Hacia la séptima generación de izquierda

Sobre El mito de la Derecha: comentarios a las respuestas de Gustavo Bueno

 
Ante todo, pedir disculpas por la, en muchos casos, innecesaria repetición de ideas en preguntas que podían ser contestadas de una sola vez. Siento haber sido repetitivo. No tenía la sensación de serlo al formularlas. Sí me invadió una necesidad de resolver cuestiones que, tras la lectura de “El mito de la derecha”, estimaba debían ser tratadas. También es verdad que en los meses que pasaron desde que las envié hasta que han sido respondidas, en muchos casos mi propia concepción de los asuntos planteados ha variado, algo que se puede comprobar en lo que escribo a continuación.
 
Después de haber escuchado varias veces las respuestas de D. Gustavo Bueno a las preguntas que le planteé (ante todo, gracias por haberlo hecho), surgen mis siguientes reflexiones:
 
1.- La primera pregunta ha quedado aclarada, y da cuenta, a mi juicio, de la tremenda importancia de la teoría antropológica de las instituciones del Materialismo Filosófico (importante también a nivel personal ya que a mí me está sirviendo mucho para organizar mi tesis doctoral). Está claro, por tanto, que el liberalismo doceañista sería de izquierda con respecto a la institución del Trono del Estado del Antiguo Régimen, mientras que sería de derecha con respecto al Altar. Puede que la teoría antropológica de las instituciones sea de una gran importancia en el caso de que se quisiese empezar a realizar una construcción ideológica, tanto política como económico-política, y me explico: si las primeras generaciones de izquierdas se definieron frente a instituciones concretas del Antiguo Régimen, empezando por la principal de éste (el Estado absolutista), una séptima izquierda tendría que delimitar muy bien frente a qué instituciones del presente se ha de presentar como hostil, frente a cuáles se ha de presentar como continuadora y frente a cuáles se ha de presentar en sentido transformador; e incluso qué instituciones estaría dispuesto a recuperar para el nuevo orden que pretendería instaurar (si, por ejemplo, la idea de Imperio en sentido político e ideológico puede recuperarse desde postulados racionalistas y universalistas siguiendo el “El mito de la izquierda”). En definitiva, habría que empezar por posicionarse frente a las instituciones realmente existentes del presente, empezando por el Estado-nación.
 
Por lo tanto, la primera pregunta ha quedado aclaradísima.
 
De todas maneras, me gustaría aclarar que no veo el asunto en un sentido maniqueo (ni lo veía en su momento) a pesar de las respuestas. Sin embargo, no se daba esa aclaración previa sobre las instituciones, y yo no había leído el artículo sobre las mismas (agradezco a la Fundación habérmelo mandado por correo; me ha impresionado mucho por lo sistemático y coherente que es, como es habitual en D. Gustavo). Además, en “El mito de la derecha” (y en “El mito de la izquierda”) no se habla profusamente de instituciones como en el artículo, y la respuesta a la primera pregunta tiene una importancia trascendental para entender los dos libros, porque tapa lagunas que, a mi juicio, había, al menos a la hora de explicar determinadas cuestiones.
 
2.- En la segunda pregunta, al referirme a los liberales españoles (parece que no lo dejé todo lo claro que quise), me refería a aquellos liberales españoles que evolucionaron hacia el republicanismo como modelo defendido de Estado. Evidentemente, ya sabía que esa evolución fue más tardía. El ejemplo de Azaña, político que en “El mito de la izquierda” no se atreve Bueno a colocarlo bien entre los radicales, bien entre los liberales, podría ser estudiado con respecto a esta evolución (¿fue Azaña un republicano que se hizo liberal o al contrario?). Fue precisamente Azaña la figura histórica que me vino a la cabeza a la hora de formular esa pregunta. Pero también ha quedado claro bajo qué parámetros (que también los tenían claros) se movían los doceañistas. Si he preguntado tanto por los liberales doceañistas es, sobre todo, como dice Bueno en una parte de sus respuestas, por la tradición hispánica que ellos seguían. Una tradición que habría de seguir en caso de formarse esa séptima izquierda a la que alude Ismael Carvallo. De ahí la importancia de aclarar las cuestiones acerca del liberalismo español, aparte de otras también importantes.
 
3.- La aclaración entre mito y rito, a la hora de hablar de izquierdas y derecha me parece también crucial en todo este asunto. Es de las que más agradezco. Está claro, aunque ya lo intuía, que una izquierda definida no es sólo un rito, sino también un mito (en el sentido que da Bueno a estas palabras en las respuestas). Y ese mito no es sólo una ideología en sentido peyorativo (esa “justificación teórica de un sistema social injusto” que decía Marx), sino que, entiendo, mito y rito con respecto a una ideología política definida serian conceptos conjugados. Por eso empiezo a pensar que el socialismo es un mito, en el mismo sentido en que lo sería la izquierda, por ejemplo. No habría un único modelo socialista específico, sino varios, y en muchos casos contrapuestos entre sí (nacionalsocialismo, socialismo soviético, socialismo libertario, socialismo cristiano, socialismo budista, socialismos islámico, socialismo democrático, &c.). Esto conlleva que, a mi juicio, un modelo socialista específico defendido por una nueva izquierda definida tendría que oponerse a otros modelos socialistas específicos con mayor contundencia incluso que frente a un sistema económico de libre mercado. Y esto, seguramente, sea muy difícil de digerir por parte de muchos izquierdistas que hablan en sentido maniqueo de capitalismo y socialismo, lo que les lleva a apoyar cualquier basura ideológica que se diga anticapitalista (indigenismo, Islam, bolivarianismo chavista, ETA, &c.).
 
4.- Bueno comete un error al pensar que confundo izquierdas indefinidas con derechas no alineadas. Puede que lo haya visto en otros casos, pero no es el mío, puesto que tengo presente que esas derechas no alineadas están definidas tanto frente al Estado del Antiguo Régimen (en el caso de los nacionalismos iberoamericanos secesionistas antiespañoles, así como en el caso del fascismo y el nacionalsocialismo) como frente al Estado nacional-político emanado de la Gran Revolución y similares. Es decir, tienen sus proyectos definidos totalmente (para el nacionalismo fraccionario neofeudalista, destruir las naciones canónicas para construir las suyas propias, ya sea como democracias o no; para el fascismo o el nacionalsocialismo, conquistar el Estado para instaurar un autoritarismo militarista muy jerarquizado con vocación imperialista depredadora, cuyo mito sea el de “la raza” de Rosenberg o el del “destino histórico” de Italia de Gabrielle D’Anunzio). Lo que ocurre es que, y no lo ha leído Bueno en las respuestas (al menos de viva voz), esa idea de las derechas no alineadas con respecto a Hispanoamérica trastoca, a mi juicio, la clasificación de Ismael Carvallo sobre las generaciones de izquierda mexicanas, y yo me preguntaba hasta qué punto esto suponía revisar todo lo teorizado por él, por mí y por otros, tras “El mito de la izquierda” y las “Tésis de Gijón” hasta la fecha. Esta clasificación de Ismael, si fuese válida, podría aplicarse a cada caso concreto de cada una de las naciones hispanas.
 
Por si no se sabía, la clasificación de Ismael de las izquierdas en México es la siguiente (copio y pego de su artículo):
 
IV. Cinco corrientes de izquierda definida políticamente en México
 
Las corrientes que identificamos se perfilan por influencia de las seis corrientes mundiales y son estas:
 
1ª generación: Izquierda de la revolución liberal. Libertadores mexicanos (Primo de Verdad, Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Xavier Mina), Juárez y los liberales de la Constitución de 1857. Se perfila la nación política mexicana en sentido moderno.
 
2ª generación: Izquierda de la revolución mexicana. Gran –y compleja- corriente política que tritura al Antiguo Régimen porfirista, se perfilan los derechos políticos fundamentales (Constitución de 1917) y se afianza geopolíticamente la soberanía nacional (Expropiación petrolera de 1938: Lázaro Cárdenas).
 
3ª generación: Izquierda de la revolución socialista. Historia del Partido Comunista Mexicano, desde su nacimiento, en 1919, hasta la declinación de Heberto Castillo a favor de Cárdenas y la disolución del Partido Mexicano Socialista en 1988. Historia de las corrientes marxistas, leninistas, trotskistas, castro-guevaristas y maoístas, de todas sus disputas ideológicas y programáticas y de sus escisiones y reencuentros: PPS (Lombardo Toledano), PMT, PSUM, PRT, UNIR, MAS, &c.

[Ver «Notas para una clasificación de las izquierdas mexicanas en el siglo XX», de Ismael Carvallo: http://www.nodulo.org/ec/2005/n043p04.htm]
 
4ª generación: Izquierda de la revolución democrática. Resultado de las elecciones fraudulentas de 1988 y como fusión de las corrientes de la izquierda socialista (la 3ª generación): culmina en la creación del Partido de la Revolución Democrática. Crítica al neoliberalismo y al autoritarismo del régimen del PRI. Se ciñe a las coordenadas del régimen electoral mexicano. Liderazgo decisivo de Cuauhtémoc Cárdenas.
Corrientes internas (no implican necesariamente rupturas ideológicas):

Neocardenismo
Lopezobradorismo
Nueva Izquierda IDN
Corrientes externas (tampoco representan necesariamente rupturas ideológicas):

Partido del Trabajo (¿FAP?)
Convergencia (¿FAP?)
Alternativa Socialdemócrata y las llamadas izquierdas modernas (¿?)

[Ver también «Notas para una clasificación de las izquierdas mexicanas en el siglo XX», de Ismael Carvallo:
 
http://www.nodulo.org/ec/2005/n043p04.htm]
 
5ª generación: Izquierda de la Convención Nacional Democrática y el Gobierno Legítimo. Resultado del fraude electoral de 2006 y de la imposición fáctica del presidente de la república. Ruptura con las instituciones del régimen neoliberal-democrático y agotamiento del discurso de la transición democrática (los 70 años del PRI). Planteamiento de la fractura entre legalidad y legitimidad. El antagonismo político objetivo del presente debe ser planteado nuevamente: necesidad de defender otra vez al Estado nacional, a su soberanía geopolítica (energéticos) y alimentaria y a su sistema de seguridad social. Necesidad de fundar una nueva república. Liderazgo decisivo de Andrés Manuel López Obrador.
 
Los puntos de inflexión histórica en nuestro continente que deben tomarse en cuenta también, para así insertar en su despliegue a las generaciones de izquierda en México, y para ir detectando sus modulaciones políticas e ideológicas específicas, son estos:
 
·        1910: Revolución mexicana.
·        1917: Constituyente de Querétaro.
·        1918: Movimiento estudiantil del 18 (Córdoba, Argentina).
·        1936-1945: Guerra civil española, II Guerra Mundial, exiliados comunistas españoles e internacionales en México (Trotsky, Victor Serge, &c.).
·        1945-1989: Guerra Fría y contención anticomunista estadounidense en América Latina.
·        1954: golpe de Estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala.
·        1959: Revolución Cubana.
·        60’s y 70’s: marxismo y castro-guevarismo en América Latina, guerrillas y dictaduras latinoamericanas, exiliados latinoamericanos en México. Movimiento estudiantil del 68 y guerrillas urbanas. El Chile de Salvador Allende (1973). Revolución sandinista en Nicaragua (1979).
·        1980’s: crisis de la deuda y asenso al poder del bloque neoliberal en toda América Latina.
·        1989: caída de la URSS y del muro de Berlín. Fin de la Historia de Fukuyama. Asenso de la tecnocracia neoliberal: Salinas en México y Menem en Argentina. Transiciones democrático-neoliberales en toda la región. Consenso de Washington, ideología de la Globalización.
·        1994: TLC y EZLN en México. Movimientos sociales en América Latina.
·        1998: Hugo Chávez es presidente de Venezuela. Organización de la Revolución Bolivariana (ALBA, &c.).
·        2002: Lula da Silva es elegido presidente de Brasil.
·        2005: Evo Morales es elegido presidente de Bolivia y adhesión al proyecto bolivariano venezolano.
·        2006: fraude electoral en México. Ruptura orgánica con las instituciones del régimen. Gobierno legítimo de López Obrador y resistencia civil: se trata del movimiento nacional popular más importante de la historia moderna de México y de los más fuertes e importantes de Iberoamérica. La APPO en Oaxaca. Hugo Chávez es reelegido presidente de Venezuela y se apuntala el proyecto bolivariano.
·        2008: Organización del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo. Crisis orgánica del estado mexicano.
 
V. Tabla de las corrientes de izquierda
 
Las correspondencias no necesariamente se dan de modo unívoco y/o exclusivo, sobre todo en el caso de la Revolución mexicana, que no se organiza nada más influenciada por el anarquismo (como parece estar indicado en la tabla) sino que también lo estuvo por el propio liberalismo e incluso por el socialismo.
La tabla solamente busca encuadrar un poco las corrientes a efectos de alcanzar un mínimo grado de claridad para los análisis. Es obvio que cada caso específico debe desarrollarse con mucho mayor detenimiento, insertándose también en una matriz histórica a través de cuyos puntos de inflexión (los aquí presentados más los que se considere pertinente añadir) se pueden ir analizando los desdoblamientos, las modulaciones, las rupturas y las sucesiones políticas e ideológicas de cada corriente de izquierda.
 
(Extraído de: http://www.nodulo.org/ec/2008/n074p04.htm).
 
Por eso (continúo con mi argumento anterior), me preguntaba sobre todo si esta clasificación de las izquierdas en México no tendría que ser revisada tras lo expuesto por Bueno en “El mito de la derecha”. Creo que esta pregunta, quizás por no haberla formulado todo lo bien que tenía que haberlo hecho o bien por desconocimiento por parte de Bueno o de otros de esta clasificación de Ismael, no ha sido contestada por D. Gustavo, y creo que debería, al menos, considerarla ahora que le presento la clasificación de Ismael. ¿Dónde se ubicarían, según lo expuesto en “El mito de la derecha”, estas izquierdas mexicanas? Sería interesante también saber qué dice Ismael Carvallo con respecto a esto.
 
5.- La argumentación de Bueno sobre mito y rito también es válida para responder a la pregunta en  la que se cita el artículo de la Constitución de Irán, al margen de la explicación del propio Bueno sobre las diferencias entre el catolicismo medieval y el “cesaropapismo” iraní. Aunque existen unas características del chiísmo (religión oficial en Irán) que le diferencian totalmente del, dentro del Islam, mayoritario sunnismo. Cierto es que sigue siendo Islam, ya que sigue los cinco pilares básicos del mismo. Pero estas características son dignas de consideración:
 
a) El imamato: El imam no sólo como guía en la oración (su función en el sunnismo), sino como guía sabio de la comunidad, de la nación. Este imam es infalible por motivos divinos, y ha de ser de comportamiento recto y honrado. Ha de ser sucesor directo de Mahoma, pero al estar el último imam oculto, los miembros de la comunidad pueden adoptar la actitud que deseen con respecto al poder terrenal. En el sunnismo, el imamato es imposible, debido a que no comparten la idea del imam oculto y a que su equivalente de poder político y religioso sería el califa.
 
b) El esoterismo: El mensaje del Corán es literal e interpretable por cualquiera. Sin embargo, ese mensaje exotérico es también esotérico, cifrado, y oculta conocimientos que sólo pueden ser desvelados por un grupo de iniciados. Habría, en principio, un mensaje cifrado metáfora del literal, e igualmente, bajando en los niveles de esoterismo, un tercer mensaje metáfora del segundo, y así hasta siete mensajes ocultos y siete niveles (los niveles varían según las facciones chiítas). Este último mensaje sólo sería conocido por el imam, y esto me parece una diferencia fundamental con el sunnismo, en el que la interpretación es más “libre” y, al mismo tiempo, más cerrada. Está claro que esto no tiene repercusión alguna sobre el resto de fieles, que se limitan a seguir en el chiísmo el mensaje literal del Corán, pero a efectos del imamato, que es la institución que ejerce el poder religioso y político, se niega que cualquier fiel sea su propio intérprete (habría paralelismos, por tanto, entre sunnismo y protestantismo). Los niveles ocultos del mensaje de Alá en el chiísmo son herencia, según algunos, de cultos persas preexistentes al Islam, como el mazdeísmo e incluso de la filosofía neoplatónica.
 
c) El clero: Al existir un mensaje, o incluso siete, ocultos, y al seguir vivo (pero oculto, según el chiísmo) el último imam que conoce este mensaje, es necesario un cuerpo de intérpretes, de “clero”, capaces de captar los signos que desde su escondite envía el imam oculto. Por ello, al estar vivo ese imam, la doctrina chiíta no está completamente cerrada para este “clero” y para el imamato. Esto convierte al chiísmo en una vertiente más “liberal”, y con mayor capacidad para evolucionar que el sunnismo. Los intérpretes del imam oculto serían los mulás o ulemas, organizados de manera jerárquica según su grado de iniciación en la comprensión del mensaje del imam oculto.
 
Luego está la importancia de figuras como Alí, el yerno de Mahoma, y su hijo Hussein. A Alí se le puede representar sin problema alguno, como se muestra en esta foto:
 
 
Estas cuestiones no tienen nada que ver con las preguntas planteadas a Gustavo Bueno, pero veía oportuno poner aquí algunos datos aclaratorios para comprender las diferencias entre sunníes y chiíes.
 
6.- Entiendo que la holización, tal y como la trata Bueno en sus respuestas, sería en términos politológicos un “tipo ideal” (Weber) al que nunca se llegaría por completo. ¿Sería entonces la racionalización revolucionaria por holización una idea aureolar, en el caso de que se intentase aplicar como idea política en marcha? Esta holización podría ser realizada desde diferentes puntos, pero por eso es tan importante la aclaración entre mito y rito que hace Gustavo Bueno en las respuestas, y por eso, yo creo, que es importantísimo reflexionar sobre si es viable la formulación de un socialismo específico que tenga al Materialismo Filosófico como fuente filosófica, así como formular un proyecto holizador propio alternativo a otros ya intentados y fracasados. Aunque sea un modelo inalcanzable en la práctica en plenitud, sí creo necesario formular un tipo ideal holizador propio en una hipotética séptima izquierda con características propias. Esto es más una reflexión que una pregunta. Y que conste que no digo que el Materialismo Filosófico se constituya en proyecto político (cosa absurda, y que no afirmo en ningún momento), sino que me refiero a que, de la misma manera en que el comunismo o la socialdemocracia se inspiran en el marxismo (y no se podrían entender, en principio, sin él), no se podría entender una izquierda hispánica (iberoamericana), desde los planteamientos de las “Tésis de Gijón”, sin estar ésta inspirada en el Materialismo Filosófico, sistema sin el cuál no podría darse (siempre siguiendo las “Tésis...” de Ismael Carvallo).
 
7.- Estoy de acuerdo en que una “democracia sin déficits” no puede ser el parámetro ideológico en el que habría de moverse una nueva generación de izquierdas.
 
8.- Al preguntar por el racismo, me choca la respuesta de Bueno de que es un componente que se puede dar en las izquierdas y en la derecha. Y me choca porque me acuerdo de una entrevista que le hizo Javier Neira cuando se publicó “El mito de la izquierda”, concretamente de esta pregunta y su consecuente respuesta:
 
—¿Y la izquierda nacional socialista?
 
No cuenta. Tiene un carácter racista, luego no universal. Es un imperialismo depredador, como el inglés. Pensaban en el esclavismo. Lo importante sobre todo, insisto, es que la unión de la izquierda es una idea absurda. En el 34 en Asturias duró unos días. Y la guerra civil la pierden por su desunión precisamente.
 
(Extráido de: http://www.fgbueno.es/hem/2003c09.htm).
 
Si tiene un carácter racista, el nacionalsocialismo sería incompatible con la idea de racionalización revolucionaria por holización, puesto que el racismo es irracional, y no podría hablarse de holización si se elimina físicamente al que no es de raza pura o de razas consideradas inferiores. De ahí mi pregunta, ya que entonces no podría considerarse de izquierda definida ninguna ideología que tuviera componentes racistas intrínsecos a la misma sin los cuales no pudiera entenderse (pienso no sólo en el nacionalsocialismo,  sino también en el nacionalismo de ETA, o incluso el indigenismo). Tampoco como derecha en sentido tradicional, cierto.
 
La última respuesta puede relacionarse con todo el hilo conductor de mis cuestiones: que, a pesar de que hoy es imposible el surgimiento de una nueva izquierda, sin embargo creo que el Materialismo Filosófico tiene consistencia suficiente como para que, partiendo del mismo, se pueda ir elaborando un discurso ideológico que acabe dando lugar a una ideología política definida. No hablo de dentro de un año, de dos, de cinco o de diez. Probablemente más, aunque todo depende del curso de los acontecimientos a nivel mundial y a nivel hispánico en particular. Como yo creo que es viable, entroncando así con las “Tésis de Gijón”, de esa viabilidad parten mis preguntas, agradeciendo las respuestas a las mismas y la paciencia para darlas.
 
Salud.
 
Santiago Armesilla.