¿Por qué Izquierda Hispánica habla de «Imperio» para su proyecto político?
La palabra «Imperio» suele causar extrañeza en boca de una asación de izquierda. En el tiempo en que Izquierda Hispánica lleva trabajando, primero en torno a un blog, luego materializada en una asociación legal, una de las críticas que se le repiten es su uso de esta palabra que parece disgustar a más de uno de nuestros críticos.
En el 2008, compañeros de la Corriente Comunista Internacional, en uno de sus foros, nos acusaron de izquierdismo pequeñoburgués, dado que el afán por crear imperios «era propio de la burguesía». Contra nuestro proyecto socialista hispánico contraponía un proyecto socialista internacional, pues a fin de cuentas, «el proletariado mundial es internacionalista». El proletariado mundial estaría así, en contra de todo nacionalismo.
Ciertamente, la idea de proletariado mundial al margen de naciones ha sido importante a la hora de criticar mucho de los nacionalismos delirantes y reaccionarios que se aparecen una y otra vez como la mala yerba. Sin embargo, está vacía de contenido —es «formalista» que diríamos usando la filosofía— y es peligrosa en tanto no tiene en cuenta la realidad efectiva y real.
La noción de Imperio que utilizamos se refiere a la influencia de unos Estados sobre otros para establecerles sus planes y programas socioeconómicos y políticos. Veamos por qué preferimos este término «Imperio»:
1º.- Porque permite ser comprendido históricamente. A diferencia del tradicional uso del marxismo-leninismo, para el cual parece que el único imperio es el imperialismo capitalista del siglo XIX y XX, nosotros aplicamos este concepto a cualquier Estado que influya sobre otros. Esto nos permite tratar cada imperialismo en concreto y viendo su papel específico en el conjunto de la dialéctica de Estados y la lucha de clases. Y no sólo en la "fase superior del capitalismo" sino también en la Guerra fría o en época del Imperio romano.
2º.- Nos alejamos implacablemente del liberalismo. La idea de imperio que los marxistas-leninistas y buena parte de las izquierdas socialdemócrata, anarquista e indefinidas de todo tipo han heredado proviene del liberalismo. El liberalismo entiende que los individuos son esencias aisladas y sublimes que se relacionan libremente con sus semejantes: para ellos, todo lo que sea imposición o influencia de otros grupos es ya «totalitarismo», «autoritarismo» y cosas así. Las izquierdas, a excepción de los anarquistas, suelen criticar esta consideración de los individuos. Ya Engels habló de la necesidad de autoridad y de la influencia mutua entre los individuos. Pero lo que se ve claramente que es falsa ideología aplicada a los individuos no se aplica a los Estados y se les sigue considerando cosas que deben coexistir "en libertad" Pues bien, los Estados tampoco son sustancias que permanezcan aisladas y cuya esencia sea entablar relaciones libres con lo que le rodea. Así pensaban aquellos que veían la mínima influencia sobre un Estado como «autoritarismo» y como «imperialismo». ¿Por qué Cuba no podía intervenir en Angola? ¿Tenía que dejar que Angola siguiera su "libre curso"?
¿Tenía que dejar Angola "decidiese por sí misma"? ¿Por que la URSS no podía intervenir en Afganistán para acabar con su régimen reaccionario y fundamentalista?
3º.- Unos estados influyen sobre otros y no es gratuito qué estado sea el que influya, para qué influye y qué dialéctica interna de clases hay en el seno de cada imperio. Pero hay que llamar a las cosas por su nombre y la dialéctica resultante de la confrontación entre los Estados recibe el nombre de imperialismo cuando unos influyen sobre otro. Simplemente eso. No hay más carga negativa ni positiva en el uso de dicha palabra. Los «imperios» no son el mal porque su contrario, «la libre confederación» no es el bien. Los liberales al servicio del imperialismo concreto de los Estados Unidos querrían hacernos creer que todo imperialismo es «totalitario» para que no nos organicemos y le dejemos al imperio realmente existente que haga de la suyas contra nuestros intereses.
4º.- Los obreros sí tienen Patria. De hecho, Marx cayó en una contradicción en el Manifiesto Comunista cuando dijo que los obreros no tenían patria pero luego llamó a la unidad de los obreros de todos los países. Si tenían que unirse es porque no estaban unidos, es decir, porque sí que tenían diferentes patrias. La Patria no es una sustancia sublime, ni una «cultura» mítica, ni el «genio de una raza», ni el «autodespliegue del Espíritu». La Patria es la tierra —la capa basal—, es el territorio, son las instituciones que nos legaron las generaciones de trabajadores anteriores. El obrero es precisamente quien tiene Patria, porque es el que transforma esa tierra y esas materias primas, el que produce cosas con ella. El burgués es el que no tiene patria, porque se dedica a mercadear por el mundo importándole un pimiento la patria de cada trabajador. En Iberoamérica a los burgueses se les llama, y con razón, «vendepatrias».
5º.- Rescatamos del materialismo dialéctico la tradicional distinción entre «Internacionalismo» y «Cosmopolitismo». El cosmopolitismo era, para los marxistas-leninistas, aquellos que hablaban del socialismo sin contar con la realidad de los estados socialistas existentes —como la URSS— mientras el «cosmopolitismo» era aquellos que hablaban de la unidad de los obreros del mundo como si los Estados no existieran. Nosotros somos inter-nacionalista, es decir, la unión se da inter-naciones, es decir, entre las naciones políticas existentes. Y a esta influencia mutua la llamamos imperio.
6º.- No pretendemos rescatar ningún imperio español fenecido. Queremos un imperio iberoamericano. ¿Qué nación se encargará de ello? Es imposible saberlo. A principios del siglo XIX no se sabía si la unidad alemana la conseguiría Prusia o Austria. Al final fue Prusia la quelo consiguió. Para Iberoamérica pasa lo mismo. ¿Será México? ¿Venezuela? ¿Alguna otra Nación? Imposible saberlo. España, tal y como está, no parece que pueda ser la aglutinante dada la decrepitud de sus políticos y la fragmentación galopante que está sufriendo.
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.