Hacia la séptima generación de izquierda

Marcelino Camacho, un luchador

En una época donde se prima el «consenso», la «tolerancia» y el papanatismo, Marcelino escribió unas memorias tituladas Confieso que he luchado (1990). Y sobre todo fue eso, un luchador de los que de verdad lucharon, tanto contra el franquismo como contra el PSOE, frente al que no tuvo reparos en organizar la primera Huelga general contra la socialdemocracia española.

Una generación de luchadores comunistas va desapareciendo en nuestra patria. Una generación a la que sólo cabría objetar la ceguera a la hora de ver el peligro que los nacionalismos periféricos españoles podrían suponer para la causa obrera. Otro luchador y comunista de la misma generación, José María Laso –también recientemente fallecido- supo darse cuenta de éste peligro.

El marxismo-leninismo guió la acción de las CC.OO en los sindicatos verticales y el «aparato» del llamado Movimiento en el que se fue introduciendo como un virus. Marcelino Camacho sabía que el PCE debía estar allá donde estaban los obreros y, pese a los intentos del PCE de crear un sindicato netamente comunista, trabajó en las CC.OO. Luego vino la transición y la construcción del Régimen de 1978. A la vieja guardia franquista —que no fue depurada nunca— hubo que sumar a sus hijos —la nueva guardia socialdemócrata, nacionalistas y demoliberales herederas de las «familias» del franquismo—. España multiplicaba sus burocracias autonómicas, sus redes caciquiles municipales, sus diputaciones, y sus liberados sindicales con el fin de incluir en el nuevo sistema a las nuevas generaciones. Marcelino Camacho estuvo entre los que criticaron este proceso, un auténtico «contubernio» entre los padres e hijos del franquismo, que no supo o no pudo combatir siendo al final sustituido por el traidor Antonio Gutiérrez, recompensado con creces por su labor de adocenamiento sindical.

Desde Izquierda Hispánica lamentamos su muerte y le damos el mejor homenaje que se le puede dar: la promesa de recoger y estudiar su legado sindical y el de CC.OO con sus aciertos y errores.