recurrente de bienes y servicios heterogéneos, producidos por las fuerzas de producción y ofertados al mercado, y recibidos por los consumidores, constitutivos de la demanda efectiva. Esta rotación real, en la medida en que mantiene su curso, con todos los dientes de sierra que se quiera, constituye el fundamento de un cierre categorial económico, en la medida que este pueda tener lugar.
 
Desde esta idea, y teniendo presente lo sostenido en el apartado anterior, la racionalidad económica, como rotación recurrente, tomará distintos valores dependiendo de los parámetros que asignemos a los «círculos de rotación», si tomamos como referencia el radio social en que cierra un proceso económico recurrente tendremos la siguiente clasificación:
 
1- Economías particulares o privadas (familiares, empresariales, comunales…) sería cuando el intercambio de bienes se reproduce a escala de las sociedades familiares o de sociedades particulares de acciones. La rotación recurrente será el sostenimiento del proceso en el tiempo, es decir, de manera indefinida tanto en un ciclo estacionario como en un ciclo ampliado. Las empresas particulares están envueltas en una red constituida por otras empresas tanto privadas como públicas. Para mantener el análisis económico en este círculo de rotación bastaría que aunque no fuesen separables las haciendas privadas de las públicas sean por lo menos disociables, es decir, que sea posible hablar de la subsistencia de la línea evolutiva de la empresa en un medio de empresas privadas o públicas que van destruyéndose o sustituyéndose por otras.
 
2- Economías públicas, economías nacionales o políticas. El parámetro de la función “rotación” es aquí el Estado. La economía tendría que ver con la “administración” de la Riqueza Nacional. Las empresas particulares, incorporadas a circuitos de una economía nacional, estarán controladas por el Estado. Es decir, a esta escala la economía y la política van de la mano, por tanto, siempre habrá que tener presente, en cualquier análisis que se haga por parte del político, del economista, del consejero delegado de la multinacional, del accionista, del trabajador o del ciudadano que hablar de la economía funcionando en el marco de las sociedades políticas, por tanto del Estado, es tanto como hablar del régimen de involucración de las categorías económicas con las categorías políticas.
 
Por ello al relacionarse una economía política con otras diferentes se harán visibles las involucraciones sociales (étnicas, culturales, lingüísticas, religiosas, etc.), tanto de una manera constructiva como conflictiva. Y entonces ya cabría establecer planes y programas políticos (económicos) que se orienten desde una perspectiva histórica a mantener relaciones preferenciales de unas sociedades respecto de otras según las necesidades (ver: En Defensa de la Comunidad Hispana; O sobre el Imperialismo). El arte del político, por tanto, será la prudencia a la hora de resolver los conflictos (incomensurabilidades) no ya exclusivamente económicos (como algunos interpretan) sino económico-políticos que surjan en orden a sostener la recurrencia no ya solo de la economía sino de la sociedad política que los sustenta, es decir a la eutaxia del sistema. Desde este supuesto, no cabría sostener una idea de globalización que se base en una supuesta escala humana como ya dada a nivel de todo el globo, como se interpreta desde concepciones tan metafísicas por armonistas como las planteadas, en parte, por la socialdemocracia («papeles para todos»), los EEUU («el fin de la historia»), o los ecologistas y las izquierdas indefinidas («otro mundo es posible»), porque oculta las relaciones políticas que se establecen entre los Estados y los Imperios: la idea de Globalización económica supone o una idea ucrónica (económica y cosmopolita) subordinada a la instauración de un Estado universal, o a un régimen de anarquía universal autogestionaria; como estas instituciones son inexistentes no podemos decir nada sobre ellas, se podrá decir, en tal caso, sobre la marcha de una globalización económica (fenoménicamente) realmente existente que esta deberá asentarse sobre el sistema interrelacionado de las economías nacionales.
 
«La economía política es tanto política como económica. En nuestros días, están desmoronándose muchos de los planteamientos de la economía política del Este; pero no porque los planteamientos alternativos, los de la llamada economía libre de mercado, sean expresión de la economía pura. Detrás de esta economía libre de mercado están actuando poderosos grupos multinacionales y Estados también poderosos que, además, están entre sí, muchas veces, en conflicto permanente. Es puro infantilismo, a mi entender, pensar que con los cambios de la economía del Este, el mundo ha entrado en la senda de la libertad económica y de la armonía universal. Los conflictos empiezan ahora en serio, porque no hay una “razón económica pura”, impersonal, porque la razón económica está siempre adscrita a una política concreta, frente a otras, a una economía política, frente a otras». Discurso a los mineros asturianos, Gustavo Bueno.
 
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.