Conflicto en el Sáhara: Noviembre de 2010
La protesta que iniciaran miles de saharauis hace un mes ha terminado este lunes en graves enfrentamientos y un número de víctimas aún por determinar. El gobierno de Marruecos no quiere testigos incómodos en El Aaiún por lo que dificulta la entrada de periodistas extranjeros, miembros de ONGs y otros activistas. Sin ir más lejos, el eurodiputado español de IU Willy Meyer, fue retenido en el avión que le transportaba a la capital saharaui y obligado finalmente a regresar.
En un principio los medios marroquíes han presentado las demandas de los acampados en Gdeim Izik como de estricto carácter socioeconómico. Igualmente las autoridades se han apresurado a destacar el clima de apertura política que vive el país en un intento baldío de transmitir una imagen de normalidad hacia el exterior. No obstante, a la vista del desenlace de los acontecimientos, ha quedado bastante claro que la apertura no es más amplia que la del ojo de una aguja y que la protesta saharaui no obedece en exclusiva a razones económicas. En nuestra opinión el gobierno de Mohamed VI, asustado ante la perspectiva de que en el campamento saharaui se estuviera larvando una rebelión de abierto carácter independentista, ha optado por aniquilar cualquier germen de insurrección.
El territorio actual del Sáhara Occidental fue reclamado por España en 1884. Tras diversos acuerdos con Francia los españoles establecieron las colonias de Saguia el Hamra y de Río de Oro. En 1958 España suspende el estatus colonial y unifica las dos dependencias en una única provincia. Desde ese instante los habitantes del Sáhara obtienen la ciudadanía de pleno derecho. Por otro lado, a principios de la década de los setenta, España es presionada por la ONU y por la incipiente lucha armada del Frente Polisario (grupo separatista saharaui) para que concluya con su presencia en el Sáhara. El gobierno español se plantea el abandono consentido de su provincia por medio de la celebración de un referéndum de secesión. Sin embargo Marruecos, que no ocultaba sus pretensiones sobre el territorio, se adelanta, lanzando en noviembre de 1975 la Marcha Verde. El Rey de Marruecos contaba para acometer la invasión con el apoyo de los Estados Unidos, que de esta manera se aseguraba de que la URSS, a través de Argelia, no tendría en un Sahara independiente a un futuro aliado o satélite. Con Franco a punto de morir, España se encontraba en una situación muy delicada para emprender acciones militares defensivas. El gobierno dirigido por el Príncipe Juan Carlos cede finalmente a las presiones marroquíes. El compromiso de secesión pactado con los saharauis - en esos momentos españoles a todos los efectos- queda enterrado y el Sáhara es ocupado militarmente por Marruecos y Mauritania. Gran parte de la población saharaui huye a Argelia mientras que el Frente Polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Tras años de guerra y de un posterior alto el fuego en 1991, la situación lleva años estancada. Si bien ningún país del mundo reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara y en cambio varios Estados de Iberoamérica, África y Asia mantienen relaciones con la RASD, la inacción de las grandes potencias permite a Marruecos administrar la región a su antojo.
Izquierda Hispánica apoya al Frente Polisario frente a la ocupación depredadora de Marruecos. Apostamos por un Sáhara Occidental laico, democrático y socialista que mantenga vínculos estrechos con África pero también con las otras naciones de la Hispanidad. IH no invoca el metafísico derecho a la “autodeterminación” en la defensa de los intereses saharauis. El concepto de autodeterminación es confuso interesadamente porque confunde tres realidades muy diferentes entre sí: la independencia de un país que ya existía y que era soberano de una potencia invasora (caso de España frente a la Francia napoleónica); la emancipación o descolonización de territorios de un imperio (según se trate de un imperio generador, emancipación, o de uno depredador, descolonización) que no preexistían o que se encontraban en una fase preestatal; y la secesión de un territorio totalmente integrado en un Estado o Imperio y cuya historia y particularidades que presuntamente justifican la secesión son en gran parte ficticias (nacionalismo catalán y vasco en España; secesionismo de Santa Cruz en Bolivia; “autonomismo” en el Estado de Zulia frente a Venezuela etc.). Izquierda Hispánica prefiere pues hablar de lucha por la emancipación efectiva y consolidación de la RASD como legítimo Estado sucesor del Sáhara Español.
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo