Izquierda Hispánica contra las sectas políticas
La historia del marxismo ha estado marcada por la lucha de Marx contra las sectas socialistas. Marx tuvo que luchar contra seguidores de Proudhon, Lasalle, Owen o Saint Simon y también contra el adalid de todas estas ideas: el teórico propagandista del anarquismo Bakunin, como se describe en su carta a Federico Bolte:
«La Internacional fue fundada para remplazar las sectas socialistas o semisocialistas por una organización real de la clase obrera con vistas a la lucha […]
A fines de 1868 ingresó en la Internacional el ruso Bakunin con el fin de crear en el seno de ella y bajo su propia dirección una segunda Internacional titulada «Alianza de la Democracia Socialista.
Bakunin, hombre sin ningún conocimiento teórico, exigió que esta organización particular dirigiese la propaganda científica de la Internacional, propaganda que quería hacer especialidad de esta segunda Internacional en el seno de la Internacional.
Su programa estaba compuesto de retazos superficialmente hilvanados de ideas pequeñoburguesas arrebañadas de acá y de allá: “igualdad de las clases” (!), abolición del derecho de herencia como punto de partida del movimiento social (tontería saintsimonista), el ateísmo como dogma obligatorio para los miembros de la Internacional, etc., y en calidad de dogma principal la abstención (proudhonista) del movimiento político.
Esta fábula infantil fue acogida con simpatía (y hasta cierto punto es apoyada aún hoy) en Italia y en España, donde las condiciones reales del movimiento obrero están aún poco desarrolladas […]»
Miguel Bakunin, líder anarquista prototipo del líder sectario que criticó Marx durante su lucha con otros grupúsculos socialistas en tiempos de la Primera Internacional
Marx arremetía sin piedad contra el socialismo utópico y el anarquismo como fábula. En la epístola se descubre un Marx en plena lucha contra los particularismos idealistas, les proponía a todos ellos fundirse en la Internacional, desparecer a pesar de las resistencias de estas organizaciones.
Pero, ¿qué se puede aplicar de esta lucha contra las sectas socialistas a las sectas religiosas?.
Básicamente, las características paralelas entre unas y otras son las intenciones y prácticas particularistas; por contra, la diferencia entre unas y otras es que las sectas socialistas surgen antes de la Internacional, por lo que difieren del concepto inicial de secta como escisión de una religión mayoritaria. Incluimos en el concepto de secta aquí a las organizaciones que impiden la creación de una organización mayoritaria universal inclusiva de esta primera en la mayoritaria.
Sectarios del New Age, individuos flotantes que, o son recuperados para la sociedad o, si ponen en peligro a esa misma sociedad habrán de ser combatidos.
Las sectas contemporáneas son ritos y mitos alrededor del secretismo que han encontrado en la Nueva Era (New Age), en la Rosacruz, &c., una mezcla oscura entre ciencia y religión. Los dueños de estas organizaciones creen poseer un conocimiento superior, salvador, pero no disponible para el resto, algo que sin duda es una característica propia de todo movimiento de derecha política (principios revelados a un individuo o un grupo de individuos por motivos metafísicos e irracionalistas que los colocaría por encima de los «no iniciados» en esos conocimientos). Mayoritariamente, las sectas actuales tienen un componente común que es el gnosticismo.
Pero, aunque encontremos un nexo de unión entre la crítica de Marx a las sectas y la nuestra. ¿cómo se puede realizar una crítica religiosa desde nuestras coordenadas políticas y filosóficas? ¿Cómo podemos definir una secta desde las categorías socialistas de Izquierda Hispánica? En estas circunstancias se puede hacer una crítica materialista, pero es difícil encontrar un hueco para la crítica socialista sin tener en cuenta al trabajador, incluído el trabajador de una secta gnóstica.
Parametrizando el componente religioso de las sectas, analizando el papel del trabajador en estas organizaciones empresariales, podemos encontrar una solución (no la única). Se parametriza porque las sectas contemporáneas también lo han hecho y encontramos organizaciones empresariales con prácticas de sectarismo y gnosticismo que basan su oferta en programación neurolingüistica, técnicas de comunicación seudocientíficas (por ejemplo el coaching) como Humana, en estafas piramidales como Amway, o delitos contra la salud pública como Herbal Life.
http://www.youtube.com/watch?v=8To-6VIJZRE&feature=player_embedded
Steve Ballmer, presidente de Microsoft. Las ceremonias empresariales venidas de Estados Unidos no se diferencian mucho de las concentraciones de determinadas sectas, sobre todo de origen protestante.
Para Izquierda Hispánica el trabajador o feligrés de estas sectas se encuentra en una posición indefendible de servidumbre voluntaria. El trabajador de estos nuevos cultos recibe un sueldo ínfimo, realiza tareas que superan las nueve horas de trabajo por día, en ocasiones no tiene contrato, no tiene sindicato alguno que le defienda y, lo peor de todo, no quieren reconocer esta situación.
En estas organizaciones empresariales que son las sectas de hoy día con mayor incidencia social (si excluímos grupos como los cuáqueros o los amish, los cuales no participan, en principio, de la plétora del mercado, aunque sin embargo son en buena medida protegidos por el Estado que permite su existencia, logrando que sean consumidores tan satisfechos como el que más) se cree que el valor de las mercancías de las nuevas sectas no proviene de los esfuerzos del feligrés sino de los conocimientos gnósticos del líder, que por definición no se pueden conferir a pesar de que estos se reproduzcan en la empresa a través del ingreso de dinero por parte del trabajador, que también es consumidor.
Esta es la serie de características definitorias de una secta contemporánea: la reproducción de un valor de las mercancías sectarias a través de un trabajador-consumidor, la creencia de que este valor está marcado por el poder del conocimiento de un líder mesiánico o de una técnica seudocientífica y el proselitismo de estos trabajadores mediante cursos de iniciación al conocimiento gnóstico.
Estos trabajadores no cotizan a las arcas de los Estados (salvo que la secta sea reconocida como religión en según que sociedad política), algunas de las empresas religiosas sectarias se benefician de su estatus como religión para obtener exenciones fiscales. Es más, no tienen ninguna intención de defender su posición como trabajador. Su situación está tan descompensada respecto a la empresa en tantos ámbitos que desbordan las prácticas reales de dominación capitalista del empresario sobre el trabajador. A pesar del trato recibido, el trabajador realiza proselitismo sobre otros sujetos actuantes que pasarán a ser, irremediablemente, trabajadores-consumidores de la empresa, por lo que amplían así el número de individuos flotantes que para el líder y su cónclave de privilegiados más cercanos sirven.
Izquierda Hispánica tiene como objetivo final poner las bases y buscar los apoyos para la creación de un universalismo socialista Iberoamericano, materialista, ateo católico e imperialista generador, para fundirse en una alianza de mayores dimensiones con otras organizaciones estatales de diferentes naciones políticas con identidades sociales propias que no se pretenden negar, ni juzgar (no somos quiénes para juzgar, aunque sí se puedan criticar).
Dentro de estas identidades existen, en el conjunto de relaciones circulares del espacio antropológico, religiones y sectas que tienen exclusividad en los territorios estatales y otras que no. Incluso en Estados laicos encontramos en el cespacio antropológico religiones que tienen mayor cantidad de miembros que otras, más rituales religiosos desmarcados de sus componentes teológicos practicados por la Nación Política, que crean componentes de exclusividad territorial de una religión sobre las demás.
La religión mayoritaria no puede ir en contra de los trabajadores, por que sí la mayoría de la población es trabajadora es lógico que la mayoría de los miembros de las religiones mayoritarias sean trabajadores. Si estas fueran instrumentos de dominación que actúan al margen de la capa basal del Estado de una Nación Política, el Estado estaría obligado a acabar con ellas o, al menos, de vigilar su funcionamiento y purgar de determinados elementos institucionales a las mismas. Sin embargo, las sectas, que no se oponen al trabajo pero buscan escollos legales para el beneficio de la organización en contra de la capa basal del Estado, deben ser combatidas. Porque estas sectas no sólo producen indiferencia entre los trabajadores sino que les obliga a actuar para la indiferencia. No es una coincidencia que la gran Mayoría de sectas y religiones que anteriormente han sido denominadas como sectas tengan un fuerte fundamento anticomunista (por extensión, ya que nosotros no somos comunistas, antisocialismo materialista). Un antisocialismo materialista en el cual, detrás de la crítica a cualquier socialismo específico racionalista radical (soviético, maoísta, universalista hispánico-iberoamericano), se encuentra también la imposibilidad de actuar de estas sectas contemporáneas en un marco económico político de socialismo específico materialista. Sectas como la Iglesia Universal del Reino de Dios o como la Cienciología son, por definición y prácticas, antimaterialitas y antisocialistas. No es casualidad que el reverendo Moon, creador del entramado corporativo de la Iglesia de la unificación formara parte de lo que se conoce en inglés como World Anti Communist League (WACL) y en español Liga Mundial por la Libertad y la Democracia.
Tom Cruise, el Goebbels de la Cienciología, un individuo peligroso, nefasto e irrecuperable para una sociedad política razonable. Sobra en ella.
Es, a nuestro entender, en este mosaico de reivindicaciones donde comienza la crítica materialista-socialista a las sectas contemporáneas.
Cierto es que hay sectas que, como las grandes religiones (cristianismo, Islam, judaísmo, budismo), promueven formas de socialización económica que podrían sin problemas clasificarse de socialistas, como son la secta del Hare Krishna, el movimiento Zeitgeist o los humanistas del argentino Silo. Sin embargo, como Izquierda Hispánica niega el dualismo capitalismo / socialismo, defendiendo por contra que hay varios modelos de socialismo (y de capitalismo), de entre los cuales algunos habrán de ser combatidos tanto o más que la economía de mercado (los socialismos religiosos, racistas o gnósticos), los modelos específicos de socialismo del Hare Krishna, de los criptonazis de Zeitgeist o del Partido Humanista deberan ser combatidos con la mayor vehemencia posible. De igual manera, deberá ser combatido el socialismo específico de determinados grupos socialistas, en principio asociados a determinadas izquierdas definidas, retrotrayéndonos así al principio de este artículo, como es el caso de la secta destructiva maoísta Unificación Comunista de España o al movimiento Sendero Luminoso (al menos, lo que quede de él), ambos grupos ligados a la Izquierda Asiática, cuya funcionalidad política más allá de China y sus satélites no tiene ningún futuro.
En efecto, la ignorancia del peligro en potencia de estas organizaciones que desbordan la dominación capitalista es un gran riesgo para las naciones políticas, para su aparato legal y para la protección de los ciudadanos más débiles. Pero tan arriesgado es la ignorancia como el alarmismo que puede producir la falta de prudencia en las decisiones políticas. Falta de prudencia que puede llevar a los Estados a ser juzgados por violación de Libertad de Culto ante el Tribunal de Derechos Humanos, en cuyo caso entraría en debate otra de las cuestiones parametrizadas en este argumento: la cuestión de la voluntariedad o involuntariedad del trabajador feligrés cuya discusión escapa de esta crítica política socialista por ser liberal.
En todo caso, y teniendo en cuenta que estas cuestiones serán ampliadas en futuros artículos, la lucha por la unidad iberoamericana en un socialismo específico materialista y universalista por parte de Izquierda Hispánica, conlleva la lucha vehemente contra toda secta, sea política o gnóstica, sea socialista o proindividualista, con el fin de terminar con la condición de individuos flotantes de muchos de sus explotados miembros, y con el fin de avanzar a una holización racionalizadora, aunque sea como idea aureolar, en la cual este tipo de organizaciones no deben de tener cabida. Para ello, es necesario un cuerpo muy preparado de funcionarios-filósofos y militantes que combatan sin cesar contra estos grupos presentes y futuros, a fin de evitar el surgimiento del gnosticismo y del irracionalismo derechista en una hipotética sociedad socialista iberoamericana del futuro.
Salud, Revolución, Hispanidad y Socialismo.