España SL
El presidente del gobierno Rodríguez Zapatero, con sus más estrechos colaboradores, Rubalcaba y Salgado, han recibido a la "flor y nata" de nuestro establishment empresarial, al parecer con la intención, por un lado, de generar confianza en los "mercados" sobre España y, por el otro, que el propio mercado español, Ibex 35 al completo, mostrase confianza en los planes del ejecutivo para salir del acoso financiero de esta semana (caída de un 7% en la Bolsa española, e incremento del diferencial de la deuda española a máximos históricos).
El que se haya celebrado este encuentro tiene una evidente causa, más allá de las turbulencias de esta semana, y es el documento que han entregado, las 100 empresas más importantes que operan en España, las semana pasada, al Jefe del Estado, con posterior reunión en Zarzuela, pero sin que se la haya dado tanta publicidad, curiosamente, cuando asistieron todos los representantes de los más importantes medios de comunicación del país.
El documento salido de la "fundación everis" parece más la escusa para escenificar una llamada al orden, que los fundamentos del mismo, que paren salidos de un trabajo de fin de curso en una escuela de Marketing. Y esto porque parten de posiciones tan ridículas como situarse desde la perspectiva de la España "admirada" del futuro, para después hacer unas proyecciones sobre el futuro del "valor-país" mediante gráficos con el antes y después de las transformaciones que predican, como si poseyeran la ciencia media de visión sobre el futuro contingente. Ni si quiera se trataría de una Idea aureolada, creemos, porque aunque partan de una realidad futura como ya constituida, no se ve por ninguna parte que las reformas que proponen estén conectadas con esa proyección, porque se quedan en planteamientos genéricos de los problemas pero no especifican qué direcciones tomar sobre el mapa político español: alianzas internacionales ¿EEUU, Iberoamérica, Europa, China…?; reforma educativa ¿en español o en catalán?; ¿supresión de las autonomías?; ¿nacionalización de algunas empresas estratégicas (eléctricas), privatización de otras (Cajas de Ahorro)?; ¿reforma del sistema electoral con cláusula del 5% para acceder al Parlamento, con qué circunscripciones?. O para decirlo en palabras de G. Bueno "El problema y, por tanto, su solución, no consistiría por tanto, como algunos dicen, en crear nuevos valores o fortificar los poderes, sino en jerarquizar, coordinar o neutralizar los ya existentes («las crisis de la democracia se resuelven con más democracia»). Sólo quien se mantiene en la percepción fenoménica de la situación, como situación de anarquía o de anomia, puede hablar de la necesidad de recuperar la fuerza del poder y de crear nuevos valores o nuevas normas, como si no fueran suficientes las que ya están vigentes. Porque estas llamadas a la creación de nuevos valores equivale a olvidar que tales creaciones, o «puestas en valor», implican necesariamente la destrucción de otras tablas de valores". Cuatro modos de conceptualizar las «crisis institucionales» (o «crisis de valores»):anarquía, anomia, oligarquía y poliarquía. El Catoblepas nº 104.
Viendo la lista de las empresas y expertos que están detrás del documento se entiende que haya salido una cosa tan etérea como esta, pero lo que más nos ha sorprendido es el carácter desapegado de la nación española, vienen a decir que la España en ruina ya no les aporta los réditos que proyectaban, que ha estado muy bien el camino pero que ahora son multinacionales con intereses en multitud de otros países que les dan más beneficios. Es decir, que o mejora España o hacen las maletas, es decir, diversifican. Esa es la concepción de la oligarquía nacional sobre España, estas han sostenido y alentado a la oligarquía política nacional y a las poliarquías autonómicas, de las que ahora reniegan, y que han debilitado la presencia internacional de España siguiendo los intereses comerciales de unas pocas empresas.
Ahora que se ven contra las cuerdas acuden al Jefe del Estado, saltándose todo protocolo institucional, no acuden ni al parlamento, ni al ejecutivo sino al Rey de España. Eso es lo que ha puesto a Zapatero nervioso y ha provocado que se efectuara esta reunión de urgencia, hay que salvar las apariencias.
Lo que denunciamos es la falsa conciencia de estos empresarios que tratan de desvincularse de la crisis económica que han ayudado a agravar, y lo decimos porque si repasamos la lista de empresas y empresarios vemos que o son empresas que fueron públicas, en las que sus representantes o han sido políticos o colocados por ellos o privadas que tienen en sus consejos de administración y altos cargos a mucho políticos; o otras que han sido, y son, adjudicatarias de las grandes obras españolas tanto privadas como públicas; otras se han beneficiado del sistema hipotecario y bancario más lesivo para el consumidor que se conoce; otras de las tarifas más caras y los peores servicios de telecomunicaciones; otras beneficiarias de las adjudicaciones de los medios audiovisuales; otras de acuerdos internacionales lesivos para el futuro español; muchas ayudadas por el sistema judicial, subvencionadas,…
¿Cuántos recursos económicos han detraído del conjunto de los españoles para ponerse en la situación histórica en que ahora se encuentran?
Esto no quiere decir que se considere que España pueda desarrollarse sin el conjunto de Instituciones empresariales solventes, y que no se trata tanto de que sean públicas o privadas. Sino que, como en cualquier otra Institución, su nematología, la ideología que adquiere en su desarrollo, no se corrompa hasta el extremo de renunciar a su fuente principal de energía, esto es, la nación española. Y también que los ciudadanos comprendan que no deben dejar que los empresas con las que conviven puedan usarlos de una manera tan despectiva.
No me extraña que la primera salvedad que haga el documento sea situarse en el futuro y tratar de alejar la mirada del pasado, como mucho se recuerda el ingreso en la Unión Europea y la entrada en el Euro. Lo que vienen a decir es que quieren salvar a España para salvarse ellas en la medida de lo posible, pero lo que se tiene que hacer es tratar de salvar a la Nación para que se sigan desarrollando Instituciones empresariales que no sean parasitarias de ella sino motores de su eutaxia o bienestar político.